Johann Gottfried Herder

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Johann Gottfried von Herder

Retrato de Johann Gottfried Herder por Gerhard von Kügelgen
Información personal
Nombre en alemán Johann Gottfried Herder Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 25 de agosto de 1744
Mohrungen, Reino de Prusia
Fallecimiento 18 de diciembre de 1803
Weimar, Ducado de Sajonia-Weimar-Eisenach
Sepultura Iglesia de San Pedro y Pablo (Weimar) Ver y modificar los datos en Wikidata
Religión Luteranismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Cónyuge Caroline von Herder Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Universidad de Königsberg
Información profesional
Ocupación Filósofo, teólogo y crítico literario
Movimiento Ilustración y nacionalismo romántico Ver y modificar los datos en Wikidata
Miembro de

Johann Gottfried von Herder (Mohrungen, Alemania, 25 de agosto de 1744-Weimar, Alemania, 18 de diciembre de 1803) fue un filósofo, teólogo y crítico literario alemán, cuyos escritos contribuyeron a la aparición del romanticismo alemán. Como instigador del movimiento conocido como Sturm und Drang ("Tormenta e ímpetu"), la vertiente alemana del Prerromanticismo europeo, inspiró a muchos escritores, entre ellos, y muy especialmente, al joven Johann Wolfgang von Goethe, a quien conoció en Estrasburgo en 1770 y que posteriormente se convertiría en la principal figura del clasicismo literario alemán, aunque se distanciaría notablemente de Herder.

Vida y obra

Estudió Teología en la Universidad de Königsberg y fue muy influenciado por el catedrático y filósofo alemán Immanuel Kant. Entre las primeras obras críticas de Herder se encuentran los Fragmentos acerca de la literatura alemana moderna (1766-1767), que preconizaba la emancipación de la literatura alemana de las influencias extranjeras.

Los ensayos que siguieron —como Sobre el estilo y el arte alemán (1773), escrito en colaboración con Goethe— eran un canto a la literatura popular, a la poesía de William Shakespeare y Homero y a desarrollar la idea concebida por Herder del Volksgeist (‘espíritu del pueblo’), expresada en la lengua y la literatura de una nación. El carácter nacional de la literatura española le interesó mucho y realizó una versión del Cantar de mío Cid. Para Herder, en contra de la Ilustración, la literatura no debe seguir unas pautas o unos modelos, sino la inspiración del genio, enraizado en su época y su entorno cultural. Pone en duda la vigencia de la tragedia griega como modelo de todo teatro, pues para él cada literatura está enraizada en sus concretas circunstancias y solo se comprende desde ellas. Con ello será uno de los precursores del relativismo cultural, aunque sigue manteniendo la idea —inspirada por Kant y la Ilustración— de la unidad profunda de la humanidad, que se manifiesta en la diversidad.

En 1776, Herder consiguió con la ayuda de Goethe un cargo estatal en Weimar. Allí escribió su obra más importante, los cuatro volúmenes del estudio Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad (1784-1791), en la que intenta demostrar que la naturaleza y la historia humana obedecen a las mismas leyes y que, con el tiempo, las fuerzas humanas antagónicas se reconciliarán. Aunque inacabado, este tratado encarna la mayoría de las ideas de Herder y ha quedado como su contribución más importante a la filosofía. Destaca también su Ensayo sobre el origen de la lengua (1770, publicado en 1772), escrito como respuesta a una pregunta planteada por la Academia de las Ciencias de Berlín, la cual finalmente premió y publicó la obra. En ella, Herder aborda el origen de la lengua desde un punto de vista antropológico, rechazando la teoría del origen divino de esta según Johann Peter Süßmilch. Así, Herder explica el surgimiento del lenguaje como un acto inherente al ser humano en cuanto animal racional y desprovisto por tanto de los instintos unívocos propios de los animales, que necesita comunicarse para poder sobrevivir y autoafirmarse como especie en el mundo.

Al final de su vida, Herder rompió con Goethe y con el clasicismo alemán, y tomó partido por una poesía de corte didáctico, como Cartas sobre el progreso del hombre (1793-1797). Expuso sus desacuerdos con la filosofía de Kant en dos libros que no fueron bien recibidos. Al final del siglo XVIII la influencia de Herder se fue diluyendo, pero su contribución a los estudios literarios y al pensamiento histórico alemán es muy importante. Tuvo una importante recepción en el Romanticismo alemán, aunque la mayoría de los románticos no lo reconoció explícitamente. Murió el 18 de diciembre de 1803 en Weimar.

Historiografía

Herder se opone a la idea ilustrada de la razón, porque el hombre es un organismo completo y no se le puede fragmentar, sino que es unitario y es necesario utilizar articuladamente. Para hacer historia es necesario el Einfühlung, que es sentir dentro del otro, la empatía, y dentro de ella hay dos tipos, una que es posible y otra que es imposible. Por ejemplo, para entender la poesía escandinava antigua, es necesario haber cruzado el Mar del Norte y sufrir una tormenta, como él ha sufrido. Para conocer los textos de la Biblia, hay que vivir como pastores nómadas, no sirve solo la razón.

Una persona no puede separarse de su contexto, por eso predomina el lenguaje, que no nos sirve solo para transmitir ideas, sino que es algo vivo que centra sentimientos y razón. La razón está unida al lenguaje, no se puede pensar sin lenguaje, pero para Herder no es algo artificial en el hombre, sino que es una creación espontánea y popular. El lenguaje para Herder no es solo un instrumento. Otra idea sobre esto es que no hay un solo lenguaje, sino varios como el metafórico o incluso otro anterior basado en gritos o gestos. A medida que el lenguaje se vuelve más reflexivo, pierde interés, y por eso Herder investiga sobre las primeras literaturas. También buscará otros lenguajes que van a ser un componente del espíritu de un pueblo.

Herder fundará la Filología Eslava. Herder pierde la idea del gusto, con el que se medía la belleza de las obras de arte en el siglo XVIII. Herder plantea que no hay ideales del gusto, sino que estos dependen de cada cultura y momento histórico.

El arte también puede servir para conocer el momento histórico y cómo eran los hombres antiguos. La poesía (arte) no es para Herder la poesía de un autor individual, sino que es el Espíritu del Pueblo que, cargado de la sangre del pueblo, explota en el Espíritu del Poeta.

Los valores son relativos y cada cultura tiene su centro de gravedad dentro de esa misma cultura, y a veces está alejada de las demás, por ese motivo hay que estudiarlas desde dentro. Los aspectos culturales tienen un valor por sí mismos, por ejemplo, el gótico o la poesía medieval, que en el siglo XVIII habían perdido este valor.

Canciones populares

Por este motivo Herder va a recopilar literaturas populares desaparecidas. Recoge canciones populares de la Edad Media, que habían pertenecido a la tradición oral. Herder las tituló como Canciones populares y póstumamente se volvieron a titular con el nombre de Las voces del Pueblo en canciones. Dentro de ellas predominan las baladas, que son formas poéticas destinadas a ser cantadas. Se crean en el siglo XII y se transmiten de manera oral por medio de un pueblo analfabeto, por lo que van variando y van correspondiendo a las melodías de la Edad Media, siendo sus temas amores trágicos, leyendas fantásticas o asesinatos. Son formas en verso, los cuales se repiten continuamente y cuentan los hechos de manera brusca, no de forma ordenada como era el gusto del siglo XVIII.

Estas formas vienen de Escocia y Rumania, y una de las composiciones más importantes se titula Edward. Herder cree que son las claves para entender el alma de un pueblo. En este libro también incluye los poemas de Homero, Esquilo y la Biblia, ya que para él son canciones populares.

Ideas para la Filosofía de la Historia de la Humanidad

Sus ideas sobre la historia se centran en el libro Ideas para la Filosofía de la Historia de la Humanidad, en el que se hace un repaso a toda la historia de muchas culturas. No es como su título indica un libro de filosofía.

En este libro Herder reinterpreta la idea de progreso y lo redefine de una forma singular. No entiende el progreso humano como algo aislado, sino que engloba a la naturaleza. Es parte del conjunto del Cosmos y de la Tierra, y la historia humana se proyecta antes en una historia prehumana y después en una historia posthumana, con la idea de superhombres. No solamente la historia humana está dentro de la historia del Cosmos, sino que es el elemento central entre toda la historia. Todo se encuentra en un desarrollo permanente.

El progreso desborda la historia humana, pero la aparición del hombre lo acelera, sobre todo a partir del lenguaje. En los animales no hay progreso a lo largo de su historia, solo durante su vida, pero el hombre se diferencia en que progresa en esos dos aspectos.

En Condorcet había leyes invariables, los Ilustrados observaban también que se producían excepciones en estas leyes, pero se entendían como aberraciones producidas por la introducción de otros factores. Herder considera que estas excepciones no son aberraciones, siéndolo el intentar poner leyes universales a la historia, pero una vez que se suprimen los hechos no parecen malos. La humanidad no tiene una forma única, sino muchas y las culturas se han producido en una época determinada y tienen una propia lógica y valor, por lo que la función del historiador es comprenderla en sus propios límites.

Volksgeist

Puesto que el hombre nace de una raza y dentro de ella, su cultura, educación y mentalidad tienen carácter genético. De ahí esos caracteres nacionales tan peculiares y tan profundamente impresos en los pueblos más antiguos que se perfilan tan inequívocamente en toda su actuación sobre la tierra. Así como la fuente se enriquece con los componentes, fuerzas activas y sabor propios del suelo donde brotó, así también el carácter de los pueblos antiguos se originó de los rasgos raciales, la región que habitaban, el sistema de vida adoptado y la educación, como también de las ocupaciones preferidas y las hazañas de su temprana historia que le eran propias. Las costumbres de los mayores penetraban profundamente y servían al pueblo de sublime modelo.
J. G. Herder: Ideas para una filosofía de la Historia de la Humanidad (1784-1791) [1]

Herder va a dar un papel esencial a las naciones dentro de su obra, ya que cada una tiene un espíritu propio, el espíritu del pueblo (Volksgeist) y es diferente para cada nación. Herder lo define como las fuerzas creativas que habitan inconscientes en cada pueblo y se manifiestan en creaciones propias de cada pueblo, sobre todo la lengua, pero también la poesía, la historia o el derecho. Esto va a contracorriente, puesto que en la Ilustración se dice que todos los hombres son iguales. Ahora, con Herder, no. La paradoja es que Herder no es nacionalista, sino un cosmopolita.

Herder, aunque es pastor, está en contra de la evangelización, porque es destructora de culturas, y esto es lo más sagrado que hay (toda nación tiene el centro de su felicidad dentro de sí misma).

Su concepción de la historia es optimista, a pesar del elemento nostálgico, porque cree que la humanidad se superará a sí misma. Cambia también la concepción de la naturaleza, que para los ilustrados es un instrumento, pero para Herder está en unión con la humanidad.

Filosofía natural

Junto con Goethe, Herder fue el gran inspirador filosófico de los Naturphilosophen, especialmente de Lorenz Oken.

El tema nuclear de la filosofía de la Naturaleza de Herder es su concepción progresista de la idea de Scala naturae desarrollada por Charles Bonnet. En Herder, esta progresión no afecta solo a la forma de las especies, sino también a su fisiología: cuanto más progresamos en la escala de los seres, más elevadas son también las funciones vitales. La responsable de esta progresión no puede ser, según Herder, una fuerza externa, sino una especie de voluntad interna de la materia que la lleva a organizarse. De nuevo, como en Bonnet, la idea de scala naturae va asociada a la idea de recapitulación: en cada etapa en la que las especies ascienden en la Scala naturae, conservan los rasgos adquiridos en la etapa anterior. La humanidad, por tanto, cumbre de la serie natural, resume en ella la historia entera de la naturaleza.

Véase también

Referencias

  1. Artola, Miguel (1982). Textos fundamentales para la Historia (Séptima edición). Madrid: Alianza Universidad. p. 555. ISBN 84-206-8009-5. 

Bibliografía

  • Berman, Antoine (1984). L'épreuve de l'étranger. Culture et traduction dans l'Allemagne romantique: Herder, Goethe, Schlegel, Novalis, Humboldt, Schleiermacher, Hölderlin (en francés). París: Gallimard. ISBN 978-2070700769. 

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