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== Geografía ==
== Geografía ==

Revisión del 23:34 21 jul 2010

Hornachuelos
municipio de España


Bandera

Escudo

Hornachuelos ubicada en España
Hornachuelos
Hornachuelos

País  España
• Com. autónoma  Andalucía
• Provincia  Córdoba
• Comarca Vega del Guadalquivir
• Partido judicial Posadas
Ubicación 37°49′56″N 5°14′54″O / 37.8322536, -5.2482452
• Altitud 185 m
Superficie 909,22 km²
Población 4415 hab. (2023)
• Densidad 5,03 hab./km²
Gentilicio Melojo/a
Código postal 14740
Alcalde Julián López Vázquez (GIH)
Sitio web http://www.hornachuelos.es/

Hornachuelos es un municipio español de la provincia de Córdoba, Andalucía. En el año 2008 contaba con 4.652 habitantes. Su extensión superficial es de 909,22 km² y tiene una densidad de 5,12 hab/km². Sus coordenadas geográficas son 37º 50' N, 5º 14' O. Se encuentra situada a una altitud de 185 metros y a 51 kilómetros de la capital de provincia, Córdoba.

Geografía

Ubicado en la parte occidental de la provincia de Córdoba, sobre una de las muchas montañas de la Sierra de Hornachuelos, en el Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos, formando parte del macizo de Sierra Morena. Se "asoma" al precipicio formado por el río Bembézar.

La población conserva su estructura árabe con empinadas y estrechas calles así como edificaciones de aquella época, en la que se destaca la fortaleza árabe, en su casco antiguo también se puede ver el edificio del Ayuntamiento, su iglesia gótica y la maltrecha torre del homenaje de su castillo en la plaza de Armas.

Demografía

Número de habitantes en los últimos diez años.

Plantilla:Demo

Economía

Sus principales actividades son la agraria y la cinegética. Además, tiene una importante red de servicios donde hay que destacar los alojamientos rurales gracias a pertener al Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos. Gracias a su enclave cultural privilegiado, posee dos editoriales: Editorial Nous y Editorial Séneca.

Etimología

Existe discusión sobre el origen de su nombre aunque lo más probable sea que provenga del fonema árabe furnuyulus, que literalmente significa ciudad de los hoyos por ser esta la forma común como sus antiguos habitantes extraían el mineral del subsuelo.

Iglesia gótica.

Historia

La trascendencia que para Hornachuelos tiene el inicio de una colección de estudios locales dentro de la Editorial Séneca, de nombre Furnuyûlush - que hace referencia al topónimo que tuvo el pueblo en época musulmana -, con objeto de desentrañar la historia, el patrimonio, la antropología, la etnografía y las tradiciones de este pueblo, tan antiguo y tan cargado de leyendas y misterios, es tan significativo y reviste tanta importancia, que creemos necesario hacer una breve reseña sobre lo que hasta el presente ha sido la historiografía hornachuelense.

Y es que Hornachuelos, con un Archivo Municipal casi virgen, que ha venido siendo puesto al día sistemáticamente desde 1985 y se encuentra ya en su mayoría de edad, con unas series documentales intactas, ávido de investigadores que las desfloren, supone para los historiadores "un paraíso por descubrir", como decía éste que escribe en la primera Guía Turística que sobre la villa diseñó y redactó hace algún tiempo. Una labor a la que todos ellos, y muy particularmente sus cuatro cronistas – en ese desinteresado e importante servicio que prestan a la comunidad a la que se deben-, están convocados, porque, como decía Winston Churchill "los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla". Y para que ello no suceda, todos habremos de trabajar duro.

Hornachuelos en los autores de la Antigüedad

Los autores que han tratado o escrito algo sobre Hornachuelos se detectan desde fechas muy antiguas, siendo quizá los primeros, además de San Eulogio con sus referencias a Ananellos y a San Abundio, los árabes, como el viajero y geógrafo Al-Idrisi, en cuyas crónicas, en pleno siglo XII, aparece el nombre Furnuyûlush y otros topónimos locales, como la referencia al río Ambassar (Bembézar), al castillo de Murad (Moratalla), siendo al parecer Ibn al-Abbar, ya en el siglo XIII, quien se refiera al mismo como furnuyulush o furnaywelush.

En todo caso, según diversos expertos en la época, el nombre actual de Hornachuelos sería de origen mozárabe, derivando de la palabra fornix-icis, con el significado de "bóveda subterránea", "túnel" o "roca agujereada". En raíz, todas estas palabras derivan de fornax, porque los hornos de alfarero solían construirse con forma de bóveda. De ella deriva también hornacho, "concavidad que se hace en la montaña para extraer minerales".

En todo caso, no debe olvidarse que en época árabe se registra la existencia de algo tan importante para la historia local como lo que parece fue el efímero Reino de Taifas de Hornachuelos y Constantina, a cuya cabeza estuvo el reyezuelo Ibn Marwan hacia 1148, en ese periodo de convulsión que supone el paso del poder de los almohades a los almorávides.

Ello ha sido puesto de manifiesto muy recientemente por el médico, académico y arabista Antonio Arjona Castro, que ha señalado cómo, al reducirse los efectivos militares del imperio almorávide de Al-Andalus por su necesidad de traslado a África para contrarrestar a los almohades, las gentes de Al-Andalus comenzaron a alzarse contra las autoridades, expulsándolos y exterminándolos. Esta reacción comenzó a manifestarse en los últimos años del emirato de Alí ben Tashufin, y fue agravándose hasta la desaparición de su dinastía en marzo de 1147. De esta manera volvía a fragmentarse la unidad política andalusí, en unos segundos reinos de taifas, que no alcanzaron la extensión, ni territorial ni cronológica, de los surgidos cuando la extinción del Califato Omeya, ni tampoco su aparato de poder y fulgor cultural.

El cualquier caso, ningún otro hecho de la historia parece haber afectado a Hornachuelos de manera más preeminente desde el punto de vista de lo político, y el mejor ejemplo material de ello, su mejor símbolo, es el tesorillo de lingotes de oro almohade, conocido como Tesoro de Hornachuelos, que se conserva en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba. De ahí también la justificación del título de esta colección.

No obstante, las fuentes comienzan a ser más abundantes a partir de 1240, tras la conquista de Córdoba por Fernando III el Santo, en que Hornachuelos es citado a propósito del repartimiento de las tierras que hizo el Rey en el Libro de las Tablas, concretamente a propósito de las tierras y jurisdicción concedidas a la Iglesia. Luego, en 1254, se conceden a la ciudad de Córdoba las aldeas de Hornachuelos y Moratiella en recompensa por la villa de Cantillana, como se deduce de la Primera crónica de este Rey, no dejando de aparecer ya en la documentación relativa a la Edad Media, como ha puesto tantas veces de manifiesto con sus trabajos José Manuel Escobar Camacho, uno de nuestros cronistas locales.

Es a partir de este momento cuando aparece ya documentación en el Archivo Municipal, pues el documento más antiguo que en el mismo se conserva es un pleito firmado por los Reyes Católicos en 1496, siglo en que Hornachuelos también será referenciado en obras literarias tan importantes como el Laberinto de la Fortuna, del poeta cordobés de Juan de Mena.

Más tarde, las noticias se van volviendo más y más abundantes. Así, durante el siglo XVII - época en que fue feudo del Condado de los Hoces o Foces –, con el establecimiento en él de la Inquisición a partir de 1620, cuando El Convento de Santa María de los Ángeles ocupa primerísimo lugar en la Crónica del Padre Guadalupe, o un misterioso poeta de nombre Fernando Pedrique del Monte, originario de La Puebla de los Ángeles, hace del mismo una rimbombante loa de extraordinaria belleza, la Historia Moderna de Hornachuelos comienza a echar sus cimientos.

Y no lo será menos en el siglo XVIII, donde no sólo aparecerá ampliamente tratado en el Catastro del ministro Ensenada, sino también en ese tipo de obras de carácter general debidas a la nueva mentalidad ilustrada, como la Población General de España de Juan Antonio de Estrada, aparecida en Madrid en 1748. En todas ellas hubo de basarse Luis María Ramírez de las Casas-Deza para escribir su Corografía histórico estadística de la Provincia y Obispado de Córdoba, donde lógicamente y también de manera global, trató de Hornachuelos, testigo que para ese momento ha recogido en nuestros días Lola Cabanillas con sus diferentes trabajos sobre la hacienda municipal en el siglo XVIII.

Sin embargo, no será hasta el siglo XIX cuando el nombre de Hornachuelos se haga verdaderamente internacional, gracias a la pluma de don Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, que inspiró parte de la obra por excelencia del Romanticismo, Don Álvaro o la fuerza del sino, en algunas de las tradiciones concernientes a su Convento de los Ángeles – cabeza de Provincia franciscana en su mejor momento -, y que después Giuseppe Verdi inmortalizaría en la ópera La forza del destino.

Apagado su esplendor con la Desamortización de Mendizábal en 1835, a los Ángeles le cupo otro momento fulgurante cuando se convirtió en residencia de verano de los Marqueses de Peñaflor, como pone de manifiesto su conservado Libro de visitas, donde describen la belleza del abrupto paisaje que lo circundan y las excitantes escenas de caza vividas en ella, plumas de la talla de Ortega Munilla, Joaquín Dicenta, José Zorrilla, Vital Aza, o el Conde de las Navas; como han puesto de manifiesto en diferentes artículos Manuel Gahete Jurado o José María Palencia, y como nos hizo ver el poeta hispalense de profundas raíces melojas José María de Castro y Velasco, mediante una memorable conferencia pronunciada hace algún tiempo en la Biblioteca Francisco Funes.

El misterio antropológico y cultural que siempre llegó al pueblo desde su importante convento franciscano, llamó la curiosidad de un ilustrado de ese tiempo como lo fue Alejandro Guichot y Sierra, que en 1896 dedicó todo un libro al lugar donde también dejó importantísimas noticias relativas al ámbito que nos ocupa con el sugestivo título de La Montaña de los Ángeles.

A partir de ese momento puede decirse que Hornachuelos no ha dejado de interesar, o ha sido famoso por diferentes circunstancias y hechos. Baste citar su importante aparición en el libro del norteamericano James Michener Iberia: Viajes y Reflexiones sobre España, imprescindible para todo hijo de los todopoderosos Estados Unidos que quisiera llegar a conocer la gris España franquista del momento. O su fama a partir de 1960 como consecuencia del matrimonio de los reyes de Bélgica Balduino y Fabiola, a los que no se le ocurrió mejor cosa que pasar su interrumpida luna de miel en la soledad del antiguo Monasterio de San Basilio del Tardón, arropado por la benevolencia de don Julio Muñoz, entonces poseedor de la desamortizada hacienda. Hasta el Nóbel Camilo José Cela nombra a Hornachuelos en su Primer viaje andaluz.

La historiografía reciente

Pero al margen de estas y otras muchas disquisiciones que no cito, Hornachuelos continua siendo cantera inagotable para el saber sobre todos los tiempos y en todos los momentos. Así por ejemplo, si nos atenemos a sus restos materiales anteriores a Cristo, habría que hablar de sus yacimientos arqueológicos calcolíticos con su escueta cultura material cerámica y utensilios, dólmenes ibéricos, puentes, restos de calzada, haciendas y cementerios romanos que aún afloran a lo largo de su amplio término municipal, el más grande de la provincia tras Córdoba. Pero si comenzamos a partir de Cristo, no lo son menos sus restos visigodos y árabes, vasijas, tumbas, ajuares funerarios, estatuas, figurillas, monedas, con el todavía poco conocido y divulgado Tesorillo musulmán de la finca de Berlanga, del que existe un magnífico estudio por Rafael Frochoso como aportación en el XIII Congreso Internacional de Numismática de 2005.

Han sido excavados y estudiados algunos yacimientos, como el de Ochavillo por el arqueólogo Juan Francisco Murillo, pero aún quedan otros por estudiar, así como algunas cuevas y dólmenes, como la famosa cueva calcolítica de la Aljabara de Spínola, o los dólmenes del Rancho de los Ciervos o La Loma, de los que daba buena cuenta el poeta Juan Bernier en esa inagotable cantera de noticias y sugerencias que es su libro Córdoba tierra nuestra, antología de vivencias arqueológicas de las campañas del Frente de Juventudes en los difíciles años cincuenta y sesenta.

Tampoco podemos dar de lado al conjunto de los dieciocho castillos que se encuentran inventariados en su término municipal. Es obvio que aún estamos faltos de una guía de los castillos, fortalezas y construcciones defensivas del término de Hornachuelos, que facilite su conocimiento al interesado y divulgue el fulgor de este magnífico legado de la historia.

En todo caso, contamos con lo mucho que ya aporta el Catálogo Histórico Artístico y Monumental de la provincia de Córdoba, editado por la Diputación en 1986, y realizado por el desaparecido Dionisio Ortiz Juárez junto a Manuel Nieto Cumplido y Francisco Lara Arrebola; y más recientemente, en 1995, la aportación respecto al patrimonio histórico artístico realizado por la Guía Artística de la Provincia de Córdoba dirigida por Alberto Villar Movellán, y elaborada por un grupo de investigación del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Córdoba.

Este tipo de publicaciones, aún de carácter general, ha contribuido de manera decisiva a poner de relieve la riqueza monumental, ejemplificada por nuestros cuatro monumentos incoados y declarados Bienes de Interés Cultural, comenzando por el afrancesado Jardín Histórico de la finca de Moratalla, residencia de Marqueses y lugar de esparcimiento de la realeza más contemporánea diseñado por Nicolás de Forestier – merecidamente incluido por Rafael Blanco Almenta en sus Jardines y Parques Históricos de Andalucía de la editorial Arguval y en el dedicado a Los Jardines de la provincia de Córdoba por la Diputación Provincial. También la Parroquia de Santa María de las Flores – con su arquitectura renacentista, su portada del primero de los Hernán Ruiz y su torre académica -, la Iglesia de Santa María de la Sierra en San Calixto, o más recientemente, la Posada, magnífico ejemplo de arquitectura popular donde otrora pernoctaran nuestros más egregios visitantes.

Digno merecedor de una declaración oficial como Sitio Histórico sería el antiguo Convento de Nuestra Señora de los Ángeles, luego Seminario Diocesano Menor y hoy en el más estricto abandono, del que todavía queda muchísimo por investigar, a pesar de lo mucho también que se ha dicho sobre el mismo, pero del que todavía no sabemos ni la nómina de franciscanos que de él partieron al Nuevo Mundo, ni otras muchas circunstancias de carácter general conforme a la importancia que tuvo en el pasado. Actualmente está siendo investigado por el antropólogo Javier León, el cual dedica parte de su tesis doctoral al mismo.

Y hablando de decires, no cabe más remedio que citar lo relativo al patrimonio oral de Hornachuelos, respecto al cual haremos mención de Antonio Cardona Cañuelo por su participación con las nanas en el libro Recopilación de Canciones de Cuna de Córdoba y Provincia, editado por la Universidad de Córdoba en 2004; y de Alberto Alonso Fernández y otros por el interés hacia el pueblo mostrado en su Romancero Cordobés de Tradición Oral, publicado por Librería Séneca Ediciones en 2003.

Y ello sin olvidar, y poner en el alto sitio que le corresponde, a Trinidad Moreno y la Institución Teresiana, que desde el Centro Cultural Victoria Díez se encuentra permanentemente investigando todo lo referente a Victoria Díez Bustos de Molina, beata que impartió la docencia en Hornachuelos, perdiendo la vida como consecuencia del enfrentamiento bélico-ideológico que acompañó la sublevación del General Franco contra la II República, del que en este libro se aportan la historia –hasta ahora prácticamente desconocida- de lo que en Hornachuelos en verdad sucedió en ese momento.

También ha contribuido de manera muy singular a desvelar diversos fragmentos de la historia de Hornachuelos, la Real Academia de Córdoba, concretamente los diferentes académicos y allegados que han dejado artículos en su centenario Boletín. Larga sería la nómina de personas y trabajos a citar, aunque nos conformaremos con hacer alusión a la Expedición Arqueológica por el Guadalquivir: Hornachuelos y Moratalla, del legendario arqueólogo británico Jorge Bonsor, a las Fundiciones Romanas de Sierra Morena, de Esteban Márquez Triguero, el Repartimiento de tierras Fernando III el Santo de Miguel Muñoz Vázquez, los diferentes dedicados al Monasterio de los Basilios del Tardón por Ángel Benito Durán o a San Calixto: Nueva Población cordobesa del siglo XIX en su fundación como poblado de colonización por Luis Palacios Bañuelos, a la formación de Hermandades religiosas y Cofradías por Juan Aranda Doncel.

La historiografía local más propia

Sin embargo, un antes y un después sobre los estudios propiamente locales, vino señalado por la reedición facsímil de La Montaña de los Ángeles del hijo del historiador andaluz Joaquín Guichot y Parody en 1987, cuya labor cupo a José María Palencia Cerezo, dentro de los actos de celebración del V Centenario de la fundación de los Ángeles, que además mejoró notablemente su aportación con un denso prólogo relativo a Guichot, la cultura de Córdoba en su tiempo y la puesta al día de muchos aspectos de la historia del pueblo, que pudo poner a disposición de todos los vecinos, ya que el libro original de Guichot era imposible de encontrar.

No menos importante ha sido el segundo trabajo publicado por Palencia, que vio la luz en forma impresa en 2004 con el título La devoción popular a San Abundio en Hornachuelos, en la que, partiendo de un manuscrito sobre la traída de la nueva imagen del Santo desde Córdoba en 1747, volvió a hacer nuevas aportaciones a la historia de Hornachuelos no sólo en ese momento, sino también respecto a las tradiciones religiosas, orales, antropológicas y culturales relacionadas con su Santo Patrón.

Dentro de la historiografía más propiamente local habría que citar también el libro póstumo de Manuel Rodríguez-Torres y Palop de Lara Cotos, casas y cosas de la Sierra de Hornachuelos, editado en Sevilla en 2001, que supone una importante aportación al conocimiento de las fincas de su importante término municipal, sus particiones, las familias nobles y terratenientes de su Sierra. Y también el mundo de las montería, sus ritos, sus anécdotas, sus tradiciones, de esa actividad que tanto gustó a tantos y tantos personajes españoles de antaño - de los Monarcas Afonso XII y XIII a los ministros Castelar y Antonio Maura – a tantos y tantos otros de hoy, como al pintor y novelista cordobés Mariano Aguayo.

Aparte de los trabajos aparecidos en forma de libro, hay que recordar también las pequeñas aportaciones que se han venido haciendo desde las páginas de la revista Hornachuelos – que dirijo - editada por el Ayuntamiento, donde cada año colaboran sus cronistas y diversas personas vinculadas al pueblo, entre las que habría que destacar, por su continuidad, la serie dedicada a sus personajes célebres en el caso de José María Palencia, o las veintidós Cartas a un meloja que dejó en ella el desaparecido párroco Francisco Mantas Molina, sin olvidar importantísimos trabajos de José Manuel Escobar Camacho o José María Castro con el trasfondo de la historia o la literatura, entre otros tantos.

Por lo demás, el desafortunado episodio histórico de la Guerra Civil, en el que Hornachuelos también había formado parte del conjunto de la obra dedicada a la provincia de Córdoba por Francisco Moreno Gómez, se verá con él notablemente enriquecido. Y no sólo respecto a la contienda fratricida, sino especialmente en lo relativo a su momento anterior, el de la II República en Hornachuelos, sin la cual no sería posible entender el otro en toda su dimensión.

Pero si en este sentido la obra de Palencia pretende mantenerse en el más estricto campo de lo histórico, la aportación al periodo se verá también notablemente enriquecida con lo que promete ser el segundo volumen de la colección Furnuyûlush, la obra autógrafa de José Mangas López que, bajo el título de Siete años mal cumplidos: Autobiografía de un soldado republicano (1936-1943), completará la visión del periodo bajo la subjetividad de lo autobiográfico, significando también un enorme grano de arena en pro de la recuperación de la memoria histórica, en este caso realizado por un hijo del pueblo que sufrió la guerra en sus carnes de adolescente.

A la hora de finalizar estas líneas hay que recordar que en abril de 2006 tuvo lugar en la Biblioteca de Hornachuelos la XXXVI Reunión Anual de Cronistas Oficiales de la provincia de Córdoba, donde tuvimos ocasión de oír media docena de trabajos nuevos sobre distintos aspectos de Hornachuelos, que estarán a disposición del gran público cuando próximamente vea la luz el volumen que recoja las distintas e interesantes aportaciones que a la historia y cultura del pueblo en ella se hicieron.

Y hay que volver a insistir en que, desde la Dirección General del Libro y del Patrimonio Bibliográfico y Documental de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y desde este Ayuntamiento y su Archivo, se sigue haciendo un gran esfuerzo para que la salida a la luz de la historia de Hornachuelos pueda ser un hecho. En 2006, digitalizados y diseñados por Antonio Jesús Domínguez Clavellino, se puso a disposición del investigador en formato informático (DVD) el Pleito Reyes Católicos de 1496, el Libro de Privilegios de la Villa, de 1637, y el Catastro de Ensenada de 1752, a los cuales se puede acceder también desde Internet a través de la web www.hornachuelosrural.com.

Fortaleza árabe.

Patrimonio artístico y monumental

Patrimonio Histórico Andaluz

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