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HISTORIAS DE LOS PRIMEROS POBLADORES. HACIENDO PATRIA. NIEVES Y EDUARDO TUSO .-
* [http://www.chaco.gov.ar/cultura/municipios/belen/belen.htm Historia de Margarita Belén] en el sitio del gobierno del Chaco
* [http://www.mininterior.gov.ar/municipales/busqueda/amplia_info.asp?ID=CHA045 Sitio federal IFAM]
* [http://www.fallingrain.com/world/AR/3/Margarita_Belen.html Coord. geográficas e imágenes Google y NASA]



Ésta es la historia de Nieves y Eduardo, dos jóvenes hijos de españoles, que habían venido desde muy pequeños a poblar el por entonces Virreinato del Río de la Plata.

Para la época habían cumplido el mayor precepto esperado por sus padres, el de haber trabajado duro y estudiado mucho, para que aquellos pudiesen contar a sus compatriotas, aquella tan famosa frase anhelada y repetida, la de “Mi hijo el Doctor”.
[[Categoría:Localidades del Chaco]]
Llenos de esperanzas, llenos de sueños, con la intensidad de emociones que se siente al estar enamorados, tan jóvenes y sobre todo con el ímpetu y fuerza de dos personalidades idealistas se pusieron a pensar que utilidad podrían darle a sus estudios, donde realmente serían necesitados y a donde poder ir para realizarse siendo un poco agente de cambios de alguna sociedad en la que se les permitiese desplegar sus conocimientos.
[[Categoría:Municipios de 3ª categoría del Chaco]]
Fue así, como Nieves y Eduardo, con tan solo veinticinco y veintisiete años, se casaron, sellaron su amor, antes de partir sin ningún rumbo demasiado fijo, tan solo rumores que venían de muy lejos, de los confines del Virreinato, donde habían escuchado hablar que indios y pequeños asentamientos de pobladores necesitaban ser asistidos.A la región le decían Chaco, cacería en idioma guaraní, e incluía parte del actual país de Paraguay y de la provincia de Salta, además del posterior territorio y hoy provincia del Chaco.

Luego de recorrer la zona y averiguar donde estaba la población más necesitada de médicos, eligieron lo que es hoy la localidad de Margarita Belén.
[[de:Margarita Belén (Chaco)]]
Se repartieron las tareas, él haría el trabajo más duro con una vieja ambulancia rural que el gobierno le había entregado para empezar a trabajar, iría campo por campo, estancia por estancia, aldea por aldea, allí donde le llegase la vos que iba a ser necesitado.
[[en:Margarita Belén]]
Ella, que también había hecho un posgrado en obstetricia, por su gran afinidad con los niños y su gran espíritu maternal, que no podía ni quería disimular, atendería cada parto, cada alumbramiento, con las condiciones higiénicas y el conocimiento que tantos años de estudio le habían aportado. Y con un plus, el amor y calidez humana, que la harían ser recordada hasta el día de hoy por las generaciones venideras en el pueblo ya casi hace doscientos años.
[[fr:Margarita Belén]]
Recuerdo con que amor prepararon su casa, compraron una hectárea, para los que no somos de campo, es algo así como lo que en la ciudad le decimos a una manzana. Habían hecho su propia huerta, un poco de hortaliza, algunos árboles frutales, que vendrían a acompañar el siempre bienvenido cerdito o media res que los pacientes traían agradecidos el fin de semana y que Nieves salaba para que durase la semana entera.
[[nl:Margarita Belén]]
Al año de estar radicados en el lugar quisieron encargar un niño y fue así como nació Eduardito, lejos de sus familias de sangre, Nieves y Eduardo padre, deberían conformar una nueva familia sustituta, bajo el afecto y cobijamiento que aquella pequeña comunidad les había brindado.
[[pt:Margarita Belén]]
Y no se equivocaron el niño creció con toda la libertad que la naturaleza le daba, los límites de su casa, eran los límites del pueblo y el crisol de razas inmigratorias y nativas lo fueron enriqueciendo como persona y llenándolo de variados y bastos conocimientos.
Nieves y Eduardo y ahora también Eduardito ya formaban parte de una comunidad que no les pertenecía por nacimiento, pero si por elección y que se la habían ganado con esfuerzo, por el simple accionar de haber hecho bien sus trabajos, el agregado de ser buenas personas y el ya no tan usado hoy en día, de hacer honor a la palabra empeñada. A Nieves por ejemplo le llevaban una libreta mensual en el almacén y nunca dejaba de pagarla a fin de mes cuando le llegaba el sobre con el cheque que le enviaba el gobierno para ir a cobrar al banco su muy merecida mensualidad.
Sin darse cuenta el tiempo volaba como un reloj de arena que al ser volcado nuevamente involuntariamente se le introdujo un fuerte viento y los granos caían sin pausa y los años transcurrían tan rápido, que Eduardito ya se había vuelto a Buenos Aires a estudiar la carrera de sus padres queriendo seguir el también con el juramento hipocrático que habían hecho sus padres.
Eduardo padre, trabajaba todos los días de sol a sol, no existían para el ni fines de semana ni feriados. Tan enserio se tomaba su trabajo que cada vez que tomaba su ambulancia, apretaba el acelerador frenéticamente para llegar antes al lugar del hecho.
Tal es así que un día, yendo a atender al hijo de un cacique de la zona, se le desvió la ambulancia, mordió la banquina y se dio vuelta por completo. Tan fuerte fue el vuelco que hubo que traerlo unos días hasta Buenos Aires donde le detectaron varias costillas fisuradas y una que había rozado un pulmón y hasta una pequeña mancha negra en la zona. Eduardo no le dio importancia y rápidamente volvió al pueblo a seguir atendiendo, al fin y al cabo, tanta gente lo necesitaba, que el no se podía estar dando esos lujos de estar haciendo de paciente en vez de médico y perder su valioso tiempo en ayudar a otros.
Mientras tanto Nieves, con Eduardito hijo ya crecido y apoyado en sus estudios en la ciudad por ambas familias paternas, seguía haciendo nacer a cuánto niñito de embarazada viniera al mundo. Tan importante era su función social, que abogados mediante se encargaba de convencer a aquellas mujeres que no querían tener a sus pequeños para que los diesen en adopción.
Pero un día todo cambió, los dolores de Eduardo padre se hacían cada vez más fuertes muchas veces hasta tirado en la cama rezongaba de no poder cumplir su trabajo y era algo que él no se lo iba a permitir. Y fue así como armó nuevamente su valija y con el pretexto de venir a visitar a su hijo a Buenos Aires también tomó la decisión de hacerse varios análisis médicos.
El resultado fue lo peor, una enfermedad incurable hasta hoy en día aquejaba gran parte de su organismo, tenía cáncer, sus días estaban contados y sus proyectos truncados. Al comunicárselo a Eduardito éste decidió suspender sus estudios y acompañar a sus padres en sus últimos meses en el campo.
Fue así como se acercó la última navidad en familia, la pequeña huerta de la casa era hoy mirada como un sueño lejano lleno de abandono y tristeza, tal era la desolación de todos, que ya ni siquiera el pueblo era el mismo y ni siquiera la navidad reflejaba un nacimiento, en el lugar se vivía una lenta agonía que se parecía más a una larga y lenta despedida.
Ya nada importaba, ni los regalos de los lugareños, ni las palabras de consuelo de las damas hacia Nieves, todo era horror en silencio, una estirada y dolorosa agonía, que tendría su fin en la muerte.
Y el día llegó, Eduardo padre dejó de sufrir esos dolores que cada vez más lo atormentaban y que ya la morfina no los podía quitar. Los fantasmas del cementerio los esperaban entre sus tumbas para hacerle un lugar.
Nieves quedó tan triste y desolada que no pudo volver a ejercer su profesión.
Los sueños de Eduardito de ser como sus padres se vieron truncados al ser él ahora sostén de familia y tener que tomar trabajos muy duros, como acarrear bolsas en el Puerto del pueblo de Barranqueras o transportar frutas en camiones de los campos a la ciudad. Lejos habían quedado sus aspiraciones intelectuales, y cualquier trabajo decente era válido para poder llevar el sustento diario a su casa.
Nieves decidió vender aquella casa que le traía tan gratos pero ausentes recuerdos de alguien que ya no estaba, se compró una pequeña casa en lo que pronto se conformaría como la capital de aquel territorio, pronto también en convertirse en provincia. Daba conferencias a las demás pares obstetras sobre sus experiencias y el modo en que resolvía las cosas con tan poco elementos y presupuesto.
En el pueblo donde estaban para ese entonces ya se había conformado una suerte de sala de primeros auxilios que dista mucho hasta hoy en día de ser un hospital. Al fundarse los lugareños creyeron justo ponerle el nombre y el apellido de Don Eduardo, como lo llamaban en el lugar. Hasta se descubrió una placa ese día y allí estaban Nieves y Eduardito con lágrimas incontenibles en los ojos tirando de la tela que la recubría.
Pero ahora la vida continuaba en la ciudad, Eduardito se había enamorado y le había propuesto casamiento a una de las jóvenes de la capital de la provincia. También con mucho esfuerzo había empezado, trabajando duro y estudiando de igual modo la carera de Abogacía, que para ese entonces se debía tomar una suerte de barquito o vaporcito para cruzar el Río Paraná ya que no había puente que uniera la ciudad con la universidad que se encontraba en la vecina orilla.
Su sueño estaba apuntalado a ser Juez y a impartir justicia, como si eso fuese algo que le había quitado la vida al llevarse a tan temprana edad a su padre.
En la entrada del cementerio del pueblo habían colocado la tumba de su padre, nunca le faltaban flores de algún descendiente de algún paciente agradecido o alguien que simplemente había escuchado la leyenda de Don Eduardo “El Doctor”.
Nieves, pasaban los años y envejecía dignamente en su casa de la capital de la provincia. Eduardito ya le había dado tres nietos que eran su orgullo y motivo de su permanente alegría.
Por su parte Eduardito, que dicho sea de paso, ya a los cuarenta años, le molestaba sobremanera y jocosamente que lo llamaran así, había logrado su cometido, de Secretario de Justicia, había ascendido a Juez y como obra del destino para repetir la historia de su padre, la justicia Chaqueña le había otorgado una zona tan extensa como despoblada entre localidad y localidad, la cual debía recorrer en camioneta tan rápido como se detectara algún incidente en alguna de ellas, siempre y cuando no estuviese cumpliendo su habitual horario en su juzgado.
La muerte de Nieves fue tranquila, dormida, de noche, tan tranquila que al encontrarla la señora de la limpieza al día siguiente dijo que parecía que esbozaba una sonrisa, quien sabe con que recuerdos soñaría, quizás aquellos con los que la colmaron de alegría en su juventud en el pueblo con Eduardo, o con el día que había tenido a su propio hijo, después de ayudar a tantas mujeres al tener los suyos.
Hoy Nieves y Eduardo, descansan juntos, si uno se acerca a pocos kilómetros de la capital chaqueña a una localidad llamada Margarita Belén puede ver sus tumbas juntas a la entrada del cementerio, como sellando su amor hasta mas allá de la eternidad, siempre rodeadas de flores y gente que reza agradecida a su alrededor.
Eduardito al igual que su padre tampoco tuvo un final feliz, su vida se llenó de todo tipo de excesos que lo llevaron a su muerte, como queriendo cubrir hasta el final de sus días esa pérdida irreparable e inesperada que había sufrido en su juventud.
Sus tres hijos hoy viven en Buenos Aires, María Fernanda, Eduardo y Gonzalo, ya son personas formadas, de mediana edad y hasta los dos primeros ya formaron sus propias familias y tienen descendencia.
Marina, la madre de los chicos y esposa de Eduardito, quedó viviendo en Resistencia, a veces pienso que también por obra del destino, sigue los pasos de Nieves y no puede despegarse de tantos recuerdos imborrables que encierra el lugar.
Sus hijos y los de Eduardito, piensan que el mejor destino para su descendencia son las posibilidades que les ofrece la gran ciudad, pero en época de vacaciones vuelven a la provincia, para que sus hijos no pierdan contacto con la naturaleza, con la ingenuidad de su gente y con algunas costumbres y valores que se esté de acuerdo o no, el tiempo congela en los lugares pequeños.
Wanda, es hija de María Fernanda, Rafaela de Eduardo, el que ya lleva el nombre por tercera generación. Ambas tienen seis años y dos meses respectivamente, son hijas de un país que cumple un bicentenario, hijas de un nuevo futuro, hijas con nuevas vidas y ciudadanas del mundo, .como hoy le dicen a los bebés de esta nueva generación, de un mundo que para los positivos como yo y confiando en la fuerza de lo que se aprende con la educación pública, como los personajes de mi historia, en una educación pública y con valores, pretende mejorar.-
Profesora María Fernanda Tuso de Murga

Revisión del 05:24 26 feb 2010

Margarita Belén
Localidad y municipio

ubicada en Provincia del Chaco
Coordenadas 27°16′00″S 58°58′00″O / -27.266666666667, -58.966666666667
Entidad Localidad y municipio
 • País Argentina
 • Provincia Bandera de la Provincia del Chaco Chaco
 • Departamento Primero de Mayo
Intendente Jorge Rodolfo Polich
Eventos históricos  
 • Fundación 1890
Altitud  
 • Media 65 m s. n. m.
Población (2001) Puesto 31.º
 • Total 4,591 hab.
Gentilicio belense
Código postal H3505
Prefijo telefónico 03722
Variación intercensal + 92,3 % (1991, 2001)
Tipo de municipio Municipio de 3ª categoría
Población municipio 5.547 (2001)

Margarita Belén es la localidad cabecera del departamento Primero de Mayo, provincia del Chaco, Argentina; ubicada a 21 km al norte de la ciudad capital provincial de Resistencia.

Fue fundada por trentinos y franceses en 1890, y se la considera cuna del cooperativismo agrícola de la Argentina.

Junto a Margarita Belén tuvo lugar, en 1976, la masacre de Margarita Belén, en que fuerzas del Ejército Argentino y la Policía del Chaco fusilaron a 22 presos políticos.

Vías de comunicación

La principal vía de comunicación es la Ruta Nacional 11, a la cual se encuentra vinculada por un acceso pavimentado. Esta ruta la comunica al norte con la Provincia de Formosa, y al sur con Resistencia, y la Provincia de Santa Fe. Otra ruta importante es la Provincial 1, que la vincula al norte con Las Palmas y General Vedia, y al sur con Colonia Benítez y Resistencia.

Población

Su población era de 4,591 habitantes (Indec, 2001), lo que representa un crecimiento del 92,3% frente a los 2,388 habitantes (Indec, 1991) del censo anterior.[1]​ En el municipio el total ascendía a los 5,547 habitantes (Indec, 2001).[2]

Notas y bibliografía

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