Diferencia entre revisiones de «Acueducto de Segovia»

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* [http://acueducto.atspace.com Club de Amigos del Acueducto]
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* [http://traianus.rediris.es/textos/segovia.htm Artículo de Francisco Jurado]
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Revisión del 10:08 31 oct 2009

Ciudad Vieja de Segovia y su acueducto

Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

Panorámica del acueducto de Segovia.
Localización
País EspañaBandera de España España
Coordenadas 40°56′53″N 4°07′04″O / 40.948, -4.1177
Datos generales
Tipo Cultural
Criterios i, iii, iv
Identificación 311
Región Europa y
América del Norte
Inscripción 1985 (IX sesión)

El Acueducto de Segovia (en realidad se llama el puente del acueducto) es uno de los monumentos más significativos y mejor conservados de los que dejaron los romanos en la península Ibérica. Se trata probablemente del símbolo más importante para los habitantes de Segovia, hasta el punto de figurar en su escudo.

La falta de inscripción, que estaba situada en el ático del acueducto, hace que no se pueda saber con certeza la época exacta en que fue construido. Los investigadores lo sitúan entre la segunda mitad del siglo I y principios del II, en tiempo de los emperadores Vespasiano o Nerva. No se conoce el origen de la ciudad. Sí se sabe que la zona estaba poblada por los vacceos antes de su conquista y que quizá hubiese asentamientos de tropas para su control y vigilancia. En cualquier caso, la zona perteneció al convento jurídico de Clunia.

El acueducto de Segovia conduce las aguas del manantial de la Fuenfría, situado en la sierra cercana a 17 kilómetros de la ciudad, en un paraje denominado La Acebeda. Recorre más de 15 kilómetros antes de llegar a la ciudad. El agua se recoge primeramente en una cisterna conocida con el nombre de El Caserón, para ser conducida a continuación por un canal de sillares hasta una segunda torre (llamada Casa de Aguas), donde se decanta y desarena, para continuar su camino. Después recorre 728 metros (con una pendiente de un 1%) hasta lo alto del Postigo (el espolón rocoso sobre el que se asentaba la ciudad en torno al Alcázar). Antes, en la plaza de Día Sanz, hace un brusco giro y se dirige hacia la plaza del Azoguejo, donde el monumento presenta todo su esplendor. En la parte más profunda mide 28,5 metros (con cerca de 6 metros de cimientos) y tiene dos órdenes de arcos que se sostienen con pilares. En total tiene 167 arcos. Desde su llegada a la ciudad hasta la plaza de Día Sanz hay 75 arcos sencillos y a continuación 44 arcadas de orden doble (esto es, 88 arcos), siguiendo después otros cuatro arcos sencillos. En el primer sector del acueducto aparecen 36 arcos apuntados, reconstruidos en el siglo XV para restaurar la parte destruida por los musulmanes en el año 1072. En el piso superior, los arcos tienen una luz de 5,10 metros, con los pilares de menor altura y grosor que los del piso inferior. El remate es un ático por donde discurre el canal conductor de agua (con una sección en forma de U de 180 x 150 cm), adaptándose el piso inferior a los desniveles del terreno. En el piso inferior, los arcos tienen una luz que oscila alrededor de los 4,50 metros y los pilares disminuyen su grosor de manera escalonada, de abajo arriba: en la coronación tiene una sección de 1,80 x 2,50 metros, mientras que en la base llegan a alcanzar 2,40 x 3 metros.

Maqueta del recorrido del acueducto.
Vista del Acueducto de Segovia desde abajo.

Está construido con sillares de granito colocados sin argamasa entre ellos. Sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela con letras de bronce donde constaba la fecha y el constructor. También en lo alto pueden verse dos nichos, uno a cada lado del acueducto. Se sabe que en uno de ellos estuvo la imagen de Hércules Egipcio, que según la leyenda, fue el fundador de la ciudad. Ahora pueden verse en esos dos nichos la imagen de la Virgen de la Fuencisla (patrona de la ciudad) y San Esteban. El día 4 de diciembre, onomástica de Santa Bárbara, patrona del cuerpo de Artillería, cuya academia está en Segovia, los cadetes arropan la imagen de la virgen con una bandera. La línea de arcos se levanta organizada en dos pisos, con una decoración sencilla en la que predominan unas sencillas molduras que enmarcan y estructuran el edificio.

En tiempos de los Reyes Católicos se realizó la primera gran obra de reconstrucción del acueducto. Se encargó de las obras el prior del monasterio cercano de los Jerónimos del Parral, llamado don Pedro Mesa. Se reedificaron 36 arcos, con mucho respeto hacia la obra original. Más tarde, en el siglo XVI, fue cuando se pusieron en los nichos centrales las estatuas antes mencionadas de la Fuencisla y San Esteban.

Detalle de zonas restauradas del Acueducto de Segovia.

El acueducto es el hito arquitectónico más importante de la ciudad. Se ha mantenido en activo a través de los siglos y quizás por eso haya llegado al tiempo presente en perfecto estado. Hasta casi nuestros días proveía de agua a la ciudad de Segovia, y más concretamente a su Alcázar. En los últimos años ha sufrido un patente deterioro debido a la contaminación (calefacciones y tráfico rodado, que hasta hace poco pasaba entre los arcos) y a los propios procesos de erosión del granito. Las vibraciones originados por el tráfico, contra lo que se pudiera pensar, no le afectan debido a su gran masa e inercia. Para garantizar su supervivencia, se ha procedido a un minucioso proceso de restauración que ha durado casi 8 años, bajo la dirección del arquitecto Francisco Jurado, al tiempo que se ha desviado el tráfico rodado de las inmediaciones del monumento (la plaza del Azoguejo se ha transformado en zona peatonal).

La leyenda

Hay diferentes leyendas sobre el origen del acueducto de Segovia:

  • Una leyenda indica que el acueducto no es de origen romano, sino producto del demonio. Una criada que servía en una casa de un rico lugareño, cuya casa miraba desde lo alto a la plaza de Azoguejo, tenía como misión trasladar cada día el agua fresca del río para uso y disfrute del señor. La faena era tremendamente penosa, tanto por la distancia como por las cuestas que había hasta llegar a la casa. Así iba desgastando su energía la muchacha día a día, sabiendo que al día siguiente le esperaba el mismo calvario. Como necesitaba el dinero, no podía abandonar el trabajo. Un día, se derrumbó de auténtico cansancio y desesperación antes de llegar a la casa. Tanto fue su desespero, que aun siendo una buena muchacha, entre lágrimas invocó al diablo ofreciéndole su alma con tal de no tener que ejercer nunca más faena tan penosa. El diablo raudo y veloz, como si hubiera leído su pensamiento se presentó ante la joven para aceptar el trato. La joven lanzó su propuesta y le dijo:
Si eres capaz de hacer algo para traer el agua del río justo a la casa de mi señor y librarme de esta agonía antes de que salga el sol y cante el gallo, te entregaré mi alma para siempre.

El diablo aceptó el trato pero hizo firmar a la muchacha un pacto de sangre allí mismo. Contento por poder contar con un alma más, se esfumó antes de que la joven se diera ni cuenta. La muchacha se arrepintió enseguida de lo que había hecho, pero se tranquilizó pensando que sería imposible que el diablo cumpliera su promesa en una sola noche, así que terminó como pudo su jornada y se fue a su casa a descansar, aunque no pudo conciliar el sueño. Cuando cayó la noche, una gran tormenta asoló la ciudad. Sólo la muchacha sabía que no era un simple tormenta, si no el mismo diablo cumpliendo lo que ella le había pedido. Se asomó a la ventana y pudo contemplar como miles de diablos estaban trabajando en la construcción del acueducto. La muchacha entonces se dio cuenta de que estaba perdida y rezó y rogó pero nadie le contestó. La obra siguió durante toda la noche hasta que solo quedaba una piedra por poner. El diablo agradeció a todos sus maléficos ayudantes su colaboración y entre bailes y risotadas se encaminó hacia el último hueco que quedaba sin prisa, sabiéndose ganador. De pronto, sonó un gallo y el diablo paró en seco desconcertado. Un rayo de luz se anticipó a la noche y el diablo no había colocado la última piedra. Indignado, se fue, dejando atrás la grandiosa obra casi terminada y el alma de la muchacha libre. La joven arrepentida corrió hacia la iglesia para confesar al sacerdote lo que había ocurrido y éste, convencido de que había sido un milagro que la muchacha escapara de las garras del diablo, ordenó colocar una imagen de la Virgen y de San Esteban en el hueco de la piedra.

Vista desde lo alto.
  • Otra leyenda mucho menos conocida, atribuye la construcción del acueducto a la mítica civilización atlante, supuestamente desaparecida miles de años antes del nacimiento de Cristo.[1]

Según Paul H. Koch: La historia oculta del mundo, son varias las razones de un origen más antiguo del que comúnmente se le atribuye:

  • En primer lugar, el acueducto no es una invención romana: los asirios ya abastecían Nínive, la capital de su imperio, con este tipo de obra.
  • En segundo lugar, no se conoce la fecha de la fundación de Segovia.
Los legionarios romanos la conquistaron a los celtíberos, asentados desde un tiempo indefinido, hacia el año 80 antes de nuestra Era, y después instalaron allí un campamento militar. Mas nunca construyeron una ciudad romana propiamente dicha: no hay hermosos palacios ni mansiones con mosaicos y pinturas al fresco, ni colosales circos, ni llamativos teatros, ni ninguna gran obra característica de la ingeniería romana que sí podemos admirar en otras ciudades españolas, como Mérida. Y, sin embargo, precisamente en Segovia encontramos el acueducto mejor conservado del mundo, más grande que el de la propia Roma: una obra maestra compuesta por 20.400 bloques de granito que no están unidos entre sí por masa ni cemento alguno...¿para abastecer un campamento militar?
Paul H. Koch, La historia oculta del mundo
Vista nocturna del acueducto.
  • En tercer lugar, no existe un solo documento romano del siglo I a.C. o II después de nuestra Era (cuando se supone que debió ser edificado) en el que se cite a sus constructores, se evalúe el coste de la obra o quién la encargó o bajo qué César se culminó.
  • Por último, otra circunstancia que apoya el origen atlante -o, al menos, antiquísimo- según este autor, del Acueducto de Segovia son las soldaduras naturales en las juntas de los bloques de granito que, en algunos tramos, llegan a perder la línea original que unía sillares distintos y que hoy constituyen uno solo.
Estos bloques, según señala Díaz Montexano, se han fundido por el efecto natural de meteorización y diagénesis, es decir, el conjunto de cambios físicos, químicos y biológicos mediante los cuales los sedimentos se transforman en rocas sedimentarias con el paso del tiempo. El problema es que para que una roca tan dura como el granito se erosione y después se compacte y recristalice de forma natural, como sucede aquí, deben pasar varios miles de años, no los mil ochocientos o dos mil que se le atribuyen como edad al acueducto, sino bastantes más. Quizá los once mil o doce mil que transcurrieron desde que, según Platón, se produjera la catástrofe de Atlantis.
Paul H. Koch, La historia oculta del mundo

El acueducto de Segovia en el mundo

En el año 2004 surgió una curiosa iniciativa para llevar el acueducto de Segovia hasta los últimos confines del mundo. De la mente del ingeniero segoviano Miguel Ángel Rubio García nació el Club de Amigos del Acueducto, cuyo fin es llevar una representación en yeso al mayor número posible de países. Los cientos de miembros del club siempre llevan consigo un acueducto de yeso en sus viajes y de este modo el acueducto ha llegado a sitios tan dispares como Nepal, India, Tanzania, Argentina, Irán, Isla de Pascua o el Cañón del Colorado y ha visitado lugares tan emblemáticos como la tumba del Mariscal Tito, los rodillos de oración del budismo, el glaciar Perito Moreno, etcétera.

Referencias

Enlaces externos