Batalla de Lequeo

La batalla de Lechaion fue una victoria ateniense en la guerra de Corinto. En la batalla, el general ateniense Ifícrates aprovechó que un regimiento de hoplitas espartanos estaba situado cerca de Corinto pero sin ninguna protección. Viendo esta situación Ifícrates se decidió a realizar una emboscada con sus lanzadores de jabalina y sus peltastas.

Lanzando ataques rápidos y repetidos contra la formación espartana, Ifícrates y sus hombres fueron capaces de desgastar a los espartanos consiguiendo matar a la mitad de ellos.​ Esta batalla significó la primera ocasión en la historia militar griega en la que la fuerza de los peltastas consiguió derrotar a la fuerza de los hoplitas espartanos.

Preludio

En el año 392 adC, en Corinto ocurrió una guerra civil, en la cual un grupo de oligarcas que estaba a favor de los espartanos fue derrotado y exiliado por los demócratas antiespartanos. Éstos exiliados cooperaron con las fuerzas espartanas de la región para obtener el control del puerto de Corinto (que está en el Golfo de Corinto), Lechaion. Los espartanos rechazaron varios ataques de los demócratas de Corinto y sus aliados (Tebas y Argos) asegurando así su posición en el puerto.​

Fue entonces cuando los atenienses enviaron una fuerza para ayudar a Corinto, con su general Ifícrates al mando de los peltastas. Mientras las fuerzas atenienses llegaban, los espartanos y los exiliados asaltaron el territorio de Corinto, llamado Lechaion. En el año 391 adC, el rey espartano Agesilao II condujo un ejército, atacando varios puntos fuertes y ganando varias batallas. Los atenienses y sus aliados fueron reprimidos en Corinto pero pronto encontraron una oportunidad de ganar a los espartanos.​

Batalla

Mientras el rey espartano Agesilao trasladó la mayor parte de su ejército a territorio corintio, una fuerza importante fue dejada para proteger Lechaion. La mayor parte de esta fuerza pertenecía a hombres de la ciudad de Amiclas, los cuales tradicionalmente volvían a casa de la batalla para cierto festival religioso. Con el acercamiento del festival, el comandante de la fuerza espartana en Lechaion, hizo marchar a la gente de Amiclas, con una fuerza de hoplitas y de caballería como protección de camino a casa. Después de dirigir satisfactoriamente a todo el grupo delante de la ciudad de Corinto, el comandante ordenó a los hoplitas dar la vuelta hacia Lechaion, mientras la caballería continuaba su protección a la gente de Amiclas. El grupo marchó cerca de la ciudad pero no esperaban ningún problema.

Lechaion fue un antiguo puerto de Corinto.

En la ciudad, los comandantes atenienses Ifícrates, que mandaba a los peltastas, y Callias, que mandaba a los hoplitas vieron como un regimiento espartano de unos 600 hombres marchaba cerca de la ciudad y sin protección de la caballería, por lo que decidieron aprovechar la situación. Así, los hoplitas salieron de Corinto, mientras los peltastas perseguían a las fuerzas espartanas, arrojándoles lanzas.

Para parar esta situación, el comandante espartano ordenó a sus hombres cargar contra los atenienses, pero los peltastas retrocedían y facilmente corrían de los hoplitas. Entonces, cuando los espartanos volvían al regimiento, los peltastas se giraban, arrojando lanzas que infringieron bajas importantes. Este proceso fue repetido varias veces obteniendo siempre el mismo resultado.

Incapaces de irse y preocupados por las constantes pérdidas los espartanos se situaron en una cima que pasa por alto Lechaion. Cuando los hombres de Lechaion vieron el apuro por el que estaban pasando los soldados, navegaron fuera de la ciudad con pequeños barcos quedándose a una distancia aproximada de media milla. Los atenienses mientras tanto comenzaron a sacar sus hoplitas, y viendo los acontemientos que acaecían, los luchadores corrieron hacia los barcos, perseguidos por los petastas. En total fueron 250 pérdidas de los espartanos que contaban con un regimiento de 600 hombres.​

Consecuencias

La batalla de Lechaion marcó la primera ocasión en la historia griega en la cual los peltastas habían derrotado a los hoplitas espartanos.​ Las noticias de la derrota espartana fueron un choque muy grande para el rey espartano Agesilao que no tuvo más remedio que volver a casa.​ En los meses siguientes a la partida de los espartanos, Ifícrates fue reconquistando las fortalezas y los puntos fuertes que anterimente habían sido conquistadas por los espartanos.

Además Ifícrates lanzó varias incursiones contra los aliados de los espartanos en la región periférica. Los espartanos y sus aliados oligárquicos siguieron manteniendo el puerto de Lechaion durante el resto de la guerra pero sus operaciones se vieron cortadas drásticamente alrededor de Corinto.​

Hoplitas y peltastas

Ifícrates tuvo el valor de hacer cambios en su ejército al darse cuenta que los hoplitas poseían armadura y armamento superiores pero demasiado pesados y lentos en el campo de batalla. Hizo cambios en el equipo tradicional de los hoplitas para darles más oportunidades cuando estaban en combate con un peltasta. Por lo tanto, buscó un equilibrio entre los dos, cambió la panoplia del hoplita de tal modo que no eran tan pesados, cambió el grande y pesado hoplon de bronce por un escudo más pequeño y recubierto de cuero, sustituyó las pesadas sandalias por unas nuevas hechas de cuero, que fueron conocidas como Ifikratidas, y las corazas pesadas fueron sustituidas por unas nuevas de lino que en los siguientes siglos fueron muy usadas.

Estos cambios crearon la panoplia del hoplita mucho más ligera, aunque tuviese menos protección, algo que se solucionó con lanzas aumentadas de tamaño para no ser atacados antes por los hoplitas, con sus lanzas tradicionales.

A pesar de estos avances y conseguir una mayor maniobrabilidad y velocidad en el combate, los guerreros griegos dieron más valor a la armadura pesada, la cual proporcionaba mayor protección.

Al mismo tiempo el equipo del peltasta también fue modificado. La armadura que poseían era suficiente en un combate cuerpo a cuerpo ante arqueros, pero no tenían ninguna oportunidad ante hoplitas. Por esta razón modificaron su escudo, creándolo más grande y oval hecho de mimbre y más tarde de madera. Poseen jabalinas, espadas cortas y añaden una lanza corta que les facilita realizar ataques "relámpago" contra el enemigo. Algunos se podían permitir un casco de bronce.

Bibliografía

• Jenofonte (1994). «Helénicas». Madrid: Editorial Gredos. ISBN 9788424934835. 
• Jenofonte (1979). «A History of My Times». Penguin Books. ISBN 0-14-044175-1. 
• John Fine (1983). «The Ancient Greeks: A critical history». Harvard University Press. ISBN 0-674-03314-0.