Eón (mitología)

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Eón, Tellus y cuatro niños que representan las estaciones personificadas. Mosaico romano de comienzos del siglo III hallado en una villa de Sentinum. Gliptoteca de Múnich (Inv. W504).

Eón o Aión (en griego antiguo: αἰών, del griego arcaico αἰϝών) es un dios de la mitología griega adoptada por los romanos. Dios supremo e imparcial, es dios del tiempo eterno y de la prosperidad, no teniendo ni comienzo ni final. En contraste a Crono como el tiempo empírico dividido en pasado presente y futuro.[1]​ Él es, pues, dios de la eternidad, asociado a otras religiones mistéricas que tienen que ver con el más allá, como los misterios de Cibeles, los misterios dionisíacos, el Orfismo y el Mitraísmo. Suele típicamente ir en compañía de diosas madre o diosas de la tierra tales como Tellus o Cibeles así como se ve en la placa de Parabiago.[2]​ En el entorno latino esta deidad puede ir asociada a los conceptos de Aevum o Saeculum.[3]​ Tenía un sitio privilegiado en la expresión de la propaganda imperial.

Iconografía y simbolismo[editar]

Eón es usualmente identificado como un joven desnudo o semidesnudo dentro de un círculo zodiacal. Este círculo también puede representar el tiempo cíclico y eterno. Ejemplos de esto son los dos mosaicos romanos provenientes, uno de Sentinum (Lo que en la actualidad es Sassoferrato) y el otro de Hippo Regius en la África romana, y la placa Parabiago. Pero debido a que Eón representa el tiempo como un ciclo, también puede ser imaginado como un hombre anciano. En las Dionisíacas, de Nono de Panópolis se asocia a Eón con las Horas y se dice que el:

Se libra de la carga de la edad, así como la serpiente se libra de los anillos de inútiles escamas, rejuveneciendo al tiempo que se lava en la corriente de las leyes [del tiempo].[4]

Detalle de la placa de Parabiago donde se representa a Eón; Tellus (no se muestra en la imagen) aparece en la parte inferior de la placa, que se centra en el carro de Cibeles

La imagen de la serpiente enroscándose está conectado al aro o rueda a través del ouroboros, un anillo formado por una serpiente que sostiene la punta de su cola en la boca (en algunas versiones, su cola entra bastante dentro de su boca). El comentador de textos del siglo IV Mario Servio Honorato se dio cuenta al analizar la imaginería, que la imagen de una serpiente mordiéndose la cola representaba la naturaleza cíclica del año. Lo que tiene que ver con el tiempo cíclico de Eón.[5]​ En su obra del siglo V sobre jeroglíficos, Horapolo hace una distinción entre dos tipos de serpientes distintas en la imaginería. Una de ellas es una serpiente que esconde su cola bajo el resto de su cuerpo, lo que representa según Horapolo a Eón , y otra bien distinta el ouroboros que representa el Kosmos, la cual es una serpiente devorando su propia cola.[6]

Identificaciones[editar]

Marciano Capella (siglo V) identifica a Eón con Cronos (Saturno), cuyo nombre lleva a Marciano a confundir teológicamente a las dos entidades en un solo dios, así como el soberano del hades Plutón es confundido con (Pluto, "Riqueza"). Marciano presenta a Cronos-Eón como el consorte de Rea (la romana Ops) identificada con la Fusis.[7]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Doro Levi, "Aion," Hesperia 13.4 (1944), p. 274.
  2. Levi, "Aion," p.
  3. Levi, "Aion," p. 274.
  4. Nonnus, Dionysiaca 41.180ff., así como es citado por Levi, "Aion," p. 306.
  5. Servio, tiene en cuenta que en la Eneida 5,85, se dice que "según los egipcios, antes de la invención del alfabeto, el año estaba simbolizado por una imagen, una serpiente que se muerde la cola, porque se repite a sí misma" (annus secundum Aegyptios indicabatur ante inventas litteras picto Dracone caudam suam mordente, quia in se recurrit), así como es citado por Danuta Shanzer, A Philosophical and Literary Commentary on Martianus Capella's De Nuptiis Philologiae et Mercurii Book 1 (University of California Press, 1986), p. 159.
  6. Horapolo, Hieroglyphica 1.1 y 1.2 en la edición de 1940 del Sbordone, así como es citado por Shanzer, A Philosophical and Literary Commentary on Martianus Capella, p. 154.
  7. Schanzer, A Philosophical and Literary Commentary on Martianus Capella, p. 137.

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