Distrito de Paracas

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Distrito de Paracas
Distrito
Paracas

Escudo

Coordenadas 13°42′45″S 76°12′29″O / -13.712533333333, -76.207933333333
Capital Paracas
Entidad Distrito
 • País Perú
 • Departamento Ica Ica
 • Provincia Ica Pisco
Alcalde Miguel Angel Castillo Oliden
(2011-2014)
Eventos históricos  
 • Fundación Creación
Ley 11597 del 8 de marzo de 1951
Superficie  
 • Total 1440.68 km²
Altitud  
 • Media 7 m s. n. m.
Población (INEI 2012)  
 • Total 7522 hab.
 • Densidad 4,96 hab./km²
Huso horario UTC-5

El distrito de Paracas es uno de los ocho distritos de la Provincia de Pisco, ubicada en el Departamento de Ica, bajo la administración del Gobierno regional de Ica, en el surcentro del Perú. Ha sido declarada reserva regional para aves migratorias. Además de su capital, Paracas, posee algunos pocos centros poblados como La Guanera y Laguna Grande. Gran parte de su desértico territorio es parte de la Reserva Nacional de Paracas.

Historia

Fue creado mediante Ley 11597 del 8 de marzo de 1951, en el gobierno del Presidente Manuel A. Odría. Sin embargo, su historia se remonta hacia la época Pre Inka, donde los Paracas conocidos como los hombres de la arena, se asentaron en la bahía y península, donde se dedicaban a la pesca y a los tejidos, realizando trueques por alimentos agrícolas; aunque se han encontrado restos de productos como el frejol, pallares, maíz, papa, camotes, etc., no es que ellos los producían en esas pampas, sino que los obtenían por el cambio con el pescado que pescaban en el chaco con las redes que fabricaban.

LEYENDA

Según el escritor Rebatta, existen dos leyendas poco conocidas, la primera denominada "la leyenda de la bahía de Paracas", él mismo la narra de la siguiente manera: Cuenta la leyenda que en tiempos antiguos los habitantes pre inkas vivían en las riberas del río Pishccu dedicados a la agricultura proveyéndose de agua y peces y para la seguridad de sí mismos vivían en los cerros que están a la ribera derecha desde Wuancanu y toda la quebrada hasta Humay, pero también habían otros que vivían en los cerros de color marrón junto al río cerca a los tizares; y otros, en la zona donde termina el desierto de las pampas de lanchas, en chozas que habían construido de quinchas hechas de caña hueca entrecruzada y forrada con barro. Bajaban hacia el río y allí en algunas tierras fértiles cultivaban camotes, maíz, yuca y legumbres. En los matorrales, cañaverales y totorales cazaban venados, guanacos y cuyes, gallinetas y patos; y en el mismo río pescaban bagres, lisas, pejerreyes y cangrejos de agua dulce. Eran muy trabajadores y el río era su fuente principal de abastecimiento de agua y alimentos, indispensable para vivir, porque ese río nunca se secaba totalmente, siempre quedaban algunas pozas de agua en las hondonadas junto al cerro y rocas grandes en la quebrada. Estos habitantes llamados pishccus, no tenían alimento suficiente y por eso, iban hasta la boca del río donde también habían construido chozas y desde ahí caminaban por el litoral recorriendo las playas del mar hacia el Norte donde encontraron a otros humanos con quienes se hicieron amistad y con ellos recorrieron la zona dirigiéndose después hacia el Sur por las pampas hasta lagunillas y laguna grande donde se conocieron con gentes provenientes del Sur. Entraban a la mar brava hasta la altura del pecho a pescar mojarrillas con redes hechas con soguillas de algodón y lana de auquénidos que manufacturaban con pushcas, y también recogían pescados que el mar varaba, y cangrejos en la parte pedregosa; es decir, que comían lo que a buenamente el mar les regalaba; pero nunca podían pescar peces grandes porque el mar en esos tiempos era demasiado bravo. A los pescados grandes y otros animales que encontraban tendidos en las playas los llevaban a cocinar en fogatas para comerlos. Entonces un grupo decidió quedarse a vivir en “Boca río” o “Mayu simi” y se dedicaron solamente a la pesca. Después de mucho tiempo el Dios Inti Wirakucha vio que estos hombres, que también eran sus hijos, sufrían mucho para pescar porque el mar era muy bravo, pues habían frecuentes maretazos y vio también que el mar nunca tenía descanso pues, trabajaba día y noche en todo lo largo del litoral. El mar estaba muy molesto y le pedía por favor al Dios que le dé un lugar adecuado siquiera para descansar un memento. Efectivamente no había lugar apacible para que repose el mar y donde el Dios Inti Wirakucha pueda brillar en una total tranquilidad. Entonces, Inti Wirakucha, después de haber pensado bien dijo: “ordenaré al Mar que se retire un poco y luego, formaré un lugar hermoso para que él mismo pueda descansar y también para que el hombre tenga un lugar tranquilo donde pueda pescar en abundancia”. Y fue así que una noche se presentó un terremoto y un maretazo en el que el mar se retiró y volvió a salir hasta que sus aguas se calmaron. Pero en ese lapso, el Dios Inti Wirakucha levantó rocas en el litoral y arrimó mucha arena del desierto formando una península y una bahía a la vez, con el fin de que el mar tenga un lugar donde descansar, el sol brille en las aguas calmadas y los hombres pishccus puedan pescar sin sufrimiento. Así fue que se formó la península para ser la defensa de una bahía, que para Inti Wirakucha era como un lago donde él solamente con su brillo, criaba en abundancia peces de diversas formas y colores para que los hombres ya no sufran más en la pesca y logren recolectar variedades de pescados haciendo “chacu”, es decir, cercando con redes en ese lugar tranquilo. El Mar agradeció mucho al Dios, porque por fin ya tenía un lugar donde descansar después de tantos siglos de fatiga. Y en recompensa, ayudó a criar diversidad de peces, crustáceos, conchas, pulpos y hasta algas desde el fondo hasta la orilla. Los hombres pishccus al conocer de la existencia de este nuevo lugar hermoso, fueron hacia allá y cerca a la ribera de la bahía construyeron sus chozas de caña hueca y carrizos, convirtiéndose en grandes pescadores paraccas del chacu, quienes preparaban pescado seco y salpreso, y además tenían el pescado fresco disponible. Ahí se desarrolló la gran cultura universal, haciendo trueques de pescado por papa, maíz, frejoles, pallares, coca, oca, charqui, lana, algodón, arcilla, metales preciosos y agua dulce. Ahí adoraron al gran Dios Wirakucha, el señor de señores y construyeron grandes cementerios en formas de cavernas y necrópolis como fosas comunes donde sepultaban a sus muertos.

Otra leyenda el "la leyenda del viento paraca", que es narrada por el mencionado escritor de la siguiente forma: Había una vez una princesa muy hermosa, bella entre las bellas hijas del jefe pescador Paracca que vivía en el Chacu. Ella era de piel canela y de bello cuerpo macizo. Tenía grandes ojos negros y cabellera larga azabache. Usaba una especie de falda corta ligera con dibujos de aves marinas, con la que cubría su cuerpo envolviéndolo. Tenía la costumbre de entrar al mar y se zambullía en las aguas para sacar grandes almejas y conchas de abanico, luego de llenar la bolsa, tenía se ponía a descansar soleándose tendida sobre la arena de la playa y a veces sobre un islote. Al verla así cada día, el dios del mar se enamoró perdidamente de ella y por eso, le proporcionaba más almejas, sin saber que ella amaba a un joven pescador apuesto, hijo de otro jefe Paraca. Un día después de recoger muchas almejas y conchas de abanico, se sintió muy cansada y se tendió sobre la arena del litoral distante a varios metros de las olas del mar para luego quedarse profundamente dormida. Entonces el dios del mar comenzó a soplar su cuerpo con vientos fuertes provenientes de mar afuera hasta dejarla desnuda. Luego, salió con sus olas que eran sólo de espumas y le cubrió el cuerpo adornándola, quedando ella totalmente blanca. De esta manera ella quedó en gestación. Cuando despertó, al verse desnuda en la arena se dio un gran susto, se vistió rápidamente y fue corriendo a su choza de caña y esteras donde se encontró con su prometido. Esa noche, se quedó profundamente dormida y soñó que se le apareció un hombre de unos cincuenta años de edad y le dijo “yo soy el dios del mar, y ayer cuando te quedaste dormida sobre la playa has quedado embarazada de mi espuma, y tendrás un hijo mío que será el más grande pescador de todas las bahías y lagunas de este lugar”, “quiero que vengas a vivir conmigo en las profundidades del mar”. Ella al despertar se quedó sorprendida de lo que había soñado y sintió temor. La noche siguiente, cuando ella y su joven prometido estuvieron caminando por la arena, ambos escucharon silbidos del viento que eran producto de los celos y enojo del dios del mar, a quien no le agradaba verla con hombre alguno, pues él la había elegido entre todas para sí. Al otro día al atardecer, cuando los dos caminaban por la pampa, ella sintió que un viento la empujaba hacia el mar y se la llevaba corriendo casi en vilo quitándosela de las manos de su prometido. Ella dio un grito muy fuerte y cayó sobre la arena llorando de miedo. Entonces su amado la levantó en sus brazos y la llevó a casa. Esa noche también el joven enamorado soñó que aquel hombre de cincuenta años se acercó a él y le dijo: “debes dejar en paz a mi mujer; retírate de ella, te lo ordeno, porque de todas maneras ella será mía y sólo mía”. Como el mar la acosaba mucho, su amado la tuvo que llevar muy lejos huyendo por el desierto hasta los andes. Y el mar al enterarse de esto, se molesto mucho y desesperado sopló y sopló muy fuerte de oeste a este, de norte a sur y de sur a norte con el fin de arrancarla de los brazos de su amado, y para que él no pueda ver y seguir avanzando en su huida, levantó abundante polvareda que no le dejaba distinguir más allá de tres metros de distancia. Pero el joven con su sagacidad logró escapar con la doncella por las pampas de Lanchas hasta llegar a la quebrada donde se protegió detrás de las peñas para que el viento no lo castigue ni le quite. Es por eso que hasta hoy, el viento paraca sopla de cuando en vez por todas partes para ver si aún encuentra a la pareja por esas pampas y lugares por donde huyeron. Quizá los encuentre algún día, mientras tanto, sigue el mar con su capricho de seguir mandando mucho viento con abundante polvo.

Geografía

Ubicado al sur, es el más extenso de la provincia de Pisco Plantilla:PE- a 7 msnm. Según Rebatta, la topografía del terreno de Paracas es ondulado con planicies y lomas de arena, con un litoral ampliamente bañado por el océano Pacífico desde el Chaco hasta Laguna Grande y Otuma.

Autoridades

Municipales

  • 2011 - 2014[1]
    • Alcalde: Miguel Angel Castillo Oliden, del Movimiento Fuerza 2011 (F2011).
    • Regidores: Narciso Quispe Puma (F2011), Patricia Noemí Hernández Machaca (F2011), Wilbert Hancco Ccansaya (F2011), Claudio Alfonso Delgado Moreyra (F2011), Santos Valenzuela Guillén (Acción Popular).
  • 2007 - 2010
    • Alcalde: Alberto Tataje Muñoz.

nació en mi año 2003

Religiosas

  • Párroco: Pbro. José Sánchez Bernuy. (Parroquia San Francisco de Asís).[2]

Festividades

Referencias

Véase también

Enlaces externos