Cuestión de Carelia

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Zonas que Finlandia consiguió con su independencia en 1918.

El denominado "Asunto de Karelia en la política finlandesa" es una controversia política en Finlandia (en finlandés: Karjala-kysymys) sobre la posibilidad y conveniencia de de recuperar la soberanía perdida sobre la región de Karelia (en finlandés, Karjala) y otros territorios cedidos a la extinta Unión Soviética después de la Guerra de Continuación en 1944, aunque a veces se incluye también en la discusión la idea de recobrar territorios como Petsamo (situado a orillas del Océano Ártico) y otros más que Finlandia debió entregar a la URSS tiempo antes, tras la Guerra de Invierno en 1940. El debate público ha sido bastante visible en medios de comunicación, aunque ningún partido político finlandés ha expresado públicamente su apoyo a la idea de recuperar los territorios cedidos de Karelia.

Antecedentes

La Cuestión de Karelia surgió por vez primera en 1940 cuando Finlandia fue obligada a ceder territorio a la Unión Soviética tras la Guerra de Invierno, en el Tratado de Paz de Moscú; una consecuencia importante de esta situación fue que miles de finlandeses fueron evacuados de los territorios cedidos, que comprendían principalmente la región de Karelia, históricamente ligada a Finlandia.

En aquélla época la zona de Karelia albergaba cerca del 10% de la población total de Finlandia, y ante la negativa generalizada de la población local a vivir bajo el régimen soviético una evacuación masiva de civiles se hizo inevitable. Los finlandeses evacuados de Karelia perdieron prácticamente todos sus derechos de propiedad sobre los bienes que dejaban atrás, al negarse a seguir viviendo en territorio que ahora pasaba a la URSS; como resultado el gobierno finlandés debió otorgar compensaciones a los civiles, usualmente mediante la entrega de pequeñas granjas (para los campesinos finlandeses desplazados) o de terrenos para la construcción de casas mediante el recurso a las expropiaciones sobre terrenos de propiedad municipal o de fincas privadas, para subsidiar a los refugiados se creó un impuesto a las propiedades que permaneció vigente durante varios años.

Tras la evacuación, los desplazados de Karelia formaron la Karjalan Liitto (en finlandés Asociación Karelia) para el apoyo y defensa de los refugiados karelios ante el gobierno de Helsinki. De hecho un político nacido en la antigua Karelia finlandesa, Johannes Virolainen, hizo breve campaña en la década de 1950 (en plena Guerra Fría) para que la URSS devolviese Karelia a Finlandia. El propio presidente finaldnés Urho Kekkonen intentó también recuperar dicho territorio, sobre todo después que el régimen soviético de Nikita Jruschov devolviese la península de Porkkala (situada en el propio Golfo de Finlandia) en 1956. Al no hallar respuesta positiva, Kekkonen intentó mantener dichas gestiones sobre Karelia fuera de la discusión pública para evitar un daño a las relaciones de Finlandia con la URSS, con el paso de los años la controversia perdió vigor y hacia 1970 había sido casi olvidada por la opinión pública.

Resurgimiento

Zonas que Finlandia cedió en 1944

La controversia finlandesa sobre Karelia resurgió tras la desintegración de la Unión Soviética en 1991, cuando algunos grupos de opinión promovieron la idea que Rusia, como sucesora de la URSS, devolviese a Finlandia el territorio de Karelia. De hecho la capital karelia, Výborg, conserva numerosos edificios construidos por finlandeses antes de 1940, mientras que la "Karjalan Liitto" aún mantiene oficialmente la esperanza que Karelia vuelva a integrarse a Finlandia pero sin exigirlo abiertamente; hoy sólo grupos políticos muy pequeños como el denominado "ProKarelia", han hecho campaña activa para el retorno pacífico de Karelia a la soberanía finlandesa. Aun así, salvo excepciones a título individual, los principales partidos políticos finlandeses no apoyan oficialmente esta idea alegando que es innecesario solicitar tal cambio territorial por la existencia de un tratado de paz con la URSS, más aún al considerar que el territorio de Karelia se halla actualmente integrado por completo dentro de Rusia.

La posición oficial del gobierno de Finlandia es que no existe conflicto teritorial alguno con Rusia y que las fronteras pueden ser modificadas sólo por acuerdos pacíficos entre los países. Tampoco existe necesidad alguna de plantear la cuestión de Karelia a Rusia pues el gobierno de Moscú no ha mostrado intención de devolver dicho territorio ni de discutir el tema. En 1994 el entonces presidente ruso Borís Yeltsin lamentó la "captura de la Karelia finlandesa" como un "ejemplo del totalitarismo agresivo de Stalin" pero en 1997 afirmó que la cuestión de Karelia era un "asunto cerrado entre ambos países". En el año 2000 el sucesor de Yeltsin, Vladímir Putin, indicó que tales discusiones sobre Karelia podían dañar las buenas relaciones ruso-finesas, al año siguiente indicó que "cambiar las fronteras no es el mejor modo de solucionar problemas".

Por otro lado, en 1998 el presidente finlandés Martti Ahtisaari reiteró que la política oficial de Finlandia se basa en que "no existen demandas territoriales hacia Rusia, pero que si Rusia deseaba discutir la devolución de los territorios cedidos, Finlandia está dispuesta a ello".

Argumentos en el debate finlandés

El apoyo popular finlandés a la idea de recuperar Karelia logra un máximo de 36% a favor en la población, obteniendo mayor éxito entre la población mayor de 65 años (que mayormente recuerda la época de la Karelia finladesa), y entre los menores de 25 años; el segmento intermedio de la población (que creció durante la Guerra Fría) suele mostrar mayor rechazo a la idea. Una encuestra de agosto del 2005 del periódico Helsingin Sanomat y de Suomen Gallup mostraba un 30% de finlandeses a favor de recuperar Karelia y un 62% en contra, mientras que una encuesta de Karjalan Liitto mostraban un 26% a favor del retorno de Karelia y un 58% en contra. El ex presidente finlandés Mauno Koivisto ha mostrado su desacuerdo con la discusión oficial sobre esta cuestión, la cual ha ganado apoyo sólo entre pequeños grupos ultranacionalistas finlandeses.

Un argumento citado frecuentemente por los opositores al retorno de Karelia es que dicha región tiene un nivel de vida mucho menor al de Finlandia, y que el PBI per cápita de Finlandia es tres veces mayor al de Rusia, siendo que el gobierno finlandés debería financiar a Karelia con elevados subsidios durante años para que alcance el nivel de vida del resto del país. Cerca del 42% de los opositores a la recuperación de Karelia citan los costos fiscales como la principal razón de su rechazo según encuesta del diario Helsingin Sanomat de Helsinki. Quienes favorecen la reintegración de Karelia alegan que el costo de la recuperación sería ciertamente de unos 30,000 millones de euros pero ello se sustentaría en que Karelia tiene ventajas naturales muy aprovechables por Finlandia, pudiendo transformarse la zona en un gran centro de comercio con Rusia y así generar el crecimiento económico con el cual financiar la reintegración.

Otro argumento de rechazo al retorno de Karelia ente los finlandeses se halla en que dicha área está habitada casi en su totalidad por gente llegada desde Rusia, Ucrania o Bielorrusia en la época de la URSS, al punto que son muy escasos los finlandeses que aún viven allí para justificar una "recuperación" de la zona. Se calcula que en 2004 hay 370,000 personas residiendo en Karelia, casi todas de origen ruso, y quienes se oponen a la recuperación de Karelia alegan que ello implicaría forzosamente la existencia de una minoría étnica rusa en Finlandia, que podría causar posibles tensiones internas y externas. Otros finlandeses alegan que una minoría étnica de rusos generaría un nuevo gasto presupuestario, pues las normas de la Unión Europea exigen dar servicios administrativos a esta minoría en su propio idioma (siendo preciso instruir en idioma ruso a todo funcionario finlandés asignado a la zona). A esto se agregaría que la minoría rusa tendría problemas en integrarse a Finlandia por diferencias culturales e idiomáticas. Aun así los partidarios de la reintegración alegan que la mayoría de la población rusa de Karelia abandonaría la región si ésta fuera transferida a Finlandia, y que casi todos los rusos lo harían si el gobierno finlandés pagase los gastos de traslado.

Referencias