Ir al contenido

Diferencia entre revisiones de «Tulipomanía»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
InternetArchiveBot (discusión · contribs.)
Rescatando referencia 6 y marcando 0 como roto #IABot (v1.6.1)
Etiquetas: Edición desde móvil Edición vía web móvil
Línea 33: Línea 33:


== Final de la burbuja ==
== Final de la burbuja ==
Teresa
El [[5 de febrero]] de [[1637]], un lote de 99 tulipanes de gran rareza se vendió por 90 000 florines: fue la última gran venta de tulipanes. Al día siguiente se puso a la venta un lote de medio [[kilogramo|kilo]] por 1250 florines sin encontrarse comprador. Entonces la burbuja estalló. Los precios comenzaron a caer en picado y no hubo manera de recuperar la [[inversión]]: todo el mundo vendía y nadie compraba. Se habían comprometido enormes deudas para comprar flores que ahora no valían nada. Las [[bancarrota]]s se sucedieron y golpearon a todas las clases sociales. La falta de garantías de ese curioso mercado financiero, la imposibilidad de hacer frente a los contratos y el [[pánico]] llevaron a la economía neerlandesa a la [[quiebra]].


== Véase también ==
== Véase también ==

Revisión del 17:32 15 ene 2018

Acuarela anónima del siglo XVII del Semper Augustus, el bulbo más famoso, vendido por un precio récord: 6000 florines.

La tulipomanía o crisis de los tulipanes fue un periodo de euforia especulativa que se produjo en los Países Bajos en el siglo XVII. El objeto de especulación fueron los bulbos de tulipán, cuyo precio alcanzó niveles desorbitados, dando lugar a una gran burbuja económica y una crisis financiera. Constituye uno de los primeros fenómenos especulativos de masas de los que se tiene noticia.

El relato de estos acontecimientos fue popularizado por el periodista escocés Charles Mackay, que lo reflejó en su libro Memorias de extraordinarias ilusiones y de la locura de las multitudes (1841).[1]

Causas

Varios factores explican el origen de la tulipomanía neerlandesa. Por un lado, el éxito de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales y la prosperidad comercial de los Países Bajos, y por otro, el gusto por las flores, especialmente las exóticas, que se convirtieron en objeto de ostentación y símbolo de riqueza.

A su vez, y por razones que en aquel tiempo se desconocían, los tulipanes cultivados en los Países Bajos sufrían variaciones en su apariencia, naciendo así los tulipanes multicolores, irrepetibles, lo que aumentaba su exotismo y por tanto su precio. Hoy se sabe que la causa de ese fenómeno era un parásito de la flor, el pulgón, que transmite un virus a la planta conocido como Tulip Breaking Potyvirus.[2]

Introducción del tulipán en Europa

Charles de l'Écluse, conocido como Carolus Clusius, introductor del tulipán en los Países Bajos.

El tulipán —procedente de la actual Turquía, entonces Imperio otomano, donde tenía connotaciones sagradas y adornaba los trajes de los sultanes— fue introducido en los Países Bajos en 1559. De hecho, la palabra «tulipán» procede del francés turban, deformación del turco otomano tülbent, viniendo este término del persa dulband y significando todos turbante.

Aunque han sido halladas evidencias del uso ornamental en el al-Ándalus del siglo XI que indican una introducción en Europa más remota en el tiempo, la versión tradicional atribuye su difusión al embajador austríaco en Turquía, Ogier Ghislain de Busbecq, en el siglo XVI.[3]​ Ogier era un floricultor entusiasta, y cuando regresó a Europa en 1544 llevó consigo algunos bulbos a los Jardines Imperiales de Viena. Más tarde, en 1593, el destacado botánico Carolus Clusius dejó su trabajo en los Jardines Imperiales para tomar un cargo de profesor de botánica en Leiden (Holanda), hasta donde llevó una colección de bulbos de tulipanes que crearon un gran interés y entusiasmo.

Clusius comenzó a cultivar tulipanes de variedades exóticas: sin embargo, celoso de su colección, los mantenía guardados. Pero una noche alguien penetró en su jardín y robó sus bulbos. El suelo arenoso holandés, ganado al mar, resultó ser el idóneo para el cultivo de la planta, y el tulipán se extendió por todo el territorio.

Para mucha gente los tulipanes pueden parecer inútiles, sin olor ni aplicación medicinal, floreciendo sólo una o dos semanas al año. Pero los jardineros holandeses apreciaban los tulipanes por su belleza, y muchos pintores lo preferían como motivo para sus cuadros.[4]

El alza de precio

Panfleto acerca de la tulipomanía impreso en 1637.

A pesar de que se intentó controlar el proceso por el cual los tulipanes monocromos se convertían en multicolores, los horticultores holandeses no fueron capaces, de manera que lo aleatorio del exotismo contribuyó a elevar progresivamente el precio de cada bulbo. Las variedades más raras eran bautizadas con nombres de personajes ilustres y almirantes de prestigio. En la década de los años veinte del siglo XVII el precio del tulipán comenzó a crecer a gran velocidad. Se conservan registros de ventas absurdas: lujosas mansiones a cambio de un sólo bulbo, o flores vendidas a cambio del salario de quince años de un artesano bien pagado. En 1623 un sólo bulbo podía llegar a valer 1000 florines neerlandeses: una persona normal en Holanda tenía unos ingresos medios anuales de 150 florines. Durante la década de 1630 parecía que el precio de los bulbos crecía ilimitadamente y todo el país invirtió cuanto tenía en el comercio especulativo de tulipanes. Los beneficios llegaron al 500 %.

En 1635 se vendieron 40 bulbos por 100 000 florines. A efectos de comparación, una tonelada de mantequilla costaba 100 florines, y ocho cerdos 240 florines.[5]​ Un bulbo de tulipán llegó a ser vendido por el precio equivalente a 24 toneladas de trigo.[6]​ El récord de venta lo batió el Semper Augustus: 6000 florines por un solo bulbo, en Haarlem.

En 1636 se declaró una epidemia de peste bubónica que diezmó a la población neerlandesa. La falta de mano de obra multiplicó aún más los precios, y se generó un irresistible mercado alcista. Tal fue la fiebre, que se creó un mercado de futuros, a partir de bulbos aún no recolectados. Ese fenómeno fue conocido como windhandel (‘negocio de aire’), y se popularizó sobre todo en las tabernas de las pequeñas ciudades, a pesar de que un edicto estatal de 1610 había prohibido el negocio por las dificultades de ejecución contractual que generaba. Pese a la prohibición, los negocios de este tipo continuaron entre particulares. Los compradores se endeudaban y se hipotecaban para adquirir las flores, y llegó un momento en que ya no se intercambiaban bulbos sino que se efectuaba una auténtica especulación financiera mediante notas de crédito. Se publicaron extensos y bellos catálogos de ventas, y los tulipanes entraron en la bolsa de valores. Todas las clases sociales, desde la alta burguesía hasta los artesanos, se vieron implicados en el fenómeno.

Charles Mackay cuenta una historia de la época:

Un rico mercader había pagado 3000 florines por un raro tulipán Semper Augustus, y éste desapareció de su depósito. Tras buscarlo vio a un marinero (que había confundido el bulbo con una cebolla) comiéndose el tulipán. El marinero fue detenido de inmediato y condenado a seis meses de prisión.[1]
Evolución del precio del tulipán en Holanda entre 1636 (12 de noviembre) y 1637 (1 de mayo).[7]

Final de la burbuja

Teresa

Véase también

Referencias

  1. a b Mackay, Charles. The Tulipomania «Chapter 3. The Tulipomania». Memoirs of Extraordinary Popular Delusions and the Madness of Crowds. Consultado el 18 de mayo de 2007. 
  2. Phillips, S. (1986). «Tulip breaking potyvirus». Plant Viruses Online. Archivado desde el original el 12 de febrero de 2007. Consultado el 18 de mayo de 2007. 
  3. El tulipán llegó a Holanda desde Al-Ándalus en el siglo XI. Estudio de la Universidad de Córdoba y de la Escuela de Estudios Árabes
  4. Kuper, Simon. «Petal power». The Financial Times. Consultado el 18 de mayo de 2007. 
  5. Sullivan, Aline. «8 Fat Swine for a Tulip: A Brief History of Bursts». International Herald Tribune. Archivado desde el original el 3 de enero de 2013. Consultado el 18 de mayo de 2007. 
  6. Dumas, Véronique. «Las rosas no hablan (pero cuentan la historia)». Consultado el 17 de mayo de 2007. 
  7. Thompson, Earl A. en Thompson, Earl (2007), "The tulipmania: Fact or artifact?", Public Choice 130(1–2): 99–114, doi:10.1007/s11127-006-9074-4

Bibliografía

  • Dash, Mike (1999). Tulipomania, The Story of the World's Most Coveted Flower and the Extraordinary Passions It Aroused. ISBN 0-575-06723-3
  • Garber, Peter M. (1989). «Tulipmania», The Journal of Political Economy, 97. pp. 535-560
  • Garber, Peter M. (2000). Famous First Bubbles, The Fundamentals of Early Manias, Cambridge, MA, MIT Press.
  • Goldgar, Anne (2007). Tulipmania, Money, Honor, and Knowledge in the Dutch Golden Age, Chicago, IL, University of Chicago Press.
  • «The Tulip Mania» (abril de 1876). Harper's New Monthly Magazine, vol. LII, No. CCCXL.
  • Kindleberger, Charles P. (2000). Manias, Panics, and Crashes, A History of Financial Crises. ISBN 978-0-471-38945-3
  • Mackay, Charles (1852). Memoirs of Extraordinary Popular Delusions and the Madness of Crowds (2.ª edición).
  • Pavord, Anna (2004). The Tulip. ISBN 0-7475-7190-2.
  • Pollan, Michael (2001). The Botany of Desire. ISBN 0-375-76039-3.

Enlaces externos