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Diferencia entre revisiones de «Saya (baile)»

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En Bolivia, los hombres con mucha plasticidad tocan el bombo y el regue llevando el ritmo. El acompañamiento de tambores y guanchas y las coplas entre solista y coro surgen de las raíces africanas, mientras la vestimenta adoptada por las mujeres se asemeja al traje de las mujeres aymaras. El canto es ejecutado en castellano. Antiguamente las dos filas de bailarines eran guiadas por los mayores del pueblo. El capitán de baile hacía orden y lugar para los bailarines con el chicote, los dos Caporales con los pequeños cascabeles ajustados a las pantorrillas marcaban el ritmo siguiendo al tambor mayor.
En Bolivia, los hombres con mucha plasticidad tocan el bombo y el regue llevando el ritmo. El acompañamiento de tambores y guanchas y las coplas entre solista y coro surgen de las raíces africanas, mientras la vestimenta adoptada por las mujeres se asemeja al traje de las mujeres aymaras. El canto es ejecutado en castellano. Antiguamente las dos filas de bailarines eran guiadas por los mayores del pueblo. El capitán de baile hacía orden y lugar para los bailarines con el chicote, los dos Caporales con los pequeños cascabeles ajustados a las pantorrillas marcaban el ritmo siguiendo al tambor mayor.


La saya representa una mezcla de sentimientos, los cuales pueden ser alegría y tristeza, entre otros.
La saya representa una mezcla de y emociones como son la valentía y el coraje, los sentimientos pueden ser alegría y tristeza, entre otros.


Las mujeres formando dos hileras van por delante y los varones van atrás portando los instrumentos musicales.
Las mujeres formando dos hileras van por delante y los varones van atrás portando los instrumentos musicales.

Revisión del 19:42 9 jul 2017

La Saya es una danza altiplánica que nace de la expresión de los negros mulatos que habitaban las regiones altiplánicas en la época de la colonia, en el Virreynato. El baile se realiza liderado por una voz cantante, es un estilo de música y danza que puede ser considerado como el producto de la fusión de elementos africanosaymaras y españoles.

La Saya como manifestación cultural se expandió a través de todo el altiplano, lo que hoy conforman los territorios peruano y boliviano. Con la desintegración del Virreynato, el Perú fue el principal territorio de difusión. Posteriormente, con la independización y creación de la República de Bolivia, en ambos países se desarrollaron movimiento culturales similares con respecto a la danza.

ORIGEN DE LA SAYA,[1][2]

Los intereses económicos que movían la práctica del comercio de esclavos en el Virreynato del Perú durante el siglo XVIII hicieron que la población africana emigre a Latinoamérica. Y como la música y la danza es parte de la vida del ser humano, esta también viajó a la tierra de Los Andes, donde se adaptó a prácticas ancestrales ya existentes.

Su origen africano está implícito en la deformación del vocablo Nsaya de Origen Kikongo (Africa); así la saya etimológicamente significa: trabajo en común bajo el mando de un (a) cantante principal. Está compuesta de música, danza, poesía y ritmo donde se utiliza bastante la metáfora y la sátira, tocando temas de la esclavitud y de la situación actual. 

La Saya presenta elementos del ancestro africano; sin embargo posee algunas peculiaridades sincréticas aymaras como la vestimenta, especialmente en las mujeres.

SU INDUMENTARIA Y CARACTERÍSTICAS

Las características de la Saya son bien definidas. Los hombres entonan, con sus potentes voces, coplas que las mujeres repiten con bellos matices de sus voces de sopranos. Los movimientos del baile son muy cadenciosos y sensuales. Las mujeres con el porte muy erguido, moviendo la cadera y con pasos cortos marcan la coreografía.

En la manifestación peruana actual, durante el desarrollo de la danza se pueden identificar distintos personajes como el Caporal que representa a los esclavos más fieles que el patrón escogía para ser los capataces y quienes con látigo en mano y siendo de la misma raza maltrataban a los demás esclavos como muestra de fidelidad y servicio a sus amos.

Otro personaje es la Cholita, ella representa a la mujer esclava que hacía labores domésticas, trabajo en el campo y en las tareas diarias en las haciendas de blancos.

El Achachi, dueño y señor de tierras y esclavos, representa a los negreros ibéricos y/o europeos que se dedicaban a traficar, transportar y comercializar esclavos. Ellos, con látigo en mano, guían a los grupos de caporales.

Con el paso del tiempo, como todo desarrollo cultural, se han ido sincretizando hechos o manifestaciones modernas con componentes de la danza original, es así que en los años 90 nacen las Machotas que son mujeres que visten de varón y representan la fuerza y el coraje de las mujeres. Finalmente, están los Machos Caporales quienes intervienen en la danza a través de grupos pequeños y representan la fuerza y la juventud de los varones.

La vestimenta de la danza es muy original tanto en hombres como en mujeres. El traje de las damas se compone de minipolleras con lentejuelas, calzados de taco alto de color brillante que hacen juego con la vestimenta, blusa con bordes y motivos andinos y altiplánicos y el típico sombrero tipo borsalino de copa baja, característico de los pueblos aimaras. El traje de los varones (caporales) incluye el sombrero de ala ancha que el danzante lleva en la mano, camisa holgada con lentejuelas y motivos andinos y altiplánicos, faja o cinturon donde se coloca el látigo, pantalón de corte militar con armazón plateado en las piernas, botas con cascabeles y látigo. El Achachi se diferencia porque éste lleva un látigo mayor y una máscara como muestra de desprecio por el esclavo.

En Bolivia, los hombres con mucha plasticidad tocan el bombo y el regue llevando el ritmo. El acompañamiento de tambores y guanchas y las coplas entre solista y coro surgen de las raíces africanas, mientras la vestimenta adoptada por las mujeres se asemeja al traje de las mujeres aymaras. El canto es ejecutado en castellano. Antiguamente las dos filas de bailarines eran guiadas por los mayores del pueblo. El capitán de baile hacía orden y lugar para los bailarines con el chicote, los dos Caporales con los pequeños cascabeles ajustados a las pantorrillas marcaban el ritmo siguiendo al tambor mayor.

La saya representa una mezcla de y emociones como son la valentía y el coraje, los sentimientos pueden ser alegría y tristeza, entre otros.

Las mujeres formando dos hileras van por delante y los varones van atrás portando los instrumentos musicales.

La vestimenta es blanca. Las mujeres llevan polleras con varias tiras de colores, en la parte del ruedo y bordados en la parte superior, blusas de mangas cortas, escote cuadrado, toda la blusa va bordada y adornada de cintas, encajes y zigzag, el sombrero en la mano y una manta de color, doblada y colgando en el brazo derecho. Llevan hojotas. 

Preside el grupo uno o dos caporales (achachis) al estilo del capataz que siendo moreno vestía al estilo de un patrón del tiempo colonial. El caporal lleva un látigo que lo usa para conservar la disciplina de los bailarines. Además, llevan cascabeles en los tobillos. 

Los bombos son confeccionados por personas expertas pues se utilizan troncos que deben ser procesados de tal forma delicada que den sonoridad adecuada. Los regue regues están hechos de cañas huecas talladas de forma canalada en espiral que se rasga con un palito delgado.

CONTROVERSIA ENTRE LA SAYA Y EL CAPORAL[3]

De movimientos cadenciosos y sensuales, la saya no es lo mismo que los Caporales, ya que esta última es una variante mestiza de la saya original, con su propia coreografía, danza y ritmo muy diferentes a la verdadera Saya.

La danza de la Saya es la expresión musical de los pueblos africanos asentados en el altiplano sudamericano durante el Virreynato del Perú, quienes llegaron en los años de la conquista traídos desde el Africa como esclavos para trabajar en las minas de Oruro y Potosí. Fueron la altura, las duras condiciones climáticas aunado al maltrato, lo que no permitió que los africanos rindieran como se esperaba, y es por ello que fueron llevados a zonas tropicales del país, en condiciones climáticas más parecidas a su lugar de origen. Es así que sus descendientes perviven en lo que hoy es la región de Los Yungas, en La Paz, Bolivia. Esta danza, al correr el tiempo, fusiona elementos de origen africanos con españoles y aymaras.

La vestimenta de la saya es bastante sencilla, en su mayoría de color blanco: Las mujeres visten una blusa de colores vivos adornada con cintas. La pollera vistosa, la manta en la mano y un sombrero borsalino. Los hombres llevan un sombrero, camisa de fiesta, una faja aymara en la cintura, pantalón de bayeta y sandalias.

Se utilizan guanchas, timbales y requintos, mientras se realizan novedosos cantos con un solista, al que la tropa de negros le responde con un estribillo. La danza, se lleva en hileras de uno, portando sus instrumentos y danzando en uniformados y cadenciosos movimientos de cintura. Las mujeres con pasos cortos son las que marcan la coreografía moviendo hombros, caderas y agitando las manos, en contrapunto y diálogo con los hombres, mientras que estos llevan el ritmo tocando varios tipos de bombos y uno de ellos rasga el regue regue.

El grupo de saya tiene como guía al caporal o capataz, quien lleva un chicote en la mano, un pantalón decorado, atuendo que representa el orden y disciplina entre los danzantes de saya.

El ritmo de la saya es rápido, marcado por los tambores con percusión incesante que rememora sus ancestros africanos, ritmo que sólo ellos pueden bailar con la destreza, el espíritu y la alegría que caracteriza a su raza.

RESEÑA HISTORICA

Perú

En el Perú, la danza se fue extendiendo y manifestando desde sus orígenes durante la existencia del Virreynato del Perú, difundiéndose durante la etapa Republicana y volviéndose muy popular en la actualidad.

Los esclavos que eran traídos desde el África ingresaban a las fronteras del Virreynato a través del puerto del Callao; desde allí eran distribuídos hacia todos los enclaves productivos del territorio, entre ellos los enclaves mineros ubicados en la zona del altiplano. Con las primeras manifestaciones de la danza, ésta obtiene difusión entre los pueblos afroaltiplánicos de la administración.

Debido a cuestiones físicas y de rendimiento en las rutinas de trabajo, los esclavos africanos son excluídos de los trabajos mineros y son movilizados hacia territorios agrícolas. Sin embargo, en paralelo, la danza adquiría más adeptos y generaba mayor difusión entre la población mestiza e indígena del altiplano.

Durante la era republicana, la danza y toda su manifestación cultural continúa propagándose desde el altiplano hacia otras regiones cercanas, pero no es sino hasta la ola de migración desde el interior del país a la capital -hacia la década de los años 40- que los inmigrantes de la zona altiplánica llevan consigo sus costumbres y cultura y las difunden poco a poco entre sus nuevas comunidades de la costa. Como resultado, la Saya y toda su manifestación cultural ganan seguidores entre las zonas populares de la capital, para luego devenir en una gran corriente de difusión a nivel nacional.

Bolivia

En Bolivia, hasta la época de la Reforma Agraria se ejecutaba la Saya “sólo en fiestas patronales con previa autorización del patrón”, luego se la bailaba en todos los acontecimientos sociales. La fuerte jerarquización del baile predominante hasta los años 1960 ya no existe más. Tampoco existen más los antes usuales personajes del baile como el Mayor de Plaza, el Alcalde y el Rey. La Saya “antigua” dejó de ser ejecutada en parte por las ridiculizaciones hacia los negros en danzas como el Tundiqui, que hicieron que los propios afrobolivianos se averguenzen de su tradición musical y dejaran en suspenso todas las representaciones de la Saya.

En los años 1970, la Saya fue interpretada por los jóvenes de Chicaloma quienes "la consideran 'una estupidez' del pasado, lamentando su desaparición solamente algunos de los ancianos sobrevivientes.” Sin embargo, un abandono total de esa tradición parece muy poco probable ya que los creadores de la danza de los Caporales se inspiraron justamente en la Saya.

A partir de los años 1980 la Saya se ha ido transformando de una danza del pueblo. La reivindicación empezó en el año 1982 con la presentación que hicieron alumnos del Tercero Intermedio del Colegio Guerrilleros Lanza en Coroico para la fiesta del 20 de octubre. Consultando a parientes y a la gente mayor de edad, residente en Tocaña, los alumnos trataron de averiguar cómo eran la música, vestimenta y danza, y el resultado de sus investigaciones tuvo tanto éxito que la presentación se repitió al año subsiguiente con más participantes negros, dando inicio a lo que hoy es el Movimiento Cultural de la Saya en Bolivia.

Véase también

Folclore de Bolivia Folclore de Perú Carnaval de Oruro Perú Bolivia


Referencias

  1. Marca, Tania (14 de noviembre de 2012). «Danzas folkloricas : Danza SAYA Afro-boliviana». Danzas folkloricas. Consultado el 21 de abril de 2017. 
  2. «Danzas peruanas: La SAYA». Consultado el 7 de mayo de 2017. 
  3. «Saya Afro Boliviana | Cochabamba Bolivia». cochabambabolivia.net. Consultado el 21 de abril de 2017. 

http://cochabambabolivia.net/saya-afro-boliviana

http://danzasfolkloricasec.blogspot.com/2012/11/danza-saya-afro-boliviana.html