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Micaela Cañete[editar]

Micaela Cañete (nacida en Asunción, durante la primera mitad del Siglo XVIII), nombre completo de Micaela Cañete Sanchez de Vera y Aragón, hija legítima del capitán Bartolomé Sánchez de Vera y Aragón, descendiente del último adelantado del Reino de España al Río de la Plata, Juan Torres de Vera y Aragón y de Doña Rosa Cañete, fue una destacada mujer española de la época de la conquista europea en América quien además de haber tenido una importante participación en la lucha por la independencia del Paraguay, como mujer rompió estructuras socio-políticas patriarcales de la época.

Biografía[editar]

Hacia fines del periodo colonial, Micaela Cañete fue una mujer rompió las estructuras socio-políticas provincianas, es decir los mandatos patriarcales de la época y los estereotipos de género. Ella fue pareja del Fiscal de la Audiencia de Charcas, don José de Antequera y Castro, quien a poco de llegar a Asunción se ganó la amistad de cuantos lo conocieron y muy especialmente de las damas paraguayas, según afirma el historiador jesuita Pedro Lozano, quien nos relata que al joven fiscal le sobraba tiempo para divertirse, “en cuanto festines se celebraban era su asistencia la primera especialmente en las casas de campo[1]​”. En los bailes, a la muchacha que más le gustaba, le ponía su sombrero para que nadie la pretendiese y “amancebóse públicamente con una mujer casada[2]​”. ¿Quién era esta mujer casada y amancebada públicamente, sin decoro con el principal líder de la provincia. Ella era doña Micaela Cañete Sánchez de Vera y Aragón, natural de Asunción e hija legítima del capitán Bartolomé Sánchez de Vera y Aragón, descendiente del último adelantado, Juan Torres de Vera y Aragón y de Doña Rosa Cañete.

Estando muy enferma, doña Rosa Cañete (madre de María), dictó su testamento alegando que crió a sus hijas Josefa y Micaela en la sana doctrina cristiana y a Micaela la hizo casar muy joven, según se desprende del documento citado. En una cláusula del mismo se lee lo siguiente:

“…declaro que di estado de matrimonio con la ayuda de Dios nuestro Señor a la dicha mi hija doña Micaela con Ventura Benítez y para el paso en que estoy en el artículo de la muerte declaro en descargo de mi conciencia que para dicho matrimonio forcé y violenté la voluntad pía de ésta mi hija con amenazas de castigos, y haber cogido contra su voluntad, ha vivido separada hasta introducir la demanda de nulidad, en éste estado se halla para que conste así lo declaro".

Una vez fallecida la madre dejó a sus hijas al cuidado de su hermano, el padre José Cañete, Deán de la Iglesia Catedral.

En 1721, Antequera --líder comunero- llegó a Asunción a pesquisar el entonces gobierno de Diego de los Reyes Balmaceda, quien se hallaba de gira por los pueblos de las misiones. A su regreso, el juez decretó su prisión e inició el juicio, interrogando a los testigos de ambas partes. Simultáneamente a su tarea de Juez Pesquisidor, Antequera se relacionó con algunas mujeres, pero probablemente la preferida fue Micaela quien desafió a la sociedad de su época, ya que estando casada vivió con el líder comunero públicamente.

El 5 de marzo de 1725, Antequera abandonó el Paraguay para presentarse ante la Real Audiencia de Buenos Aires, dejando a su fiel compañera y a su hijo. Sin embargo, la heroicidad de esta mujer no se ciñó precisamente a empuñar las armas en defensa de sus ideales, sino por otras razones también independentistas. Primero por haber enfrentado la autoridad paterna en procura de su libertad y luego por su postura estoica y serena ante las posteriores acusaciones de los jesuitas y de los miembros de la elite por “su mal proceder”. Es de advertir que a principios del Siglo XVIII la situación de una mujer casada perteneciente a una familia de linaje provincial que se uniese libremente con un representante del gobierno, era muy criticada por la sociedad y aún más por la Iglesia, no obstante doña Micaela soportó durante cuarenta años las aceradas diatribas a su persona y a la de su hijo “bastardo del traidor Antequera”.

Descendencia[editar]

En 1767, precisamente el año de la expulsión de los jesuitas, doña Micaela otorgó su testamento a favor de su único hijo sin declarar su paternidad, era este el Regidor Perpetuo del Cabildo de Asunción, llamado "José" como su padre y "Cañete" por el silencio, ya casado en ese entonces con Juana Catalina Domínguez de Ovelar, descendiente de los Riquelme de Guzmán, también de noble linaje. Don José Cañete dejó una numerosa descendencia, entre ellos, su hijo el doctor Pedro Vicente Cañete de Antequera y Castro, el erudito paraguayo de notable actuación en los agitados días de la independencia Altoperuana.

Referencias[editar]

  1. Lozano (1905). «Tomo 1». Historia de las revoluciones de la Provincia del Paraguay.1721-1735. p. 205. 
  2. Archivo Nacional de Asunción ANA. «Vol. 525. Expediente N° 6. Sección Civil. Año 1723». Archivo Nacional de Asunción.