Usuario:Mikelzubi/Taller La Antorcha

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Argentina Austral
País Bandera de Argentina Argentina
Sede Buenos Aires
Fundación junio de 1929
Fundador(a) Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia
Fin de publicación junio de 1968
Ideología política Liberal; derecha
Idioma Español
Frecuencia Mensual
Tirada 5.000
Propietario(a) Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia

La revista Argentina Austral fue una publicación mensual publicada en Buenos Aires (Argentina) entre los años 1929 y 1968.

Origen[editar]

El primer número se editó en junio de 1929, como órgano de difusión de una importante firma comercial argentino-chilena –la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia (La Anonima)-, y con el tiempo logró insertarse rápidamente en el sur. La finalidad de la revista se plantea como un escaparate de las riquezas de la Patagonia en el país y en el extranjero, así como revalorizar y enfatizar la vida de los pobladores australes.[1]

Su origen fue motivado no solo por razones comerciales, sino en parte por una necesidad de la empresa -y los grandes ganaderos patagónicos- de relegitimar su lugar en la sociedad por su participación en la represión de la huelga de peones rurales ocurrida en Santa Cruz a fines de 1921, que fuera denunciada por José María Borrero en su libro La Patagonia Trágica, editado en 1928.[2]​ Con el tiempo, la vinculación de la revista con la compañía original se fue atenuando, considerándola como parte de la proyección cultural de la sociedad patagónica y defensora de sus habitantes ante el gobierno nacional.[3]​ La revista se convirtió en un eficiente medio de difusión y circulación de ideas en los ambientes culturales, profesionales y económicos de la Patagonia, e incluso, Buenos Aires.[3]

Edición[editar]

Era una revista de distribución gratuita -se entregaba en los almacenes de La Anonima-, de la cual se editaron 434 números con periodicidad mensual, agrupados en 37 tomos. Hacia el año 1931 tenía una tirada de 5.000 ejemplares que se distribuían por todo el sur, Buenos Aires e incluso el extranjero. Entre los años 1939 y 1941 la revista interrumpió su publicación, sin que se conozcan -ni la revista especificara- las causas. El último número se publico en junio de 1968, en momentos en que la compañía madre presentaba dificultades económicas que conllevaron la venta de campos y su reorientación de sus almacenes en supermercados.[4]

La revista se destacó desde sus orígenes por su periodicidad de aparición -algo no común en las revistas de la época en la Patagonia-, gran calidad técnica, con hojas de papel acerado, ilustraciones y grabados y un número de páginas que oscilaba entre 50 y 75, como si fuera un pequeño libro.[4]

Contenido[editar]

Por sus paginas, a lo largo de sus casi cuatro décadas de vida, se presentaron, analizaron y discutieron diversas problemáticas agropecuarias, jurídicas y políticas del sur, siempre a partir de los grupos de poder que representaba, esto es la propia empresa Importadora y Exportadora de la Patagonia, los grandes comerciantes y ganaderos que detentaban el poder económico en el territorio austral. En este sentido, la revista fue un claro exponente de los intereses y preocupaciones de estos sectores frente al gobierno nacional, manteniendo una interesada distancia de los diferentes gobiernos con los que convivió a lo largo de casi 40 años, más allá de ciertas convergencias y afinidades ideológicas con algunos de ellos.

Las temáticas abarcadas por la revista pueden hacen que se la considere de interés general, con artículos sobre la geografía y la historia patagónica, una galería de personajes ilustres, notas de columnistas o de opinión sobre problemáticas agrarias, reportajes y reseñas de libros; así como referencias a la propia revista y La Anonima, como homenajes, banquetes y festejos, fotos de celebraciones y retratos de jóvenes y niños de las localidades en las que actuaba la Sociedad.[3]​ También se solían reproducir discursos oficiales, proyectos de ley, viajes de funcionarios nacionales o se analizaban medidas económicas o políticas, sentado postura a través de editoriales, en los que la revista se expresaba, a favor o en contra de las decisiones tomadas por el gobierno nacional.[5]

Por su staff pasaron un gran numero de periodistas, investigadores, militares y personas interesadas en la región Patagónica, en general, personas que tenían algún vínculo con la empresa madre. Entre las personas que participaron en la revista se hallan: Tomás del Pozo, Enrique Campos Menéndez, Ricardo Fisch, Armando Braun Menéndez; Carlos Borgialli, Juan Hilarion Lenzi, Lorenzo Amaya, Reynaldo Ravazzoli, Miguel Marienhoff, Leoncio Deodat y Raul Entraigas, entre otros. En general, no dialogó en gran medida con otros medios, excepto con aquellos con los que se encontraba más cerca en el plano ideológico: los Anales de la Sociedad Rural Argentina o de los diarios nacionales La Prensa y La Nación, de los cuales a veces reproducían o comentaban noticias. A nivel regional, tenían vínculos con los periódicos La Unión y El Nacional de Río Gallegos; o El Chubut.[5]



Borradores[editar]

La Revista Argentina Austral fue el órgano de propaganda de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia y en tal carácter puede ser incluida en el grupo de revistas de entidades sectoriales. Por tal razón, la revista porta una identificación expresa -no solapada- con el sector vinculado con la Sociedad: ganaderos y comerciantes y representa sus intereses (Jensen et al 1995:2).[3]



El “progreso de la Patagonia” fue considerado -desde los primeros números de Argentina Austral– como un programa de acción que la revista calificó como “patriótico”. La revista aportaría difundiendo valores morales, defendiendo la posición del sur, señalando dificultades y marcando soluciones. Esta sería la razón y justificación de su existencia como publicación especializada en los problemas de la Patagonia[3]


Dentro del campo periodístico patagónico, Argentina Austral se distinguió, rápidamente, por la periodicidad de su aparición, por la calidad de la publicación y por su permanencia en el tiempo durante casi cuarenta años. Esta continuidad editorial fue facilitada por el sello original de la publicación como propiedad de la empresa ganadera, comercial y naviera más importante del sur argentino: la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, fundada y dirigida por empresarios argentinos y chilenos que conformaron la familia-empresaria Braun-Menéndez Behety. A lo largo de los años Argentina Austral se convirtió en la publicación más trascendente de la denominada Patagonia profunda. De amplia circulación, sus opiniones y sus demandas trascendían el plano local-regional y llegaban hasta el gobierno nacional, contacto facilitado por las múltiples vinculaciones del Directorio de la Sociedad con el gobierno nacional y con las corporaciones agrarias representativas de los sectores dominantes, entre ellas, la Sociedad Rural Argentina.[4]


Un año después de la publicación de la obra de Borrero, el Directorio de la Empresa decidió fundar la revista Argentina Austral. Según Sebastián Sayago (2004), la decisión fue pensada como una manera de relegitimar el lugar de los estancieros en el sur. Si bien el formato revista no era habitual,7 Argentina Austral rápidamente se instaló en el escenario patagónico. Con notas de carácter histórico, geográfico y una galería de personajes ilustres, los artículos de opinión se centraban en cuestiones económicas, en las que predominaba la problemática de la tierra pública como preocupación permanente de la revista. Se insertaban actividades oficiales, discursos de mandatarios, reportajes y comentarios sobre proyectos de ley. Su staff estaba compuesto por figuras vinculadas con la Empresa, como Ricardo Fisch, asesor letrado y socio del estudio jurídico de Armando Braun Menéndez; Carlos Borgialli y Reynaldo Ravazzolli, inspectores de los almacenes; Miguel Marienhoff, prestigioso jurista y asesor letrado en Santa Cruz; el escritor Juan Hilarión Lenzi, vinculado con el periódico La Unión; el presbítero salesiano Raúl Entraigas; el abogado radicado en Esquel, Lorenzo Amaya; y Armando Braun Menéndez, entre otros.[4]


Bajo esta perspectiva, la publicación mensual de la revista Argentina Austral, que se extendió hasta 1968,7 reflejó las preocupaciones de los sectores ganaderos, comerciantes y latifundistas del sur La revista actuó como mediadora, interpeladora, demandó respuestas al gobierno y avaló o rechazó medidas. Por los estrechos contactos de la Empresa con las corporaciones agrarias y el Estado, sus ideas, representaciones y posturas trascendían más allá del plano patagónico y tenían circulación nacional e internacional.[5]


En este marco Argentina Austral actuó como un verdadero actor político.[5]


Argentina Austral fue una revista fundada a partir de una Empresa y como órgano de propaganda de la misma. En ese sentido puede ser considerada una revista de carácter sectorial, que surgió de una “familia empresaria”, un grupo familiar vinculado por sangre o por afinidad, que a lo largo de varias generaciones retuvo el control de los negocios comunes, diversificando sus actividades y con el fin de lograr la perdurabilidad de sus valores y la continuidad de la familia a lo largo del tiempo.13 Por ende, la revista asumió una clara identificación con el sector que integra o se halla vinculado con la Empresa y las actividades de la Empresa pasaron a ocupar un lugar destacado en sus páginas.[5]


Argentina Austral se distinguió rápidamente no solo por la calidad de su edición sino por su continuidad a través del tiempo, rasgo no habitual en la prensa sureña .Se editaba en Buenos Aires y se entregaba gratuitamente en la Patagonia con una amplia circulación en ciudades del interior y exterior del país a través de las agencias de la Empresa. Su staff estaba compuesto mayoritariamente por figuras vinculadas con la Empresa como integrantes de su Directorio –Tomas del Pozo, Enrique Campos Menéndez- o abogados como Ricardo Fisch, asesor de la empresa en Buenos Aires y socio del estudio jurídico de Armando Braun Menéndez o el prestigioso jurista Miguel Marienhoff, asesor letrado de la empresa en Santa Cruz. También encontramos al abogado chubutense Lorenzo Amaya, el presbítero rionegrino Raul Entraigas y al periodista de Rio Gallegos Juan Hilarion Lenzi, entre otros. El tiraje era importante: superaba los cinco mil ejemplares y la cantidad de páginas rondaban las sesenta y cinco por número, prácticamente un pequeño libro .Las notas eran de carácter histórico, vinculadas con el pasado patagónico, su geografía, las localidades y personajes ilustres, y frecuentemente se reproducían discursos oficiales, proyectos de ley, viajes de funcionarios nacionales o se comentaban medidas económicas o políticas en los que la revista –a través de las notas editoriales- sentaba postura, discrepando o apoyando las decisiones tomadas.[5]



Argentina Austral construyó un Panteón de héroes patagónicos. Afirmaban que los “prohombres de la grandeza” eran dos: en primer lugar, en lo más alto del sitial de honor estaba el Gral. Julio Argentino Roca. En repetidas ocasiones la revista rememoró la visita del presidente Roca al sur (1899), considerándolo el líder de una “extraordinaria epopeya civilizadora” al conducir la campaña militar de exterminio contra los indígenas.29 En segundo lugar ubicaban a Ezequiel Ramos Mexia, ministro de Agricultura (1901 y 1906) y Obras Públicas (1907-1913), autor de un Plan de Fomento para los Territorios Nacionales (1908) que si bien no se ejecutó totalmente, fue considerada como la mejor propuesta de desarrollo para el sur. El elenco se completó con Miguel Angel Cárcano, Ministro de Agricultura del presidente Justo y responsable de la decisión de poner en venta las tierras fiscales patagónicas. Conjuntamente con la representación colectiva de la Patagonia, la revista identificó la tipicidad de los pobladores sureños. El hombre patagónico era un personaje humilde con una fuerte voluntad de superación y la mirada puesta en el porvenir, portador de un espíritu amplio y hospitalario teñido de un “noble idealismo”[5]

Referencias[editar]

  1. Ruffini, Martha (2012). «Estrategias del Poder. La Revista “Argentina Austral” y la cuestión de la ciudadanía política en la Patagonia argentina (1929-1939)». Estudios Avanzados (17): 99-122. Consultado el 22 de junio de 2020. 
  2. Sayago, Sebastian (2004). «La literatura como instrumento ideológico. Un estudio de la Patagonia representada en las narraciones de la revista Argentina Austral». Papeles de Nombre Falso. Consultado el 22 de junio de 2020. 
  3. a b c d e Ruffini, Martha (2012). «Estrategias del Poder. La Revista “Argentina Austral” y la cuestión de la ciudadanía política en la Patagonia argentina (1929-1939)». Estudios Avanzados (17): 99-122. Consultado el 22 de junio de 2020. 
  4. a b c d Ruffini, Martha (2015). «Peronismo y ciudadanía política en la Patagonia: la mirada de la revista Argentina Austral (1946-1955)». Improntas (1): 8-42. Consultado el 22 de junio de 2020. 
  5. a b c d e f g Ruffini, Martha (2016). «Las representaciones del poder. La revistaArgentina Austral». Passagens. Revista Internacional de História Política e Cultura Jurídica 8 (1): 122-141. doi:10.15175/1984-2503-20168107. Consultado el 22 de junio de 2020. 

Véase también[editar]

Enlaces externos[editar]



Sus tenaces campañas en pro de las liberaciones de Sacco y Vanzetti; Ricardo Flores Magón y Librado Rivera; Ascaso, Durruti y Jover; y, Radowitzky, fueron sorprendentes muestras de solidaridad. En estas campañas, además de la constante difusión de la problemática que enfrentaban los defendidos, iniciábase, de manera paralela, una campaña de recopilación de fondos buscando atenuar las precarias situaciones tanto de las víctimas al igual que de sus parientes o seres queridos cercanos. (CORTES 2014)


Otra labor, cuyo desarrollo fue muy interesante, lo constituyó la organización de pic-nics, en cuanto recurso para allegarse fondos. Incluso llegaron a organizar un crucero anarquista, fletando una embarcación. Esa actividad, prodújoles un soprendente acopio de recursos, ya que a tal crucero llegaron a inscribirse quinientas veinte personas, con donación realizada, o, si se prefiere, con boleto comprado. (Cortes 2014)


En cuanto a la postura de este vocero en relación con la tendencia proclive a la violencia en el seno del anarquismo, cabe precisar que, efectivamente, si nos atenemos, por ejemplo, a la constante y repetitiva reivindicación de personajes como Kurt Wilckens o Simón Radowitzky, resultará claro que el nucleo conformante de La Antorcha, claramente reivindicaba el uso de medidas extremas, ya que no es posible pasar por alto el hecho de que tanto Wilckens como Radowitzky participaron en atentados, por lo que la reivindicación de sus personas conlleva, en sí, a una justificación o, si se prefiere, a cierta tolerancia, de sus acciones. (Cortes 2014)


El acercamiento del nucleo editor de La Antorcha para con las acciones violentas llegó al extremo de llegar a manifestar cierto entendimiento con el grupo encabezado por Severino Di Giovanni, grupo que se caracterizaba por su abierta proclividad en pro de acciones violentas.

El acercamiento a que hago referencia queda plasmado al haberse permitido en La Antorcha la publicación de un artículo de Di Giovanni, lo que no cualquier publicación libertaria argentina hubiese tolerado, máxime si tenemos en cuenta que las corrientes del anarquismo argentino contrarias a las acciones del grupo de Di Giovanni, no dudaban en etiquetar a dicho grupo como de anarco-bandidos. (COrtes2014)


Además, no se debe pasar por alto la polémica que en el seno del movimiento libertario argentino acarreó el asesinato de Emilio López Arango, y la postura que La Antorcha esgrimió al respecto.

Finalmente, las problemáticas que cotidianamente enfrentaba el núcleo editor de La Antorcha, tendieron a acrecentarse de manera excesiva, y asi, la famosa década de los años felices abruptamente terminaría por efecto del crack bursatil de octubre de 1929 que hundió al mundo entero en lo que se conoce como la gran depresión; y de manera casi paralela, ocurriría el golpe de Estado fascistoide de septiembre de 1930 encabezado por el general José Félix Uriburu para derrocar al gobierno de Hipólito Yrigoyen. Esto, aunado a la desaparición física de una generación de libertarios que no encontraria relevos que la suplieran, conllevaría, por lógica, a un panorama desolador en el que resultaba prácticamente imposible la continuación de este vocero. Y así, el 9 de diciembre de 1932, aparecería el último número de La Antorcha. (Corte 2014)


, enfrentado y como alternativa y al también periódico anarquista La Protesta, que durante las primeras décadas del siglo XX fue el más importante diario anarquista del país.

que se convirtió en la corriente rival y radicalizada del protestismo en los años veinte. M

Los fundadores de La Antorcha son Rodolfo González Pacheco y Teodoro Antillí, quienes


En marzo de 1921 apareció La Antorcha, un semanario destinado a ocupar un lugar entre las publicaciones libertarias de larga duración. Se editó entre 1921 y 1932, aunque los últimos números aparecieron clandestinamente en el contexto de la dictadura de Uriburu. Dirigido por Rodolfo González Pacheco y Teodoro Antillí, este periódico tuvo un rol central en los conflictos internos que atravesaron al anarquismo en la década del veinte. (Anapios Prensa y estrategias editoriales del movimiento anarquista en la Argentina de entreguerras)




Véase también[editar]

Notas[editar]

Enlaces externos[editar]