Usuario:JulietaSterlicco/Taller

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En la Argentina, el estilo italianizante tuvo su apogeo entre los años 1830 y 1880. Representó la transición entre el estilo colonial, heredado de las tradiciones española y lusitana, y el academicismo francés que dominaría la arquitectura en el país hasta la década de 1930.

Uno de los primeros y más conspicuos ejemplos en el país es el Palacio San José, casco central de la estancia que Justo José de Urquiza poseía cerca de Concepción del Uruguay, por otra parte en lo que es hoy el Parque de Palermo el demolido Palacio de Juan Manuel de Rosas era un gran edificio aunque poco ostentoso en sus fachadas (lo que le hizo decir a Domingo Faustino Sarmiento «con el poder que Rosas tenía sólo se quedó en esta arquitectura pudiendo haber tenido un Versalles», Sarmiento despreciaba profundamente a lo criollo, a lo español y a la arquitectura común italiana.) en que se reunían muy sobriamente los rasgos italianizantes con los antiguos rasgos coloniales españoles.

Hubo dos corrientes principales del estilo en Argentina: la primera, italiana, tuvo sus fundadores en Pedro Fossati y los renombrados Nicolás y José Canale (padre e hijo), desarrollándose luego por arquitectos como Juan Antonio Buschiazzo, Francisco Tamburini, Víctor Meano y Carlos Morra; la segunda, británica, tuvo sus máximos representantes en Edward Taylor, Henry Hunt y Hans Schroeder. En el Noroeste argentino sobresalen Luis Caravati, Luis Giorgi y Francisco Righetti.[1]

El italianizante se aplicó tanto a las clásicas viviendas de disposición lineal con tres patios, heredadas de la tradición romana (por ejemplo, la Casa de los Ezeiza o la de los Unzué), como a los entonces recientemente surgidos caserones llamados casas quinta en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, que tuvieron su auge en esas décadas. Algunos ejemplos de este último tipo de vivienda en la capital son la Casa Marcó del Pont, la Quinta Lezama, el Palacio Miró (demolido) y la Quinta de los Azcuénaga en Olivos (hoy Residencia Presidencial). También estuvo presente en los primeros edificios de departamentos, de pocos pisos, como el Palacio Muñoa (obra de Taylor).

Al mismo tiempo, el italianizante acompañó a la primera etapa de la consolidación del Estado Nacional en la Argentina, y por ello está presente en los edificios institucionales más antiguos del país. Por ejemplo, la Aduana Nueva (de E. Taylor, demolida), la Casa Rosada y la Casa de Moneda, así como la Municipalidad de Belgrano (hoy Museo Histórico Sarmiento) y el remodelado Cabildo (restaurado a su aspecto colonial en 1940). En el litoral argentino, provincias de Misiones y Corrientes, el ingeniero italiano Giovanni Col diseñó una cantidad de edificios estatales: las dos Casas de Gobierno provinciales, escuelas, iglesias y hogares, extendiendo el nuevo estilo de moda por la región.

Además se aplicó a los primeros grandes bancos de la Argentina, construidos todos por el dúo Hunt-Schroeder: El Banco de Londres (demolido), el Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires (hoy Banco Central), el Banco Carabassa (demolido), etc. Por último, tuvo su influencia en la arquitectura religiosa: la Curia Metropolitana en Plaza de Mayo (de Fosatti, destruida en 1955) y las Iglesias de Nuestra Señora de la Piedad y de la Inmaculada Concepción. lllll

  1. «Patrimonio Arquitectónico Argentino: Memoria del Bicentenario (1810-2010)».