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[1][2][3][4][5]​Enteritis actínica[editar]

La enteritis actínica o enteritis inducida por radiación es un trastorno del intestino delgado y grueso que ocurre durante o después de un curso de radioterapia abdominal o pelviana. La radioterapia abdominal o pelviana es utilizada comúnmente en la actualidad como tratamiento primario o adyuvante en neoplasias ginecológicas, genitourinarias y colorectales. Existe una relación directa con la dosis de radiación y suele presentarse con dosis de 4.500-6.000 rads (45-60 Gy).

Un efecto secundario de la radioterapia es la lesión del intestino delgado inducida por radiación, que se presenta con dos síndromes distintos: enteritis por radiación aguda y crónica. La enteritis por radiación aguda se presenta en casi 75% de los pacientes que reciben radioterapia por cánceres abdominales y pélvicos. La enteritis por radiación crónica es inexorable y se presenta en alrededor de 5 a 15% de estos enfermos.

La localización de la enfermedad dependerá del campo de irradiación, aunque la sigma, el recto y el íleon terminal son segmentos afectadas con mayor frecuencia.

Fisiopatología[editar]

La radiación induce directamente y mediante generación de radicales libres una lesión celular. Se supone que el principal mecanismo de muerte celular inducida por radiación es la apoptosis que resulta de roturas en el ADN bicatenario, inducida por radiación libres. El efecto citotóxico de la radioterapia se observa principalmente en las células epiteliales de proliferación rápida, como las que recubren el intestino delgado y grueso son muy susceptible a la lesión inducida por radiación.

Las correlaciones anatomopatológicas de esta lesión aguda comprenden vellosidades roma y un infiltrado denso de leucocitosis y células plasmáticas dentro de las criptas. En enfermos graves se observa esfacelo, ulceración y hemorragia de la mucosa. La intensidad de la lesión se relaciona de manera directa con la dosis de radiación administrada y casi todos los casos ocurren en pacientes que recibieron cuando menos 4.500 cGY.

Debido a la capacidad de regeneración del epitelio intestinal, la lesión de la mucosa característica de la enteritis por radiación aguda se resuelve una vez que se suprime la radioterapia.

En contraste, la enteritis por radiación crónica se caracteriza por una vasculitis oclusiva progresiva que se origina isquemia crónica y fibrosis que afecta todas las capas de la pared del intestino, y no la sola mucosa. Estas alteraciones causan estenosis, absceso y fistulas, que provocan las manifestaciones clínicas de enteritis por radiación crónica 

Factores de riesgo[editar]

Los factores que contribuyen a la aparición y gravedad de la enteritis por radiación:

  • Dosis y fraccionamiento de la misma.
  • Tamaño y grado del tumor.
  • Volumen del intestino normal tratado.
  • Implantes intracavitarios de radiación.
  • Hipoxia celular.
  • Variables individuales de cada paciente: Cirugías abdominales o pelvianas previas, hipertensión arterial, diabetes mellitus, arteriosclerosis, enfermedad inflamatoria pelviana, nutrición inadecuada . Los individuos delgados, añosos y de sexo femenino poseen mayores posibilidades de presentar daños por radioterapia, debido a la mayor exposición de asas intestinales a nivel pelviano. Según limitados estudios retrospectivos no controlados, pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal conocida presentarían mayor riesgo de presentar toxicidad intestinal severa.

Presentación clínica[editar]

Los síntomas pueden aparecer horas después de la aplicación, a corto plazo, meses o hasta 30 años luego de finalizado el tratamiento. Se describen un síndrome agudo y un síndrome crónico.

Las  manifestaciones  más comunes  de  enteritis por  radiación  aguda son  náuseasvómitos, diarrea  y  dolor abdominal  tipo  cólico.

Los síntomas son  pasajeros  y remiten  una  vez que  se  suspende la  radioterapia. Debido a que  el diagnóstico  suele  ser obvio,  tomando  en cuenta  el  contexto clínico, no  se  requieren pruebas  diagnósticas  específicas. La mitosis a nivel de las criptas regresa a la normalidad en 3 días, mientras la recuperación histológica completa lleva alrededor de 6 meses. Sin embargo,  cuando  los pacientes presentan  signos  que hacen  pensar  en peritonitis,  debe  practicarse una  CT  a fin  de  investigar otros  padecimientos  capaces de  causar síndromes  abdominales agudos.

las  manifestaciones  clínicas de  enteritis  por radiación crónica  son  obvias en  el  transcurso de  dos  años de  administrar  la radiación,  aunque  es posible  que  se inicien  luego  de tan  sólo  unos meses  o  hasta décadas  después.  La presentación  clínica  más común  es  una obstrucción parcial  del  intestino delgado  con  náuseas, vómitos,  distensión  abdominal intermitente,  diarrea crónica acuosa y/o esteatorrea, dolor del  abdomen  tipo cólico  y  adelgazamiento. El  segmento afectado  con  mayor frecuencia  es  el íleon  terminal

Otras  manifestaciones  de enteritis  por  radiación crónica  abarcan  obstrucción intestinal completa,  hemorragia aguda  o  crónica del  intestino  y formación  de  abscesofístula.

Diagnóstico[editar]

La  valoración de  un  paciente en  el  que existen  grandes  probabilidades  de enteritis por  radiación  crónica comprende  revisión  de los  expedientes de  sus tratamientos  con  radiación para  saber  la dosis  total  de radiación administrada,  el  fraccionamiento  y el  volumen  de tratamiento.  Es  necesario señalar  las  áreas que  recibieron  las dosis  altas,  porque las  lesiones  encontradas posteriormente  en  estudios de  imagen  suelen ubicarse  en  estas zonas.

Laboratorio[editar]

Los pacientes pueden presentar anemia por sangrado o malabsorción. Alteraciones del medio interno por vómitos. En el estudio de heces se puede objetivar la presencia de grasas (esteatorrea) y descartar diarrea de origen infeccioso.

Estudios Imagenológicos[editar]
Radiografía directa de abdomen de pie y en decúbito.[editar]

Es un estudio no específico. Puede evidenciar un íleo (cuadro agudo), asas dilatadas y con niveles hidroaéreos (obstrucción intestinal), o signo del revoque (edema de la pared intestinal).

Tránsito intestinal[editar]

Los hallazgos en el tránsito intestinal están en relación con el estadio de la enfermedad y el grado de afectación.

El hallazgo más frecuente es el engrosamiento regular y paralelo de los pliegues, con presencia de ulceraciones, que traducen tanto la afectación mucosa y submucosa.

En estado más avanzado es posible observar segmentos únicos con múltiples de estenosis, angulación y fijación de asas, distorsión de pliegues en el borde antimesentérico y más raramente fistulas (especialmente a nivel de las anastomosis quirúrgicas).                                 

TAC[editar]

Los hallazgos en el TAC son similares a los de otras entidades inflamatorias, con engrosamiento concéntrico de la pared, en ocasiones con halo hipodenso intramular y aumento en la densidad de la grasa del mesenterio. Cuando existe confluencia de asas intestinales, adheridas y con la pared engrosada, puede simular una recidiva neoplásica.

Colonoscopía – Rectoscopía[editar]

Presenta ventajas con respecto a la radiología, permite realizar biopsias y constituye un arma terapéutica. Puede resultar peligroso, debiéndose realizar con mucha cautela en los episodios agudos.

Diagnóstico diferencial[editar]

Debe establecerse con la enfermedad de Crohn, aunque en esta entidad el engrosamiento de los pliegues es más irregular y existe afectación predominante del patrón mucoso.

El contexto clínico permite, en la mayor parte de los casos, la diferenciación con otras entidades, como  la enteritis isquémica, Síndrome de sobrecrecimiento bacteriano, obstrucción intestinal baja, hemorroides, enfermedad inflamatoria intestinal,  perforación intestinal, malabsorción de otra causa, enfermedad ulcerosa péptica, Proctitis y anusitis.

Otras entidades:  neoplasia gastrointestinales, obstrucción intestinal alta, hemorragia diverticular.

Tratamiento[editar]

Casi  todos los  casos  de enteritis  por  radiación aguda  curan  de manera  espontánea.  Suele ser  suficiente  el tratamiento  de  apoyo, que  incluye  la administración  de  antieméticos. Los  pacientes  con deshidratación  inducida  por diarrea  tal  vez requieran  hospitalización  y administración  de  líquidos parenterales.  Rara vez  los  síntomas son  bastante  graves como  para  requerir que  se  disminuya o  suprima  la radioterapia.

En  contraste, el  tratamiento  de la  enteritis  por radiación  crónica  representa un  grave  problema. La  intervención  quirúrgica para  este  trastorno ocasiona  tasas  de morbilidad  altas  y debe  evitarse  cuando no  existen  indicaciones específicas  como  obstrucción de  alto  grado, perforación,  hemorragias,  abscesos intraabdominales  y  fístulas. El  objetivo  de la  cirugía  es  la resección  limitada  del intestino  afectado  con anastomosis  primaria  entre segmentos  intestinales  sanos. No  obstante,  la naturaleza característicamente  difusa  de fibrosis  y  adherencias densas  entre  los segmentos  intestinales  dificulta una  resección  limitada. Además,  en  el periodo  intraoperatorio,  es difícil  diferenciar  el intestino  normal  y  el  radiado a  simple  vista o  incluso  analizando cortes  congelados.  Es importante  esta  diferenciación porque  las anastomosis  entre  segmentos radiados  de  intestino se  acompañan  de tasas  de  fuga hasta  de  50%. Si no  es  factible la  resección  limitada, una opción  puede  ser un  procedimiento  de derivación  intestinal,  excepto en los  casos  en  que  la hemorragia  indicó  la operación.  Hay  algunos pacientes  en  quienes es  imposible  evitar resecciones  lo  bastante extensas  para  provocar síndrome  de  intestino corto.

Prevención[editar]

En  vista de  la  morbilidad significativa  relacionada  con la  enteritis  por radiación,  algunos  grupos han  estudiado  medidas posibles  para  disminuir o  prevenir  tales efectos  colaterales.  El mantenimiento  de  la exposición  a  la  radiación  por debajo  de  5 000  Gy  se acompaña  de  efectos colaterales  a  largo plazo  mínimos  y se  recomienda  siempre que  sea  posible. Cada vez  se  usan más  las  técnicas de  radiación  en haces  múltiples  a fin  de  minimizar el  área  de exposición  máxima  a  la  radiación, así  como  mesas inclinadas  para  desplazar al  intestino  fuera de  la  pelvis durante  la  radioterapia. Unos  cuantos  estudios sugirieron  que  la sulfasalazina  por  vía oral  ayuda  a disminuir  la  incidencia de  enteritis  aguda inducida  por  radiación. En pacientes  que  se someten  a  cirugía pélvica  con  probabilidad de  requerir  radioterapia posoperatoria,  se  recomiendan las  técnicas  quirúrgicas que  mantengan  el intestino  delgado  fuera de  la  pelvis. Estas  medidas  incluyen el  uso  de un  cabestrillo  de malla  absorbible  para separar  la  pelvis de la  cavidad  abdominal verdadera  y  así prevenir  la  exposición del  intestino  delgado a  la  radiación pélvica.

  1. Ares, D. M., Conde, B. G., Ruzo, J. S., Millán, M. V., Prieto, E. E., Aguirre, P. A., & Iglesias, J. V. (2004). Obscure gastrointestinal bleeding: a complication of radiation enteritis diagnosed by wireless capsule endoscopy. Revista Espanola de Enfermedades Digestivas, 96(2), 132-137.
  2. Ares, D. M., Conde, B. G., Ruzo, J. S., Millán, M. V., Prieto, E. E., Aguirre, P. A., & Iglesias, J. V. (2004). Obscure gastrointestinal bleeding: a complication of radiation enteritis diagnosed by wireless capsule endoscopy. Revista Espanola de Enfermedades Digestivas, 96(2), 132-137.
  3. F. Charles Brunicardi, F. Charles Brunicardi (2010). Schwartz. Manual de cirugía (9a. ed.). McGraw-Hill interamericana editores S.A: de C. V. p. 1001-1002. ISBN 978-007-154771-0. 
  4. DEFENDENTE, MARIANA, and DIEGO ESKINAZI. "Enteritis actínica." Cirugía Digestiva 2 (2009): 1-10.
  5. SERAM Sociedad Española de Radiología Médica / José Luis Del Cura Rodríguez / Salvador Pedraza Gutiérrez / Ángel Gayete Cara, SERAM Sociedad Española de Radiología Médica / José Luis Del Cura Rodríguez / Salvador Pedraza Gutiérrez / Ángel Gayete Cara (2009). «Enfermedades difusas del tubo digestivo». Radiología escencial. España: Editorial Médica Panamericana. p. 497. ISBN 978-84-9835-182-8.