Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos
Estados Unidos de América | |
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La Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de América (o Enmienda II), propuesta el 25 de septiembre de 1789 y aprobada el 15 de diciembre de 1791, protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas. Estados Unidos es uno de los países con menores limitaciones para adquirir y portar armas de fuego. Es parte de la llamada Bill of Rights o Carta de Derechos estadounidense. La Corte Suprema de los Estados Unidos ha aclarado en numerosas ocasiones el texto constitucional: ha afirmado que el derecho a portar armas es un derecho individual que tienen todos los estadounidenses, pero también ha declarado que el derecho no es ilimitado y que no prohíbe la regulación de la producción y compra de armas de fuego o de dispositivos similares. La Segunda Enmienda establece que ni el gobierno federal de los Estados Unidos ni los gobiernos estatales y locales pueden violar el derecho a portar armas.
Desde finales del siglo XX, la Segunda Enmienda ha estado sujeta a un renovado interés académico, político y judicial. La Corte Suprema de los Estados Unidos, órgano supremo en asuntos de interpretación del texto de la Constitución, aclaró en 2008 que la Segunda Enmienda protege el derecho de una persona a portar armas.[1] A pesar de los numerosos casos judiciales, el debate sociopolítico continúa. Los defensores del derecho a portar armas dicen que un pueblo armado realiza una mejor ejecución de la legítima defensa y que evita que la autoridad gubernamental se vuelva tiránica. Los defensores del control de armas afirman que las ciudades estadounidenses serían más seguras si no hubiese tantas armas de fuego, aunque los defensores del derecho a portar armas argumentan que cuando los ciudadanos respetuosos con las leyes se arman, actúan "más rápido y mejor" que la policía estadounidense y, por tanto, las armas reducen las tasas de criminalidad.
En 2016, cuatro de cada diez estadounidenses afirmaban tener al menos una arma de fuego en sus casas,[2] aunque esta proporción podría ser mucho mayor ya que los datos solo recogen a aquellas personas que quieren revelar voluntariamente si poseen un arma de fuego o no. Desde la década de 1990, el apoyo a la Segunda Enmienda ha incrementado progresivamente tanto entre votantes liberales como conservadores. En 2016, el 76% de los estadounidenses se oponía a la derogación de la Segunda Enmienda; en 1960, la oposición era solo del 36%.[2]
Texto
[editar]Existen varias versiones del texto de la Segunda Enmienda, con pequeñas diferencias en la puntuación y el uso de mayúsculas, encontradas en los documentos oficiales relacionados con la adopción de la Carta de Derechos.[3] El Congreso aprobó una versión,[4] mientras que en las copias distribuidas y ratificadas por los Estados[5] hay una versión distinta.
- Esta es la versión aprobada por el Congreso:
A well regulated Militia, being necessary to the security of a free State, the right of the people to keep and bear Arms, shall not be infringed.
Una Milicia bien organizada, es necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar Armas, no se violará.
- Y esta la ratificada por los Estados:
A well regulated militia being necessary to the security of a free State, the right of the People to keep and bear arms shall not be infringed.
Una milicia bien organizada es necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a poseer y portar armas no se violará.
La copia original escrita a mano de la Carta de Derechos, aprobada por la Cámara y Senado, fue preparada por el escriba William Lambert y se encuentra en los Archivos Nacionales.
Experiencia previa a la Constitución en Estados Unidos
[editar]Los primeros colonos estadounidenses consideraban importante el derecho de poseer armas, el derecho de portar armas y las milicias estatales para:[6][7][8][9][10][11][12][13]
- disuadir de la formación de un gobierno no constitucional
- repeler invasiones
- sofocar insurrecciones
- facilitar el derecho natural de defensa propia
- participar en la aplicación de la ley
- permitir la organización de milicias.
Es discutible cuál de las funciones anteriores tenían por más importante y cuál les preocupaba más, y también hasta qué punto la Segunda Enmienda responde a tales inquietudes. Algunos de estos propósitos fueron explícitamente mencionados en constituciones antiguas de ciertos estados: por ejemplo, la Constitución de Pensilvania de 1776, afirmaba que "el pueblo tiene derecho a portar armas por su propia defensa y la del Estado".[15]
Durante el periodo pre-revolucionario de los años 1760, la milicia colonial establecida estaba compuesta de colonos, que incluía numerosas personas leales al Imperio Británico. Conforme crecía la oposición al dominio británico, aumentaba la desconfianza de los colonos favorables a la independencia hacia estos lealistas de la milicia. Como resultado, los colonos rebeldes, denominados patriotas establecieron legislaciones coloniales independientes para crear sus propias milicias que excluían a los Lealistas y facilitaban la creación de armerías independientes para estas milicias. En respuesta a este armamento, el Parlamento británico aprobó el embargo de armas de fuego, partes y municiones a las colonias americanas.[16]
Los esfuerzos de los Británicos y lealistas por desarmar las armerías de las milicias patriotas al principio de la Revolución Estadounidense causaron protestas de los patriotas, que alegaron la Declaración de Derechos de 1689, los comentarios de William Blackstone a dicha declaración, las leyes de milicias de los propios patriotas y la legislación británica sobre el derecho a la defensa propia.[17] Aunque la política británica al principio de la Revolución claramente intentaba prevenir una acción coordinada por parte de la milicia patriota, no existe evidencia de que los británicos pretendieran restringir las leyes de defensa propia.[17] Patrick J. Charles rebate estas afirmaciones citando el desarme de los patriotas y desafiando las interpretaciones de Blackstone.[18]
Las fuerzas armadas que ganaron la Revolución Estadounidense consistían en el Ejército Continental, creado por el Congreso Continental, junto con varias unidades de milicia regionales y estatales. Las fuerzas británicas eran una amalgama del Ejército Británico, milicia lealista y mercenarios hessianos. Después de la Revolución, Estados Unidos quedó gobernado por los Artículos de la Confederación. Los federalistas argumentaban que este gobierno abogaba por una división de poderes impracticable entre el Congreso y los estados, que provocaba un debilitamiento militar, ya que el ejército permanente quedó reducido a tan solo 80 hombres.[19][20] Por otra parte, los antifederalistas abogaban por un gobierno limitado y simpatizaban con los rebeldes, muchos de los cuales eran antiguos soldados de la Revolución. Posteriormente en 1787, la Convención de Filadelfia propuso conceder al Congreso un poder exclusivo para reclutar y mantener un ejército y una armada permanentes de tamaño ilimitado.[21][22] Los antifederalistas se oponían al traspaso de poder de los estados al gobierno federal, pero al ir haciéndose más probable la elaboración de una Constitución, cambiaron de estrategia hacia la aprobación de una carta de derechos que pusiera límites al poder federal.[23]
Hubo un gran debate en los años 1780 sobre la conveniencia de que "el pueblo" luchara contra una tiranía gubernamental (como la describían los antifederalistas) o sobre el riesgo de un gobierno de las turbas similar a la Revolución Francesa,[24] que estaba sucediendo en esa época. Durante los debates de la ratificación de la Constitución, había un gran temor a que el gobierno federal tomara posesión militar de los estados, algo que podría ocurrir si el Congreso aprobaba leyes prohibiendo a los estados armar a sus ciudadanos,[25] o prohibiendo a los ciudadanos armarse ellos mismos.[17] Aunque se argumenta que los estados perdieron el poder de armar a sus ciudadanos cuando se transfirió el poder de crear una milicia al gobierno federal por el Artículo 1 de la Sección 8 de la Constitución de los Estados Unidos, el derecho individual a las armas quedó garantizado y reforzado por la Leyes de Milicias de 1792 y 1795.[26][27]
Sentencia del Tribunal Supremo de junio de 2010
[editar]El 28 de junio de 2010, la Corte Suprema de los Estados Unidos sentenció que ninguna ley estatal o local puede restringir el derecho a poseer o portar armas que reconoce la Segunda Enmienda.[28]
Véase también
[editar]- Portal:Derecho. Contenido relacionado con Derecho.
Referencias
[editar]- ↑ New York Times (21 de marzo de 2016). «Supreme Court Declines to Hear Challenge to Colorado's Marijuana Laws» (en inglés).
- ↑ a b Gallup. «Guns // Gallup Historical Trends» (en inglés). Consultado el 5 de mayo de 2017.
- ↑ Davies, pp. 209-16.
- ↑ In Part II-A of the Opinion of the Court in District of Columbia v. Heller, the Supreme Court cited this version of the amendment.
- ↑ «United States Constitution». Cornell University Law School.
- ↑ Hardy, p. 1237. "Early Americans wrote of the right in light of three considerations: (1) as auxiliary to a natural right of self-defense; (2) as enabling an armed people to deter undemocratic government; and (3) as enabling the people to organize a militia system."
- ↑ Malcolm, "That Every Man Be Armed," pp. 452, 466. "The Second Amendment reflects traditional English attitudes toward these three distinct, but intertwined, issues: the right of the individual to protect his life, the challenge to government of an armed citizenry, and the preference for a militia over a standing army. The framers' attempt to address all three in a single declarative sentence has contributed mightily to the subsequent confusion over the proper interpretation of the Second Amendment."
- ↑ Levy, p. 136.
- ↑ Merkel and Uviller, pp. 62, 179 ff, 183, 188 ff, 306. "[T]he right to bear arms was articulated as a civic right inextricably linked to the civic obligation to bear arms for the public defense."
- ↑ Spitzer, pp. 155-9.
- ↑ Dulaney, p. 2.
- ↑ Bogus, Law and History, pp. 67–9, 239–40.
- ↑ Merkel and Uviller, pp. 62, 179 ff, 183, 188 ff, 306.
- ↑ Cornell, Gun Control, p. 2.
- ↑ Pennsylvania Constitution of 1776.
- ↑ DeConde, p. 27.
- ↑ a b c «Boston, March 17». N. Y. J., Supplement: 1, Col.3. 13 de abril de 1769. qtd. in Halbrook, A Right to Bear Arms, p. 7.
- ↑ Charles, "Arms for Their Defence?", p. 4.
- ↑ Anderson and Horowitz, pp. de Shays]].
- ↑ Vest, Rose. "Shay's Rebellion" Archivado el 25 de diciembre de 2008 en Wayback Machine., Home of Heroes.
- ↑ Pole and Greene, p. 386.
- ↑ Vile, p. 30.
- ↑ Merkel and Uviller, p. 79.
- ↑ «Letter from John Adams to Abigail Adams, 22 December 1793». Masshist.org. Archivado desde el original el 16 de octubre de 2010. Consultado el 30 de agosto de 2010.
- ↑ Cooke, p. 100. "This is another protection against a possible abuse by Congress. The right protected is really the right of a state to maintain an armed militia, or national guard, as we call it now. In the eighteenth century people feared that Congress might, by passing a law, prohibit the states from arming their citizens. Then having all the armed strength at its command, the national government could overwhelm the states. Such a circumstance has never happened, but this amendment would prevent it. The Second Amendment does not give anybody or everybody the right to possess and use firearms. The states may very properly prescribe regulations and permits governing the use of guns within their borders."
- ↑ US Constitution Article 1 Section 8 To provide for organizing, arming, and disciplining, the Militia, and for governing such Part of them as may be employed in the Service of the United States, reserving to the States respectively, the Appointment of the Officers, and the Authority of training the Militia according to the discipline prescribed by Congress.
- ↑ «Elliots Debates Vol 3, Virginia Convention, Saturday June 14, 1788». Teachingamericanhistory.org. 1 de enero de 1980. Consultado el 30 de agosto de 2010. The national government has an exclusive right to provide for arming, organizing, and disciplining the militia, and for governing such part of them as may be employed in the service of the United States. The state governments have the power of appointing the officers, and of training the militia, according to the discipline prescribed by Congress, if they should think proper to prescribe any. Should the national government wish to render the militia useless, they may neglect them, and let them perish, in order to have a pretence of establishing a standing army.
- ↑ «EE UU garantiza el derecho a ir armado». El País. 29 de junio de 2010.