Ir al contenido

María Pacheco

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 21:11 1 ago 2007 por Ecemaml (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.

María Pacheco (Granada, c. 1496 - Oporto, Portugal, 1531). Noble castellana y dirigente de la rebelión de las Comunidades de Castilla.

Vida

Infancia

Hija de don Íñigo López de Mendoza y Quiñones (primer Marqués de Mondéjar y segundo conde de Tendilla, conocido como el Gran Tendilla) y de Francisca Pacheco (hija de Juan Pacheco, primer marqués de Villena). María adoptó el apellido materno para diferenciarse de otras dos hermanas, que se apellidaban Mendoza, con las que compartía el nombre. Se desconoce la fecha de su nacimiento, aunque hay documentación donde se declara que en la fecha de su boda en Granada, el 18 de agosto de 1511, tenía quince años.

Educada junto con otros de sus hermanos en el ambiente renacentista de la pequeña corte del Gran Tendilla, María era una mujer culta, con conocimientos de latín, griego, matemáticas, letras e historia. De niña presenció en 1500 los acontecimientos de la primera sublevación morisca desde su casa en el Albaicín.

Casamiento

Con 14 años de edad (10 de noviembre de 1510), se acuerdan sus esponsales con Juan de Padilla, caballero toledano de rango inferior al de los Mondéjar, (lo que parece no fue de su agrado). En los escritos de la época, ella aparece como Doña María Pacheco, mientras que su marido recibe el trato de Juan de Padilla. En dicho acuerdo se le obliga a renunciar a sus derechos de herencia paterna a cambio de una dote de cuatro millones y medio de maravedíes.

Al suceder Juan de Padilla a su padre en el cargo de Capitán de gentes de armas, el matrimonio se trasladó a Toledo en 1518. María Pacheco apoyó y quizá instigó a su pacífico marido para que, en abril de 1520, formase parte activa en el levantamiento de las Comunidades en Toledo. A continuación, Juan de Padilla acude con las milicias toledanas en auxilio de Segovia para, junto a las milicias mandadas por Juan Bravo, regidor de Segovia, combatir las fuerzas realistas de Rodrigo Ronquillo. El 29 de julio de 1520 se constituye en Ávila la Santa Junta, nombrándose a Juan de Padilla capitán general de las tropas comuneras. Sin embargo, las rivalidades entre los comuneros provocan su sustitución por Pedro Girón, ante lo cual, Padilla regresa a Toledo. Cuando Girón deserta en diciembre al bando realista, Padilla regresa a Valladolid con un nuevo ejército toledano (31 de diciembre de 1520). Sus tropas toman Ampudia y Torrelobatón. Sin embargo, de nuevo surgen disensiones dentro del ejército comunero. Todo ello provoca el debilitamiento de los sublevados, que son derrotados en una desigual batalla el día 23 de abril de 1521 en Villalar.

Padilla fue hecho prisionero. Conducido al pueblo de Villalar, es decapitado al día siguiente. Con él fueron ajusticiados Juan Bravo, Pedro y Francisco Maldonado, y otros partidarios de la causa comunera.

Resistencia en Toledo

En ausencia de Padilla, María gobierna Toledo hasta la llegada el 29 de marzo del obispo de Zamora Antonio de Acuña, a cuya llegada se ve obligada a compartir el poder con él. Al recibir las malas noticias sobre Villalar, María cae enferma y se viste de luto. Sin embargo, en vez de abandonar, María Pacheco va a liderar la última resistencia de las Comunidades en Toledo. Dirige, desde su casa primero y desde el alcázar después, la resistencia a las tropas realistas, estacionando defensores en las puertas de la ciudad y mandando traer la artillería desde Yepes, implantando contribuciones y nombrando capitanes de las tropas comuneras toledanas. Tras rendirse Madrid el 7 de mayo, solo resistía Toledo. Ante ello, el resto de dirigentes comuneros de la ciudad se inclinan por capitular, pero ella logra evitar la rendición. Incluso el obispo Acuña huye el 25 de mayo intentando llegar a Francia. Parte de la rivalidad con Acuña se debía a su intención de lograr la mitra toledana, primada de España, que María deseara para su hermano Francisco de Mendoza.

María Pacheco llegaría a mantener la resistencia nueve meses después de la batalla de Villalar aunque este hecho se deba, más que a la feroz resistencia, a que el ejército real tuvo que acudir a Navarra para combatir una invasión francesa. Para mantener el orden en Toledo, María llegó a apuntar los cañones del Alcazar contra los toledanos. El 6 de octubre requisa, entrando de rodillas en el Sagrario de la Catedral la plata que allí se contiene para poder pagar a las tropas.

Mientras tanto las tropas realistas, con diversos combates de abril a agosto, cercan finalmente Toledo. El 1 de septiembre de 1521 comenzó el bombardeo. El 25 de octubre de 1521 se firmó una tregua favorable para los sitiados, el llamado armisticio de la Sisla, de modo que los comuneros evacuaron el Alcázar, aunque manteniendo las armas y el control de la ciudad. Esta situación inestable culminó el 3 de febrero de 1522 con un nuevo alzamiento de la ciudad en el que María Pacheco y sus fieles toman el alcázar y liberan a los comuneros presos. Sin embargo, la sublevación es sofocada por las tropas realistas al día siguiente. Gracias a la connivencia de algunos de sus familiares, que militaban en el bando realista, María Pacheco logra huír disfrazada de la ciudad con su hijo de corta edad y se exilia en Portugal.

Exilio

Exceptuada en el perdón general del 1 de octubre de 1522 y condenada a muerte en rebeldía en 1524, María subsiste en Portugal con dificultades. Aunque Juan III de Portugal no responde a las peticiones de expulsión que le llegan desde la corte castellana, María no tiene más remedio que subsistir de la caridad, del arzobispo de Braga primero, y del obispo de Oporto, Pedro de Acosta, después.

A pesar de los intentos de sus hermanos, Luis Hurtado de Mendoza, marqués de Mondéjar y Diego Hurtado de Mendoza (embajador de Carlos V), María Pacheco no logró el perdón real, viviendo en Oporto (Portugal) hasta su muerte en marzo de 1531. Fue enterrada en la catedral de Oporto, ante la negativa de Carlos I sobre el traslado de sus restos a Villalar, para que estos descansaran junto a los de Juan de Padilla, su esposo.

La vida de María Pacheco y su tenaz resistencia, siguiendo la causa de su marido siguiendo los ideales de este inspiraron un drama en tres actos a Francisco Villaespesa, sobre este drama, Juan de Orduña realizó una película en 1951 en la que Amparo Rivelles interpretaba a la heroina de Toledo.