Hypokeimenon

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Hipoquimeno o Hypokeimenon (griego: ὑποκείμενον), usado como substrato material, es un término en metafísica que literalmente significa 'lo subyacente' (latín: subiectum).[1]

Hablar de hypokeimenon es hablar de la Teoría Sustancial que persiste en algo a través de cualquier cambio - es básica esencia. Acordando con la definición de Aristóteles (en Categorías), hypokeimenon es esencialmente aquello que puede ser sujeto (gramatical y lógico), pero nunca predicado.[2][3]

La existencia del substrato material fue planteada por primera vez por Aristóteles[4]​, continuada en diversas corrientes durante la Edad Media[5]​, y posteriormente retomada de otras maneras por Descartes[6]​, John Locke,[7]​ con similitud conceptual a la substancia de Baruch Spinoza[8]​ y al concepto de Noúmeno (en la Crítica de la razón pura de Immanuel Kant).[9]

Locke teorizó ese concepto cuando todas las propiedades sensibles fueran abstraídas del objeto, como lo son el color, el peso, la densidad o el gusto, y seguirían siendo algo sobrante con respecto a las propiedades adheridas — algo que le permitiría al objeto la existencia independiente de las propiedades sensibles que se manifiesta en el observador. Locke vio este ingrediente ontológico como necesario si íbamos a ser capaces de considerar objetos a toda existencia independiente de nuestra mente. El substrato material muestra una dificultad idealista en Locke, como lo es su naturaleza existencial que puede no ser directamente probable en la manera en que respalda el empirismo (prueba por exhibición experimental). Sin embargo, él creía que las razones filosóficas eran suficientemente fuertes para que la experiencia sea aprobada.[7]

El concepto de sustrato o sustancia fue criticado por David Hume[10]​ y por George Berkeley. En sus Tres Diálogos Entre Hilas Y Filonus, Berkeley mantiene que un objeto consiste en nada más que esas propiedades sensibles que el "objeto" en cuestión manifiesta, y esas propiedades solo existen en el acto de la percepción sobre ellas.[11]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Jürgen Stolzenberg: Subjekt. En: Joachim Ritter u. a. (editor): Historisches Wörterbuch der Philosophie. Volumen, Basel 1998, pp. 373–399, aquí: p. 374.
  2. Aristóteles, Metafísica, libro VIII 1, 1042a 26. Aristóteles, Categorías, 1a20.
  3. Stevens, Annick (2019). Aristote un fondateur méconnu. ISBN 978-2-918112-86-0. Consultado el 21 de diciembre de 2022. 
  4. «Metafísica de Aristóteles: la teoría de la sustancia». www.webdianoia.com. Consultado el 13 de febrero de 2024. 
  5. «El tratamiento de la sustancia en la filosofía medieval: Tomás de Aquino | La guía de Filosofía». filosofia.laguia2000.com. Consultado el 13 de febrero de 2024. 
  6. «Documento sin título». www.juntadeandalucia.es. Consultado el 13 de febrero de 2024. 
  7. a b Loeb, Louis E.; Loeb, Louis E. (2010). Reflection and the Stability of Belief: Essays on Descartes, Hume, and Reid (en inglés). Oxford University Press. ISBN 978-0-19-536876-5. Consultado el 21 de diciembre de 2022. 
  8. Baruch Spinoza. «Ethica» (en latín). III. «Per substantiam intelligo id quod in se est et per se concipitur hoc est id cujus conceptus non indiget conceptu alterius rei a quo formari debeat. (Por sustancia entiendo lo que es en sí y se concibe por sí mismo, es decir, aquello cuyo concepto no requiere del concepto de otra cosa para poder formarse.)». 
  9. Immanuel Kant, Dissertation, § 3, 1770. "Der Gegenstand der Sinnlichkeit ist sensibel; was aber nichts enthält, als was man durch die Verstandesausstattung erkennen kann, ist intelligibel. Das erstere hieß in den Schulen der Alten Phainomen, das Letztere Noumenon.“ (Obiectum sensualitatis est sensibile; quod autem nihil continet, nisi per intelligentiam cognoscendum, est intelligibile. Prius scholis veterum phaenomenon, posterius noumenon audiebat (alemán/latín)
  10. «::Artículos:: Antonio_memoria». www.ub.edu. Consultado el 13 de febrero de 2024. 
  11. George Berkeley. «Three Dialogues between Hylas and Philonous, in opposition to Sceptics and Atheists» (en inglés). p. 11, 41. «All you know is that you have such and such an idea or appearance in your own mind. But what does that have to do with the real tree or stone? I tell you, the colour, shape, and hardness which you perceive are not the real natures of those things, or in the least like them. The same may be said of all other real things or corporeal substances that make up the world. None of them has in itself anything like those sensible qualities that we perceive. So we shouldn’t claim to affirm or know anything about them as they are in their own nature.»