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Fuente de los Caños del Peral

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Fuente rescatada mostrando los sillares almohadillados.

La Fuente de los Caños del Peral (denominada también como Lavadero de los caños del Peral[1]​) fue una fuente monumental del siglo XVII, situada bajo la plaza de Isabel II en Madrid (España). Recibe su nombre de la existencia de un peral que proporcionaba sombra en 1263 a la fuente.[2]​ La fuente fue diseñada posteriormente por Juan Bautista de Toledo, primer arquitecto del Monasterio de El Escorial, haciendo que se constituyera por un conjunto de caños distribuidos a lo largo de 34 metros, con un frente de sillares almohadillados de granito y caños monumentalizados mediante veneras de granito. Junto a ella, se encontraba un acueducto denominado de Amaniel que conducía el agua hasta el Palacio Real. Estuvieron en funcionamiento hasta mediados del siglo XVIII.

La Fuente de los Caños del Peral es mencionada en diversos textos literarios de la época, entre ellos la autobiografía del soldado y escritor madrileño Alonso de Contreras conocida con el título de Discurso de mi vida.

Historia

Recostrucción moderna expuesta en la superficie de la Plaza de Isabel II.

Es posible que esta fuente fuese una de las primeras de Madrid, siendo unos baños árabes.[1]​ Este origen explicaría la existencia de, no sólo unos caños, sino que además hubiera una construcción y unas canalizaciones en torno al conjunto. La fuente segregada de los baños estuvo en funcionamiento durante siglos. Se encontraba ubicada en las cercanías del Monasterio de la Encarnación, en un terreno empinado y lleno de barrancos. Las empinadas cuestas se dirigían al este del Alcazar. Durante la edad media el la zona fue un barranco creado por el «arroyo del arenal» (en la actualidad calle del mismo nombre). Hasta la llegada de la Corte de Felipe II a Madrid no estuvo muy segura la posición de la fuente, la zona estaba poblada de acuíferos y la documentación hace referencia a la fuente en segundo plano. En la actualidad se conoce la posición exacta por el descubrimiento que se hizo en 2009 de algunos de sus restos, siendo ubicada en en la confluencia de la calle de los caños del Peral y la calle del Arenal. En el siglo XV, cuando se formó la plaza, tomó el nombre de la fuente del peral. En la documentación de este siglo aparece también como de las Hontanillas o Fontanillas.[3]​ En algunas ocasiones denominada como Fuentes del Arrabal,[4]​ no cabe posibilidad de saber si se refieren a la misma fuente o a alguna de las existentes en sus alrededores. La fuente constaba de una decena de caños y diversas instalaciones que pueden verse en el plano de Teixeira.

La fuente tenía anexado un lavadero con 57 pilas que empleaba el agua sobrante de los caños. Su uso era arrendado por el Ayuntamiento. En 1663 el ayuntamiento vendió el lavadero, a causa de los conflictos que le suponía su arrendamiento. Junto al lavadero, a comienzos del siglo XVIII, se levantó la estructura del último corral de comedias de Madrid en el solar adquirido por Francesco Bartoli, capocómico de la compañía italiana de "los Trufaldines"; corral que más tarde se convirtió en el Teatro de los Caños del Peral.[5]

La fuente funcionó hasta mediados del siglo XIX, y quedó enterrada al allanar los terrenos circundantes con el objeto de construir la Plaza de Oriente, el Teatro Real y la misma Plaza de Isabel II. Por una razón desconocida la fuente no se desplazó, ni quedó destruida, sino tan sólo soterrada. A comienzos del siglo XX cuando se construía la red subterránea del metro de Madrid de la línea 2 apareció la fuente enterrada a una cota de ocho metros y se mantuvo intacta.[6]​ En aquella ocasión se descubrió uno de los pilones, así como una atarjea de ladrillos. Ya a comienzos del siglo XXI y tras la reforma de la Estación de Ópera, terminada en 2011, se ha inaugurado en el interior de la estación un museo arqueológico subterráneo donde se puede ver la fuente.

Características

La Fuente de los Caños del Peral, que abastecía a la población madrileña a través de una distribución realizada por los aguadores, poseía en sus instalaciones adyacentes un lavadero. En 1809, con la creación de la actual plaza de Isabel II, quedó enterrada a diez metros. En 1991 fueron localizados durante las obras de ampliación realizadas por Metro, siendo técnicamente imposible su integración en el andén.

En las obras que se desarrollan desde 2008 para la mejora de la accesibilidad de la estación de Ópera, se ha descubierto en su totalidad la fuente, resaltando su buen estado de conservación.


Intervención arqueológica

A comienzos del siglo XVI Madrid apenas era una villa semirural de pequeñas dimensiones, de calles sin empedrar, y sin capacidad suficiente como para asumir la avalancha de población que llegaría atraída por el establecimiento de la Corte de Felipe II.

En este ambiente de transformaciones que vivió Madrid, cobró especial importancia el agua, elemento indispensable en el desarrollo de la ciudad. En esta época el agua aun no llegaba a las casas, resolviéndose el abastecimiento de la Villa mediante la disposición de aljibes o pilas en las plazas y junto a puertas y murallas.

Las fuentes públicas sustituyeron a los aljibes en la Edad Moderna. A ellas acudía la población a recoger agua, a charlar, intercambiar chismes y noticias de la vecindad. La mayoría fueron construidas por iniciativa de las autoridades locales, si bien el patrocinio real también fue destacado.

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Reconstrucción de la plazuela y la fuente

El manantial de aguas gordas existente en la plazuela de los Caños, próximo a las curtidurías, fue canalizado en el siglo XVI para crear la fuente homónima de cuyo remanente se surtían unos lavaderos cercanos. Los dueños de estos establecimientos a cambio de servirse de ella debían mantener reparadas y corrientes las aguas de la Fuente de los Caños del Peral.

Como parte de las reformas aparejadas al asiento de la corte, se desarrolló un proyecto de transformaciones urbanas, cuyo máximo exponente fue el artista Juan Bautista de Toledo, recién llegado de Italia.

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Fuente de los Caños del Peral

La fuente contaba con seis caños y sus correspondientes pilas, cinco dispuestos en el frontispicio y el sexto formando ángulo en su extremo norte.

Adosado al ángulo de la fuente, por la parte trasera, existía un pilón en el que se recogían todos los aportes acuíferos. Desde aquí partía una galería cuya función era la de contener los encañados de barro que daban agua a los seis caños y permitir el acceso de los fontaneros encargados de su mantenimiento.

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Galería de suministro de la fuente

Su ubicación en la parte baja del barranco y las continuas riadas de barro y basura arrojadas sin miramiento a las calles anegaban la plazuela e hicieron necesario la construcción de altos muros en sus flancos Norte y Oeste.

En cuanto al vecino edificio y lavaderos propiedad de la Villa fueron arrendados a particulares por el Ayuntamiento.

En la primera mitad del siglo XVIII, la construcción del Coliseo de los Caños del Peral, implicó la desaparición definitiva de los lavaderos causando un gran daño a la propia fuente, que quedó encajonada a espaldas del teatro.

A comienzos del siglo XIX, la colmatación del barranco del Arenal y la ejecución de sucesivos proyectos de reforma del entramado urbano elevaron el nivel de la plaza de forma artificial hasta alcanzar la cota actual, favoreciendo la conservación de la Fuente de los Caños del Peral.

Durante la campaña de excavación realizada durante los años 2009 y 2010, dirigidas por el arqueólogo Eduardo Penedo Cobo, se ha podido descubrir buena parte de su fachada permitiendo completar la caracterización de la Fuente de los Caños del Peral.

La fuente presenta tres cuerpos horizontales, el superior compuesto de dos hiladas de sillares de granito escuadrados que alternan el almohadillado convexo de la primera con el cóncavo de la segunda, destacando el medio-relieve geométrico existente sobre las veneras de los caños. El segundo cuerpo aparece separado del anterior por una moldura con forma de pecho de paloma muy deteriorada. Presenta cuatro hiladas de sillares almohadillados bien escuadrados. Finalmente encontramos la base que cuenta con una única hilada de sillares labrados y escuadrados con ausencia de almohadillado.

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Remate norte de la fuente

En el extremo Oeste del área excavada se ha documentado uno de los caños de la fuente, consistente en una hornacina construida mediante tres sillares cóncavos rematados con una bovedilla de cuarto de esfera con forma de concha, venera. Ésta aparece flanqueada por dos columnas que presentan un alto relieve que imita la morfología de la hornacina.

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Alzado remate norte

La pila está labrada sobre un bloque rectangular de granito exento y esta cubierta por una reja móvil de hierro. En el interior y a ambos lados se identifican dos orificios que sirven para conectar con las tuberías de cerámica que desaguan el sobrante de la pila y que se encontrarían bajo el empedrado de la plazuela.

De la galería de abastecimiento de la fuente se ha podido excavar un tramo de 23 metros. Presenta una orientación Noroeste-Sureste, una altura media de 2’54 metros y una luz de 1’55 metros. Está construida mediante una bóveda de medio cañón corrido fabricada con ladrillo macizo dispuesto a soga que se sustenta en dos recios alzados de mampostería careada de pedernal y caliza trabados con mortero de cal y arena.

En su pared Oeste se documentaron un total de 4 vanos conectados con sus correspondientes hornacinas exteriores, construidos con ladrillo macizo dispuesto a soga y trabado con mortero de cal y arena teniendo como fondo los sillares de las hornacinas. El primer vano, situado al norte, presenta un arco peraltado y los otros tres, arcos escarzanos. A estos vanos se adosan 4 piletas cuya función era la de recoger, decantar y expulsar a través del surtidor de la fuente el agua que llegaba por medio de un canal existente en la pared opuesta y que conectaba con las pilas mediante un encañado cerámico.

Los trabajos de ejecución de las obras de ampliación en el segundo nivel se centraron en el sector norte de la estación-plaza, donde se produjo el hallazgo del remate norte de la fuente de los Caños del Peral. Formando un ángulo de algo más de 90º, sus características formales son las mismas que las observadas en el tramo del andén de la línea 2, aunque con alguna variante decorativa, como es la presencia en el extremo Oeste de una columna entregada, labrada en los sillares a modo de alto relieve, con base cuadrada y pie circular, coronada por un capitel sobre el que reposa una estructura de forma trapezoidal rematada por una bola.

El agua sobrante vertería fuera de la pila mediante una hendidura labrada en el borde exterior, aunque no se ha podido determinar si iría a parar a un pilón de mayores dimensiones o directamente hacia un albañal.

La prolongación del trazado de la galería adosada a la fuente y el hallazgo del remate norte han permitido reconstruir la morfología de la fuente, con una planta en L donde el brazo más largo alcanza una longitud aproximada de 34 metros en cuyo frente se disponen cinco caños y el brazo más corto donde aparece el sexto. Completando el hallazgo se han podido documentar restos de sistemas de captación y evacuación de aguas relacionados con dicha fuente.

La excavación arqueológica realizada en el ámbito de la fuente, ha posibilitado la documentación del recinto original de cierre de la plazuela, llegando a identificar dos importantes reformas en su trazado. En líneas generales, la valoración de los datos en conjunto, definen una plazuela rectangular de grandes dimensiones aparentemente cerrada en todos sus flancos y con un único acceso.

Museo arqueológico

Con la reforma de la Estación de Ópera terminada en 2011 se ha inaugurado en el interior de la estación un museo arqueológico subterráneo donde se puede ver la fuente.

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Museo de los Caños del Peral. Fuente

Se trata de un espacio de 200 metros cuadrados donde los usuarios podrán contemplar los vestigios arqueológicos de los siglos XVI y XVII encontrados en ese mismo lugar y que formaban parte de la antigua Plazuela de los Caños del Peral (hoy Plaza de Isabel II).

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Museo de los Caños del Peral. Acueducto

Además de la fuente se puede ver el Acueducto de Amaniel (que surtía de agua al Palacio Real) y otros elementos hidráulicos descubiertos durante las obras de remodelación de la estación, como la Alcantarilla del Arenal.

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Museo de los Caños del Peral. Alcantarilla del Arenal

Véase también

Referencias

  1. a b Doménech Rico, Fernando (2007). «3». Los Trufaldines y el Teatro de los Caños del Peral (primera edición). Madrid: Editorial Fundamentos. pp. 83-89. ISBN 978-84-245-1114-2. 
  2. Archivo de la Villa de 1541
  3. Biblioteca Municipal de Madrid,, (1954), Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo [de Madrid], Volumen 23, Madrid, págs. 48-60
  4. Hilario Peñasco de la Puente, Carlos Cambronero, (1887), Las calles de Madrid: noticias, tradiciones y curiosidades, Madrid,
  5. Casiano Pellicer, (1804), Tratado histórico sobre El Origen Y Progresos de la Comedia y del histrionismo en España, Madrid, pág. 264
  6. G. Blasco (1993): Informe arqueológico sobre la realización de excavaciones arqueológicas de urgencia en Pozos de Ventilación de la Línea 2 de Metro de Madrid, entre las estaciones de Sol y San Bernardo, informe inédito depositado en la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid.

https://independent.academia.edu/EduardoPenedoCobo]