Francisco Chilche

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Francisco Chilche
Curaca de Yucay
Ejercicio
Predecesor Huallpa Túpac
Sucesor Hernando Guatanaula
Información personal
Nacimiento 1497
Fallecimiento 1586
Familia
Consorte Inés Coya
Hijos Hernando Guatanaula

Francisco Zaraunanta Chilche (1497-Yucay, 1586) fue un curaca cañari y cortesano del imperio incaico. Valedor de Francisco Pizarro, se convirtió al cristianismo bajo su mismo nombre de pila y obró como capitán mayor de sus aliados nativos y gobernante del valle de Yucay. Historiadores le consideran uno de los grandes curacas de la historia peruana, aun poco conocido.[1]

Biografía[editar]

En las guerras de conquista[editar]

El cronista Inca Garcilaso de la Vega informa de que Chilche era hijo de un curaca de los cañaris, posición que le proporcionó un puesto como paje en la corte del emperador inca Huayna Cápac. Su carrera hasta la llegada de Pizarro en 1533 está mal esclarecida, pero es de suponer que era oponente político de Atahualpa, ya que dio la bienvenida con fervor al conquistador extremeño en Cuzco y se puso a su servicio. Chilche encabezaba por entonces una facción cuzqueña de cañaris y chachapoyas, y obró también como intermediario para presentarle a Manco Inca.[2]

Yo te vengo a servir y no negaré a los cristianos, hasta que muera.

Militó en los ejércitos nativos de la monarquía hispánica, desempeñándose especialmente en la batalla contra el atahualpista Chalcuchímac, a quien derrotó y puso en fuga en Jauja. Su momento de lucimiento, sin embargo, llegó en el Sitio del Cuzco contra las fuerzas de Manco Inca, ahora enfrentado a los españoles. Cuando uno de los capitanes de Manco llegó a los muros de la ciudad para retarles a un combate singular, Chilche pidió y recibió de Hernando Pizarro permiso para aceptar el desafío, y armado de lanza y de hacha-maza (champí) derrotó al inca y lo decapitó como trofeo. Los españoles aclamaron a Chilche por su victoria, mientras que los incas de Manco lo consideraron un augurio funesto al ser Chilche un cañari, una etnia hasta entonces sometida a la regla incaica.[2]​ El sitio fue levantado poco después con la llegada de los refuerzos de Diego de Almagro.

La victoria, además de los favores que Pizarro granjeó a Chilche, atrajeron a los españoles la lealtad de los cañaris residentes en Cuzco, que hasta entonces habían evitado denotarse claramente a otro bando que quien llevase la ventaja en la guerra. Entre las recompensas estuvo la gobernación del fértil valle de Yucay, destituyendo al anterior gobernador atahualpista, Huallpa Túpac. La titularidad del valle pertenecía a Pizarro y luego a su hijo mestizo Gonzalo, pero el control era cedido a Chilche para su administración, facilitando al curaca de los cañaris un ascenso meteórico en su poderío económico y político.[1][3]

Como curaca de Yucay[editar]

En 1548, se vería demandado por García Quispie Capi, descendiente del curaca depuesto. Chilche fue obligado dos años después a cederle el control de los aillus locales, mientras él se quedaba con los mitimaes y el título oficial.[1][2]​ El cañari, sin embargo, usurpó por la fuerza las tierras desposeídas, generando toda suerte de quejas entre los habitantes del valle, así como de la administración española. Chilche dominaba un orden prácticamente feudal, atrayendo la clientela de nativos selectos mediante la exención de impuestos y el recibimiento de mujeres de sus familias como concubinas. Sólo la regularización de los visitadores españoles iría haciendo declinar gradualmente su influencia, aunque el militar cañari mantendría su eminencia gracias a su relación con el clan Pizarro.[1]

Procesión del Corpus de Cuzco, con la probable comitiva cañari a la izquierda.

Durante las procesiones nativas del Corpus Christi de junio de 1555, Chilche protagonizó otro incidente que puso de manifiesto las tensiones políticas entre incas y cañaris. Primero se hizo traer en una litera decorada con escenas de la conquista, y después se desprendió de sus ropajes exteriores ante la concurrencia, revelando que venía vestido para combatir, y enarboló por los cabellos la cabeza reducida del capitán inca muerto años antes. El gesto, evidentemente concebido para enaltecer su veteranía como militante español y de paso ofender a los incas presentes, ocasionó que cuatro de ellos le atacaran y causaran un disturbio. El teniente de corregidor Juan Luis de Monjaraz reprendió a Chilche por la exhibición y le confiscó la cabeza.[2]

Tres años después, el inca Sayri Túpac fue instalado como nuevo curaca del Yucay como consecuencia del reordenamiento político de la corona, pero murió repentinamente en poco tiempo, y se acusó a Chilche de envenenarle para recuperar sus dominios. Pese a la ausencia de pruebas, lo que condujo a la libertad del cañari después de no más de un año de prisión, Garcilaso y Felipe Guamán Poma de Ayala dan por hecho que era culpable, especialmente luego de que Chilche se casara, al parecer a la fuerza, con la concubina viuda de Sayri, Inés Coya, de manera que obtuvo al fin lo que buscaba. A esto le siguió una última carrera militar contra el rebelde Túpac Amaru I como capitán mayor de los indios de guerra.

Chilche murió en 1586, tras lo que su hijo Hernando Guatanaula, primero de ocho hermanos, heredó el Yucay.

Referencias[editar]

  1. a b c d Wachtel, Nathan (2017). Sociedad e ideología: Ensayos de historia y antropología andinas. Instituto de Estudios Peruanos. ISBN 9789972516702. 
  2. a b c d Arana Bustamante, L. (2009) Un incidente en la vida de Francisco Chilche, kuraka del valle de Yucay (1555). Investigaciones sociales, Vol.13 N°23, pp.171-186
  3. Rostworowski, María (2016). Mujer y poder en los Andes coloniales. Instituto de Estudios Peruanos. ISBN 9789972515989.