Diferencia entre revisiones de «Pau Claris»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
m Revertidos los cambios de 194.94.134.90 (disc.) a la última edición de RoyFocker
Línea 1: Línea 1:
'''Pau Clarís i Casademunt''' ([[Barcelona]], [[1586]] - [[1641]]) fue un político y eclesiástico [[Catalunya|catalán]] que llegó a [[presidente de la Generalidad de Cataluña|Presidente de la Generalidad]].
'''Pau Clarís i Casademunt''' ([[Barcelona]], [[1586]] - [[1641]]) fue un político y eclesiástico [[España|español]] que llegó a [[presidente de la Generalidad de Cataluña|Presidente de la Generalidad]].


Provenía de una familia de juristas originaria de [[Berga]], y se doctoró en derecho canónico y civil. Nombrado obispo de la [[Seo de Urgel]] ([[1612]]), inició su vida pública como defensor de las prebendas eclesiásticas. En julio de [[1638]], ante el empeoramiento de la situación política, fue elegido [[Presidente de la Generalidad de Cataluña|Presidente de la Generalidad]] para el trienio 1638-41 (su hermano Francesc fue elegido [[consejero]] segundo el mismo año).
Provenía de una familia de juristas originaria de [[Berga]], y se doctoró en derecho canónico y civil. Nombrado obispo de la [[Seo de Urgel]] ([[1612]]), inició su vida pública como defensor de las prebendas eclesiásticas. En julio de [[1638]], ante el empeoramiento de la situación política, fue elegido [[Presidente de la Generalidad de Cataluña|Presidente de la Generalidad]] para el trienio 1638-41 (su hermano Francesc fue elegido [[consejero]] segundo el mismo año).

Revisión del 09:53 24 jul 2010

Pau Clarís i Casademunt (Barcelona, 1586 - 1641) fue un político y eclesiástico español que llegó a Presidente de la Generalidad.

Provenía de una familia de juristas originaria de Berga, y se doctoró en derecho canónico y civil. Nombrado obispo de la Seo de Urgel (1612), inició su vida pública como defensor de las prebendas eclesiásticas. En julio de 1638, ante el empeoramiento de la situación política, fue elegido Presidente de la Generalidad para el trienio 1638-41 (su hermano Francesc fue elegido consejero segundo el mismo año).

A la situación enrarecida entre la Corona y el Principado, como consecuencia de la Unión de Armas propuesta por el Conde-duque de Olivares, hay que añadir la situación estratégica de Cataluña en la Guerra de los Treinta Años con la re-entrada de Francia en el conflicto en 1635, la cual cogió desprevenida a España y condujo a una mayor urgencia de tropas y dinero para mantenerlas, a lo cual el gobierno catalán se seguía oponiendo.

La paciencia de los campesinos que acogían a las tropas también estaba al límite ante la estancia de las mismas y, finalmente, la situación derivó en revuelta en mayo de 1640. El odio al virrey, a Olivares y a la administración virreinal crecieron en el Principado entre otoño e invierno de 1639, azuzados premeditadamente por las instituciones catalanas y un importante sector del clero entre el que se destacaron el obispo de Gerona y Pau Claris.

Estatua de Pau Clarís por Rafael Atché (Barcelona).

Al empezar su mandato consiguió el acuerdo de actuación con el municipio barcelonés; se enfrentó pronto, sin embargo, con las autoridades reales a consecuencia del saqueo de Palafrugell (julio de 1638) por los tercios del rey, y de las acusaciones de contrabando hechas contra la Generalidad. La crisis se intensificó, en la primavera del 1639, con la invasión francesa de Rossellón y la consiguiente rendición de Salses, y culminó con el encarcelamiento del diputado militar Francesc de Tamarit. El juez del Breve Apostólico investigó la conducta de Claris, acusado de intervenir en los disturbios contra los soldados, pero no lo pudo condenar por carencia de pruebas. La gravedad de los incidentes posteriores —muerte de Joan Miquel Mont-rodon en Santa Coloma de Farners, incendio de la iglesia de Riudarenes y la entrada en Barcelona de unos doscientos campesinos (22 de mayo de 1640) para liberar al diputado Francesc de Tamarit- culminó con el "Corpus de Sangre" (7 de junio de 1640), cuando la entrada en Barcelona de unos 400 ó 500 segadores amotinados provocó la muerte del virrey Conde de Santa Coloma. La situación cogió por sorpresa a Olivares, ya que la mayoría de sus ejércitos estaban localizados en otros frentes en Europa y no podían acudir a Cataluña. Pese a que Olivares optó por la prudencia a toda costa y trató de echar marcha atrás el 27 de mayo de 1640, la situación se le escapaba de las manos. El odio a los Tercios y a los funcionarios reales pasó a generalizarse contra todos los hacendados y nobles situados cerca de la administración. Ni siquiera la Generalidad controlaba ya a los rebeldes, que lograron apoderarse del puerto de Tortosa. Estos hechos desencadenarán la ruptura definitiva entre la Generalidad y el gobierno del Conde-duque de Olivares.

La inminente respuesta del Conde-duque de Olivares obligó Pau Clarís a buscar ayuda militar en Francia: las conversaciones iniciadas por su sobrino Francesc Vilaplana acabaron con la firma en Barcelona (12 de diciembre de 1640) de un pacto de ayuda militar y, posteriormente (16 de enero de 1641), con la proclamación de la República Catalana bajo la protección de Francia.

Pero la revuelta también escapa a este primer y efímero control de la oligarquía catalana. La sublevación derivó en una revuelta de empobrecidos campesinos contra la nobleza y ricos de las ciudades que también fueron atacados. La oligarquía catalana se encontró en medio de una auténtica revolución social entre la autoridad del rey y el radicalismo de sus súbditos más pobres.

La vida de la República catalana fue efímera: ante el inminente peligro de asedio de Barcelona por el ejército del Marqués de Los Vélez, Pau Claris, en aras del Principado, tuvo que reconocer a Luís XIII de Francia como Conde de Barcelona. El ejército franco-catalán derrotó ejército de Felipe IV en la batalla de Montjuic el 26 de enero de 1641. Pau Clarís murió repentinamente un mes después de la victoria, probablemente envenenado por agentes castellanos cita requerida[cita requerida]. Francesc Fontanella, Consejero Jefe (Conseller en Cap) hasta poco tiempo antes de la batalla de Montjuïc y gran amigo de Pau Clarís, le dedicó un caluroso homenaje. Cataluña, mientras tanto se convertía en uno más de los frentes de la Guerra de los Treinta Años que enfrentaba, en toda Europa, a los Habsburgo españoles y austriacos a una coalicción liderada por Francia.

La destitución del conde-duque de Olivares, la presencia del hambre y la peste y la promesa de Felipe IV de respetar las instituciones catalanas pusieron fin a la guerra en 1652. Pero ello no significaba la paz total. Aunque la Guerra de los Treinta Años se había cerrado con el Tratado de Westfalia de 1648, por el cual España perdía parte de sus dominios en el centro de Europa, continuaba la guerra entre Francia y la España, en la se veían especialmente envueltos los territorios de Cataluña allende los Pirineos. Cuando en 1659 Luis XIV y Felipe IV firman la Paz de los Pirineos, este último cede a Francia los territorios pertenecientes al condado del Rosellón y parte norte del de Cerdaña, invalidando así las demarcaciones establecidas por las Constituciones de Cataluña.