Diferencia entre revisiones de «Zenón de Citio»

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Plantilla:Ficha de filósofo

Zenón de Citio (en griego Ζήνων ο Κιτιεύς) (el Estoico) (333 - 264 a. C.), filósofo de Citio, Chipre, en aquel tiempo colonia griega.

El estoicismo

Zenón fue discípulo de Crates de Tebas y de Estilpón de Megara, comerciante, como lo fuera su padre, hasta los 42 años, momento en el que funda su escuela. Sus enseñanzas dieron lugar al nacimiento de la doctrina del estoicismo. Su pensamiento toma elementos de Heráclito y Platón, y algunos de Aristóteles, y combate sobre todo la escuela contrincante de su tiempo: la de Epicuro.

En el pórtico pintado de Atenas —la stoa— es donde acostumbraba a dar lecciones en público, y de aquí el nombre de su escuela. De sus escritos se conservan sólo fragmentos. Algunos sostienen que terminó voluntariamente con su vida en el año 264 a. C.

Zenón y sus discípulos Cleantes y sobre todo Crisipo, fueron los tres miembros principales del primer período del estoicismo.

Zenón, de forma similar al epicureismo, subdividío la filosofía en ética, física y lógica (y, al parecer, impulsó a sus seguidores a dominar la retórica). No obstante, subordinaba todas las partes intelectuales del estoicismo a la ética.

La lógica

La lògica de Zenón —contra la canónica de Epicuro y su escuela— admite que todo el conocimiento viene a partir de los sentidos —no hay ideas innatas—, pero cuando el hombre adquiere sus conocimientos llega a percibir los conceptos comunes, es decir, los conceptos morales universales. Para los estoicos, los conocimientos lógicos no son innatos, sino sencillamente comunes a todos los hombres. El hombre percibe los conocimientos universales a través de los sentidos —una intuición nos hace verlos a través de un hecho particular y no de una intuición divina como en Sócrates y Platón—.

La física

La física de Zenón es bastante parecida a la de Heráclito e incorpora elementos de Platón. Un principio rector (el logos), en forma de fuego, conforma todas las cosas del universo, hasta las no materiales —dios es inherente al universo, no está fuera de él—. Así pues, nada escapa al destino universal y todo obedece a leyes divinas inevitablemente. Al final, el elemento divino del fuego se separará y se volverá a unir de forma cíclica eternamente.


La ética

La ética de Zenón es, según los mismos estoicos, «la recompensa de la doctrina del pórtico». De acuerdo con la física, el ser humano es una parte sin libertad del ser de fuego, pero los estoicos pretenden dar un sentido a la libertad individual. Por este motivo, ellos prefieren la libertad que comprende y acepta la voluntad del ser divino en cada momento, combatiendo las pasiones. Razón, divinidad, libertad, naturaleza y felicidad son —para los estoicos— elementos comunes e inseparables. La razón, así, depara unas conductas individuales —dominio de los instintos y pasiones, obediencia a la razón—, sociales —justicia y acatamiento de las leyes de la sociedad en que se vive— y políticas —los últimos estoicos llegaron a ver parcialmente realizado el ideal estoico en las costumbres del imperio romano del siglo I d. C.—.

La ética del estoicismo —a diferencia del epicureísmo— es una ética del destino: la lógica nos hace comprender las normas intrínsecas, la física describe la divinidad que forma parte de la materia y la ética nos vuelve obedientes ante la divinidad, oponiendo una resistencia constante a las pasiones.

La ética de Zenón —originaria de Grecia— fue continuada durante algunos siglos y llegó a ser durante un tiempo la predominante en Roma, pero con notables modificaciones, abandonando gradualmente el interés en la física y la lógica y quedándose casi exclusivamente con una ética del esfuerzo y la disciplina, que allanaría el camino a la posterior victoria del cristianismo.

Referencia bibliográfica

Véase también