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Diferencia entre revisiones de «Antonio Orbe»

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'''Antonio Orbe''' ([[Vergara]], [[Guipúzcoa]], 13 de febrero de 1917 – [[Loyola (San Sebastián)|Loyola]], Guipúzcoa, 8 de junio de 2003) fue un [[Compañía de Jesús|jesuita]] español, patrólogo, especialista en los estudios [[Valentín el Gnóstico|valentinianos]], san [[Ireneo de Lyon]] y redescubridor de la denominada teología de ‘tradición asiática’.
'''Antonio Orbe''' ([[Vergara]], [[Guipúzcoa]], 13 de febrero de 1917 – [[Loyola (San Sebastián)|Loyola]], Guipúzcoa, 8 de junio de 2003) fue un [[Compañía de Jesús|jesuita]] español, patrólogo, especialista en los estudios [[Valentín el Gnóstico|valentinianos]], san [[Ireneo de Lyon]] y redescubridor de la denominada teología de ‘tradición asiática’.

Revisión del 21:21 11 ago 2017

Antonio Orbe (Vergara, Guipúzcoa, 13 de febrero de 1917 – Loyola, Guipúzcoa, 8 de junio de 2003) fue un jesuita español, patrólogo, especialista en los estudios valentinianos, san Ireneo de Lyon y redescubridor de la denominada teología de ‘tradición asiática’.

Orbe, el estudioso ‘eremita’, oculto en su celda de la Universidad Gregoriana de Roma durante más de cuarenta años, planteó un nuevo método de aproximación a la literatura cristiana antigua, a los Santos Padres, que llegó a cautivar a los más prestigiosos estudiosos de los orígenes del cristianismo, de la teología cristiana de las primeras generaciones y de la historia de las religiones. Sus abundantes investigaciones no fueron objeto, como es usual en el quehacer auténticamente científico, de puntuales alabanzas ni de sonados homenajes. Podemos afirmar, sin temor a infundadas exageraciones, que nos encontramos ante uno de los más significados investigadores católicos de la segunda mitad del siglo XX y uno de los más importantes patrólogos católicos del pasado siglo. En España es apenas conocido a excepción de sus propios alumnos, y en el extranjero admirado por unos pocos, a pesar de ser uno de los nombres más presentes en la bibliografía patrística[1]​.

El P. Orbe en su habitación de La Gregoriana
El P. Orbe en su habitación de La Gregoriana

Apuntes biográficos

Uno de los más eximios estudiosos católicos del siglo XX de los orígenes del cristianismo, y más en concreto, de los inicios de la teología cristiana. […]  Este estudioso sigue la tradición científica de las acadelnias europeas, en lo que a la investigación de los textos cristianos se refiere, y aparece como una estrella solitaria en el horizonte católico de los hallazgos patrísticos abriendo caminos inexplorados con la propuesta de un nuevo método de investigación patrística[2]​.

Antonio Valentín Orbe Garicano nace en Vergara, provincia de Guipúzcoa, el 13 de febrero de 1917. En Vergara estuvo ubicado durante muchos años el Seminario Menor de la entonces diócesis de Vitoria. El P. Orbe, segundo de tres hermanos, uno de los cuales es sacerdote, primero de la diócesis de Vitoria, y, posteriormente, de la de San Sebastián[3]​.

Bautizado en la parroquia de San Pedro con los nombres de Antonio Valentín, el primero en memoria de su abuelo materno (Antonio Garicano) y el segundo en memoria de un tío camal suyo, Hermano coadjutor de los Carmelitas descalzos, destinado muy joven a Perú, donde pasó toda su vida y donde murió en olor de santidad[4]​.

Cuando cuenta con diez años, fallece su padre. Su madre encomienda entonces la educación de su hijo a un primo suyo, jesuita, entrando así como alumno en el Colegio Apostólico, en Javier (Navarra). Su madre (Emilia Garicano Ibarguren), tras la muerte de su padre (Román Orbe Zumarraga), el 13 de junio de 1927, recomienda al P. Nemesio Peña Garicano s.j., la formación del menor de sus tres hijos, el niño Antonio, quien en el mes de septiembre del mismo año ingresa en la Escuela Apostólica de la Compañía en Javier donde estudia Bachillerato, hasta el verano de 1932. A. Orbe se entusiasma con las lenguas clásicas, especialmente con el griego y el latín[5]​. Suprimida la Compañía de Jesús por la República, el colegio se traslada, sin salir de Navarra, a Sangüesa, y tras un breve espacio de tiempo, Antonio Orbe, que cuenta por entonces con quince años de edad, ingresa el 7 de septiembre de 1932 en el noviciado de la Compañía en Bélgica (“durante el curso 1932- 1933 hace el año de noviciado, y el 1933-1934 el año de juniorado[6]​"). Allí, comienza su formación filosófica que concluye con un examen público —honor reservado al mejor alumno de la facultad— en Oña (Burgos). En Marneffe (Bélgica) cursa, durante el 1934-35, 1935-36 Y 1936-37, los estudios de filosofía. Durante los años 1936-1939 pasa la guerra civil en Pamplona, donde sirve como sanitario. En el curso 1939-1940 cursa el último año de filosofía en el Colegio Máximo de Oña (Burgos) […][7]​. Después de ejercer como maestrillo de Derecho durante dos años en Deusto (“Esta experiencia, una vez concluido el ciclo filosófico, se le hizo muy dura y le resultó poco gratificante”[8]​), regresa a Oña, donde prosigue sus estudios de Teología (hasta 1945). El P. Orbe recuerda con especial cariño los años de formación en Oña. Allí, en la paz de este silencioso rincón castellano —cuna de Castilla—, con una espléndida biblioteca de humanidades, literatura, filosofía y teología, pasa los años más fecundos de su formación filosófica y teológica. El estudio sereno y la geografía apacible hacen que los cursos transcurridos en Oña sean decisivos para la ulterior labor intelectual. A lo largo de su vida añoró continuamente el ambiente de Oña y, de modo especial, al P. Madoz, a quien consideró su maestro indiscutible en sus primeros pasos en la ciencia patrística[9]​. Recibe la ordenación sacerdotal el 15 de julio de 1944 y canta su primera misa el día de la Virgen del Carmen. En el año 1945 se traslada a Gandía (Valencia) para un curso de espiritualidad. En los cursos 1946-1948 es destinado a la Universidad Gregoriana para la realización de su tesis doctoral en Teología. En el año 1948 en París cursa estudios en la Escuela de Altos Estudios[10]​. Durante el periodo de 1946-1948, elabora su tesis doctoral titulada: La Epinoia. Algunos preliminares históricos de la distinción “kat’epinoian” (en torno a la filosofía de Leoncio de Bizancio), bajo la dirección del P. Ignacio Ortiz de Urbina en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Una vez finalizada la tesis en 1949, comienza su actividad docente en la mencionada Universidad. Después de una larga trayectoria académica, en febrero de 1995 sufrió una caída después de la celebración eucarística golpeándose en la cabeza. Se le diagnosticó una conmoción cerebral. Es trasladado desde su habitación de la Gregoriana a la enfermería de la Casa General, ante lo cual prefirió ser llevado a Loyola donde permaneció desde el 10 de mayo de 1995 hasta su fallecimiento a la edad de 86 años, el 8 de junio de 2003, festividad de Pentecostés[11]​. Su larga formación y la única y exclusiva dedicación a la investigación y publicación a lo largo de más de cuatro decenios, hicieron posible una amplísima producción literaria. Es de subrayar que sus aportaciones científicas junto a un considerable número de títulos de espiritualidad hacen que el patrólogo español a la vez ocupe un lugar destacado en la historia de la espiritualidad; las obras de espiritualidad reflejan los temas y los horizontes de sus estudios patrísticos[12]​.

Influencias intelectuales

A. Orbe, que sucedió en la cátedra de la Universidad Gregoriana a P. Galtier, reconoce el magisterio de J. Madoz y E. Elorduy en Oña, y de P. Courcelle en París. Del primero, uno de los pioneros de la patrística hispánica, agradeció siempre que le desanimase para el estudio de los autores antiguos hispánicos. Es el P. Madoz quien despierta el interés por los grandes autores de las grandes tradiciones patrísticas. Con E. Elorduy, con quien le unió una amistad muy honda, pudo aproximarse al mundo platónico y alejandrino. De P. Courcelle, aprende el ser fiel a todos los contextos en los que nace y se expresa un texto. En los inicios de su estancia romana el primer trabajo de investigación, la tesis doctoral, es dirigido por el P. Ortiz de Urbina, con quien discrepaba en cuanto a la apreciación metodológica e interpretativa de los Padres. De todos modos, se puede afirmar que A. Orbe no es propiamente discípulo de una determinada escuela de investigación patrística; es más justo afirmar que es un auténtico autodidacta y que con él se inicia una auténtica escuela de estudios patrísticos. Es de reconocer que el renacimiento patrístico en España se debe a su labor y a su magisterio[13]​.

Una vida de escondido estudio

El P. Orbe —con un rico bagaje humanístico, propio de la formación jesuítica de aquellos años, con una honda asimilación de la historia del pensamiento, tanto clásico como escolástico, y con una clara intención de abismarse en el océano de la teología patrística— descubre en los sombríos días de los Países Bajos que únicamente en el contacto directo con los textos se pueden captar los ecos de los primerísimos escritores cristianos. Su temprana sordera —acusada en sus años jóvenes en Oña—, su capacidad de concentración, su agudeza intelectual, su fortísima personalidad, favorecían que la lectura de los autores de los siglos primeros, tanto eclesiásticos como paganos, le fuera abriendo un mundo original, sorprendente, que en las aulas de teología era muy poco tenido en cuenta. Pasan los años de oculta iniciación, de silencio. Conoce y sigue, en París, las enseñanzas de P. Courcelle, de quien conservará un agradecido recuerdo, y a quien admirará durante toda su vida. De París le envían a Roma, donde es destinado a suceder al P. Galtier, en la Pontificia Universidad Gregoriana; sus superiores habían intuido que merecía la pena la dedicación plena y continuada al estudio[14]​.

Método de investigación

Su temprana formación en las lenguas clásicas, el sólido conocimiento de los grandes escolásticos y la dedicación al estudio de la primera dogmática (resp. teología y exégesis cristiana) favorecían que A. Orbe se dedicase a la lectura e interpretación paciente de los teólogos y exegetas de los siglos II y III. En su producción investigadora se pueden distinguir dos grandes periodos: uno, el estudio de la teología gnóstica y, en especial la novedosa exposición de los sistemas y teología valentiniana; otra, el estudio y exposición de la teología y pensamiento de san Ireneo, como el principal representante de la tradición asiática y de la tradición antignóstica en comparación con los restantes eclesiásticos de los siglos II y III. Largos años de pacientes relecturas de los heterodoxos y eclesiásticos le permitieron adentrarse en el corazón de la primera teología cristiana comprendiendo sus diferencias y sus coincidencias Desde el comienzo de sus publicaciones deja asentado que difícilmente se alcanza el sentido de las afirmaciones eclesiásticas sin haber comprendido el alcance y el atrevimiento de las concepciones heterodoxas. El a contrario intelligitur o, dicho de otro modo, en palabras del filósofo —contrariorum eadem estratio— es, para A. Orbe, una regla de oro para comprender el pensamiento de la lnás antigua teología cristiana[15]​.

Redescubriendo la "tradición asiática"

A. Orbe fue el primero en absoluto que se atrevió a adentrarse de lleno en la tradición asiática, “la más ignorada y difícil” […] Con acierto miró más a la dogmática que a la historia del dogma; descubre que “el magisterio de san Juan y san Pablo resulta decisivo. Relacionando a Cristo con Adán, dan la clave de la Escritura; enriquecen por igual la revelación del hombre, su dinamismo sobrenatural, el drama del pecado, el enlace entre la vida trinitaria y el mundo, la teología de la historia; e introducen la materia, la humana carne, en el ámbito de la Salud”; expone cómo “en el misterio de la carne de Cristo hay que buscar el principio sensiblemente unificador de la teología cristiana. Es erróneo 10 que no acabe en la glorificación de nuestra carne, a la vista de Dios […]”[16]​.

Obras

Si fecundo ha sido el método de investigación y abundante la producción científica de A. Orbe, no es de olvidar sus escritos espirituales. Todos ellos reflejan el sentir de los Padres de la Iglesia, en especial, san Ireneo. Catorce títulos testimonian su aportación y nos descubren al científico en su dimensión de sencillo creyente que se ha adentrado en las profundidades de la primerísima teología y que la comparte con sus lectores mostrando cómo el estudio de la teología llega a su cima cuando se hace vida y experiencia propia. Si todavía no ha llegado la hora en que se tenga en cuenta la ingente y singular labor de Orbe como estudioso de la teología patrística, lo mismo podemos decir de sus obras de espiritualidad. Estoy seguro que también éstas permanecerán con el pasar de los años[17]​. La obra escrita de Antonio Orbe cuenta con 16 títulos de investigación, 109 artículos, 569 recensiones y 15 títulos de espiritualidad que ofrecemos por orden cronológico:

  1. E. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana (Significado y alcance de la obra de A. Orbe). Discurso pronunciado por el Excmo. Sr. Dr. D. Eugenio Romero Pose en el acto de su toma de posesión como académico numerario el día 14 de enero de 2004 y contestación del académico Excmo. Sr. Dr. D. Salvador Muñoz Iglesias  (s. l. 2004) 4-5.    
  2. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 4.    
  3. E. Romero Pose, “La obra escrita del P. Antonio Orbe”: Revista Española de Teología 59 (1999) 149.    
  4. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 5.    
  5. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 5.
  6. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 5.    
  7. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 5-6.    
  8. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 6.    
  9. Romero Pose, “La obra escrita del P. Antonio Orbe”, 149.    
  10. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 6.    
  11. R. Oliva Martínez, El Espíritu Santo en los misterios en carne, en las obras espirituales de Antonio Orbe  (Studia Theologica Matritensia 18; Madrid 2015) 9.    
  12. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 6.    
  13. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 6-7.    
  14. Romero Pose, “La obra escrita del P. Antonio Orbe”, 150.    
  15. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 7.    
  16. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 8.    
  17. Romero Pose, La investigación sobre la primera teología cristiana, 46.