Discusión:Nova Vulgata

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Hay un error grave en la última frase, donde se afirma equivocadamente que en Liturgiam Authenticam, la Iglesia ha forzado el empleo de la Nueva Vulgata como texto referencial obligado para las traducciones litúrgicas, cuando en realidad, dice exactamente le contrario. Lo corrijo.

Comentario católico[editar]

La Vulgata es el texto de las Sagradas Escrituras aceptado por los católicos, los ortodoxos y algunas denominaciones protestantes.

No es ocioso, entonces, dejar bien en claro que el siguiente comentario, que pretendo incluir en el entrada que comento como una crítica a la tesis central de los autores de la Nova Vulgata, es para católicos y no para judíos, musulmanes, ateos en general o personas no afines a las ideas católicas; el asunto principal del artículo es eminentemente católico, pues los textos renovados han sido aceptados únicamente por la Iglesia Católica aunque no sean, de ningún modo, la "versión oficial" de las Sagradas Escrituras que, si hay alguna que merezca este nombre, no es otra que la Vulgata Clementina antes dicha. No digo que no pudiesen leer y opinar los no católicos; digo que si quieren hacerlo, no puede ser bajo una mirada no católica, del mismo modo que yo podría afirmar que el Talmud es un error o el Corám, totalmente falso, pero para eso, debo negar los principios sobre los que se asienta cada una de las religiones que los sustentan; por cuanto entrar en cuestiones de detalle exigiría primero, o un rechazo o una aceptación integral. Aquí es lo mismo, no se puede entrar a discutir si tal o cuál punto de la Neo Vulgata es aceptable o no, sin ingresar primero al catolicismo; y si se niega el catolicismo, no tiene sentido entrar a la discusión

Eugene Ulrich en “The Jewish Scriptures: Texts, Versions, Canons” en Dictionary of Early Judaism ó Early Judaism A Comprehensive Overview, señala que el descubrimiento de manuscritos hebreos en Qumran (los rollos del Mar Muerto) validan la veracidad de la LXX (septuaginta) o sea la llamada "Biblia Griega"; rollos tales como 4QDeut (Deuteronomio) 4QSam, 4QJer muestran en hebreo el tipo de texto del cual el Antiguo Testamento Griego ha sido fielmente traducido. Ulrich, continua escribiendo: Esos manuscritos han iluminado el primero de cuatro niveles que deben ser tomados en cuenta cuando se trata con el texto padre individual Hebreo del cual la traducción original fue hecha. Previamente se había presumido básicamente que el texto padre era virtualmente idéntico con la forma en el texto masorético, pero las abundantes ediciones variantes desenterradas en Qumran han liberado a los críticos de esa visión miope. Uno debe considerar seriamente que el Griego (la septuaginta) es testigo de un texto hebreo que puede simplemente ya no estar disponible.

Tal es el comentario de Ulrich y es bastante razonable; hay estudiosos que también coinciden en opinar que existió un texto hebreo, diferente de todos los conocidos hoy en día, el cual ya no estuvo disponible hace tiempo y que, al parecer, si estuvo disponible para el historiador judío Flavio Josefo, esto por ejemplo en el caso de 1 Reyes 13, relato del cual Josefo cuenta con muchos detalles de la historia y que le dan más sentido, pero los cuales no están en el texto masorético mas se encuentran en la Biblia griega.

Pero además está el dato de la Fe: desde esta perspectiva, no es un dato menor que, una vez apartados del sendero establecido por la Divina Revelación antigua y como consecuencia de no haber reconocido al Salvador -a causa de la perversión de esa Revelación por parte de los judíos del tiempo del Mesías, como prueba Julio Meinvielle en "De la cábala al progresismo"-, los judíos perderían definitivamente su competencia e inspiración para enseñar la Palabra de Dios, es decir el don de profecía -que era como las arras de su autenticidad como pueblo elegido- tal cual afirma San Pablo: 2 Corintios 3,14 "Pero se embotaron sus inteligencias. En efecto, hasta el día de hoy perdura ese mismo velo en la lectura del Antiguo Testamento. El velo no se ha levantado, pues sólo en Cristo desaparece") don que pasó íntegramente a la Iglesia católica fundada por Cristo, por lo cual los denominados "textos hebreos" o "textos originales" de la Sagrada Escritura supuestamente "normalizados" por los sabios judíos posteriores a Nuestro Señor Jesucristo, no merecen la fiabilidad que tenían los escritos anteriores a la Encarnación del Verbo de Dios. Así pues es como la Septuaginta merece, ciertamente, más favor, crédito y fiabilidad que los textos postevangélicos provenientes de los judíos, convirtiéndose por lo tanto en texto de referencia obligatorio para juzgar la aceptabilidad de cualquier otro, comenzando ciertamente por los textos masoréticos. Ciertamente, esta es una razón teológica pero precisamente por eso, nada despreciable, pues el interés científico por las Sagradas Escrituras sólo proviene de la Fe, o bien de una aversión a ella. Y es esta la razón principal por la cual los judíos no han tenido profeta alguno en los últimos 2.000 años, ni sacerdotes, ni sacrificio una vez que Caifás, violando el Levítico, rasgase sus vestiduras delante de Cristo, simbolizando así el final del antiguo sacerdocio, el cual acabóse de terminar con la destrucción del Templo y la pérdida de las tablas genealógicas que aseguraban la subsitencia de herederos de Aarón en la función sagrada. Porque en la Antigua Ley, la Genealogía tenía el lugar que en la Nueva Alianza, lleva el orden de la Gracia por oposición al Orden de la Ley, ocupado al presente por el Sacramento del Orden sagrado en especial.

Es por lo tanto seguro que el apartamiento de la Antigua Alianza consiguiente al rechazo del Mesías, atrajo a los hebreos la desdicha de no ser ya más depositarios de la Palabra de Dios, condición perdida junto a los dones y gracias necesarios para custodiarla y transmitirla fielmente. Cuaando la versión Nova Vulgata se apoya en textos masoréticos, entonces, yerra su cometido de ser depósito de la Fe verdadera, pues no proviene de una fuente propiamente fidedigna, sino de otra que, bien que venerada por sus seguidores, no contiene según la Revelación Cristiana el sello de lo que es verdadero.

Esta pérdida del sensus para reconocer los textos sagrados auténticos la ha ido perdiendo la jerarquía católica de los últimos años, de la mano de la pérdida de la fe verdadera, no obstante el inmenso y milagroso auxilio que representan los Rollos del Mar Muerto; en primer para los propios judíos, pueblo bienamado y predilecto de Dios según la sangre, lo que no es poco decir, pues es un llamado, un alerta o como un semáforo destinado a reconocer, reaceptar, las Sagradas Escrituras tal cual ellas han sido depositadas en manos de los pueblos del Señor.

Un dato nada menor para sostener lo afirmado lo proporcionan las versiones que presentan muchos pasajes del Antiguo Testamento fijadas en los textos neotestamentarios; pues con un criterio basado en la fe, como sin duda determina como principio elemental la Teología católica, deberían preferirse aquellos que coincidan con los del Nuevo Testamento, antes que aquellos que se aparten de lo que debería ser, en razón de la fe como se lleva dicho, esta fuente primordial. Es en ese sentido que la Septuaginta adquiere su dimensión de Palabra auténtica frente a las versiones posteriores y, en particular, allí donde los pasajes de los textos hebreos posteriores a NSJesucristo, como lo son algunos del denominado "texto masorético", divergen del que consta en el texto evangélico y neotestamentario en general. Y es así que la versión de los LXX adquiere su carácter de patrón universal de juicio y de medida única sobre la autenticidad del texto sagrado traducido, pues consta que la totalidad de las citas neotestamentarias coinciden con la versión griega; fuera que en tiempos de Jesús se emplease la versión griega, sea que el texto hebreo que se utilizaba en aquellos días y tan exactamente coincidente con la Septuaginta, ya no esté disponible como enseña Ulrich. Inserto en este mismo argumento está el que hemos referido en el párrafo anterior, en cuanto a que el don de profecía, perdido por el pueblo hebreo a causa de su perfidia, habría pasado a la Iglesia Católica fundada por Jesucristo el Redentor; causa misma de la inaceptabilidad del denominado "texto hebreo", como de cualquier otro texto que no coincida con la versión llamada "de los LXX".

Los Padres de la Iglesia emplean sin la menor duda el texto griego como el único digno de atención teológica y de aceptación por la Fe. Así, la famosa obra de Orígenes "Hexapla", atestigua que entre los Padres Apostólicos la única versión de la Biblia que merecía fe plena -sin que ello obstase para aceptar como auténticos algunos textos de otras versiones, mas no dichas versiones en su totalidad- era la Biblia Septuaginta.

Así pues no se comprende ese afán moderno de reemplazar a esta última en la edición los libros sagrados según fueran recibidos por los Padres y constan en los textos neotestamentarios, a no ser a causa de un fallo en la fe; sobre todo, fe en los Libros donde se hallan los últimos tramos de la Revelación y que contienen el cumplimiento de la Promesa del Redentor, que discrepan en algunos puntos nada despreciables -como la virginidad perpetua de Nuestra Señora o la divinidad de Jesús o la fundación de la Iglesia- con los que, ahora sí lo decimos, se han adoptado modernamente en forma acrítica. No poca responsabilidad le corresponde en este estado de cosas al denominado método "histórico crítico" de estudios bíblicos; el cual, nacido al amparo del racionalismo de rancio cuño protestante, ha hecho una carrera impresionante en el mundo católico de la mano del modernismo teológico, al punto tal que la mayor parte de las Biblias católicas publicadas en los últimos 70 años estén apoyadas sobre la aceptación acrítica de la autenticidad del "texto hebreo" y no en la versión de los LXX o en las referencias inapelables del Nuevo Testamento, que se corresponden con el texto griego.

Algunos ejemplos

«Los dioses de los gentiles son demonios, y todo lo que se sacrifica a los dioses de los gentiles, se sacrifica a los demonios» (Salmo 95, 5; 1 Corintios 10, 20). En este párrafo, como en tantísimos otros (salmo 39, 6 y Hebreos 10, 5), el texto neotestamentario —en este caso el del Apóstol— confirma la exactitud del texto de la Septuaginta, lo autentica, al citarlo tal cual se encuentra escrito en la versión griega de la Biblia y no en las versiones "originales", como se llaman ahora impropia y acríticamente a los textos masoréticos. Salmo 39, 6: «Holocausto y sacrificio no has querido, empero me has dado (aderezado) un cuerpo...»; así en San Pablo, en Hebreos 10, 5 y s.s. repite el Salmo: Por lo cual, entrando en el mundo dice: «Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley)....». El "nuevo" salmo 39 (desde luego, utilizamos la versión griega de la numeración) luce un sorprendente "oidos" donde San Pablo y la Septuaginta dicen "cuerpo", en clara alusión a la Sagrada Eucaristía. Por último, está Isaías 7, 14, que la tradición católica ha traducido siempre tal como lo hace San Mateo, 1, 23 («He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros»). Pero el texto masorético quiere ver allí, en lugar de virgen, "una joven", lo cual es inaceptable -desde luego, no solamente desde un punto de vista histórico y lingüístico- desde la Fe.

Nada Más.