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Casa del Centenario

Pintura en el larario de la Casa del Centenario: Baco vestido como racimo de uvas, acompañado del genio protector del hogar en forma de serpiente y un altar cilíndrico ante el Vesubio, tal como aparecía antes de la erupción.

La Casa del Centenario (en italiano, Casa del Centenario) era la casa de un residente rico de Pompeya, preservada por la erupción del monte Vesubio en el año 79. La casa fue descubierta en 1879,[1]​ y se le dio su nombre moderno porque para entonces se conmemoraba el 18º centenario de la catástrofe.[2]​ Construida a mediados del siglo II antes de Cristo,[3]​ es una de las casas más grandes de la ciudad, con baños privados, un ninfeo,[4]​ un estanque de peces (piscina),[5]​ y dos atrios.[6]​ La Casa del Centenario se sometió a una remodelación alrededor del 15 d. C., momento en el que se añadieron al complejo los baños y la piscina. En los últimos años antes de la erupción, varias habitaciones habían sido ampliamente redecoradas con una serie de pinturas en el cuarto estilo pompeyano.[7]

Aunque la identidad del dueño de la casa no se sabe con certeza, se han hecho investigaciones y se piensa que esta casa podría ser de Aulo Rustio Vero o Tiberio Claudio Vero, ambos políticos locales.[8]

Entre las diversas pinturas que se conservan en la Casa del Centenario se encuentra la representación más antigua conocida del Vesubio, tal como aparecía entonces, con una sola cima y cubierto de viñedos,[9]​ así como escenas eróticas explícitas en una habitación que puede haber sido diseñada como una sala para celebrar orgías privadas.[10]

Sitio y características

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Para fines de estudio arqueológico e histórico, Pompeya se divide en nueve regiones, cada una de las cuales contiene bloques numerados (insulae) . Dentro de un bloque, las puertas están numeradas en sentido horario o antihorario;[11]​ el Centenario está numerado IX.8.3-6.[12]​ Pertenece a la lujosa " toba " período de la arquitectura de Pompeya, que se caracteriza por el uso de grano fino gris de toba volcánica que fue extraído alrededor de Nuceria.[13]

Pintura erótica en la pared del "sex club", con daños revelando el ladrillo bajo los paneles pintados.

De los dos atrios, el más grandioso conduce a las habitaciones más decoradas. El atrio más pequeño podría haber sido privado para la familia y el acceso del servicio.[14]​ El triclinium o comedor estaba situado para que el invitado de honor pudiera ver el jardín cerrado.[15]​ El propio comedor estaba decorado con frescos mostrando tallos verticales entrelazados con zarcillos en los que se posaban los pájaros, con candelabros adornados con hojas en los paneles entre ellos.[16]​ La casa tenía su propia panadería, situada en un sótano bajo los cuartos de servicio en el lado oeste.[17]

Un grafito en la letrina usa la rara palabra cacaturit[18]​ ("quiere mierda") encontrada también una vez en los Epigramas de Marcial.[19]​ Otro registra el intento de huida de de un esclavo: "Oficioso escapó el 6 de noviembre del consulado de Druso César y M. Junio Silano" (15 d. C.).[20]

Se ha sugerido que una habitación aislada (numerada 43), que estaba decorada con escenas explícitas de relaciones sexuales entre mujeres y hombres, funcionaba como un "club de sexo" privado. Los invitados habrían entrado en el atrio más pequeño y reservado, pasando por un pasillo y por un triclinio y una antecámara para alcanzarlo.[21]​ Algunas habitaciones similares en las casas de Pompeya sugieren que la intención era crear el ambiente de un burdel en un hogar, para las fiestas en las que los participantes desempeñaban los roles de prostituta o cliente, o para las cuales prostitutas reales fueron contratadas para entretener a los invitados.[22]​ Una pequeña abertura curiosamente colocada en la pared pudo haber servido para practicar voyeurismo.[23]​ Otros estudiosos clasifican la Sala 43 simplemente como un dormitorio (cubiculum), en que a menudo se presentaban imágenes eróticas,[24]​ y no es necesario concluir que algún entretenimiento sexual se ofreciera a los huéspedes allí.[25]

Referencias

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  1. Massimiliano David, "A Chronology of the Excavations in Pompeii," in Houses and Monuments of Pompeii: The Works of Fausto and Felice Niccolini (Getty, 2002, originally published in Italian 1997), p. 219.
  2. August Mau, Pompeii: Its Life and Art, translated by Francis W. Kelsey (Macmillan, 1907), p. 348; Roger Ling, "A Stranger in Town: Finding the Way in an Ancient City," Greece & Rome 37 (1990), p. 204.
  3. Wilhelmina F. Jashemski, "The Vesuvian Sites before A.D. 79: The Archaeological, Literary, and Epigraphical Evidence," in The Natural History of Pompeii (Cambridge University Press, 2002), p. 7; Jean Pierre Adam, Roman Building: Materials and Techniques (Routledge, 1999), p. 143.
  4. James L. Franklin, Jr., Pompeis Difficile Est: Studies in the Political Life of Imperial Pompeii (University of Michigan Press, 2001), p. 147.
  5. James Higginbotham, Piscinae: Artificial Fishponds in Roman Italy (University of North Carolina Press, 1997), pp. 22, 269.
  6. Michele George, "Repopulating the Roman House," in The Roman Family in Italy: Status, Sentiment, Space (Oxford University Press, 1999), p. 307; Adam, Roman Building, p. 618.
  7. John R. Clarke, Looking at Lovemaking: Constructions of Sexuality in Roman Art 100 B.C.–A.D. 250 (University of California Press, 1998, 2001), p. 161.
  8. Mau, Pompeii: Its Life and Art, p. 559, was a proponent of Claudius Verus, citing CIL IV.5229. Matteo Della Corte argued for Rusticus Verus, as discussed by Franklin, Pompeis Difficile Est, p. 134. Franklin finds Rusticus more likely than Claudius.
  9. Annamaria Ciarallo, Gardens of Pompeii («L'Erma» di Bretschneider, 2001), p. 22; Haraldur Sigurdsson, "Mount Vesuvius before the Disaster," in The Natural History of Pompeii, p. 31.
  10. Thomas A.J. McGinn, The Economy of Prostitution in the Roman World: A Study of Social History and the Brothel (University of Michigan Press, 2004), pp. 164–165. The room is most often taken to be one of the bedrooms (cubicula), which are sometimes decorated with erotic art in private Roman houses.
  11. Ling, "A Stranger in Town," p. 204.
  12. Kathryn Gutzwiller, "Seeing Thought: Timomachus' Medea and Ecphrastic Epigram," American Journal of Philology 125 (2004), p. 376 (= Schmidt 13).
  13. Jashemski, "The Vesuvian Sites before A.D. 79," p. 7.
  14. George, "Repopulating the Roman House," p. 307; Adam, Roman Building, p. 618.
  15. See a plan of the house with the view as construed by John R. Clarke, The Houses of Roman Italy, 100 B.C.–A.D. 250: Ritual, Space, and Decoration (University of California Press, 1991), p. 18.
  16. Roger Ling, Roman Painting (Cambridge University Press, 1991, 2006), p. 82.
  17. James L. Franklin, Pompeii: The Casa del Marinario and Its History («L'Erma» di Bretschneider, 1990), p. 42.
  18. CIL 4.5242.
  19. Martial, 11.77: "In privies Vacerra consumes the hours; the whole day does she sit; Vacerra wants to dine, she does not want to shit (In omnibus Vacerra quod conclavibus / consumit horas et die toto sedet, / cenaturit Vacerra, non cacaturit); Craig Williams, A Martial Reader: Selections from the Epigrams (Bolchazy-Carducci, 2011), p. 124.
  20. CIL IV.5214; Antonio Varone, "Voices of the Ancients: A Stroll through Public and Private Pompeii," in Rediscovering Pompeii («L'Erma» di Bretschneider, 1990), p. 33.
  21. McGinn, The Economy of Prostitution, pp. 164–165; discussion of his theory of "sex clubs" in general at Pompeii, pp. 157–166, including literary evidence. McGinn finds the House of the Centenary along with the House of the Vettii to offer the best examples of potential sex-club facilities. See also Clarke, Looking at Lovemaking, p. 161ff.
  22. McGinn, The Economy of Prostitution, p. 158–159. Some houses had suites that may have functioned as actual brothels; these, however, were like an attached shop (taberna) that might be leased out for business. They lacked interior access to the house, and had only an entrance to the street to admit paying clients indiscriminately.
  23. John Pollini, "The Warren Cup: Homoerotic Love and Symposial Rhetoric in Silver," Art Bulletin 81.1 (1999), pp. 39–40. Pollini describes the room as a "private brothel".
  24. Nigel Spivey and Michael Squire, Panorama of the Classical World (Thames & Hudson, 2004), p. 56; William E. Dunstan, Ancient Rome (Rowman & Littlefield, 2011), p. 262.
  25. Clarke, Looking at Lovemaking, p. 169.