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Argumento de casos marginales

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Los bebés no tienen obligaciones morales, pero sí derechos.

El argumento de casos marginales, también conocido como argumento de la superposición de especies, es un argumento sobre el estado moral de los animales no humanos. Sus defensores, los partidarios de los derechos animales, sostienen que si algunos individuos de la sociedad humana como bebés, niños, seniles, comatosos e incapaces cognitivos tienen una condición moral particular, entonces los animales no humanos deberían tener una condición moral similar, ya que no hay características morales relevantes que los diferencien. La condición moral en cuestión puede ser el derecho a no ser asesinados, torturados, o a ser tratados de una manera determinada.[1]

El argumento de casos marginales cuestiona la existencia de alguna característica empíricamente comprobable y moralmente relevante que todos y solo los seres humanos posean, y por lo tanto trazar una distinción moral entre animales humanos y NO humanos sería discriminación especista.[2]​ Dentro de muchas posiciones morales los bebés, niños o comatosos son considerados pacientes morales, en el sentido de que a pesar de no tener facultades para actuar moralmente (y por lo tanto, no entrar dentro del criterio para ser considerados miembros del grupo que se beneficia de la conducta moral del grupo), su cuidado sí trae beneficios para el grupo. Así, el cuidado de los bebés permite la subsistencia del grupo, y el cuidado de los comatosos deviene en un alivio emocional a sus familiares. No obsta a lo anterior el reconocimiento que la obligación de comportamiento moral no se limita a seres humanos, así la conducta de los miembros de un grupo se debe ajustar a las normas morales para no dañar las propiedades de los otros miembros (por ejemplo un automóvil), siempre que dicha acción conlleve un perjuicio objetivo para su propietario, cuando este tiene la calidad de agente moral.[aclaración requerida]

El argumento de casos marginales es considerado por los opositores del especismo como uno de sus mejores argumentos contra el antropocentrismo y a favor del sensocentrismo como cosmovisión moral o ética.

Peter Singer introdujo una versión de este argumento en su libro Animal Liberation.[3]​ La denominación «argumento de los casos marginales» se debe a Jan Narveson,[4]​ defensor del especismo, mientras que la denominación «argumento de la superposición de especies» es de Óscar Horta, quien consideró que la primera no es adecuada.[5]

Véase también

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Referencias

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  1. Dombrowski, Daniel (1997). Babies and Beasts: The Argument from Marginal Cases. University of Illinois Press.
  2. Horta, Óscar. «El alcance del argumento de la superposición de especies». Redjif. Archivado desde el original el 9 de agosto de 2014. 
  3. «Animals and Ethics | Internet Encyclopedia of Philosophy». www.iep.utm.edu. Consultado el 8 de marzo de 2020. 
  4. Narveson, J. (1977): "Animal Rights". Canadian Journal of Philosophy. 7(1): 161-78.
  5. Horta, Óscar. «El alcance del argumento de la superposición de especies». Redjif. Archivado desde el original el 9 de agosto de 2014. «Uno de los factores para no advertir el amplio espectro de defensas del antropocentrismo que el argumento cuestiona se encuentra en la denominación que el argumento ha recibido de manera general, la de «argumento de los casos marginales». Tal denominación, cuya introducción se debe a uno de los defensores del especismo, Jan Narveson, parece realmente inapropiada. Supone tomar como referencia un taxón de ser humano al que nos adecuaríamos en mayor o menor medida, siendo denominados «marginales» aquellos que cayesen fuera de los límites establecidos como paradigmáticos. El término «casos marginales» se referiría en consecuencia a aquellos humanos que no se adecuan al paradigma de lo que se considera que es un ser humano «normal». Dado que tal modelo de humano se definiría por la posesión de ciertas capacidades, aquellos que careciesen de ellas serían humanos «marginales».Tal terminología parece inadecuada incluso para el argumento basado en la alusión a las capacidades individuales: carecer de ciertas capacidades no significa estar en los márgenes de una determinada especie. Podríamos afirmar esto solo si una especie se viese definida por la posesión de tales capacidades. Pero algo que el argumento precisamente trata de mostrar es de hecho que tal visión de las especies resulta equivocada. Pueden nacer individuos de una determinada especie que carezcan de las características que podemos considerar que los miembros de esta típicamente poseen. De acuerdo con esto, la especie humana no puede ser definida por la posesión de ciertas capacidades, desde el momento en que hay humanos que carecen de ellas. Por lo tanto, su trato privilegiado no puede ser defendido aludiendo a éstas.» 

Enlaces externos

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