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Adoración de la naturaleza

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La adoración a elementos naturales como el agua o los árboles es común en varias mitologías, como la celta.

Se denomina alabanza de la naturaleza a la devoción, alabanza y honor de índole religiosa hacia elementos de la naturaleza o hacia el Universo como conjunto. Incluye reverenciar elementos materiales como los animales, plantas, planetas y la propia humanidad. No debe confundirse con el naturismo.

Si bien los estudiosos afirman que esta adoración no surge en periodos tempranos del desarrollo religioso, el culto al sol y al fuego son comunes en diversas religiones antiguas, como el zoroastrismo y en la mayoría de las mitologías de la Antigüedad. El Sintoísmo, nativo de Japón, se basa en la adoración de los kami o espíritus de la naturaleza.[1]

Dentro de las corrientes contemporáneas de la New Age y el neopaganismo, la evolución de la religión desde la adoración de la naturaleza ocupa un lugar central en escritos como el Libro de Urantia, donde es ampliamente reseñada.[2]​ La deificación de los elementos naturales es rechazada por el mismo Libro de Urantia así como por religiones como el catolicismo,[3]​ y el judaísmo,[4]​ pero es frecuentemente referida como parte de las creencias de los pueblos precolombinos.[5]

Referencias

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Véase también

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