Abstinencia

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La abstinencia (en hebreo anneh, hissamor; en griego ἐγκράτεια; en latín abstinentia, a la persona, "abstemius", del prefijo ab "lejos de" y "temum", vino) es una renuncia voluntaria de complacer un deseo o un apetito de ciertas actividades corporales que se experimentan extensamente como placenteras. Generalmente, el término refiere a la renuncia a la cópula sexual y otras relaciones sexuales, al consumo de bebidas, -normalmente alcohólicas- así como de comidas y alimentos. La práctica puede presentarse por prohibiciones religiosas o consideraciones prácticas.

La abstinencia tiene formas diversas. Se refiere comúnmente a una abstinencia temporal o parcial de alimento, como en el ayuno. Como el régimen se piensa que es un acto consciente elegido libremente para realzar la vida, la abstinencia se diferencia a veces del mecanismo psicológico de la represión. Éste es un estado inconsciente que tiene consecuencias malsanas. Freud llamó sublimación al acto de encauzar las energías sexuales en actividades más culturalmente o socialmente aceptables.

La abstinencia en la religión

La abstinencia puede presentarse como un elemento ascético, presente en la mayoría de las religiones o una necesidad subjetiva de disciplina espiritual. En su contexto religioso, la abstinencia se utiliza para elevar al creyente más allá de la vida normal del deseo hasta un ideal elegido siguiendo una trayectoria de renuncia.

  • Para los judíos, el día de ayuno principal es Yom Kippur.
  • Para los musulmanes, el período del ayuno dura durante el mes entero de Ramadán, del amanecer a la oscuridad. Los judíos y los musulmanes se abstienen del cerdo en su dieta habitual. En el Islam, se prohíbe el sexo prematrimonial.
  • Muchos cristianos (así como otras religiones) esperan ser totalmente abstinentes de sexo prematrimonial.
    • También los católicos se abstienen de alimento y bebida antes de comulgar en misa y se abstienen de carne en los miércoles de ceniza y los viernes durante la Cuaresma. Muchos católicos tradicionalistas se abstienen todos los viernes en el año. Los católicos distinguen entre el ayuno y la abstinencia; el primero refiriéndose a la disciplina de tomar una comida completa al día y el último significando la disciplina de no comer carne (se permite comer el pescado).
    • Algunos protestantes han preferido abstenerse del alcohol que bebían y del uso del tabaco.
  • La Iglesia Adventista del Séptimo Día anima la consumición solamente de carne limpia según lo especificado en el Levítico y desalienta fuertemente la consumición del alcohol, de fumar y del uso de narcóticos.[1]
  • En la India, los budistas, jainistas e hindúes se abstienen de comer la carne con argumentos de salud y de reverencia a todas las formas sensibles de vida. La abstinencia total de la alimentación de carne de vacas es un distintivo del hinduismo.

En el ámbito judío

Hay numerosos textos del Antiguo Testamento que tratan de la abstinencia y fue causa de un testimonio especial ante los paganos, por ejemplo, durante el gobierno de Antíoco IV Epífanes.

Dos clases de abstinencia de alimentos: la que corresponde a algunas carnes siempre sin importar de quién los tome y aquellos que estaban prohibidos durante algún período o para ciertas personas. En el primer caso se encuentran los animales impuros: los cuadrúpedos que no rumían y que no tienen hendidas las pezuñas;[2]​ los peces que no tengan escamas ni aletas también son impuros;[3]​ en cuanto a las aves existe una lista exhaustiva: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina, el buitre, el halcón, el cuervo, el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán, el búho, el somormujo, el ibis, el cisne, el pelícano, el calamón, la cigüeña, la garza, la abubilla, el murciélago (cf. Lv 11, 13 y repetido en Dt 14, 11). A esto hay que añadir la fuerte prohibición de beber cualquier tipo de sangre de animal (no así de los peces) que pesaba no solo sobre los israelitas sino también sobre los huéspedes extranjeros y las restricciones en relación con la grasa animal.[4]

En cuanto a las prohibiciones para algunas personas se puede mencionar el caso de quienes tenían alguna impureza legal y que no podían comer cuanto se ofrecía en los llamados “sacrificios pacíficos”. Los nazireos y los sacerdotes también debían vivir cierto régimen de abstención. Todos los sacrificios que podían ser comidos luego debían consumirse ese mismo día o a lo mucho el día siguiente.[5]

En el ámbito cristiano

En el cristianismo primitivo se planteó, debido al proselitismo realizado entre no judíos, el tema de las comidas impuras. Primero con el sueño que los Hechos de los Apóstoles narran que tuvo Pedro (cf. Hch 10, 10-16), luego con el Concilio de Jerusalén se decidió abolir las categorías de animales impuros aunque se mantuvo el no beber sangre ni comer animales sacrificados o ahogados (cf. Hch 15, 20).

La Iglesia católica mantiene una tradición de evitar comer carne los días viernes de Cuaresma, el Miércoles de ceniza y el Viernes Santo.[6]

Notas

  1. «Fundamental Beliefs». 2005. Consultado el 7 de marzo de 2006. 
  2. Cf. Lv 17, 11; Dt 12, 27.
  3. Cf. Dt 12, 24.
  4. Cf. Lv 7, 23-25.
  5. Cf. Lv 7, 17-18.
  6. En el código de derecho canónico de 1983 se da plena vigencia a esta obligación indicando además que los viernes que coinciden con solemnidades se puede comer carne (cf. canon 1251). En el código de 1917 las ocasiones eran más: los sábados de Cuaresma y las siguientes vigilias: Pentecostés, Asunción de María, Todos los Santos y Navidad.

Bibliografía

  • Enciclopedia de la Biblia, Ediciones Garriga, Barcelona 1963.

Véase también