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Huaca Huallamarca[editar]

Se trata de una construcción realizada de la época precolombina que data desde el año 200 A.C. Tiene una forma de pirámide escalonada trunca[1]​ que consta de tres niveles con una altura aproximada de 19 m. siendo uno de los establecimientos culturales más relevantes de la costa central, concebido en sus primeras épocas como un templo, con fines ceremoniales y administrativos, para la congregación de un grupo minoritario de la población hasta el año 300 D.C. donde su ocupación se convierte como cementerio. Su relevancia radica en que se han encontrado por lo menos 48 fardos funerarios en su interior, que evidencian el cambio dentro de la funcionalidad del complejo.

Vista frontal de la rampa Huallamarca

En la década de los años sesenta fue inaugurado el Museo de Sitio[2]​, convirtiéndose en el primero del Perú, gracias al trabajo de restauración y protección arqueológica por el etnólogo peruano Arturo Jiménez Borja convirtiendo a las huacas en museos al aire libre, espacios educativos y públicos abiertos. Está ubicado Lima-Perú, específicamente dentro de la demarcación del distrito San Isidro, siendo en la actualidad una de las pocas huacas que aún se conservan en dicha zona[3]​.

Imperio IncaIntermedio TardíoCultura wariIntermedio TempranoFormativo Andino


Nombre (Toponimia)[editar]

Antiguamente el conjunto arqueológico respondía al nombre de Pan de Azúcar y se encontraba dentro de la hacienda con el mismo nombre, a causa de la forma plano convexas de sus piedras hechas de adobe, que guardaban semejanza al dulce popular de la Lima de aquella época. No obstante, el investigador Julio C. Tello, quien dio inicio a las excavaciones a principios de los años cuarenta, rebautizó bajo el nombre de Wuallamarca al grupo arqueológico comprendido por la Huaca Juliana, la distancia entre Lima-Tambo y la urbanización de Santa Beatriz[4]​todo ello parte del territorio que abarca los límites de los distritos de Miraflores y Lince. Se trata de una palabra compuesta por dos vocablos quechuas: "walla" que era el nombre de la tribu Huallas y "marka" como pueblo o comarca[5]​, en este sentido, su significado conjunto es "Pueblo de los Huallas".

Historia[editar]

Antonio Raimondi y Thomas Hutchinson reconocieron al sitio como uno distintivo y relevante, siendo este último quien, en 1873, nos brinda los primeros datos acerca la Huaca Huallamarca [6]​, con su narración acerca del lugar arquitectónico realiza la descripción de una edificación escalonada con tres niveles de altura según sus exploraciones científicas, tomando registro de las medidas y características del tipo de flora y fauna de los alrededor. Aparte toma nota sobre el tipo del clima de la zona y sus fluctuaciones, resaltando la recuperación de objetos de contexto funerario como restos humanos, textiles, cerámica, etc.

Contextos funerarios en Huallamarca

Las exploraciones arqueológicas primarias tuvieron lugar en el año 1942, a cargo del arqueólogo Julio C. Tello[7]​ quien precisa acerca de tres momentos principales de ocupación desde inicios de la época Lima (siglos II A.C. a VII D.C.), Yshma (siglo XI D.C.) hasta la Inca (siglos XV a XVI D.C.), los cuales se diferencian cada uno por el desarrollo de sociedades complejas junto a su función particular (templo, cementerio y aldea). Dentro del monumento arqueológico no se han encontrado armas, ni existen indicios de haberse practicado sacrificios humanos; al contrario, se han encontrado utensilios para labores de sobre el labrado de la tierra, útiles de hilandería junto a piezas revestidas en algodón, también se han encontrado vasijas de diversos tipos de materiales, con juguetes e instrumentos musicales.

Su historia se remonta a inicios del año 200 A.C. siendo ocupada inicialmente por los pobladores de la tribu Huallas del Valle de Lima, quienes la utilizaban según fines ceremoniales y administrativos. Desde el punto de vista constructivo Huallamarca representa un esfuerzo colectivo riguroso, ya que la estructura fue levantaba con adobes amorfos hechos a mano con forma de granos de maíz, que sirvieron para construir plataformas superpuestas con el propósito de alcanzar diferentes niveles y poder diseñar plazas cercadas con patios, pasadizos y áreas restringidas. Posteriormente la pirámide fue abandonada siendo utilizada como cementerio incluso hasta la época de ocupación Inca por el año 1476 D.C.

Durante el siglo pasado fue usada como lugar de extracción para material de construcción, esto generó un gran hoyo que tuvo que ser cubierta con la rampa vista desde esta perspectiva. Por ello, en los años setenta, fue restaurada por el doctor Arturo Jiménez Borja, quien se encargó de mantener una reconstrucción íntegra volviendo a usar los adobes de la época, convirtiendo su estructura en una rectangular con tres plataformas, cuyo acceso principal es por aquella rampa que se construyó para rellenar esa gran depresión, otorgándole su conocido aspecto. Su reconstrucción, a pesar de no ser una réplica exacta del modelo original, sirvió para darle estabilidad estructural. De esta forma, el municipio en cuestión tuvo el permiso para poder ejecutar labores de conservación con la finalidad de conservar el monumento del crecimiento urbanístico de los alrededores, pudiendo evitar que sea destruida por intenciones de corporaciones privadas. A inicios de los años noventa se realizaron tres jornadas de exploraciones arqueológicas bajo la responsabilidad de la licenciada Clide Valladolid[8]​, como parte del marco propuesto del Convenio de Investigación.

En la actualidad está correctamente preservado, el monumento arqueológico se distingue en la actualidad por el contraste con los edificios modernos de su alrededor, de la misma forma, sirve como testimonio que da cuenta sobre las determinadas concepciones de vida de la era precolombina.

Descripción[editar]

El científico Julio C. Tello al describir el trabajo de la pirámide, resalta que no se encuentran muestras de adobes rectangulares, que son comunes en este tipo de estructura. Es el monumento más alto de esta zona del valle del Rímac hasta el siglo VI D.C. con una notable altura de 19 metros sobre la superficie, siendo alcanzada mediante la superposición de sucesivas plataformas escalonadas logradas mediante rellenos de adobes amorfos, los cuales se colocaban en uniformes capas horizontales de forma homogéneas, cubiertos con barro para poder acomodar la siguiente hilada encima de ella. Dejaron libres los espacios laterales entre adobes, brindando características antisísmicas a su estructura, siendo el antecedente directo para la cultura Lima respecto a su técnica de edificación, con la diferencia de sus tipos de adobes. Respecto al largo, la huaca Huallamarca tiene alrededor de 85 metros con un ancho en la base de 77 metros. Al examinar el lugar, se puede observar que se encuentran numerosas tumbas realizadas en los periodos tardíos de la Huaca Malena, ubicada por Asia, al sur de Lima.[9]

Según el arqueólogo Jorge Zegarra Galdós, la forma en la que la huaca ha sido edificada es de un montículo aovado, que ocupa más de 50 mil metros cúbicos y en su elaboración se utilizaron alrededor de 3,5 millones de adobes superpuestas de grava con el propósito de usarlas como muro de contención, demostrando que su movilización representa un importante contingente humano. Considerando que se han identificado rellenos de un solo momento de más de 4 m. de espesor en su última fase constructiva, se asume que esta fue la etapa arquitectónica más intensa. Son pocos los elementos de diseño arquitectónico conservados en Huallamarca, sin embargo, lo que más destacan las excavaciones realizadas en la década de los 1990 es la fachada escalonada junto a sus amplias y largas rampas que están conectadas con pasadizos y escalinatas junto a las paredes resaltadas con tonos amarillentos, que se presume haber sido empleadas como ruta para conducir a un grupo selecto hacia la cima del monumento. No obstante, la forma que presenciamos en la muestra actual no contaba con una rampa con entrada frontal ya que eso fue producto de la restauración, al ser distinta a la fachada original. Los estadios de ocupación eran empleados como tarima para poder llegar a la siguiente.

Restauración[editar]

Resultado de restauración de la primera plataforma de Huallamarca

La huaca Huallamarca, cuya ocupación principal se desarrolló desde los años 200 A.E.C. hasta 200 E.C. fue conocida popular y originalmente como "Pan de Azúcar"[10]​, debido a su prominencia en el antiguo pasaje rural y por la forma de sus piedras hechas de adobe, que tenían parecido a un dulce de la época. En las primeras décadas del siglo pasado el sitio fue duramente afectado al ser utilizado como cantera, para la extracción de material de construcción. Esto ocasionó una gran depresión que fue cubierta con la rampa moderna visible directamente desde la parte frontal del sitio.

En 1941 se autorizaron los permisos de demolición por parte del distrito donde se encontraba la huaca, lo cual fue impedida por intervención directa del Estado por medio de los patronajes nacionales, en este caso, el de arqueología.[11]​ El segundo atentado contra el sitio fue en la década de los años 50 por parte de lo que hoy sería el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, que tenía la intención de construir un parque público en el lugar. De esta forma, con el propósito de protegerlas, se dieron las primeras excavaciones en 1958 por el doctor Arturo Jiménez Borja[12]​ de las cuales han permitido descubrir una serie de objetos que se encuentran en exhibición en el Museo y han contribuido a reconstruir la historia del lugar. El sitio fue cubierto reutilizando los adobes de la época, transformando su estructura a una de apariencia rectangular de tres plataformas y rellenando aquella depresión para convertirla en la gran rampa que al día de hoy permite un acceso directo al resto de plantas del complejo. Si bien la reconstrucción dista del aspecto original, fue una medida de emergencia que sirvió para darle la estabilidad suficiente para que en la actualidad forme parte del Sistema Nacional de Museos del Estado, la cual tiene por finalidad difundir los valores culturales del sitio ante la comunidad nacional e internacional, brindando a todos los visitantes la información que se viene recolectando de las indagaciones arqueológicas que siguen realizándose sobre el lugar hasta la actualidad.

En 1960, con el doctor Arturo Jiménez Borja bajo el cargo de primer director, el museo fue inaugurado en agosto de ese año. Su construcción fue realizada bajo el auspicio del alcalde distrital Carlos Neuhaus Ugarteche, quien declaró intangible los 521 metros cuadrados donde se ubica el sitio arqueológico. Hasta la fecha la municipalidad mantiene vínculos con el Ministerio de Cultura para el desarrollo del museo y del monumento.

Cerámica[editar]

Entre las formas de cerámica exhibidas en el Museo Huallamarca, se encuentran algunas evidencias de cerámica perteneciente al Intermedio Temprano (100 - 650 D.C.) con la cultura Lima, con jarras y botellas que tienen representación antropomorfa y decoradas con figuras geométricas, empleando principalmente los colores rojo, blanco y negro sobre la superficie de la vasija. De la misma forma, se encuentran algunas vasijas escultóricas zoomorfas que se utilizaban como contenedor líquido.

También existe registro de postrimerías del Horizonte Medio (900 D.C.) correspondiente de la etapa inicial de con la cultura Ychsma[13]​ con influencia de Wari en sus fardos funerarios y con los cántaros hechos de cerámica con técnica de modelado policromados en tonos crema y anaranjado-rojizo con diseños de bandas verticales triangulares. Además de encontrar cerámica perteneciente al Intermedio Tardío (1000 - 1100 D.C.) con la fase de identidad cultura de Ychsma Temprano, donde se aprecia su consolidación en todo lo que respecta el ajuar funerario.

Vida cotidiana y alimentación[editar]

Esta construcción organizó e integró a una facción del poblado del Valle del Rímac, con finalidades políticas, administrativas, ceremoniales y sociales. Gracias a la costumbre peruana de realizar la sepultura con las pertenencias del difunto, se puede encontrar una cantidad de elementos que brindan nociones acerca de la cotidianeidad de los habitantes de las antiguas civilizaciones. Todo parece indicar que las familias se desarrollaron de forma moderada y laboriosa, ya que no se han encontrado ningún tipo de armaje o sacrificios humanos; al contrario, suman una cantidad considerable de útiles de cultivo, trozos de algodón en tela, objetos musicales y juguetes para niños.[14]​ De igual manera, las evidencias arqueológicas en los contextos funerarios también nos brindan nociones respecto a la alimentación de sus pobladores, cuya dieta provenía tanto del mar como la tierra y se basaba en buena parte en especie como el choro, caracol, lapa, camarón, etc. Sim embargo, conforme al aumento de su población, también se incrementaban las necesidades, volviéndose más intenso el cultivo de maíz, frijol, pallar, ají, entre otros[15]​; así también el consumo de carne de cuy, camélido, aves, pescados y mariscos.

Es por la presencia de herramientas agrícolas y de pesca que evidencian a la agricultura, el marisqueo, la pesca y la domesticación de cuyes como sus principales actividades agropecuarias y de ganadería.

Referencias[editar]

  1. Cornejo Guerrero, Miguel Antonio (1-12-2004). «Pachacamac y el canal de Guatca en el bajo Rímac». Arqueología de la Costa Central del Perú en los Periodos Tardíos: p.792. ISSN 2076-5827. doi:10.4000/bifea.5362. Consultado el 23 de noviembre de 2022. 
  2. «Museo de Sitio Huallamarca». 
  3. «Huaca Huallamarca - Arqueología en San Isidro Lima». 
  4. «Huaca Huallamarca: historia». 
  5. Laime Ajacopa, Teofilo (2007). Diccionario Bilingüe Iskay simipi yuyayk'ancha. La Paz, Bolivia. pp. pp.66-128. 
  6. Hopkins Barriga, Aránzazu (7-12-2019). «Diferencias en la teoría y práctica del manejo de colecciones del Museo de Sitio Huallamarca». Tesis (Lima) Vol. 10 Núm. 11 (2017): Julio - Diciembre. ISSN 2707-6334. Consultado el 23 de noviembre de 2022. 
  7. «Ancient Pyramid Cities of Peru: A Catalogue of Swift Decline». 
  8. Coloma Porcari, César; Valladolid Huamán, Clide (2003). «Fichas bibliográficas sobre etnología y folklore de Luis E. Valcárcel». Centro Nacional de Información Cultural. Consultado el 23 de noviembre de 2022. 
  9. «Huaca Huallamarca: historia». 
  10. «27/08/10: La huaca Huallamarca: una historia dentro de San Isidro». 
  11. Casas Salazar, Lyda; Dolorier, Camilo (16 de julio de 2012). «Una pirámide con rampa en el Olivar de San Isidro». Arqueología Y Sociedad: p.335. ISSN 0254-8062. Consultado el 23 de noviembre de 2022. 
  12. Alvarez-Calderón, Rosabella (2016). «Arqueología histórica en las «huacas» de la ciudad de Lima: ampliando la narrativa». Arqueología Histórica en el Perú (Primera parte). doi:https://doi.org/10.18800/boletindearqueologiapucp.201601.005 |doi= incorrecto (ayuda). Consultado el 23 de noviembre de 2022. 
  13. Dolorier, Camilo; Casas Salazar, Lyda (7-2011). «Caracterización del Estilo Tricolor Geométrico y Evaluación de Contactos con el Estilo Ychsma». Revista Chilena de Antropología. doi:10.5354/0719-1472.2009.14167. Consultado el 23 de noviembre de 2022. 
  14. Hopkins Barriga, Aránzazu Marcela (2019). «Análisis artístico metodológico como instrumento de investigación para la restauración en el Perú». Colección de la Maestría Facultad de Letras y Ciencias Humanas. Consultado el 23 de noviembre de 2022. 
  15. León del Val, Franco Eduardo (2016). «El Misterio de los Pallares y Frejoles Polícromos de Huallamarca». Biblioteca virtual del Ministerio de Cultura (Repositorio Institucional). Consultado el 23 de noviembre de 2022.