Relaciones España-Italia
Relaciones España-Italia | ||||
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Misión diplomática | ||||
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Con el nombre de relaciones italo-españolas se conoce a las relaciones establecidas entre la República Italiana y el Reino de España. Ambos países establecieron relaciones diplomáticas después de la unificación de Italia. Las relaciones entre Italia y España han permanecido firmes y afables durante décadas debido a las conexiones políticas, culturales e históricas entre ambos países.
Antecedentes
En el año 218 a.C. los romanos invadieron la península ibérica, la cual más tarde se convertiría en la provincia romana de Hispania (de cuyo nombre deriva el de "España"). Los romanos introdujeron la lengua latina, antecesora de la moderna lengua española. La península ibérica permaneció bajo dominio romano durante 600 años, hasta la caída del Imperio Romano de Occidente.
En la Edad Moderna, el sur de Italia así como sus islas estuvieron bajo control español, habiendo pertenecido anteriormente a la Corona de Aragón.
Historia
Establecimiento de relaciones diplomáticas
Después de la proclamación de Víctor Manuel II como rey de Italia en 1861, España reconoció inicialmente al nuevo estado, considerando a Víctor Manuel todavía como el «Rey Sardo».[1] El reconocimiento encontró la opisición de la reina Isabel II influida por las posturas del papa Pío IX.[2] Una vez Leopoldo O'Donnell consiguió superar las reticencias de la reina, España reconoció finalmente al reino de Italia el 15 de julio de 1865.[3] Poco después, en 1870, tras el destronamiento de Isabel II en la revolución de 1868, «la Gloriosa», el segundo hijo de Víctor Manuel II, Amadeo, resultó elegido rey de España, y reinó el país de 1871 hasta su abdicación en 1873.
Período de entreguerras
A pesar de incipientes muestras de intentos de propiciar un mayor entendimiento entre los dos países, en el período inmediatamente posterior al fin de la Primera Guerra Mundial todavía había factores que ponían freno a un acercamiento italo-español por parte de España, incluyendo a un sector de la opinión pública que hacía gala de una aversión y resentimiento hacia Italia (un ejemplo prominente era la reina madre María Cristina, afín a Austria).[4]
Una vez que los dictadores Benito Mussolini y Miguel Primo de Rivera llegaron al poder (1922 y 1923, respectivamente), las condiciones para el acercamiento quedaron más claras, con la noción de un acercamiento a Italia cobrando un interés real por parte del Gobierno español, de forma particular teniendo en cuenta las expectativas de los beneficios que podría aportar la nueva amistad en relación a la cuestión de Tánger (con Francia antagonizando a España en este asunto).[4] Para Italia, la instauración de la dictadura primorriverista ofrecía una oportunidad para alcanzar una mayor ascendencia cultural sobre un país cuyos nuevos dirigentes habían mostrado un gran interés en las reformas acometidas en Italia.[5] Con frecuencia las relaciones entre durante este período quedaban inmersas en el triángulo de relaciones de Italia y España con Francia. A pesar de demostrar una voluntad de amistad y de acercamiento diplomático, el "Tratado de Conciliación y Arbitraje" suscrito en agosto de 1926 entre representantes de los dos países, tuvo un alcance limitado en términos prácticos, en comparación con las expectativas del comienzo del régimen de Primo de Rivera.[6] No obstante, la firma del acuerdo dio pie en cualquier caso a una «luna de miel» diplomática entre ambos regímenes.[7]
Guerra civil española
Tras el golpe de Estado de julio de 1936 que dio inicio a la guerra civil, Mussolini ofreció un apoyo crucial al bando rebelde, incluido el envío del Corpo Truppe Volontarie (CTV), una fuerza expedicionaria fascista. Se estima que unos 75 000 italianos lucharon en el conflicto.
Segunda Guerra Mundial
En febrero de 1941, en plena guerra mundial, tuvo lugar el encuentro entre Mussolini y Franco en Bordighera, en el que el Duce pediría al dictador español su adhesión a las fuerzas del Eje.[8] A partir de 1943, tanto el Reino de Italia como la República Social Italiana buscaron mantener buenas relaciones diplomáticas con la España franquista; sin embargo, desde España se rechazaron los acercamientos para mantener un equilibrio con sendos países y con el resto de potencias beligerantes en la Segunda Guerra Mundial.[9]
Pertenencia a la Unión Europea
Ambos países son miembros de pleno derecho de la OTAN, la Unión del Mediterráneo, la Unión Europea y la eurozona.
Misiones diplomáticas
Italia tiene su embajada en Madrid y España, en Roma.
Véase también
Referencias
- ↑ López Vega y Martínez Neira, 2011, p. 96.
- ↑ López Vega y Martínez Neira, 2011, pp. 96; 98.
- ↑ López Vega y Martínez Neira, 2011, p. 99.
- ↑ a b Sueiro Seoane, 1987, pp. 185–186.
- ↑ Domínguez Méndez, 2013, p. 238.
- ↑ Tusell y Sanz, 1982, p. 443–445.
- ↑ Tusell y Saz, 1982, p. 444.
- ↑ Payne, 1998, p. 110.
- ↑ Hierro Lecea, 2015, p. 17.
Bibliografía
- Domínguez Méndez, Rubén (2013). «Francia en el horizonte. La política de aproximación italiana a la España de Primo de Rivera a través del campo cultural». Memoria y Civilización (Pamplona: Universidad de Navarra) (16): 237-265.
- Hierro Lecea, Pablo del (2015). Spanish-Italian Relations and the Influence of the Major Powers, 1943-1957. Security, Conflict and Cooperation in the Contemporary World. Palgrave Macmillan. ISBN 978-1-349-49654-9.
- López Vega, Antonio; Martínez Neira, Manuel (2011). «España y la(s) cuestión(es) de Italia». Giornale di Storia Costituzionale (22): 96.
- Payne, Stanley (1998). «Fascist Italy and Spain, 1922–45». Mediterranean Historical Review 13 (1-2): 99-115. ISSN 0951-8967.
- Sueiro Seoane, Susana (1987). «La política mediterránea de Primo de Rivera: el triángulo Hispano-ltalo-Francés». Revista de la Facultad de Geografía e Historia (Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia) (1): 183-223.
- Tusell, Javier; Saz, Ismael (1982). «Mussolini y Primo de Rivera: las relaciones políticas y económicas de dos dictaturas mediterráneas». Boletín de la Real Academia de la Historia (Madrid: Real Academia de la Historia) CLXXIX (III): 413-484.