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Orden de los caballeros de la Estrella

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Orden militar de los caballeros de la Estrella

Introducción

Entre los siglos XV y XVI el imperio otomano tuvo una época de esplendor, potenciado por las constantes adhesiones de los pueblos árabes de la costa sur del Mediterráneo, unidos bajo la causa común del Islam.

De esta supremacía no se libró el Mediterráneo, y especialmente el estrecho de Messina, vía natural de tránsito entre oriente y occidente. Piratas y corsarios turcos sembraron la inseguridad en todas las rutas marítimas de la época, particularmente las comerciales, generando graves perjuicios de toda índole a los pueblos afectados.

Con el avance de la situación las mismas ciudades costeras también pasaron a ser objetivo, periódicamente expoliadas por razias, propagando con cada nueva acción el pánico por todo el litoral cristiano del Mediterráneo.

Messina, como tantas otras ciudades portuarias, no quedó indemne: pagó su pesado tributo a la causa en forma de cruentas incursiones, con saqueos, destrucciones e incluso secuestros, bien para rescate o trata de esclavos. Pero en alguna ocasión los mesineses, más por su tenacidad y arrojo que por la eficiencia de su infraestructura defensiva, lograron repeler los ataques turcos, como en el caso de la incursión Sinan Bassá de septiembre de 1595.[1]

Constitución de la Orden

Fue en tal ocasión[2]​ cuando Giovanni III de Ventimiglia, VIII marqués de Irache, desarrolló la idea de constituir un cuerpo permanente de guerreros, excepcionalmente adiestrados y armados, que tal y como escribe Giacomo Crescenti,[3]estuviesen siempre vigilantes para ser los primeros en llegar a la defensa de la patria en toda ocasión que fuese necesaria. Dado el especial carácter del cuerpo, posiblemente lo que sería hoy un grupo de fuerzas especiales de intervención rápida, estaría voluntariamente limitado a 70 efectivos, cifra que más tarde se aumentó hasta un total de 100.

Felipe II, siempre abierto a nuevas técnicas defensivas, no solo dio su beneplácito a la creación a este cuerpo de élite, sino que le concedió el privilegio de Orden Militar,[4]​ a la usanza de las maestranzas de caballería ya existentes en algunas ciudades de España.[5]

Así, en la ciudad de Messina y con fecha 7 de diciembre de 1595, aunando sobre su persona las responsabilidades de stratigoto[6]​ de la ciudad, presidente del reino de Sicilia y lugarteniente y capitán general del reino, el marqués de Irache, constituyó la Orden de los caballeros de la estrella.

Existen distintas versiones respecto a la procedencia del nombre:

  • Caio Domenico Gallo,[7]​ indica que tal denominación fue tomada en homenaje al respeto y devoción a la Virgen Santísima de la Epifanía, a la que acudieron en peregrinación los magos de oriente guiados por una estrella, así como hacia la virgen Stella Maris.
  • Giuseppe Bonfiglio e Costanzo,[8]​ cifra el origen en la estrella de Orión, progenitor de Messina.
  • Giuseppe La Farina,[9]​ precisa que la denominación fue tomada a imitación de la orden militar homónima instituida en 1352 por Juan II,[10]​ rey de Francia.[11]

La Orden poseía sus propios estatutos,[12]​ que regulaban la vida del caballero, tanto en sus tareas de adiestramiento[13]​ como en su vida privada, especialmente en los momentos decisivos de la vida, tales como el matrimonio.[14]

Para ingresar en la Orden, los caballeros tenían que demostrar nobleza de sangre por los cuatro primeros apellidos por más de 200 años.[15][16]​ Cuando alguno de estos caballeros dejaba su puesto vacante, fuese la causa que fuese, su plaza quedaba disponible para algún familiar consanguíneo sin más requisito que haber cumplido 20 años y pagar la cuota de admisión, fijada en la nada despreciable cifra para la época de 30 onzas.[17]

Eran faltas graves, motivo de expulsión, asuntos como no presentarse inmediatamente bajo el estandarte de la orden cuando la campana o la tromba sonaban a rebato, más aún sin un motivo que pudiese justificar tal acción. Igualmente cuando en tiempos de guerra un caballero abandonaba dicho estandarte o combatía bajo otra bandera.

El 5 de octubre de 1596,[18]​ fue nombrado primer príncipe[19]​ de la orden don Vincenzo Bologna. Existían además otros cargos dentro de la orden, entre los que podemos citar: dos maestros de caballeros, el gonfaloniero, el canciller, el tesorero, el maestro armero,[20]​ etc. Cada primero de septiembre, reunidos en cónclave, se efectuaba la elección y renovación de cargos (todos eran cargos anuales), ocasión que se celebraba con una vistosa cabalgata y posterior torneo. Acabada la elección, se comunicaba el resultado al virrey, para su refrendo y al que ofrecían sus servicios en caso de guerra, y a continuación se presentaban ante el senado de la ciudad. Era un acto vistoso, con una colorida cabalgata, precedida por un grupo de heraldos de armas ricamente ataviados y portando trombas y timbales. Acto seguido desfilaban los caballeros, en formación de a dos, con sus uniformes de gala y mostrando en el pecho la estrella de oro y finalmente, flanqueado por el stratigotto y el senador hebdomadario de la ciudad, cabalgaba el príncipe de la Accademia. Seguía el cortejo con el más antiguo de los dos maestros de caballeros, flanqueado entre dos senadores, siguiendo a continuación y en idéntica formación el más joven de ellos. Finalizaba siempre la cabalgata ante el palacio de la Orden, frente a la iglesia parroquial de San Antonio, que perteneció anteriormente al marqués de la Scaletta y que fue una dotación del senado de la ciudad.

En 1614 Pedro Téllez-Girón y Velasco, duque de Osuna, efectuó la revista general a las tropas de la ciudad flanqueado por caballeros de la orden, concediéndoles a continuación la potestad de poder usar y llevar consigo toda clase de armas, incluidas las prohibidas por las ordenanzas locales, así como portar el estandarte real. Estas prerrogativas a la Accademia fueron confirmadas el 20 de octubre de 1622 por Emanuele Filiberto de Saboya, virrey de Sicilia, en un documento en el que se especifica que, en tiempos de guerra, pueden utilizar no “armas gentiles”, sino verdaderas armas ofensivas. A esto se añade otro documento con fecha 23 de octubre en el que se habilita a los caballeros de la orden a llevar consigo espada y puñal. Más tarde, en 1632 y siendo virrey de Sicilia Fernando Afán de Ribera y Téllez-Girón, duque de Alcalá y el príncipe de la Accademia su propio hijo, les fue concedido a título perpetuo la prerrogativa del tratamiento de ilustrísimo, hasta la fecha reservado para los títulos nobiliarios del reino.

Sus vestimentas eran suntuosas y riquísimas, confeccionadas con preciados terciopelos de diversos colores. Los caballeros llevaban goletta,[21]​ zagaglia,[22]​ guantes de malla, pistola, escopeta y puñal dorado. Vestían un gorro de fieltro con cintas y cordón de oro, adornado con plumas blancas y rojas. Calzas, jubón y cuello eran de encaje blanco. Sobre el pecho llevaban colgado un gran medallón de oro en forma de estrella, sujeto por una larga cinta. La orla del vestido, en rojo carmesí, estaba fornida de plata. En 1620, un cambio en las ordenanzas[23]​ de la Accademia intentó homogeneizar los uniformes de los caballeros, especificando que “los caballeros no podían gastar más de 12 onzas en su vestido y caballo”.

Eran varias las ocasiones a lo largo del año que tenía la Accademia para sus actos sociales: el 6 de enero de cada año, día de la Epifanía, se celebraba la festividad de la Orden de la Stella. Para la ocasión, se mostraba públicamente en procesión, sobre un riquísimo bastón de plata de un valor de 30.000 escudos y realizado a costa de la Accademia, una custodia de cristal, guardando como reliquia un cabello de la Virgen. Un día cualquiera, elegido entre los 17 primeros de cada mes de agosto, en honor de la festividad del Santo Sepulcro, los caballeros mostraban su habilidad ecuestre en una cabalgata. En octubre, se celebraban juegos militares, con justas y torneos. Siempre, en los desfiles públicos iban precedidos por heraldos y timbaleros, que anunciaban su llegada. En caso de guerra, el príncipe de la Accademia asumía el cargo de general de la caballería de la ciudad.

Supresión de la Orden

En 1674 la ciudad de Messina se reveló contra la corona[24]​ y a favor de Francia, dejando a la Accademia en una imposible tesitura: defensa de su rey o de su ciudad. En lo que debió de ser la decisión más difícil de tomar, los caballeros de la Estrella tomaron parte activa a favor de la ciudad.[25]​ El conflicto duró prácticamente 4 años, hasta que en 1678 quedó restablecido el anterior orden.

Con fecha de 17 de agosto de 1678, sin haber cumplido siquiera un año en su cargo, fue depuesto del cargo de virrey Vincenzo Gonzaga Doria,[26]​ siendo sustituido por Francisco Benavides Dávila, conde de Santiesteban del Puerto[27][28]​ hasta ese momento virrey de Cerdeña. El 29 de noviembre de ese mismo año desembarcó en Palermo y el día 11 del mes siguiente prestó juramento en la catedral de la misma ciudad, embarcándose el 5 de enero rumbo a Messina, donde llegó de incógnito una jornada más tarde. No tardó en propagarse la noticia entre la población, entre la que fue fraguándose el temor[29]​ de que tal celeridad en su llegada solo auguraba el ejemplar castigo que el anterior virrey no supo o no pudo dar.[30]

El 7 de enero de 1679, al día siguiente de su llegada, dispuso la supresión definitiva de la Accademia de la ciudad de Messina.[31]

Tras un siglo de vida al servicio de la ciudad, la Orden de los caballeros de la Estrella, popularmente conocida como la Accademia della Stella, recibió del virrey el siguiente mensaje: Per ragioni che convengono al servizio di Sua Maestà, ho risoluto sopprimere l’Accademia della Stella esistita fino adesso in questa città onde per sua conoscenza lo partecipo alla S.V. perché trasmetta nello stesso tempo la notizia a cui spetta, avvertendola contemporaneamente che coloro che avranno meritato del real servizio avranno dalla regia benignità ogni gratitudine ed anche un segno di maggiore amore.[32]

Los caballeros de la Estrella, el marqués de la Floresta[33]​ al frente en su condición de príncipe, recorriendo la ciudad en silencioso cortejo, fueron a deponer las insignias a los pies del impasible virrey.

Más adelante, fueron confiscados todos los bienes y patrimonio de la ya extinta orden, entre los que se incluía la baronía de la Scaletta, sede de la Accademia,[34]​ y que fue vendida a vil precio a Diego Brunaccini, juez de la Corte Stratigoziale de Messina, profesor de derecho feudal del Ateneo de 1659 a 1674, y personaje investido con los más relevantes cargos de gobierno merced a su fidelidad a Carlos II, e investido en 1687 príncipe de San Teodoro. (Salvino Greco)

L'Esterante

En un torneo en 1642 el párroco don Carlo Musarra, secretario de la Orden en la que era conocido como L'Esterante, compuso:[35]

“Vostra mercede, o figlie,
Non temerà Messina
L'insidioso assalto
Di lingua mentitrice.

Chè parleran per me l'invitte destre
De'Stellati Campioni, e tra le sfere,
De la gloria verace
Haverà la mia fama eterna pace.

Risponderan per me con mille bocche
Le dotte carte, e l'immortale inchiostro
De' Fucinanti Fabri,
Che rendiran coi lor famosi canti
All' immortalità sacri i miei vanti.

...............................................

Io vivrò ne le spade, e ne le penne.
Tu pugnerai co'l senno, ella col braccio.
L'armi adopri la Stella, e la Fucina
Ciò che segna col sangue il fiero Marte,
Co' caratteri d'or registri in carte.”

Referencias

  1. El 12 de septiembre de 1595, corrió como la pólvora por Messina la noticia de que una gran armada turca se aprestaba para atravesar el estrecho. Los mesineses se apresuraron a tomar las armas para defender la ciudad, fácil objetivo del turco por estar en su ruta, reuniendo para ello unos 12.000 hombres, a los que se añadieron otros 550 más de las villas vecinas, marchando hacia puntos estratégicos de la costa, a la espera del temido ataque. Los turcos, informados de estos preparativos, prefirieron seguir su rumbo sin detenerse en la ciudad, en busca de presas más desprevenidas en su camino a casa.
  2. Esto, al menos, es la versión establecida de la historia. El professore Carlo Fisber Polizzi apunta que unos 130 años antes, en la década de 1420 a 1430, Giovanni I de Ventimiglia, I marqués de Irache y XV conde de Geraci, creó la Orden de la Stella, en la misma ciudad de Messina, con la aprobación de Alfonso V el magnánimo, y a raíz de una reciente incursión turca que había devastado Siracusa, además de múltiples villas de Puglia y Sicilia. Igualmente, relata que se sirvió como ejemplo de la antigua orden que ya constituyera Renato de Anjou con el mismo nombre. Se basa en el texto del Dizionario di erudizione storico-ecclesiastica da S. Pietro sino ai nostri giorni, compilazione del Cavaliere Gaetano Moroni Romano, secondo aiutante di camera di sua santità Pio IX, Vol LXX, Tipografía Emiliana, Venezia 1804, Pag 18 y 19
  3. Fatti memorabili delle istorie messinesi Narrati Ai Fanciulli, Giacomo Crescenti, ISBN 1167820827 y 9781167820823, Kessinger Publishing, 2010.
  4. Considerazioni sulla storia di Sicilia dal 1532 al 1789, da servir d’aggiunte e di chiose al Botta, di Pietro Lanza, príncipe de Scordia, Stamperia di Antonio Muratori, Palermo 1836, Libro I, Pag 59.
  5. Las maestranzas de caballería tenían como objeto primordial la permanente disposición, en tiempos ociosos y de paz, de un cuerpo de la nobleza preparado y ejercitado en las armas, con caballos de guerra bien dispuestos y entrenados y con conocimiento y práctica de las últimas técnicas de guerra, siempre listos para acudir a la llamada de su rey. Actualmente siguen existiendo estas reales maestranzas, transformadas en sociedades de carácter honorífico, aunque conservan casi todos sus requisitos originales para su ingreso.
  6. El término stratigoto procede de la época bizantina y equivale aproximadamente a Gobernador Militar. Desde las leyes normandas, el cargo se derivó más bien a una especie de Gobernador Civil, ya que únicamente conservó las tareas de hacer cumplir las leyes, así como administrar la justicia.
  7. Apparato agli Annali Della Citta Di Messina, Capitale del Regno di Sicilia, dal giorno di sua fondazione fino a tempi presenti, Caio Domenico Gallo, Tomo I, Francesco Gaipa Regio Impressore, Messina 1756.
  8. Messina città nobilissima, Giuseppe Buonfiglio e Costanzo, cavalliero messinese, edita Antonio&Giacomo de Franceschi, Venetia 1606.
  9. Messina nell’800, Giuseppe La Farina, Gruppo Editoriale Brancatto 1996, ISBN 88-803 1 -485-8.
  10. Orden militar de los caballeros de la Estrella, creada en 1352 por Juan el Bueno, hijo de Felipe el Afortunado, tras la guerra de Pavía, llegando a ser célebre en su tiempo. Su mala gestión la hizo ser absorbida por la posterior Orden de San Miguel. La insignia era una estrella dorada que llevaban los caballeros en la capa, con el lema: Mostrant Regibus astra viam, representado por sus iniciales M.R.A.V., y fue dedicada a los tres reyes magos. Guardaban castidad, obediencia a su gran maestre, defender la fe católica, amparar viudas, socorrer pobres, visitar encarcelados y enterrar difuntos. Diccionario histórico-portátil de las órdenes religiosas y militares, y de las congregaciones regulares y seculares, que han existido en varias partes del mundo, hasta el día de hoy, que contiene su origen, progresos, elevación y abatimiento, la extinción de algunas, y la reforma de otras, con los hábitos, e insignias, que las distinguen. Por el Dr. Benito Francisco de Castro (Tomo II), Imprenta de Blas Román, Madrid 1743, Pag 60-61.
  11. Catalogo degli Ordini Equestri e Militari. Esposto in imagini e con breve racconto, Filippo Bonnani, Stamperia di Giorgio Placco Intagliatore, Roma 1711, Ficha 110.
  12. Existe en la biblioteca nacional de Madrid un manuscrito titulado Copia delli capitoli dell’illustrissimo Ordine della Stella, de 199 páginas, fechado en 1659 y escrito en italiano, que contiene unas 42 ordenanzas y capítulos acerca de la orden. Este documento probablemente procede de la biblioteca particular del duque de Osuna. Por otra parte, existen múltiples referencias a un documento titulado Copia degli capitoli dell’illustrissimo Ordine della Stella fatta in tempo dell’Ill.mo principe don Giuseppe Alifia Baglio e Maestri di Cavalieri don Giuseppe Marullo e don Lorenzo Gregori nell’anno 1659 que debería estar en la biblioteca pública de Messina, pero no encontrado hasta el momento. Se baraja la hipótesis de su posible destrucción, junto con los demás archivos, tras la supresión de la Orden.
  13. Si eserciteranno i nostri cavalieri sul cavalcare, giostrare, torneare così a piè come a cavallo, e in giocare bene d’ogni sorta d’armi. Annali Universali di statistica, economia pubblica, storia, viaggi e commercio, Volume Sessantesimonono, Luglio, Agosto e Settembre 1841, Presso nella galleria Decristoforis, Milano 1841, Pag 185.
  14. Quando alcun cavaliero de’ nostri prendesse moglie e volesse celebrare nozze pubbliche, essendo richiesto il principe de intervenire e vi andrà in forma di congregazione, con quel numero di cavalieri, che a lui parerà per favorire lo cavaliere sposo. Così anco nella infermità o carcere de’ cavalieri sia pensiero suo di mandarlo a visitare
  15. Condiciones muy parecidas a las hasta hace unos años mantenía vigente otra real orden de caballería: la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, en la que hay que demostrar nobleza de sangre aportando los correspondientes certificados de las últimas 5 generaciones de los primeros cuatro apellidos, de forma independiente en cada uno de ellos.
  16. Furono ammessi in questa congregazione quei soli, le di cui famiglie provarono con autentiche scritture lunga serie di nobiltà, come appunto si costuma nei Cavalieri gerosolimitani. Storia di Messina. Vol. III., Messina medievale e moderna. Dai normanni ai Borboni, Salvino Greco, ISBN 887442258X y 9788874422586, Edita Siciliano 1998
  17. Quando alcuno de’ cavalieri o per morte o per cancellazione venia a mancare, chi appartenea a nobile parentado, ed, avendo venti anni, tenea cavalli ed armi, ed atto si trovava agli esercizi di buona cavalleria, potea a voti essere ammesso a far parte della congrega, pagando in pria la somma di onze trenta, con le quali si acquistava una rendita in nome della corporazione. Messina nell’800, Giuseppe La Farina, Gruppo Editoriale Brancatto 1996, ISBN 88-803 1 -485-8
  18. Real cédula de constitución, entregada por el conde de Chinchón, secretario de estado de don Felipe II.
  19. Otros príncipes también fueron Giacomo Campolo, barón de S. Todaro y Bonvicino (co-fundador de la orden militar de la Stella y príncipe de la misma en 1609 y 1622), Giuseppe Alifia (1659), Giovan Pietro Cariddi, etc.
  20. Este último elegido directamente por el senado de Messina.
  21. Goletta: parte de la armadura o vestido que cubre la parte trasera del cuello. Habitualmente solía ser de malla y estaba sujeta por arriba al yelmo o sombrero.
  22. Zagaglia: la más larga y ligera entre todas las armas con asta, de aproximadamente 4 metros de largo y con afinada punta de metálica, arma predilecta de los ofíciales superiores en las jornadas de gala, hasta finales del cinquecento.
  23. ’’Che li cavalieri non spendano più di onze dieci per loro vestito e cavalli, né possono vestire se non di rasetto piano senza rizzolo a basso, del colore a loro voglia, e i creati tamburi e trombe di tersanello leggio, a basso come di sopra”. “Messina nell’800”, Giuseppe La Farina, Gruppo Editoriale Brancatto 1996, ISBN 88-803 1 -485-8.
  24. Storia Cronologica dei Vicerè Luogotenenti e Presidenti del Regno di Sicilia, seguita da un'appendice sino al 1842, Giovanni Evangelista Di-Blasi, dalla Stamp. Oretea, Palermo 1842, Pag 310.
  25. En 1671 los ciudadanos de Messina, inmersos en una importante crisis de penurias y carestía de alimentos, empezaron a vivir una división interna: parte del pueblo achacó la crisis a la negligencia y codicia de los ricos y poderosos, es decir: nobles, políticos y demás clases dominantes. No tardó en surgir un “libertador”, el general del Hojo, que lideró el descontento popular hasta desembocarlo en una antesala de guerra civil. El 9 de junio de 1674, los insurgentes atacaron y sitiaron el palacio del Stratigoto. La toma de los reducidos efectivos españoles que habían repartidos por la ciudad duró 40 días, pasando a saco y fuego la ciudad, con balance de múltiples víctimas y más de 18 palacios quemados, incluidas bibliotecas y otros edificios públicos. La ciudad estaba en manos de los sublevados. Este hecho fue coetáneo con la revuelta de Palermo, dejando al reino de Sicilia en una situación de inestabilidad política e incertidumbre (Sicilia, en ese momento no tenía ni virrey, ya que Claudio Lamoral, príncipe de Ligny, había cesado en el cargo hacía poco, encontrándose en Milan. Ocupaba el cargo, de forma interina, el capitán general de las galeras atracadas en Cataluña, el marqués de Bayona, que a pesar de su valiente actuación poco pudo hacer. El 29 de septiembre de 1674, el comandante Valbelle, logró burlar el bloqueo militar del puerto de la ciudad, logrando introducir un par de transportes de víveres, una pequeña escuadra de 4 navíos de guerra y la comunicación al senado de Messina del rey francés, aceptándolos como nuevos súbditos, y entregaba al duque de Vivonne la responsabilidad de virrey. En febrero de 1675, el duque se dirigía triunfalmente con una flota hacia el puerto de Messina para tomar cargo. Cuando el almirante de España tuvo noticias de lo acontecido, interceptó con su flota la comitiva francesa, librando una importante batalla naval cerca de las islas Eólicas, con nefasto resultado para España: Vivonne entró doblemente triunfante en Messina, donde fue recibido con honores de monarca. El senado juró, en nombre de la ciudad, eterna fidelidad al nuevo monarca. Así siguió una lenta sucesión de batallas para la conquista del resto de la isla, hasta que en 1678 los reyes de España y Francia llegaron a un acuerdo de paz, con la retirada de las tropas francesas de la isla, bajo el mando del general Lafeuillade, y el retorno a la situación anterior. Existe una detallada descripción de todas las escaramuzas navales que se produjeron a raiz de este incidente en Rebelión de Messina, adaptada de Juan Alfonso de Lancina, superintendente de las materias de Estado de Calabria, Historia de la armada española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón (Instituto de historia y cultura naval de la Armada española), Tomo V, Pag 99 y siguientes. También se puede consultar la propia obra de Juan Alfonso Rodríguez de Lancina, “Historia de las reboluciones del Senado de Messina”, edita Julian de Paredes, 1692 y la versión francesa de los mismos acontecimientos en La révolte de Messine, L'expédition de Sicile et la Politique française en Italie (1674-1678), de Émile Laloy.
  26. Príncipe del Sacro Imperio romano germánico, duque de Mantova. Fue nombrado virrey el 28 de noviembre de 1677 por el rey Carlos II, tal y como consta en la real cédula archivada en el Registro della Regia Cancelleria dell’anno 1677-1678, I Ind., folio 123.
  27. Actualmente convertido en Ducado de Santisteban del Puerto, cuyo actual titular es Victoria de Medina y Conradi. Elenco de grandezas y títulos nobiliarios españoles, Ediciones de la revista Hidalguía, ISBN 84-89851-47-6, Gráficas Arias Montano, Móstoles, Madrid.
  28. Registro della regia cancelleria dell’anno 1678-1679, II Ind., folio 225.
  29. “Francisco de Benavides y Dávila era un hombre de humor acre y bilioso, conocedor de todas las formas de castigo, sin más aspiraciones que la venganza”, Considerazioni sulla storia di Sicilia dal 1532 al 1789 da servir d’aggiunte e di chiose al Botta, di Pietro Lanza, pincipe de Scordia, Antonio Muratori, Palermo 1836, Tomo III, Pág 235.
  30. Considerazioni sulla storia di Sicilia dal 1532 al 1789 da servir d’aggiunte e di chiose al Botta, di Pietro Lanza, pincipe de Scordia, Antonio Muratori, Palermo 1836, Tomo III, Pag 235.
  31. Aunque casi todos los autores coinciden en la fecha de supresión como el día 7, Enrico Casale (ver fuentes) lo describe así: “El 6 de enero de 1678, el día de la Epifanía, el nuevo virrey recibió en el palacio real a las autoridades y señores de la ciudad. Entre los caballeros que acudieron, primero entre todos se presentó Paolo Ardoino, príncipe de Palazzi y marqués de la Floresta, que en aquel momento ostentaba el alto cargo de príncipe de la Accademia della Stella. Este se presentó con su hábito de gran gala, con una gran estrella de oro sobre su pecho, emblema de la aristocrática sociedad, en cuanto, propio de aquel día, debía haber después la procesión del Cabello de la Madonna de la Lettera, la sagrada reliquia colocada en el extremo de un rico bastón de plata con los grabados representativos de los reyes magos. El virrey preguntó al patricio mesinés qué emblema era aquél con que se cubría el pecho, a lo que éste le respondió con todo respeto: Excelentísimo señor, este es el emblema que distingue a los caballeros de la Accademia della Stella, y yo que soy el príncipe por este año, la llevo mayor que los otros. Entonces el virrey, montando en cólera como si hubiese sido presa del más vil ultraje, se dirigió a él gritándole: “Pero ¿¡Qué. caballeros!? ¿¡Qué orden militar!? ¿¡Qué estrella!?”, arrancándole sin más palabras del pecho el glorioso emblema.”
  32. Por razones convenientes al servicio de Su Majestad, he resuelto suprimir la “Accademia” de la Estrella de esta ciudad, lo que pongo en conocimiento de SV y para que trasmita dicha noticia a quien competa, avisándole también que a todo aquel que haya participado en el real servicio obtendrá de la real benevolencia toda su gratitud, como símbolo de su mayor amor”.
  33. Paolo Ardoino fue marqués de la Floresta desde 1675, sucediendo a su madre, Melchiora, hija única y heredera a su vez de Antonio Quintana Dueguas, I marqués de la Floresta en 1619.
  34. Se ubicaba en la antigua vía del Corso, actualmente llamada Corso Cavour, aledaño al actual “palacio de los teléfonos”.
  35. Extraido de “Madonna della Letrera”, patrona de los caballeros de la Otrden de la Stella.

Fuentes

En primer lugar y posiblemente fuente primaria de otros textos referenciados, cabe citar Apparato agli Annali Della Citta Di Messina, Capitale del Regno di Sicilia, dal giorno di sua fondazione fino a tempi presenti. Caio Domenico Gallo, Tomo I, Francesco Gaipa Regio Impressore, Messina 1756, Pag 75 a 78, en las que se reproduce una completa y detallada exposición de la Ordine della Stella.

Extensa descripción de la orden de la Stella y sus caballeros en la obra Considerazioni sulla storia di Sicilia dal 1532 al 1789, da servir d’aggiunte e di chiose al Botta, di Pietro Lanza, principe de Scordia, Stamperia di Antonio Muratori, Palermo 1836, Libro I, Pag 59 y siguientes.

Annali Universali di statistica, economia pubblica, storia, viaggi e commercio, Volume Sessantesimonono, Luglio, Agosto e Settembre 1841, Presso nella galleria Decristoforis, Milano 1841, Pag 185 a 188.

Completa narración de la supresión de la orden en Storia del Regno di Sicilia, dall’epoca oscura e favolosa sino al 1774, di Giovanni Di-Blassi, Volume III, Dalla stamperia Oretea, Palermo 1847, Pag 103 (fundación) y 205 (supresión).

Existen extensos trabajos realizados recientemente por distintos historiadores, difundidos en diversos medios, entre los que citaré:

Bibliografía