Movimientos de pobladores en Chile

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El denominado Movimientos de pobladores en Chile se refiere a un movimiento del siglo XX de carácter izquierdista que reivindicaba que el Estado debería brindar viviendas de manera gratuita a ciudadanos de escasos recursos.

Historia[editar]

Al inicio de la dictadura militar el movimiento de pobladores, quienes ocupaban ilegalmente terrenos, fue desarticulado y muchos de sus dirigentes muertos o detenidos.[1]

El fin de la Unidad Popular y el cambio de modelo económico se produjo con la transición al neoliberalismo significó la reducción de ayuda estatal y la legitimación de la causa de los ocupantes por parte del Estado.[2]​ Aunque en sus comienzos la dictadura implementó medidas asistencialistas para cooptarlos, la historiadora Verónica Valdivia ha señalado que su impacto fue limitado[3]​ Para subsistir los pobladores debieron recurrir a la solidaridad y a la economía informal.[4]​ y al apoyo de parroquias católicas[5]​ La Crisis económica propició desde 1983 las Jornadas de Protesta Nacional, protagonizadas principalmente por jóvenes desempleados[6]​ en las poblaciones de Santiago vinculadas a la izquierda y extrema izquierda.[7]Augusto Pinochet respondió intensificando la represión y desde 1985 las protestas fueron perdiendo convocatoria.[8]​ El impacto de las protestas en el fin de la dictadura ha sido discutido.[9]

En 1986 se conformó la Central Unitaria de Pobladores (CUP), un frustrado intento de organización nacional.[10]​ En la transición a la democracia, el movimiento de pobladores perdió relevancia.[11]​ Su desmovilización ha sido interpretada por el sociólogo Eugenio Tironi como una expresión de sus anhelos de integración social y de su rechazo a la violencia política,[12]​ mientras que para el historiador Gabriel Salazar los pobladores habrían desarrollado nuevas prácticas de resistencia basadas en la identidad y la autogestión.[13]

El acceso a una vivienda estatal ha sido la consigna del movimiento izquierdista. La dictadura implementó una política habitacional neoliberal, con la liberalización del mercado del suelo,[14]​ la expansión de los límites urbanos[15]​ y la entrega de subsidios.[16]​ A mediados de los 80' comenzó la construcción de un nuevo tipo de viviendas sociales, instaladas en la periferia para ser entregadas a pobladores de campamentos erradicados de comunas acomodadas.[17]​ Los gobiernos de la Concertación aumentaron la construcción de viviendas sociales.[18]​ Sin embargo, por su localización periférica, los equipamientos de salud, educación y transporte siguieron siendo insuficientes, pese a ciertas mejoras.[19]​ Estas viviendas evidenciaron su mala calidad durante las Lluvias de 1997 cuando muchas se inundaron y debieron ser forradas con nylon.[20]

Pese al aumento de beneficios sociales[21]​ y a la disminución de la pobreza,[22]​ los pobladores han sido afectados por la "nueva pobreza urbana" caracterizada por marginalidad, concentración de la pobreza, desempleo, precariedad laboral, hacinamiento, delincuencia, drogadicción y narcotráfico.[23]​ La focalización de la ayuda estatal y la participación política local de los pobladores han sido canalizadas por las municipalidades.[24]

Hechos de violencia política relacionados al movimiento (1947-1987)
Gabriel Gonzáles Videla (1947-52) Carlos Ibáñez del Campo (1952-58) Jorge Alessandri (1959-1964) Eduardo Frei Montalva (1965-70) Salvador Allende (1971-73) Augusto Pinochet (1974-1979) Augusto Pinochet (1980-1985) Augusto Pinochet (1986-1987)
12,5 10,6 18,6 31,5 63,0 17,5 41,0 48,5

[25]

Referencias[editar]

  1. Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, tomo 1, volumen I, Santiago, Andros Impresores, 1996 (reedición), p. 114
  2. Verónica Valdivia, “¡Estamos en guerra, señores!”. El régimen militar de Pinochet y el “pueblo”, 1973-1980”, en Historia 43, Volumen I, Santiago, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, enero-junio 2010, pp. 183-184.
  3. Ibíd p. 191.
  4. Vicente Espinoza, “Pobladores, participación social y ciudadanía. Entre los pasajes y las anchas alamedas”, en Proposiciones 22, Santiago, Ediciones SUR, p. 37.
  5. Gabriel Salazar y Julio Pinto, Historia contemporánea de Chile volumen V, Niñez y juventud (construcción cultural de actores emergentes), Santiago, LOM, 2002, p. 236.
  6. El subproletariado es un grupo social urbano que se caracteriza por “la falta de trabajo y de un salario regular”, José Weinstein, Los jóvenes pobladores en las protestas nacionales (1983-1984). Una visión sociopolítica, Santiago, CIDE, 1989, p. 88.
  7. Se ha señalado que las poblaciones donde se produjeron más protestas fueron las que antes del golpe desarrollaron una cultura popular de izquierda y estaban vinculadas al PC. Cathy Schneider, “La movilización de las bases. Poblaciones marginales y resistencia en Chile autoritario”, en Proposiciones 19, Ediciones SUR, Santiago, 1990, p. 240-241.
  8. Eugenio Tironi, “Pobladores e integración social”, en Proposiciones 14, Ediciones SUR, Santiago, 1987, p. 67.
  9. Manuel Antonio Garretón señaló la heterogeneidad social de las protestas y su contribución para superar el miedo a la represión y reorganizar a la oposición, además de obligar al régimen a hacer algunas concesiones, pero advirtió su fracaso en lograr el término de la dictadura, lo cual se debió a que “Las movilizaciones no formaron parte de un diseño estratégico coherente, pese al papel que se le asignaba para terminar con el régimen militar […]”, Manuel A. Garretón, “Las complejidades de la transición invisible. Movilizaciones populares y régimen militar en Chile”, en Proposiciones 14, Ediciones SUR, Santiago, 1987, p. 126. Para Javier Martínez, las protestas de 1983-1984 fracasaron en acabar con la dictadura porque “[…] la creciente violencia en las poblaciones, el recurso cada vez más intensivo a la simbología allendista de parte de sus manifestantes, y el abierto recelo que en ellas se mantiene hacia los líderes y expresiones históricas de los grupos medios, reactualizó el terror de estos hacia la polarización y la dictadura de las masas.”, Javier Martínez, “Miedo al Estado, miedo a la sociedad”, en Proposiciones 12, Ediciones SUR, Santiago, 1986, p. 41. Para Gabriel Salazar, en cambio, Pinochet se habría visto obligado a negociar su salida del poder cuando “[…] las jornadas de protesta, demostraron al mundo que, bajo la dictadura de Pinochet, Chile era ingobernable. Es decir, suficientemente ingobernable para que el capital financiero no invirtiera en Chile mientras no rigiese allí un estado de derecho democrático acatado por la ciudadanía.”, Gabriel Salazar, Movimientos sociales en Chile. Trayectoria histórica y proyección política, Santiago, Uqbar editores, 2012, p. 208.
  10. Ana Sugranyes, “La política habitacional en Chile, 1980-2000: un éxito liberal para dar techo a los pobres”, en Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes, editores, Los con techo. Un desafío para la política de vivienda social, Santiago, Ediciones SUR, 2005, p. 35.
  11. Vicente Espinoza, op. cit., p. 25
  12. Eugenio Tironi, op. cit., p. 78.
  13. Gabriel Salazar, Movimientos sociales en Chile, op. cit., pp. 206-207.
  14. Rodrigo Hidalgo, “¿Se acabó el suelo en la gran ciudad? Las nuevas periferias metropolitanas de la vivienda social en Santiago de Chile”, en Revista Eure (Vol. XXXIII, Nº 98), Santiago, 2007, p. 62.
  15. Ídem
  16. Ana Sugranyes, op. cit., pp. 27-28.
  17. Ibíd., pp. 30-31.
  18. Durante la década de 1990, se construyeron en todo el país más de un millón de viviendas sociales, de las cuales cerca de cien mil fueron edificadas en Santiago. Rodrigo Hidalgo, “¿Se acabó el suelo en la gran ciudad?”, op. cit., p. 65.
  19. Se ha señalado que “[…] alrededor de las grandes concentraciones de vivienda social, desordenadamente, algunos municipios y privados han construido un equipamiento social rudimentario, con escuelas, puestos de salud y servicios privados de transporte público. Hay servicios, pero su calidad es deficiente.”, Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes, “El problema de vivienda de los “con techo””, en Los con techo, op. cit., p. 65.
  20. Ana Sugranyes, op. cit., pp. 50-51.
  21. El gasto público en ayuda social aumentó casi el doble entre 1989 y 1998, pasando de $4.674.000.000 en a $9.288.000.000. Rodrigo Hidalgo, La vivienda social en Chile y la construcción del espacio urbano del Santiago del siglo XX, Santiago, DIBAM, 2005, p. 406.
  22. Los indicadores oficiales estiman que la pobreza se redujo de un 38,6% del total de la población nacional en 1990 a un 20,6 en 2000. Rodrigo Hidalgo, La vivienda social en Chile, op. cit., p. 407.
  23. Ana Sugranyes, op. cit., p. 41.
  24. Vicente Espinoza, op. cit., pp. 34-35.
  25. En G. Salazar: Violencia política, op.cit., p. 113.

Bibliografía[editar]