Madre de la Iglesia

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 21:47 13 ago 2014 por CEM-air (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Nuestra Señora de las Nieves. Según la doctrina católica "con María se inaugura la nueva economía de la salvación, cuando el Hijo de Dios asumió de ella la naturaleza humana."[1]

Madre de la Iglesia es un título con el que la Iglesia Católica honra a la Virgen María, de modo oficial, desde el Concilio Vaticano II. El título ya era usado por San Ambrosio de Milán (338-397), y recientemente usado con más frecuencia por Hugo Rahner, hermano de Karl Rahner.

Ambrosio de Milán y Hugo Rahner

La mariología de Hugo Rahner, siguiendo de cerca a San Ambrosio de Milán, ve a María en su papel de madre dentro de la realidad de la Iglesia. Su interpretación, basada únicamente en San Ambrosio, cuya visión mariológica redescubrió, y junto a los escritores tempranos,[2]​ influyeron grandemente en el Concilio Vaticano II[3]​ y sobre Pablo VI que, citando a Ambrosio de Milán, declaró a María “Madre de la Iglesia”. La misma visión han mantenido los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, éste último en específico acreditó la postura de Hugo Rahnrer en este punto. Dice Benedicto:

El gran logro de Hugo Rahner fue su redescubrimiento en los Padres (de la Iglesia) de la indivisibilidad entre María y la Iglesia.

Pablo VI

El papa Pablo VI pronunció el título en la clausura de la tercera fase del Concilio.[4]​ Del mismo modo que su antiguo predecesor de feliz memoria en la silla episcopal de Milán, Pablo VI usó su mismo lenguaje, llamando a María “Modelo de la Iglesia” en atención a su fe, amor y plena unión con Cristo, su Hijo; y “Madre de la Iglesia” por el hecho de dar a luz a Cristo, Cabeza del Cuerpo místico, que conforma su Iglesia.[5]​ La explicación teológica radica en que si ella es verdadera madre de Cristo, que a la vez es Cabeza de la Iglesia; entonces, es también madre de todos los redimidos por Él, o sea, la Iglesia.[6]

Juan Pablo II

En 1987 el papa Juan Pablo II repitió este título de “Madre de la Iglesia” en su Carta Encíclica Redemptoris Mater y en una audiencia general el día 17 de septiembre de 1997.[7]​ La Encíclica es un extenso y elocuente sumario de mariología moderna. Según Juan Pablo II, la Madre del Redentor ocupa un lugar especial en la economía salvífica. La Iglesia Católica cree que María apareció en el horizonte de la Historia de la Salvación precediendo a Cristo.[8]​ De ahí la importancia en el catolicismo del dogma de la Inmaculada Concepción.

Como enseña el Concilio, con María, «excelsa Hija de Sion», tras larga espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva economía, cuando el Hijo de Dios asumió de ella la naturaleza humana para librar al hombre del pecado mediante los misterios de su carne». Las palabras que Jesús pronuncia desde lo alto de la Cruz significan que la maternidad de su madre encuentra una «nueva» continuación en la Iglesia y a través de la Iglesia, simbolizada y representada por Juan. De este modo, la que como «llena de gracia» ha sido introducida en el misterio de Cristo para ser su Madre, es decir, la Santa Madre de Dios, por medio de la Iglesia permanece en aquel misterio como «la mujer» indicada por el libro del Génesis (3, 15) al comienzo y por el Apocalipsis (12, 1) al final de la historia de la salvación.

Benedicto XVI

El Papa Benedicto XVI dirige su atención a la relación existente entre la mariología católica y la eclesiología: "A primera vista, dice él, puede parecer accidental que el Concilio tratara la mariología dentro de la eclesiología. Esta relación ayuda a entender lo que la Iglesia es realmente. El teólogo Hugo Rahner mostró que la mariología en su origen era eclesiología. La Iglesia es como María".[10]

La Iglesia es virgen y madre, es inmaculada y lleva el peso de la historia. Ella sufre y es asunta a los cielos. Poco a poco va aprendiendo que María es su espejo, que en ella encuentra su personificación. María, por su parte, no es un ser aislado que se quede en sí misma. Ella va llevando el misterio de la Iglesia.[10]

Véase también

Referencias

  1. Epístola a los Gálatas 4, 4; Cf. Redemptoris Mater 24.
  2. Mater Ecclesia - Lobpreis der Kirche aus dem ersten Jahrtausend, Einsiedeln/Köln 1944;
  3. Lumen Gentium Cap. 8.,
  4. Leo Cardinal Scheffczyk, Vaticanum II, in Marienlexikon 568
  5. San Ambrosio de Milán, De inst. Virg 98, PL 16, 328 and IV, 3,4,PL17,876
  6. Evangelio de San Juan 19, 25-27; Apocalipsis 12, 1-6. 13-18; Evangelio de San Lucas 1, 35-38. 42-49.
  7. La Bienaventurada Virgen, Madre de la Iglesia
  8. Redemptoris Mater 3
  9. Redemptoris Mater 24
  10. a b Joseph Kardinal Ratzinger: Weggemeinschaft des Glaubens. Kirche als Communio. Festgabe zum 75. Geburtstag, hg. vom Schülerkreis, Augsburg 2002)