Juicios por delitos en la guerra de las Malvinas

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Los juicios por delitos en la guerra de las Malvinas son procesos judiciales cursados tanto en Argentina como en Reino Unido.

Fueron una serie de juicios militares llevados a cabo en Argentina en 2009 para determinar la validez de reclamos efectuados contra oficiales y suboficiales por conspiración, tortura y maltrato a los soldados conscriptos durante la guerra de las Malvinas en el año 1982.[1]

El primer acontecimiento implicó acusaciones relacionadas con agentes del ejército argentino y suboficiales que fueron acusados por castigos a sus tropas después de la batalla de Pradera del Ganso. Nuestros propios oficiales eran nuestros peores enemigos, dice Ernesto Alonso, el presidente del CECIM (Centro de Ex Combatientes de Islas Malvinas),[2]​ fundado por Rodolfo Carrizo y otro soldado conscripto que comisionaba en el Regimiento de Infantería Mecanizado 7, ubicado en la Ciudad de La Plata.[3]Se servían whisky de los pubs, pero no estaban preparados para la guerra. Desaparecieron cuando las cosas se pusieron serias. Muchos de los oficiales habían trabajado previamente como torturadores para la dictadura argentina. Nos usaron a nosotros, los reclutas, para sus fantasías sádicas.[4]

Diversos crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos han sido acreditados contra tropas argentinas, cometidos por tropas británicas o superiores militares argentinos.[5][6][7][8]

El veterano José M. Araníbar, que apoyó la investigación que llegó a la Justicia, comentó a El Mundo que "esta megacausa contiene todos los delitos: vejámenes, torturas, servidumbre, heridas graves, abandono de persona e incluso dos muertes; la de un soldado (Rito Portillo) que al parecer fue fusilado por un cabo y otro (Remigio Fernández) que murió de hambre al ser abandonado".[9]

En 2007, la ministra de defensa de Argentina, Nilda Garré, reconoció que las normas militares vigentes durante la guerra de las Malvinas, que en otros ejércitos eran conocidos como castigo de campo, permitía el estaqueo de soldados consciptos en caso de la inexistencia de cárceles.[10]

En 2012, el entonces gobernador militar de las Malvinas, el general de brigada en retiro Mario Benjamín Menéndez, defendió el uso de estaqueos diciendo que eran parte de las acciones disciplinarias del ejército en ese momento, Hay que estar muy seguro de lo que fue (porque), por ejemplo, existe un castigo en el Código de Justicia Militar que se llama ´calabozo de campaña´ y la sensación que yo tengo, por lo que he escuchado, es que lo que se aplicó en algunos casos fue (este procedimiento)".[11]

Investigaciones y causas en Argentina[editar]

Al menos cuatro soldados argentinos fueron fusilados en la Batalla de Monte Longdon, realizada entre el 11 y 12 de junio de 1982, aseguró el excabo del Ejército Británico en su libro Excursion To Hell (Bloomsbury, 1991). En 1993, el presidente Carlos Saúl Menem ordenó al Ministro de Defensa investigar las denuncias sobre fusilamientos de soldados argentinos en las Malvinas. Se formó la Comisión Investigadora de Crímenes de Guerra Británicos. Julia Solanas Pacheco, integrante de la comisión que investigó posibles asesinatos de soldados argentinos, declaró que se cometieron “graves violaciones”, por parte de las tropas británicas; entre ellas “el asesinato de soldados heridos”.[12]​ En esta carga final se registraron, según la denuncia efectuada por los veteranos de guerra argentinos, que fue confirmada en 1994 por la Comisión Investigadora de Crímenes de Guerra Británicos, siete casos de fusilamientos de prisioneros de guerra y soldados argentinos heridos capturados en Monte Longdon. Según el cabo Gustavo Pedemonte de la Compañía B del Regimiento 7, "Era una noche muy clara estrellada e iluminada por las bengalas inglesas por lo que pude ver perfectamente cuando varios ingleses fusilaban a un soldado que había caído herido. Mi visión era perfecta."[13]

El soldado Néstor Flores afirma ver cómo paracaidistas británicos remataban a dos soldados conscriptos heridos (Ramón Quintana y Donato Gramisci) en la acción de monte Longdon.[14]

La Comisión Investigadora de Crímenes de Guerra Británicos cita unos diez casos,[15]​ pero es factible que hayan sido más, según aseguró Víctor P. Catá, vicepresidente en 1996 de la Casa del Veterano de Guerra.[16]

En 2007 el Centro de Ex Combatientes de Malvinas (CECIM) presentó una denuncia ante el Juzgado Federal de Río Grande (Tierra del Fuego), con más de 120 casos de torturas, estaqueamientos, violaciones y otros tratos inhumanos, contra los soldados argentinos que combatieron en la guerra.[17]​ La denuncia incluyó el homicidio del soldado Remigio Fernández por inanición. La denuncia fue sostenida por el fiscal Marcelo Rapoport, con asistencia de la Procuradoría de Crímenes contra la Humanidad del Ministerio Público Fiscal.[18]

Uno de los soldados conscriptos del Regimiento 12, Oscár Núñez, dijo que: Nuestra compañía de combate estaba en la primera línea, y había dificultades para que nos llegara la comida. Un compañero nuestro, Segundino Riquelme, murió por desnutrición. Producto de esa muerte nosotros decidimos buscar algo para comer; había una oveja ahí cerca, habrá sido a 40 o 50 metros, y con otros dos soldados, decidimos matarla. En el momento en que estábamos carneando la oveja apareció Malacalza, que era el jefe de nuestra sección. Primero nos insultó, después nos hizo hacer saltos de rana. Nos sacó la oveja y nos dijo que nos iba a estaquear, lo que efectivamente hizo.[19]​ En una entrevista con el diario británico The Times, Núñez dice que Malacalza estuvo acompañado por algunos compañeros conscriptos que con mucho gusto repartieron la paliza que ambos recibieron que incluyó varias patadas antes que fueran estaqueados.[20]

Todas las fuentes militares coinciden que los soldados Roque Evaristo Sánchez y Avelino Néstor Oscar Pegoraro murieron combatiendo heroicamente (condecorados póstumamente con "La Nación Argentina al Valor en Combate") en la Batalla de Pradera del Ganso, mientras que pudieron haber muerto por expresas órdenes de sus jefes, según unas u otras fuentes.[21]​ Así lo asegura el ex-subsecretario de Derechos Humanos de la provincia de Corrientes, Dr. Pablo A. Vassel, en su libro "Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía. Corrientes en Malvinas".

También existe polémica por la muerte del soldado conscripto Rito Portillo, que murió por fuego amigo según la versión militar, mientras que otros tienden a considerar que se lo fusiló por orden de un suboficial. De acuerdo al mayor médico Andino Luis Francisco Quinci:

Recuerdo el nombre de un soldado que murió, al que yo mismo enterré. Se llamaba Rito Portillo, un morochito de Marina. Vino muy mal herido, tenía una profunda herida en el abdomen con exposición de vísceras. Lo atendimos pero... Llegué a conversar bastante con él. Lo único que me decía es que eso le dolía mucho. No lloraba, no gritaba, no se quejaba en forma desmesurada. Se murió mansamente, mansamente... No dijo ninguna frase heroica ni nada. Solo se murió mansamente, diciendo que a él le dolía. No fue ningún sargento Cabral ni nada por el estilo. Se murió, pero lo hizo sin gritos, hasta sin demagogia. Humildemente, como debe haber sido su vida... Asi quisiera morirme yo, de la misma manera.[22]

En febrero de 2015, uno de los militares imputados, el suboficial Jorge Eduardo Taranto, logró que en su caso la Corte Suprema, en un fallo polémico, cerrara la investigación judicial, al rechazar el recurso extraordinario que cuestionaba un fallo de la Cámara declarando la prescripción, argumentando que no se trataban de delitos de lesa humanidad, sino de delitos comunes.[17]​ El fallo de la Corte provocó que la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner dictara el Decreto N.º 503/15, desclasificando documentos militares en los que había constancias de los crímenes denunciados y de los actos de la dictadura militar con el fin de ocultarlos.[7][8]​ Los excombatientes apelaron el fallo de la Corte Suprema a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y solicitaron continuar las investigaciones con respecto a los demás militares denunciados;[8]​ el caso tramita como Petición P-460-15.[23]

En 2018 el fiscal de la causa solicitó la declaración indagatoria y finalmente la detención de 26 militares por considerar que existía semiplena prueba de que habían cometido al menos 22 casos de torturas y un homicidio:[18]

  1. Omar Edgardo Parada
  2. Emilio Terán
  3. Miguel Ángel Garde
  4. Jorge Aníbal Santiago Cadelago
  5. Jorge Luis López
  6. Gustavo Calderini
  7. Horacio Vlcek
  8. Jorge Reynaldo Lugo Oliver
  9. Raúl Masiriz
  10. Eduardo Luis Gassino
  11. Jorge Guillermo Díaz
  12. Belisario Gustavo Afanchino Rumi
  13. Oscar Albarracín
  14. Ramón Desiderio Leiva
  15. Francisco Gabriel Rivero
  16. Jorge Oscar Ferrante
  17. Jorge Eduardo Taranto
  18. Luis Alfredo Manzur
  19. Raúl Antonio Linares
  20. Pablo Emilio Hernández
  21. Sergio Alberto Guevara
  22. Emilio José Samyn Duco
  23. Jorge Arnaldo Romano
  24. Ramón Eduardo Caro
  25. Oscar Luis Contreras
  26. Claudio Tamareu[18]

En diciembre de 2018, el juez a cargo de la causa en ese momento, hizo lugar al pedido de indagatoria de los siguientes militares:[24]

  1. Miguel Ángel Garde
  2. Belisario Gustavo Affranchino Rumi
  3. Eduardo Luis Gassino
  4. Jorge Oscar Ferrante
  5. Emilio José Samyn Duco
  6. Jorge Guillermo Díaz
  7. Luis Alfredo Manzur
  8. Raúl Antonio Linares
  9. Pablo Emilio Hernández
  10. Claudio Tamareu
  11. Jorge Arnaldo Romano
  12. Ramón Eduardo Caro
  13. Sergio Alberto Guevara
  14. Oscar Luis Contreras
  15. Francisco Gabriel Rivero
  16. Oscar Albarracín
  17. Ramón Desiderio Leiva
  18. Gustavo Adolfo Calderini.[24]

Tanto las víctimas como los militares acusados pertenecían al Regimiento de Infantería 5 de Paso de los Libres, provincia de Corrientes, perteneciente a la III Brigada de Infantería, al mando del general Omar Edgardo Parada.[18]​ Un año después, hacia septiembre de 2019, el juez de la causa aún no había citado a declarar a ninguno de los imputados. Las Abuelas de Plaza de Mayo, en un informe a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos realizado en septiembre de 2019, denunció las "demoras sistemáticas" que se registran en la causa.[25]

Sobre el presunto homicidio[26]​ de Remigio Fernández en Puerto Howard, el Teniente Dardo Raúl López del Regimiento 5 ha explicado lo que realmente pasó con el soldado conscripto:

Recuerdo a ese soldado que al no poder ser evacuado para su mejor atención, debió permanecer internado en el hospital de Puerto Yapeyú, que antes nuestra llegada a ese lugar de las islas era el club de los kelpers. Al verlo acostado en una cama en el hospital tuve la misma sensación que cuando cierta vez por televisión observe un documental sobre niños de Biafra desnutridos, con el abdomen hinchado y con los huesos prácticamente expuestos, con una muy delgada capa de piel cubriéndolos. En el caso de mi soldado, la gran carga emocional que seguramente sufrió por todas las tensiones e incertidumbres, le produjo esa fatiga de combate que en definitiva y de manera inconsciente lo indujo a no querer vivir más. Tal era su estado que su cuerpo no asimilaba ni el suero con el que pretendían alimentarlo.[27]

En 2013 se inició, también ante el Juzgado Federal de Río Grande, la investigación de las denuncias contra militares británicos, por violaciones de derechos humanos durante la guerra, en perjuicio de tropas argentinas. Los militares ingleses denunciados son Gary Louis Sturge, John Pettinger, Stewart MacLauglin y Kevin Connery.[8]

También en contravención de la Convención de Ginebra, los vengativos paracaidistas británicos negaron a los muertos argentinos un entierro apropiado, a pesar de que todos los oficiales y suboficiales tenían chapas de identificación metálicas y todos los conscriptos tenían tarjetas plásticas de identificación (Documento Nacional de Identidad o DNI), fotos de familiares, sus nombres garabateados en su equipo militar y cartas en sus bolsillos (envueltos en plástico) para ayudar a identificarlos. El Coronel del Ejército Británico Geoffrey Cardozo, que finalmente pudo identificar y dar a los caídos de los Regimientos 7, 12 y 25 (que enfrentaron a los paracaidistas) una sepultura con honores militares 35 años después, ha admitido que las pertenencias personales de los soldados conscriptos y muy a menudo las chapas metálicas de sus superiores ayudaron a identificar a la gran mayoría de los 121 soldados, suboficiales y oficiales argentinos que anteriormente se informaban ser "Soldado Argentino Solo Conocido por Dios".[28]

Hay denuncias de que se utilizaron testimonios falsos como prueba para acusar a los oficiales y suboficiales del ejército de abandono de los soldados conscriptos y Vassel tuvo que renunciar su cargo como subsecretario de derechos humanos de Corrientes en 2010.[29]

En 2022, la Cámara de Casación anuló el procesamiento de Eduardo Gassino, Miguel Ángel Garde y Gustavo Calderini.[30]

Investigaciones y causas en el Reino Unido[editar]

Desde comienzos de la década de 1990 se realizaron denuncias e investigaciones oficiales sobre eventuales delitos aberrantes cometidos por las tropas británicas contra tropas argentinas.[5][6]

En 1991 se publicó en el Reino Unido el libro Excursion tu Hell (traducido al español como Los dos lados del infierno), escrito por Vincent Bramley, quien combatiera en la guerra como suboficial (lance corporal) británico, en el Regimiento de Paracaidistas, conocidos como los "paras". En su libro Bramley confiesa haber tomado parte de la ejecución ilegal de tres estadounidenses que combatían en el bando argentino, ordenada para que no tomara estado público la participación de soldados estadounidenses a favor de la causa argentina.[5]

En el borrador del libro, Bramley incluyó un relato sobre el asesinato de varios prisioneros argentinos luego de la batalla del monte Longdon, que luego quitó de la versión publicada.[5]​ El párrafo, que fue publicado en una versión periodística previa, decía lo siguiente:

De repente escuchamos gritos, un agudo "Mamá, mamá". Se escuchó un disparo sordo y vimos a un argentino caer al precipicio. Un grupo de nuestros muchachos había reunido a algunos prisioneros argies en un acantilado donde habíamos cavado un foso para sus muertos. Ahora, con la batalla terminada, disparaban a los prisioneros y los derribaban para enterrarlos. Fue un ultraje y los oficiales de mayor rango intervinieron inmediatamente antes de que las ejecuciones pudieran salirse de control. Pero en el caldero de emociones después de la batalla, decidieron no tomar más medidas. Los tribunales marciales eran lo último que necesitábamos. Hubo más gritos y (un oficial) se levantó de un salto y vio morir al siguiente soldado con una bala en la cabeza. Un par de chicos corrieron hacia la zona. Debajo de la línea del acantilado, un grupo de nuestros muchachos enterraba a los argies "muertos en batalla" que habían sido elegidos para este propósito.[5]

Ante las serias evidencias existentes sobre el asesinato de prisioneros, en 1992 el procurador general del Reino Unido, Nicholas Lyell, abrió una investigación oficial sobre los crímenes denunciados.[5]​ La investigación se extendió durante 18 meses y en su curso se identificaron otros casos:

  • la muerte del soldado conscripto Rodolfo González Arzac, causada por un disparo del paracaidista Gary Louis Sturge, cuando el soldado argentino estaba detenido y herido;
  • la grave lesión en la cabeza del cabo José Carrizo, causada por dos tiros disparados por el sargento John Pettinger, cuando había sido tomado prisionero;
  • la mutilación de orejas de soldados argentinos muertos, realizadas por el cabo Stewart McLaughlin;
  • la mutilación del soldado Raúl Vallejo y la muerte de varios soldados argentinos al estallar las municiones que esos soldados eran obligados a transportar luego de ser tomados prisioneros.

Una vez concluidas las investigaciones, en 1994, la directora de Enjuiciamientos Públicos, Barbara Mills, bajo fuerte presión de las Fuerzas Armadas y otros estamentos del Estado, dispuso no imputar ningún crimen a ninguno de los militares británicos investigados, alegando que no había suficiente evidencia y que quienes habían luchado por el reino merecían el beneficio de la duda.[31]

Con respecto a la mutilación del soldado Raúl Vallejo y la muerte de sus compañeros del Regimiento 12 mientras eran obligados a transportar explosivos cuando estaban prisioneros, en 2016 el gobierno del presidente Mauricio Macri bloqueó la posibilidad de que las víctimas y familiares demanden a Gran Bretaña, al negarse a emitir una declaración de certeza, paso procesal previo indispensable para empezar el juicio.[32]

Los soldados paracaidistas británicos también hicieron un uso extensivo de granadas de fósforo blanco en los combates terrestres (prohibidos por la Convención de Ginebra) resultando en las muertes de los soldados conscriptos Marcelo Daniel Massad y Ricardo Horacio Herrera mientras operaban un radar de vigilancia terrestre Rasit en monte Longdon[33]​) para eliminar posiciones defensivas argentinas, ya que el suelo turbio en el que se construyeron tendía a disminuir el impacto de las granadas de fragmentación.[34]

El diario británico «The Independent» también señaló como responsable de crímenes de guerra contra soldados argentinos en la Batalla de Pradera del Ganso a un piloto de helicóptero británico, quien rehusó evacuar a un malherido joven soldado conscripto, Horacio Giraudo del Regimiento 25,[35]​ quien poco tiempo después falleció por falta de atención médica. Según Guillermo Nelson Huircapan: Murieron varios soldados sin atención médica. En el amanecer del 29 pudieron los ingleses traer sus helicópteros, donde los prisioneros y heridos fuimos trasladados al hospital de Bahía Ajax. Yo tenía la oreja y el cuero cabelludo lastimados por el estallido de esquirlas, pero no era nada comparado a otros heridos que la estaban pasando mal. Nos llevaron a Puerto San Carlos y al otro día nos embarcaron en el buque Saint Edmund.[36]

El oficial médico del 2 PARA, capitán Steve Hughes confirmaría más tarde que todos los pilotos de helicópteros británicos se negaron a evacuar a los heridos argentinos durante todo el día del 28 de mayo tras la muerte del teniente Richard Nunn cuando su helicóptero sanitario Scout fue derribado por un Pucará.[37]

El otro caso que salió a la luz en 1993 es el del soldado paracaidista fallecido David Parr quien aunque demostró coraje en la Batalla de Pradera del Ganso fue privado de reconocimiento militar por sus colegas debido a la grosera colección de orejas que había arrancado a los muertos del Regimiento 12.[38]

También existe el caso del Teniente Robert Lawrence del 2.º Batallón de Guardias Escoceses que mató a sangre fría en Monte Tumbledown a un soldado argentino herido a bayonetazos. El incidente sería confirmado en la película para la televisión británica Tumbledown hecha en 1988 y protagonizada por el actor Colin Firth. Según el Mayor Bob Leitch fueron en realidad dos los soldados conscriptos argentinos bayoneteados sin pieded al final de los combates en Tumbledown:

Bajo este alero bajo, una Argie muerto con un abrigo gris estaba atascado horizontalmente en una profunda grieta en las rocas. Le habían disparado por la espalda, o tal vez lo habían clavado con una bayoneta y luego le dispararon para liberar la bayoneta. Dos de los prisioneros argentinos consiguieron cuerdas y lo sacaron amarrando la cabeza y el tobillo. Entonces apareció otro tipo debajo, que había recibido un disparo. Parece que el primer hombre después de que le dispararon a su compañero, lo había empujado a la hendidura de la roca. Luego, cuando las guardias escoceses aparecieron corriendo por sus posiciones, él se tumbó por encima para protegerlo, y alguien lo mató, dejando que el primer hombre muriera más tarde … Pensé cómo podrían hacer esto, bastardos: matar a un tipo indefenso mientras protege a su compañero.[39]

Otro soldado paracaidista que nombran los historiadores Adrian Weale y Christian Jennings en su libro Green-Eyed Boys (HarperCollins, 1996) es Kevin Connery que, supuestamente por piedad, ejecuta a tres soldados conscriptos argentinos heridos que yacían a sus pies, que agonizaban y pedían ayuda hacia el final de la Batalla de Monte Longdon.

En 2012, el soldado paracaidista Tony Banks confirmó el fusilamiento de un soldado conscripto argentino capturado durante la Batalla de Wireless Ridge.[40]

Investigaciones y causas en la OEA[editar]

En 2015 la Corte Suprema de Argentina cerró la investigación judicial sobre delitos aberrantes cometidos durante la Guerra de Malvinas por el suboficial Jorge Eduardo Taranto, al rechazar el recurso extraordinario que cuestionaba un fallo de la Cámara declarando la prescripción, argumentando que no se trataban de delitos de lesa humanidad, sino de delitos comunes.[17]

El Centro de Ex Combatientes de Malvinas (CECIM) apeló el fallo de la Corte Suprema a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y solicitaron continuar las investigaciones con respecto a los demás militares denunciados.[8]​ El caso fue identificado como Petición P-460-15.[23]

El Estado argentino contestó la petición solicitando abrir el mecanismo de soluciones amistosas (artículo 48.1.f de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y artículo 40 del Reglamento de la CIDH), para alcanzar un acuerdo con el CECIM. El 8 de mayo de 2018 se iniciaron las reuniones entre el CECIM y el Estado argentino para alcanzar una solución amistosa, sin que las gestiones hubieran finalizado hacia septiembre de 2019.[41]

Otras denuncias[editar]

Soldados argentinos denunciaron torturas, vejámenes, coacciones, amenazas, lesiones graves, lesiones leves, abuso de autoridad y antisemitismo por parte de sus oficiales.[42]​ Las torturas eran de carácter punitivo.[42]

Veteranos de guerra argentinos denunciaron el asesinato de cinco soldados argentinos que estaban en retirada por parte de soldados británicos después de la rendición.[43]

En 2009, el infante de marina Silvano Décima de la Compañía de Ametralladoras Browning desplegado en defensa de Puerto Argentino, afirma que, como prisionero de guerra, los paracaidistas británicos violaron a un conscripto de su unidad e intentaron hacer lo mismo con él. Cuando Décima se negó, un suboficial británico le golpeó el costado de la cara con la culata de su fusil, dejando al soldado conscripto argentino por muerto.[44]

En 2020, Nick Van Der Bijl (oficial de inteligencia de la Brigada de Comandos 3) reveló en su libro My Friends: The Enemy (Mis Amigos: El Enemigo, Amberley Publishing) que borrachos paracaidistas británicos e isleños habían levantado el freno y enviado a un vehículo blindado Panhard estacionado en Philomel Hill corriendo a toda velocidad hacia una columna de prisioneros de guerra del Regimiento 7 en espera de repatriación en un claro intento de matar o herir gravemente a soldados argentinos.[45]

Referencias[editar]

  1. «Confirman el Juzgamiento por torturas en Malvinas». Consultado el 19 de octubre de 2016. 
  2. «Malvinas- Delitos de Lesa Humanidad». Consultado el 19 de octubre de 2016. 
  3. «Torturas en Malvinas presentación en la CIDH». Consultado el 19 de octubre de 2016. 
  4. Jens Glüsing (4 de marzo de 2007). «Argentina's Falklands War Veterans. 'Cannon Fodder in a War We Codn't Win'.». Der Spiegel (en inglés). 
  5. a b c d e f Macintyre, Donald (16 de agosto de 1992). «Falklands 'war crimes' claim: MoD investigates allegations that Paras shot Argentine prisoners». Independent (en inglés). Reino Unido. 
  6. a b Tudhy, William (31 de diciembre de 1993). «Britons Divided by Probe Into Alleged Falklands Atrocities : An ex-soldier’s memoirs have reopened an incident in the 1982 war against the occupying Argentines. Charges involve killing prisoners and the cutting off of ears as trophies». Los Angeles Times (en inglés). 
  7. a b «Las pruebas del ocultamiento». Página 12. Argentina. 12 de septiembre de 2015. 
  8. a b c d e «Los crímenes contra los soldados». Página 12. Argentina. 1 de septiembre de 2015. 
  9. ARGENTINA | La guerra entre Argentina y Reino Unido fue en 1982 Las torturas a soldados en Malvinas, un delito de 'lesa humanidad'
  10. La dictadura también torturó en Malvinas
  11. El gobernador de las Islas durante el conflicto dijo que él pagó "el pato de la boda".
  12. (“La Prensa” , 7 de febrero de 1994, Pág. 4)
  13. Revelan otros crímenes de guerra en Malvinas
  14. Falklands prisoners 'executed'
  15. Argentina afirma que posee pruebas de los crímenes de guerra británicos en las Malvinas, El Mundo, 10/08/1994
  16. Reclamo argentino por los crímenes en Malvinas
  17. a b c «La Corte Suprema cerró una investigación sobre torturas en Malvinas y los ex combatientes se movilizan». Télam. 24 de febrero de 2015. 
  18. a b c d «Piden detener a 26 militares acusados de cometer torturas en Malvinas». Noticias. 16 de mayo de 2018. 
  19. El subdirector de un liceo militar fue acusado de estaqueamientos
  20. Falklands conscripts recall torture and death at hands of officers
  21. Momarandu.com con un ex soldado que presenció torturas en Malvinas
  22. Malvinas: Contrahistoria, Héctor Rubén Simeoni, páginas 152/153, Editorial Inédita, 1984
  23. a b «Primera audiencia de trabajo con el Estado argentino ante la CIDH por la causa de torturas en Malvinas». El Editor Platense. 8 de mayo de 2018. 
  24. a b «18 militares serán indagados por las torturas cometidas durante la guerra de Malvinas». Radio Universidad. Universidad Nacional de La Plata. 7 de mayo de 2019. 
    «A 37 años de la Guerra de Malvinas, indagarán por primera vez a militares acusados de torturas». Télam – Agencia Nacional de Noticias. 3 de mayo de 2019. 
  25. «Informe a la CIDH». Abuelas de Plaza de Mayo. 6 de septiembre de 2019. p. 9. 
  26. Grave denuncia de ex combatientes de Malvinas
  27. Así Peleamos Malvinas, Martín Antonio Balza, página 178, Fundación Soldados, 1999
  28. British Army officer who never forgot fallen Argentinian soldiers
  29. El denunciante por los estaqueos en Malvinas a punto de ser denunciado
  30. Torturas en Malvinas: la Cámara de Casación anuló el procesamiento de tres exmilitares
  31. «War crimes charges ruled out. Falklands veteran who wrote battle book welcomes decision». Herald Scotland. 14 de julio de 1994. 
  32. Dinatale, Martín (8 de noviembre de 2016). «Malvinas: la Cancillería se negó a que avance un juicio por crímenes de guerra». La Nación. 
  33. Crímenes Británicos durante la Guerra de Malvinas
  34. "The first attempts at clearing them had little impact. After we laid down some fire on each trench, Neil Dance's half section went forward and threw L2 grenades into it. These proved to be worse than useless and the Argentinians were soon firing back at us with machine-guns and FN rifles. With the weight of fire they threw up, who knows how none of us got killed ... Having no luck with the L2 grenades, some of the lads began throwing Willie Petes (white phosphorus grenades) into the Argie trenches. In a blinding flash, the chemicals burned and we heard the screams." CQB: Close Quarter Battle, Mike Curtis, p. 118, Random House, 1998
  35. Malvinas: Relatos de Soldados, Martín Antonio Balza, p. 31, Círculo Militar, 1986
  36. Huircapan: combatió en Malvinas, mató a un coronel y fue prisionero de los ingleses
  37. "No Argies, no Argies,' they would shout as they landed to pick up casualties. The doctor was appalled." Medic: Saving Lives - From Dunkirk to Afghanistan, John Nichol, Tony Rennell, p. ?, Penguin UK, 2009
  38. Some guys collected Argentinian ears, but most regarded this as going over the top. Having collected trophies in the night, one person had been slighlty injured a Goose Green. The boys regarded this injury as a warning to him, and started to avoid him because he didn't change his behaviour. He was subsequently killed. The Scars of War, Hugh McManners, p. 350, HarperCollins, 1993
  39. The Scars of War, Hugh McManners, p. 347, HarperCollins, 1993
  40. Tony Banks (2 de marzo de 2012). «A very dirty war: British soldiers shot dead by enemy troops waving the white flag and Argentinian prisoners bayoneted in cold blood. An ex-Para tells of the horrors of the Falklands». Mail Online (en inglés). 
  41. «Primera audiencia de trabajo con el Estado argentino ante la CIDH por la causa de torturas en Malvinas». desde las Bases. 8 de marzo de 2018. 
  42. a b Carelli, Agustín (2 de abril de 2018). «Torturas en Malvinas: el entramado oculto de antisemitismo, estaqueos y hambre». Perfil. Consultado el 3 de septiembre de 2019. 
  43. «Reclamo argentino por los crímenes en Malvinas». La Nación. 21 de mayo de 1996. Consultado el 3 de septiembre de 2019. 
  44. “Vi cómo fusilaban a mis compañeros”
  45. The Flight-Sergeant told me that some civilians and soldiers, apparently 3 Para, drinking in the Globe Hotel had decided to sort out Argentinians waiting to be screened, but the prisoners they chose were mainly from the 7th Infantry Regiment, which was largely recruited from tough working class neighbourhoods of Buenos Aires ... A tense situation escalated when several smoke grenades were thrown and the handbrake of a Panhard armoured car was released and directed at the prisoners. My Friends, The Enemy: Life in Military Intelligence During the Falklands War, Nick Van Der Bijl, Amberley Publishing Limited, 2020

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