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Jean Racine

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Jean Racine, dramaturgo francés.

Jean Racine (La Ferté - Milon, 21 de diciembre de 1639 - París, 21 de abril de 1699) fue un dramaturgo francés del neoclasicismo, padre del poeta Louis Racine. Es considerado uno de los tres grandes dramaturgos del siglo XVII junto con Pierre Corneille y Molière. Racine fue principalmente un dramaturgo de obras trágicas, en las cuales destacan Fedra,[1]Andrómaca[2]​ y Atalía,[3]​ aunque también escribió una comedia, Los Litigantes, y una tragedia para niños llamada Esther.[4]

Biografía

Formación Jansenista

Al quedar huérfano a los cuatro años de edad, su educación queda a cargo de sus abuelos, quienes la confían a las religiosas de las escuelas de Port - Royal de 1655 a 1658. Allí recibirá una educación jansenista y humanista muy sólida, estudiando las tragedias de Sófocles y Eurípides en su lengua original, y publica sus primeras poesías. Bajo la influencia de Malherbe hay que situar El paseo de Port - Royal, de tipo pastoral. Pero le atraen más las tragedias, lo que provocó una violenta ruptura con sus antiguos maestros de Port - Royal, que consideraban el teatro como un instrumento de corrupción de las costumbres. Más tarde cursa estudios de filosofía en el Colegio D'Harcourt de París. En un primer momento, tratará de conciliar sus aspiraciones literarias con los deseos de su familia de que siguiese la carrera eclesiástica, por lo que permaneció hasta 1663 en Uzès. Escribe une interesante oda, La Ninfa del Sena, en 1660, así como varias obras más que no consigue que sean puestas en escena.

Sus inicios literarios

Finalmente, decide consagrarse por completo a la literatura y lleva entre 1664 y 1677 una vida mundana en París. En 1662, recibe una pensión del rey gracias a una obra basada en la convalecencia del rey Luis XIV, La fama de las Musas. Consigue que la compañía de Molière represente dos de sus obras, La Tebaida en 1664, y Alejandro Magno en 1665. Sin embargo, al no quedar satisfecho con el montaje de la segunda, Racine la encargó a una compañía teatral rival de la de Molière, lo que enemistó a ambos.

Las grandes tragedias

El éxito que consigue en 1667 con la tragedia Andrómaca le proporciona una gran reputación. Después de escribir una comedia, Los Litigantes en 1668, vuelve a consagrarse ya definitivamente a la tragedia y compone sucesivamente Británico (1669), Berenice (1670), Bayaceto (1672), Mitrídates (1673), Ifigenia (1674) y Fedra (1677). Hay que señalar su posible implicación en el llamado asunto de los venenos, en el que fue sospechoso de haber envenenado a la Du Parc, una de sus actrices y amantes, para recuperar una joya que ésta llevaba en un dedo. En realidad se trataba de un proceso por aborto provocado.

Las obras religiosas

Casado con una dama honesta que le dio siete hijos, Catherine de Romanet, y miembro de la Academia francesa desde 1673, es nombrado historiógrafo del rey Luis XIV, lo que le hace, junto al éxito de la que hoy se considera su mejor obra, Fedra, renunciar al teatro para consagrarse por entero a sus funciones de cronista. Sin embargo, a petición de Madame de Maintenon, aún escribirá para las alumnas del internado o Colegio de Saint-Cyr las tragedias bíblicas Esther (1689) y Atalía (1691). A pesar de las persecuciones de las que son víctimas los jansenistas, Racine se reconcilia con ellos, tras una época de disputas, y escribe una Breve Historia de Port-Royal que se publicará póstuma.

Muerte

Fue enterrado en el cementerio de Port-Royal y sus restos fueron trasladados en 1711 junto con los de Blaise Pascal al presbiterio de Saint-Étienne-du-Mont.

Características de su teatro

La fatalidad del amor

Frente a la dramaturgia de Corneille, que exalta la voluntad, el teatro de Racine muestra la pasión como una fuerza fatal que destruye al que la posee, y escoge principalmente argumentos griegos para representarla, mientras que Corneille prefería la historia de Roma. Respetando los ideales de la tragedia clásica, presenta una acción simple, clara, en la que las peripecias nacen de las propias pasiones de los personajes. Las tragedias profanas (es decir, si excluimos Esther y Atalía) presentan a una pareja de jóvenes inocentes, unidos y a la vez separados por un amor imposible, porque la mujer está dominada por el rey (Andrómaca, Británico, Bayaceto, Mitrídates) o por pertenecer a un clan rival (Aricia en Fedra). Esta rivalidad se complementa a menudo con una rivalidad política, sobre la que Racine apenas se fija.

La crisis raciniana

En este aristocrático cuadro que, a partir de Bayaceto se convierte en un lugar común que sirve de pretexto para desencadenar una crisis, los personajes descubren que el rey ha muerto o ha sido derrotado: este hecho hace que se sientan liberados y desencadena sus pasiones. Sin embargo, la información se ve pronto desmentida. El retorno del rey pone a todos los personajes ante sus propias faltas y les empuja, dependiendo de su naturaleza, a arrepentirse o a llevar su rebeldía hasta las últimas consecuencias.

Estilo

Racine escribía antes sus tragedias en prosa, y luego las pasaba a pareados de alejandrinos sonoros y de rima perfecta. Su estilo es claro, de léxico reducido, pero siempre elevado; carece de la desmesura retórica de Corneille, y alcanza sin embargo un mayor grado de lirismo. Su lenguaje es rico en imágenes.

Obras principales

Racine escribió una comedia, Les Plaideurs (Los Litigantes), 1668 y once tragedias que pueden clasificarse así:

Tragedias de asunto griego

Tragedias inspiradas en historia romana

Una pieza en que la acción se desarrolla en la Turquía del siglo XVII

Tragedias de asunto bíblico

Racine se encontraba más cómodo en las de tema griego, y solo cultivaba los temas romanos para competir con Corneille, que tenía en esos asuntos su fuente de inspiración principal. La más corneliana de sus tragedias es precisamente una de las de tema romano, Mitrídates.

Véase también

Referencias

  1. Braga, T. J. (1990). «Double Vision in Racine's Phèdre». The French Review 64 (2): 289-298. JSTOR 395873. 
  2. «Andrómaca (Racine)». Consultado el 5 de diciembre de 2013. 
  3. Mann, A. (1929). «Racine's Biblical Masterpieces, Esther and Athalie». The French Review 3 (1): 55-57. JSTOR 395873. 
  4. Steiner, George (1987). A Reader. Oxford University Press. p. 149. 

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