García de Valdés y Osorio

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García de Valdés y Osorio, conde de Marcel de Peñalva

Gobernador interino y capitán general de Yucatán
19 de octubre de 1650-1 de agosto de 1652
Predecesor Enrique Dávila Pacheco
Sucesor Martín de Robles y Villafaña

Información personal
Nacimiento c. 1600 Ver y modificar los datos en Wikidata
Cangas del Narcea (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 1 de agosto de 1652 Ver y modificar los datos en Wikidata
Mérida (México) Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Universidad de Salamanca Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Administrador real

García de Valdés Osorio Doriga y Tineo, primer conde de Marcel de Peñalva, mal llamado en Yucatán por varios autores, tanto histórica como literariamente, conde de Peñalva,[1]​ nacido en Asturias, España, el año de (?); fallecido en la Capitanía General de Yucatán, Virreinato de Nueva España, en 1652, siendo gobernador y capitán general de Yucatán.

Tanto el título nobiliario de conde como la gubernatura le fueron otorgados por disposición real de Felipe IV, ésta última el 27 de marzo de 1649. Jorge Rubio Mañé, historiador mexicano, dice a manera de señalamiento en su libro sobre el virreinato de la Nueva España:

"No debe confundirse el título de conde de Peñalva, concedido el 1 de enero de 1632 a don Bernardino de Meneses Bracamonte y Zapata, con el de Marcel de Peñalva concedido el 14 de diciembre de 1648 (por el propio Felipe IV) a don García de Valdés y Osorio, gobernador y capitán general de Yucatán...".[1]

Antecedentes

García de Valdés y Osorio Doriga y Tineo, de las casas de Valdés-de-Cangas de Tineo y Lanio (también dicho Laneo , concejo de Salas), señor de Marcel de Peñalva, concejo de Salas, a quien Felipe IV de España, el 14 de diciembre de 1646, otorgó el título de conde de Marcel de Peñalva, con el vizcondado previo de San Pedro Mártir de la Vega del Rey.[2]​ A este primer conde de Marcel de Peñalva se debe el palacio de Lanio —también dicho Laneo— en el concejo de Salas, muy cercano a Marcel, remontando en Narcea.[3]

García de Valdés y Osorio era sobrino del obispo de Puebla de Los Ángeles, Gutierre Bernardo de Quirós. Vivía con él en el palacio episcopal. En 1630 se había vuelto indispensable por sus buenos oficios como administrador de los bienes eclesiáticos y empezaba a ayudar inclusive a los virreyes en los diversos asuntos que eran de su interés en la comarca poblana. Bajo su gestión se habían incrementado las alcabalas regionales a más del doble de lo que habían sido antes de su participación administrativa. El marqués de Cerralvo había hecho especial distinción de don García de Valdés al informar al rey de sus capacidades. El cabildo eclesiástico de Puebla lo llegó a pedir incluso para virrey de la Nueva España. El rey Felipe IV lo nombró finalmente alférez mayor de la Ciudad de México con especiales privilegios y con calidad de perpetuo, para él sus hijos y descendencia.

Se casó con la novohispana Margarita Beltrán y Alzate, hermana de un canónigo de la catedral de México e hija del capitán Francisco Esteban Beltrán y Zuraime, natural de Guzmán en Burgos, caballero de la orden de Santiago desde 1645. Se fue a España a recibir su nuevo título. Ahí estaba cuando se enteró de la muerte de Esteban de Azcárraga, Gobernador de Yucatán. No obstante que acababa de recibir un título honorífico del propio Rey, logró ser nombrado sucesor de Azcárraga para gobernar y actuar como capitán general en el Yucatán de la mitad del siglo XVII.[4]

Su estancia y muerte en Yucatán

A pesar de haber sido nombrado desde principios de 1649, no asumió su puesto de gobernador sino hasta octubre de 1650. Eran frecuentes en la época esas dilaciones, en buena medida por las dificultades del viaje, pero también porque los nombramientos del rey no siempre eran oportunos y debían ser cubiertos por nombramientos temporales que hacía el virrey de la Nueva España. Ello provocaba que se gestaran, en el desempeño de los interinatos o ejercicios provisonales, grupos que después veían afectados sus intereses cuando llegaba el beneficiario titular del nombramiento.

Hay que hacer notar que en el caso del Conde de Marcel de Peñalva, le antecedió en el cargo Enrique Dávila y Pacheco que había sido nombrado interino por el Virrey de la Nueva España para cubrir la ausencia de Gobernador, a la muerte de Esteban de Azcárraga. Este don Enrique Dávila ya había sido con anterioridad gobernador interino de Yucatán, habiéndose desempeñado con éxito desde la perspectiva local. Tenía por tanto un grupo importante de seguidores que se beneficiaban con su gestión que quedaba truncada a la llegada de don García de Valdés, el gobernador titular. Después habría de atribuirse la muerte prematura y misteriosa del conde de Peñalva a esta circunstancia relativa a los grupos políticos locales ambiciosos y descontentos.[5]

Al llegar a Yucatán, García de Valdés se encontró que muchos indígenas y españoles habían muerto por el cólera, la fiebre amarilla y por la hambruna que azotaba por aquel entonces la región que cumplía poco más de un siglo de haber sido conquistada. Dispuso por ello de inmediato que nadie debería retener y monopolizar el maíz para revenderlo a precios de especulación, so penas severas. Esto provocó gran malestar entre los encomenderos que eran quienes se beneficiaban principalmente de la escasez alimentaria reinante.

También puso empeño diligente en mejorar la administración del erario público que a la sazón estaba bastante desorganizada. Solicitó del rey el nombramiento de un Oficial Mayor y otro Menor para apoyar en las tareas del control de la administración. Recomendó que los sueldos de éstos fueran pagados con el producto de las encomiendas que habían sido decomisadas de los sucesores de Francisco de Montejo. Del mismo modo, se preocupó por asegurar el control de las costas de la península que entonces eran constantemente atacadas por filibusteros de varias nacionalidades, lo que repercutía en la economía local. Además mejoró las condiciones de seguridad del litoral más lábil sembrando vegetación espesa en las costas, particularmente del puerto de San Francisco de Campeche, en donde reforzó el fuerte de San Román que servía de bastión a la población. Hizo crecer así mismo la fuerza naval de Campeche, mandando construir varias embarcaciones que pudieran servir para la defensa del puerto y para acrecentar el comercio con el exterior.

Tuvo serias dificultades por el hecho de prohibir el tráfico comercial con los indígenas, estableciendo además agentes suyos para que suministrasen lo que aquellos requerían, todo a nombre del gobernador. Esto es, hizo en su beneficio, al menos aparentemente, lo que a otros prohibió hacer. Determinó también que algunos inspectores visitasen los poblados indígenas para determinar la cantidad de granos con que realmente contaba la población regional. Su orden se vio rodeada de suspicacia y desconfianza porque corrió entre la población la versión de que lo que tales inspectores querían, era tomar en pignoración o apropiarse de sus cosechas. Esto hizo que apresuradamente la gente intentara esconder sus granos en lugares inapropiados, lo que provocó que una gran parte de la existencia se perdiera por la humedad y los roedores, lo que finalmente tuvo el efecto dramático de incrementar la escasez real y el hambre consecuente.

La situación se volvió tan crítica que el gobernador tuvo que convocar a una magna reunión de los notables para determinar las acciones a seguir. No llegaron a mayor acuerdo en tal junta, con la salvedad de emitirse una nueva prohibición para los indígenas de vender sus excedentes agrícolas, lo que hizo que el malestar colectivo creciese aún más.

Durante su gobierno, el Conde de Peñalva tuvo una pugna con el obispo Domingo Ramírez por una prebenda que García de Valdés exigía del ceremonial eclesiástico y que finalmente el gobernante tuvo que imponer ante la renuencia del religioso para otorgarla.

Menos de dos años después de haber llegado a Yucatán murió de pronto el conde de Peñalva. Los biógrafos oficiales y las versiones que llegaron a la metrópoli respecto de la prematura e inesperada muerte fue que esta ocurrió de enfermedad, culpándose a la fiebre amarilla. Diego López de Cogolludo afirma (según la Enciclopedia Yucatán en el tiempo) que murió el conde de enfermedad. Juan Francisco Molina Solís en su Historia de Yucatán, dos siglos después, dice lo mismo: que la muerte fue natural, "tal vez de fiebre amarilla". Otros historiadores, sin embargo, según el propio texto enciclopédico aludido, dicen que se trató de un asesinato a consecuencia de que el conde sacrificaba todos los intereses sociales a su inmoderado afán de acumular riquezas. La tradición oral asegura que fue una señora quien perpetró la fechoría al introducirse en los aposentos del gobernante con el pretexto de solicitar audiencia.[4]

En el acta de su fallecimiento conservada en el sagrario de la catedral de Yucatán dice:

"Año del Señor de 1652, en primero día del mes de agosto, falleció con todos los sacramentos el conde de Peñalva don García de Baldés Oss. gobernador y capitán general. Por su magestad en esta provincia de Yucatán enterróse en la Catedral."[4]

Inspiración para la literatura

Al menos dos importantes obras literarias se han inspirado en la figura y en su paso por la península de Yucatán en el siglo XVII, de este mal llamado popularmente Conde de Peñalva (así se le conoció, tal vez por abreviar, en Yucatán, durante los siglos XVIII y XIX). Una novela escrita en 1879 por Eligio Ancona[6]​ y la otra, en 1883, un drama teatral en verso de José Peón Contreras,[7][8]​ los dos, autores de renombre en las letras mexicanas decimonónicas.

Descendencia

Según las tablas de genealogía del entorno de Jovellanos de Asturias fue su sucesor en línea directa Baltasar González de Cienfuegos, V conde de Marcel de Peñalva, quien a su vez sostuvo el linaje conforme se relata en el documento de referencia, al menos hasta el X conde de Marcel de Peñalva. [9]

Del matrimonio del I conde de Marcel de Peñalva con la mencionada doña Margaríta nacieron: 1) Fernando de Valdés y Beltrán, natural de México, que probó su nobleza para ingresar en la orden militar de Santiago; 2) García de Valdés y Beltrán, II conde de Marcel de Peñalva que también probó su nobleza e ingresó en la misma orden en 1658. Casó con María Urrutia de Vergara y falleció en 16 de diciembre de 1687 sin sucesión directa. Su sobrino segundo[10]​ Rodrigo González de la Rúa Cienfuegos y Valdés, apodado el Viejo, le sucede como III conde de Marcel de Peñalba. En Rodrigo González de la Rúa Cienfuegos y Valdés, en 1687, por vez primera el apellido Cienfuegos se une al condado de Marcel de Peñalva, pasando Rodrigo el Viejo a ser el III conde de Marcel de Peñalva. El IV conde de Marcel de Peñalva es Rodrigo Antonio González de Cienfuegos y Valdés (bautizado en Ferrero, concejo de Gozón, en 9-VII-1677 +27-VII-1711), hijo del anterior. El V conde, hijo del anterior, fue Baltasar González de Cienfuegos y Caso (1707 +24-X-1770), señor de las casas de Allande, Lena, Lanio, Cangas de Tineo, Sorribas y Salamanca.[11]​ De su segundo matrimonio el 14 de mayo-1744, con Josefa María Velarde Calderón y Prada (muerta en 1756) nacíó el VI conde Rodrigo Antonio González de Cienfuegos Caso Valdés Múgica y Velarde (n. Oviedo 18 de julio de 1745 y fallecido el 9 de abril de 1813). El VII conde es el hijo de éste último, Juan González de Cienfuegos Caso Valdés y Carrió (n. Oviedo el 27 de julio 1777 y fallecido en 1854). El VIII es hijo del anterior, don Ignacio González de Cienfuegos Maldonado y Navia-Osorio. Le sucede su hija Concepción González de Cienfuegos y Fernández de la Calzada (n. Candás el 27 de diciembre de 1857 y fallecida en 1927), como IX condesa. El X conde de Marcel de Peñalba sería su sobrino segundo Jesús Bernardo de Quirós y Muñoz (1864-1951) desde el 3 de marzo de 1928. Así el condado de Marcel de Peñalva pasa a la casa de Bernaldo de Quirós. El XI lo será su hijo Luis Bernaldo de Quirós y Alcalá Galiano (26 de diciembre de 1917 falleciendo el 6 de julio de 1996) y, finalmente, el XII y actual conde, Iván Bernardo de Quirós y Álvarez de las Asturias Bohórquez, nacido en Madrid el 26 de mayo de 1956.

Véase también

Referencias

  1. a b Rubio Mañé, Jorge Ignacio (1983). «Problemas de Expansión y Defensa». En UNAM, ed. El Virreinato, II: Expansión y Defensa, primera parte (1 edición). p. 93. Consultado el 14 de agosto de 2010. «Cita:No debe confundirse este título de Conde de Peñalva...» 
  2. Vega del Rey o Vega de Rey en el concejo de Tineo está a unos tres o cuatro kilómetros de la capital. Vega del Rey no celebra sus fiestas el día de San Pedro Mártir, nombrado inquisidor por Roma contra los cátaros, quienes le dieron muerte.
  3. Es una construcción de planta rectangular con dos alturas. Parámetros de manpostería, sillar regular en esquinales, puertas y ventanas. Iluminación con pequeños vanos. Alero de hiladas de tejas superpuestas. Destaca en la fachada principal su puerta de arco de medio punto con grandes dovelas. Es una construcción primitiva y antigua, probablemente anterior al siglo XVII, que resiste el paso del tiempo pese a su estado ruinoso. Tiene ventanas de granito traídas de lejos.
  4. a b c Casares G. Cantón, Raúl; Duch Colell, Juan; Zavala Vallado, Silvio et ál (1998). Yucatán en el tiempo. Mérida, Yucatán. ISBN 970 9071 04 1. 
  5. Tello Solís, Eduardo. La vida en Yucatán durante el gobierno del Conde de Peñalva: verdades y trebejos. Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán. ISBN 968-7556-76-5. Consultado el 14 de agosto de 2010. 
  6. Ancona, Eligio (1879). El Conde de Peñalva (novela histórica). Consultado el 15 de agosto de 2010. 
  7. Peón Contreras, José (1883). Instituto de Cultura de Yucatán, ed. El Conde de Peñalva (drama en tres actos y en verso). Mérida, Yucatán: Biblioteca Virtual de Yucatán. Consultado el 15 de agosto de 2010. 
  8. El Conde de Peñalva, drama en tres actos de José Peón Contreras
  9. «Jovellanos: enigmas y certezas. Tablas Genealógicas del Entorno de Jovellanos». Fundación Álvar González. Consultado el 14 de agosto de 2010. 
  10. Nota: Don Rodrigo González de la Rúa y Cienfuegos —señor de las casas de Cienfuegos en Allande y Castiello en Lena— casó con María Doriga Valdés Llano y Osorio, hermana entera de García de Valdés Osorio Doriga y Tineo, I conde de Marcel de Peñalva. Ambos cónyuges testaron en Allande el 17 de enero de 1610, sobreviviéndole su esposa, que testó en Cangas de Tineo en 9 de agosto de 1648 y fundó vínculo a favor del hijo de ambos, Baltasar González de Cienfuegos y Valdés, con lo cual la casa de Valdés de Cangas de Tineo, junto con el condado de Marcel de Peñalva acabaron recayendo en el sobrino nieto del primer conde, don Rodrigo González de la Rúa Cienfuegos y Valdés.
  11. Nota: Casó tres veces: La primera en 25 de abril de 1734 con María Teresa Gertrudis Bernaldo de Quirós y Mariño de Lobera, con quien no tuvo descendencia masculina. Al morir en 1757 su segunda esposa, casó con doña Benita Antonia Jovellanos y Ramírez (nacida el 21 de marzo, 1733; testó en 4 de actubre, 1799), hermana de don Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811).