Francisco Marroquín

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Primer obispo de Guatemala

Francisco de Marroquín Hurtado (¿? 1499 - 9 de abril de 1563), fue el primer obispo de Guatemala. Nació en el Real Valle de Guriezo, Provincia de Cantabria, (España). Después de haberse graduado en Filosofía y Teología, conoció al adelantado Pedro de Alvarado con quien viajó a América en 1530.

Primeros años

Francisco Marroquín y Alvarado viajaron a la Ciudad de México y casi de inmediato se trasladaron a Guatemala. Al llegar a esa jurisdicción el adelantado destituyó al cura Juan Godínez y nombró en su lugar a Marroquín. El obispo de México reconfirmó el nombramiento y lo designó como provisor y vicario general de la zona. Marroquín fundó una escuela de primeras letras para los hijos de los españoles. En 1533 el rey de España lo postuló para el obispado de Guatemala, cargo que habían rechazado el dominico Domingo de Betanzos y el franciscano Francisco Jiménez. Las bulas correspondientes fueron emitidas el 18 de diciembre de 1534.

Marroquín no tenía frailes en Guatemala y pidió apoyo a los dominicos que se encontraban en Nicaragua. Fray Luis de Cáncer, Pedro de Angulo y Bartolomé de las Casas asitieron en su ayuda. Las Casas y Marroquín entablaron una gran amistad, el primero vio la oportunidad de poner en práctica su deseo de evangelizar la provincia de Tezulutlán y la Selva Lacandona por el método de la reducción de indios sin la intervención de las armas de los conquistadores españoles.

El proyecto de pacificación que anhelaba Las Casas se puso en marcha mediante la firma de las Capitulaciones de Tezulutlán. Marroquín confió a Las Casas la diócesis y viajó a la Ciudad de México para llevar a cabo su consagración como obispo. Fray Juan de Zumárraga ofició la ceremonia el 8 de abril de 1537, siendo ésta la primera en su tipo en celebrarse en las Indias. De inmediato el nuevo obispo solicitó la asignación de un mayor número de religiosos para su diócesis.

Terremoto de Guatemala

En la noche del 10 al 11 de septiembre de 1541, un terremoto destruyó la ciudad de Santiago de Guatemala, durante el incidente muchas personas perecieron entre ellas la esposa del adelantado Beatriz de la Cueva, quién había enviudado apenas cuatro meses antes cuando Alvarado murió inesperadamente durante la Guerra del Mixtón en Jalisco. Marroquín había sido designado albacea y procuró todo lo necesario para los huérfanos. Debido al percance los asentamientos de la ciudad fueron trasladados. La mayoría de historiadores coinciden en que lo que destruyò la ciudad de Santiago de Guatemala, en el valle de Almolonga, fue un alud de lodo que descendió del volcán de Agua a causa de las incesantes lluvias que ocurrieron en esos días. Esto fue lo que destruyó la ciudad donde murió Beatriz de la Cueva.

Altercado con Las Casas

En 1545 Marroquín se entrevisó con Las Casas en la Ciudad de Gracias a Dios, lugar donde residía la Audiencia de los Confines. Las Casas había sido nombrado obispo de Chiapas y solicitó el cumplimiento de las Leyes Nuevas así como la libertad de los indios, para ello deseaba eliminar de forma radical el método de la encomienda. Como resultado, la gran amistad de Marroquín y Las Casas tuvo grandes desavenencias, pues a pesar de que el fin perseguido por ambos obispos era obtener la libertad de los indios, existía discrepancia en los métodos. Las pláticas colapsaron por un cruce de acusaciones entre ambos personajes, sin lograrse un acuerdo. El visitador Tello de Sandoval convocó una junta de prelados para dirimir a las facciones, tras largas y reñidas discusiones se logró un acuerdo el cual fue publicado. Pero las acciones para favorecer a los indios no se pusieron en práctica debido a la negativa de los encomenderos.[1]

Actividades en la diócesis

Marroquín fue responsable de la construcción de la primera catedral en su diócesis. Fundó el Hospital real de Santiago. Ayudó a las misiones de la orden de Santo Domingo y de la orden de San Francisco. Apoyó también a la orden de la Merced a quienes encomendó la comunidad de los mames. A pesar de que apoyó de igual manera a las diversas órdenes religiosas, en 1555 existió una disensión entre dominicos y franciscanos. Por tal motivo, tuvo que notificar los hechos al rey de España, y decidió delegar la administración de varios sitios a clérigos desfavoreciendo a los religiosos. En 1561 Marroquín realizó una solicitud para establecer a la orden de los jesuitas en su diócesis, pero ésta fue denegada por el rey el 9 de agosto.

Aprendió el idioma quiché y escribió Doctrina, la cual fue impresa en la Ciudad de México debido a que todavía no había imprentas en Guatemala. Existen ejemplares de la segunda edición en idioma kakchikel. Marroquín escribió algunas relaciones históricas las cuales fueron referidas por Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España: "..que entre los papeles y memorias que dejó el buen obispo D. Francisco Marroquín estaban escritos los temblores, cómo, cuándo y de que manera pasó, según aquí va declarado.."[2]

La amistad con Alvarado

Muchos fueron los tratos que el obispo Marroquín y el conquistador Pedro de Alvarado tuvieron. En varias ocasiones el religioso ocultó los abusos del extremeño. Un caso muy recordado es la complicidad que tuvo el obispo con Alvarado para que este segundo se apropiara de unos esclavos que debían haber sido liberados. Resulta que el encomendero Jorge Bocanegra estableció en su testamento que sus esclavos deberían ser liberados a su muerte, para descargo de su conciencia. Alvarado, en lugar hacer cumplir la voluntad del difunto, entregó estos indios al veedor Gonzalo Ronquillo, por sugerencia del obispo Marroquín. En el juicio de residencia incoado contra Alvarado, el beneficiado declaró ante el juez:

Mandado éste comparecer, dicho día, tras prestar juramento, declaró ante Alonso Maldonado que el obispo Marroquín, como albacea testamentario del difunto Bocanegra, y en su condición de protector de los indios de la diócesis y provincia de Guatemala, le había confiado que, para «quitar la idolatría y borracherías (sic) de los dichos esclavos, que le parecía que los debía depositar en una persona, y que fuese en él». Por ello es por lo que el gobernador le había dado un mandamiento, a fin de que Ronquillo recogiese dichos esclavos, los tuviese a su servicio, les doctrinase en la religión crisliana, y les hiciese poblar algunas tierras. [3]

Referencias

  1. GARCÍA ICAZBALCETA, op.cit. p.149-151
  2. GARCÍA ICAZBALCETA, op.cit. p.152-154
  3. Vallejo García-Hevia, José María (2008). Juicio a un conquistador, Pedro de Avarado "su proceso de residencia en Guatemala (1536-1538)". Marcial Pons Historia. p. 1330. ISBN 9788496467644. 

Bibliografía

Enlaces externos