Fernando Ariztía Ruiz

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Fernando Ariztía Ruiz

Obispo de Copiapó
11 de diciembre de 1976 - 26 de mayo de 2001
Predecesor Mons. Carlos Camus
Sucesor Mons. Gaspar Quintana

Obispo titular de Timici
25 de mayo de 1967 - 11 de diciembre de 1976
Predecesor Mons. Carlos Camus
Sucesor Mons. Gaspar Quintana

Título Obispo emérito de Copiapó
Otros títulos Obispo Titular de Timici
Obispo Auxiliar de Santiago
Información religiosa
Ordenación sacerdotal 22 de septiembre de 1951
por S.E.R. José María Caro
Ordenación episcopal 25 de mayo de 1967
Información personal
Nombre Fernando Ariztía Ruiz
Nacimiento 27 de mayo de 1925
Fallecimiento 25 de noviembre de 2003
Alma máter Pontificia Universidad Católica de Chile

'Para que tengan vida y la tengan en abundancia'
Monseñor Fernando Ariztía predicando.

Monseñor Fernando Ariztía Ruiz (Santiago de Chile, 27 de mayo de 1925 - Copiapó, 25 de noviembre de 2003) fue un prelado chileno y obispo de Copiapó.

Primeros años de vida

Fernando Ariztía Ruiz nació en la familia de Hernán Ariztía Bascuñán y Amelia Ruiz. Hizo sus estudios en el Seminario Pontificio de Santiago y en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Fue ordenado sacerdote en la catedral Metropolitana de Santiago, el 22 de septiembre de 1951 por el cardenal José María Caro, arzobispo de Santiago.

Vida religiosa

Comenzó su labor pastoral con la Juventud Obrera Católica (JOC). Fue asesor arquidiocesano y nacional, lo que marcó su vida para siempre. En enero de 1963, fue nombrado párroco de San Cayetano y en el mes de junio de 1964, párroco de Apóstol Santiago, ambas parroquias con población obrera. Cuando aceptó el nombramiento de vicario episcopal de la Zona Oeste de Santiago, ya estaba predestinado a recibir pronto el cargo de obispo.

Obispo

El 25 de mayo de 1967, fue elegido obispo titular de Timici y obispo Auxiliar del cardenal Raúl Silva Henríquez, arzobispo de Santiago, por el papa Pablo VI. La consagración episcopal se realizó en el santuario de la Zona Oeste, en la basílica de Lourdes, el 9 de julio de 1967, por el mismo cardenal Silva Henríquez. Como lema episcopal, eligió la palabra de Cristo en castellano: Para que tengan Vida y la tengan en abundancia (Jn 10, 10).

Le tocó vivir una época difícil no solamente por la aplicación de los grandes logros del Concilio Vaticano II que se pusieron en marcha a través del VIII Sínodo de Santiago en los años 1967 a 1968, sino también por los cambios políticos en el país del año 1970 en adelante. Supo desempeñar el rol de un verdadero amigo y padre de su clero, respetando los diferentes carismas y manteniendo la unión en medio de corrientes muy contrarias. Siempre fue capaz de mostrar metas más altas en medio de la contingencia del diario vivir.

En octubre de 1973, fue nombrado copresidente del Comité Pro Paz, organismo ecuménico creado para dar protección y acogida a los perseguidos por el régimen militar.

Cuando el obispo Carlos Camus de Copiapó fue elegido obispo de la Linares, en 1976, Pablo VI trasladó al obispo Auxiliar de Santiago a Copiapó, nombrándolo administrador apostólico sede plena de la diócesis de Copiapó, el 14 de diciembre de 1976, y en este mismo mes tomó posesión de la diócesis. Le tocó participar en la III Conferencia General del CELAM en Puebla, México, en 1979. También le tocaron cuatro visita “ad limina” en los años 1979, 1984, 1989 y 1994.

Últimos años de vida

A cumplir los 75 años de edad presentó a la Santa Sede su renuncia a la diócesis, petición que fue aceptada. Pero quería entregar también sus últimos años al pastoreo en la viña del Señor. En la Diócesis de Osorno encontró la Parroquia Jesús Obrero que atendió como párroco entre los años 2000 y 2003. Cuando se le declaró su enfermedad incurable quiso volver a la diócesis de Copiapó, donde ejerció su misión de buen pastor durante 25 años, para morir en medio de los suyos. Allá puso su vida en las manos de su Creador el 25 de noviembre de 2003. Entre los suyos espera el día de la resurrección.

Una vez le fue diagnosticado un cáncer al hígado en 2003, Monseñor Ariztía quiso regresar a Copiapó, donde ejerció su misión de buen pastor durante 25 años. Aprovechó sus últimos meses de vida para despedirse de amigos, discípulos y fieles de esa zona.

Tal fue el impacto del fallecimiento de Monseñor Ariztía el 25 de noviembre de 2003, que el propio presidente de la República, Ricardo Lagos Escobar, varios ministros de Estado y el Comandante en Jefe del Ejército de la época, cambiaron sus agendas y asistieron a su funeral en Copiapó.

Más de diez mil personas repletaron las calles de la capital de Atacama, para despedir al pastor de los pobres y al que alzó la voz por todos los chilenos en pleno gobierno militar, cuando muchos no tenían voz.

El último deseo de "don Fernando" como cariñosamente le llamaban los fieles de Atacama a Monseñor Ariztía, fue dar una vuelta por la Plaza de Copiapó y que a su funeral llevaran alimentos para los pobres. Sus restos descansan en el mausoleo de la Catedral de Copiapó.

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