Intencionalidad

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La intencionalidad (del latín in-tendere, "tender hacia") es un concepto filosófico que se refiere al contenido de la mente o la conciencia, [1]​ o bien a la relación entre la conciencia y el mundo. Fundamentalmente, la intencionalidad significa que la actividad de la mente se refiere a, indica o contiene un objeto. La intencionalidad no se reduce al estudio de la intención de la voluntad. No debe confundirse con el concepto que en francés se llama intension y en inglés intensionality, concepto que pertenece a la lingüística.

Desde este campo de estudio se analizan temas tan variados como "el acceso de la conciencia al mundo", "la relación entre somaticidad, o el cuerpo propio, y la conciencia", "los fenómenos psíquicos", "los valores, en cuanto percibidos por la conciencia", "la realidad en la conciencia de lo irreal (lo futuro, lo falso, lo erróneo)", "la apertura intencional de la voluntad", etc.

Aproximación histórica

Este tema ha sido tratado de manera muy distinta en diversas épocas y ámbitos filosóficos, desde la antigua Grecia. Sin embargo, como tema de estudio, la intencionalidad es un concepto moderno. Se le dio una lugar especial sólo después de que la conciencia ocupara un lugar privilegiado en el trabajo filosófico. Hasta entonces, no se había visto la necesidad de acudir a este concepto como digno de una atención particular. Si un autor premoderno –anterior a Descartes– se acercaba a él, era de manera secundaria o periférica, pues daba por descontado que la conciencia tiene acceso al conocimiento del mundo o de la realidad, tanto en autores idealistas como realistas. En el siglo XX, algunos estudiosos de la intencionalidad intentan alejarse de un cierto "mentalismo", dualista o no, que podría considerar que aquello que se conoce está en la mente, en vez de ser la realidad misma. Acudir a la intencionalidad puede ayudar a evitar el "mentalismo", al considerar que el conocimiento consiste en una relación entre la mente y lo conocido, y no una duplicación de las cosas. El uso de este concepto es compatible con diversas posturas, escuelas, métodos, etc., como la fenomenología, filosofía analítica, metafísica, naturalismo biológico, etc.

La intencionalidad en la Filosofía Antigua

Se encuentran breves y tangenciales referencias a ella en filósofos antiguos, en los que este término latino se usa sobre todo para el estudio de la voluntad. Este tema hunde sus raíces en la filosofía griega -particularmente Aristóteles-, y llega a la Europa medieval, como muchos otros temas, a través de pensadores árabes. También se encuentra un cierto interés por la intencionalidad en el neoplatonismo. [2]

La intencionalidad en la Edad Media

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Avicena en un sello postal polaco

El filósofo árabe Avicena (c. 980 – 1037) nos proporciona una consideración sobre lo mostrado a la conciencia como tema específico de estudio. Se trata del ejemplo del hombre volante, suspendido en el aire, que no recibe sensaciones de ningún tipo. ¿Qué tipo de pensamientos, si es que los tiene, se dan en este hombre volante?, se pregunta Avicena. No obstante, no postula el conocimiento como relación o contenido intencional.

El fraile dominico Tomás de Aquino se cuestiona sobre la intencionalidad del conocimiento desde dos puntos de vista: primero, ontológicamente, se pregunta por el ser del conocimiento en el hombre: el esse intentionale; en segundo lugar, por la manera en que las formas en el conocimiento se identifican con la forma presente en la sustancia que el hombre conoce.

Tomás de Aquino no parte inicialmente del estudio de la conciencia, para dar después un salto hacia la realidad natural, sino que da por supuesto que el hombre tiene acceso al conocimiento efectivo de las cosas. Al ser un autor anterior al desarrollo de la filosofía de la conciencia, no se preocupa por dar una definición de intencionalidad.

Este autor medieval entiende la realidad física según el punto de vista llamado hilemórfico, y sólo desde esa perspectiva se puede comprender su concepto de intencionalidad. Las cosas tienen como principios la "materia" y la "forma". El hombre, al conocer, adquiere la forma de las cosas, no su materia. Las facultades cognoscitivas del ser humano están hechas a la medida del mundo, de modo que pueda acercarse a ellas conociéndolas. En este contexto, Tomás de Aquino introduce el término ser intencional, es decir, que la “forma” de las cosas está presente ("es") en la mente del hombre de modo que indica o se dirige a la realidad material de la cual se tomó la “forma” conocida. [3]​ Tomás considera también la intencionalidad según se refiera a las cosas materiales, lo sensible, que es individual y concreto, o las intelectuales, las ideas, que son universales. [4]​ Entiende la intencionalidad como relación (de las formas: la conocida y la que se encuentra en el objeto o cosa), que le permite no postular una duplicación en la mente de lo conocido. Es decir, concibe el conocimiento como una posesión intencional de la forma de lo conocida.

La intencionalidad en la Filosofía Moderna

Hasta la llegada de la filosofía de Descartes, que pone el conocimiento en el centro de la investigación filosófica, no era necesario preguntarse sobre la intencionalidad, que se aceptaba implícitamente. Al cambiar el modo de concebir la aproximación del hombre, o bien, de la conciencia, al mundo, se diluye la intencionalidad. El cogito ergo sum de Descartes es un pensamiento que no requiere objeto para ser postulado.

Franz Brentano

El filósofo Alemán Franz Brentano, en su obra Psicología desde el punto de vista empírico [5]​ (1874), reintroduce este argumento en la filosofía moderna, dando al cogito cartesiano un contenido, o una referencia. Brentano había estudiado detenidamente las obras de Aristóteles, e, inspirándose en su obra, define la intencionalidad como la propiedad distintiva de los fenómenos psíquicos frente a los fenómenos físicos. Por la intencionalidad, conciencia y fenómeno son correlatos que se requieren necesariamente. La intencionalidad es también el criterio de distinción de los fenómenos psíquicos: representación, juicio, y aceptación o rechazo. Por la intencionalidad, estos términos filosóficos adquieren un nuevo significado. Por ejemplo, su concepto de juicio se aleja de la mera creencia o belief de la filosofía de Hume. Afirma que un hecho psíquico es irreducible a un hecho físico.

En un texto que se considera como una piedra miliar en la historia de la intencionalidad, en el que Brentano intenta distinguir los fenómenos psíquicos de los físicos, escribe:

«¿Es que acaso hay alguna determinación positiva que valga siempre para todos los fenómenos psíquicos? (...). Los psicólogos antiguos señalaban la afinidad particular y la analogía que se establece entre todos los fenómenos psíquicos, de la cual no participan los [fenómenos] físicos (...). Todo fenómeno psíquico se caracteriza por aquello que los escolásticos medievales llamaron la in-existencia intencional (o mental) de un objeto, y que nosotros, con expresiones no del todo carentes de ambigüedad, definiremos como referencia a un contenido, dirección hacia un objeto (que no significa una realidad), o como objetividad inmanente. Todo fenómeno psíquico contiene en sí algo como objeto, aunque no siempre del mismo modo. En la presentación hay algo que es presentado; en el juicio algo viene aceptado o rechazado; en el amor, amado; en el odio, odiado; en el deseo, deseado, etc.»
La Psicología desde el punto de vista empírico[6]

La intencionalidad en el Siglo XX

Filosofía continental

El mayor promotor de una filosofía fundada en la intencionalidad es Edmund Husserl, discípulo de Brentano, cuya fenomenología encontró más eco, y logró crear más escuela que la filosofía de Brentano, que se muestra menos unitaria y aferrable. Husserl propone como método la reducción fenomenológica, que excluye de la consideración filosófica lo que no es dado a la conciencia, es decir, sólo toma en cuenta los dos polos de la relación intencional: la conciencia y el fenómeno. En el sistema de Husserl, la afirmación de la subjetividad es absoluta, y la del mundo, en cambio, sólo relativa y presuntiva. Es decir, el yo "intende" o "se dirige intencionalmente" hacia lo que el mismo sujeto ha constituido como objeto de conocimiento. [7]

Por la línea de Husserl siguieron otros pensadores como Martin Heidegger, Max Scheler, Edith Stein, Jean-Paul Sartre, Karol Wojtyła, etc., aunque cada uno de ellos adopta este término, lo hace propio, y lo adapta a su filosofía.

Max Scheler no se consideraba estrictamente discípulo de Husserl, sino que afirmaba haber descubierto el método fenomenológico por cuenta propia. Fue pionero en la consideración de la intencionalidad en los valores (humanos, morales, etc.). Al igual que Heidegger, se aparta del método fenomenológico de Husserl, y añade consideraciones de tipo ontológico. Edith Stein, por su parte, estudia la intencionalidad en los campos de la empatía (relación entre sujetos, o interpersonal) y de la relación entre conciencia y cuerpo. Sartre identifica intencionalidad con conciencia.

Filosofía anglosajona

Archivo:John Searle Mexico 2005.JPG
John Searle en Cuernavaca, México (2005).

El norteamericano John Searle ha estudiado la intencionalidad y ha contribuido a despertar el interés en este concepto en el ámbito anglosajón. Proviene de la filosofía analítica, y su recorrido intelectual lo ha llevado a acercarse, a través del lenguaje y la semántica, al concepto de intencionalidad. En particular, es famoso por su argumento de la habitación china, que ha generado un amplio y fructífero debate. Introdujo también el estudio de la intencionalidad social que, postula, no se reduce a la mera suma de las intencionalidades individuales.

Searle acepta la definición básica de intencionalidad presentada por Brentano como la propiedad lógica de referirse a un objeto. Está de acuerdo con él en que la intencionalidad siempre es mental, pero rechaza la segunda idea –central en el pensamiento de Brentano- de que la intencionalidad es el distintivo de lo mental. Para Searle, sólo los estados mentales pueden ser intencionales, pero no todos los son (por ejemplo, el dolor). Searle define la intencionalidad como “aquella característica de ciertos estados mentales y eventos que consiste en estar dirigidos hacia, referirse a, ser acerca de, o representar otras entidades o estados de cosas”. [8]​ Según Searle, algunos estados mentales, como por ejemplo, el dolor, no necesariamente son “acerca de algo”.

También Gilbert Ryle y Alfred Ayer han estudiado y criticado la intencionalidad de Husserl. Roderick Chisholm ha dado nuevo impulso a las tesis de Brentano a través del análisis lingüístico.

Bibliografía

Textos introductorios

  • Anscombe, G. E. M., The Intentionality of Sensation: a grammatical feature?, en Metaphysics and the Philosophy of Mind, Basil Blackwell, Oxford 1981, pp. 3-20.
  • Breton, S., Coscience et Intentionnalité, Emmanuel Vitte, París 1956.
  • Sajama, S. y Kamppinen, M., A Historical Introduction to Phenomenology, Croom Helm, Londres-Nueva York-Sydney 1987. A pesar del título, este libro estudia fundamentalmente la intencionalidad. Requiere algún conocimiento en la materia.
  • Sokolowsky, R., Introduction to Phenomenology, Cambridge University Press, Cambridge 2000.

Edades Antigua y Media

  • A.A.V.V., Ancient and Medieval Theories of Intentionality, editado por Perler, D., Brill, Leiden – Boston – Colonia 2001.
  • Moya, P., La intencionalidad como elemento clave en la gnoseología del Aquinate, Cuadernos de Anuario Filosófico (Universidad de Navarra), Pamplona 2000.
  • Tomás de Aquino, Comentario a Tratado sobre el alma de Aristóteles; Cuestiones disputadas sobre el alma.

Edades Moderna y Contemporánea

  • Ales Bello, A., L’universo nella coscienza. Introduzione alla feno­menologia di Edmund Husserl, Edith Stein, Hedwig Conrad-Martius, Edizioni ETS, Pisa 2003.
  • Brentano, F., La psicologia dal punto di vista empirico, Editori Laterza, Roma-Bari 1997.
  • Chirinos, M. P., Intencionalidad y verdad en el juicio. Una pro­puesta de Bren­tano, Eunsa, Pamplona 1994.
  • Jaquette, D., Brentano’s concept of intentionality, en A.A.V.V., The Cambridge Companion to Brentano, editado por Jacquette, D., Cambridge University Press, Cambridge 2004, pp. 98-130.
  • Millán-Puelles, A., La estructura de la subjetividad, Rialp, Madrid-Buenos Aires-México-Pamplona 1967.
  • Searle, J., Intentionality, An Essay in the Philosophy of Mind, Cambridge University Press, Cambridge (UK) 1983.
  • Vera, F., The Problem of Consciousness According to John Searle, PUSC, Roma 2007.

Enlaces externos

Notas

  1. En este artículo se utiliza el término conciencia en vez de consciencia, por ser el modo en que está escrito en otros artículos de Wikipedia, y porque su significado incluye, sea de auto-conciencia, también conciencia ética o de valores, como en el caso de Max Scheler. En algunos textos se hace esta distinción terminológica. Ambos usos son compatibles con las definiciones del Diccionario de la RAE.
  2. Sorabji, Why the Neoplatonist Did not Have Intentional Objects of Intelection?, en A.A.V.V., Ancient and Medieval Theories of Intentionality, editado por PERLER, D., Brill, Leiden-Boston-Colonia 2001
  3. Tomás de Aquino, Comentario al De Anima de Aristóteles, II 553: «Et per hunc modum, sensus recipit formam sine materiam quia alterius modi esse habet forma in sensu, et in re sensibili. Nam in re sensibili habet esse naturale, in sensu autem habet esse intentionale et spirituale».
  4. Moya, La intencionalidad como elemento clave en la gnoseología del Aquinate, Cuadernos de Anuario Filosófico, Pamplona 2000.
  5. Título original: Psychologie vom empirischen Standpunkt.
  6. La Psicologia dal punto di vista empirico, Edizioni Laterza, Roma-Bari 1997.
  7. Cfr. Millán-Puelles, La estructura de la subjetividad, Rialp, Madrid-Buenos Aires-México-Pamplona 1967, p. 9.
  8. Searle, Intentionality, An Essay in the Philosophy of Mind, Cambridge University Press, Cambridge (UK) 1983.