Cabo Machichaco (vapor)

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El vapor Cabo Machichaco atracado en el muelle, durante el incendio, en la ciudad de Santander (Cantabria).

Cabo Machichaco fue un barco de vapor construido en el año 1882 en Newcastle.[1]​ En 1885 fue adquirido por la compañía Ybarra, con el objetivo de utilizarlo en el servicio de cabotaje entre Bilbao y Sevilla, cuya primera escala era en el puerto de Santander. El barco pasó a formar parte de la historia de Santander y de España el 3 de noviembre de 1893, como la mayor tragedia de carácter cívico ocurrida en España en el siglo XIX.[2]

El desastre

El vapor Cabo Machichaco ardiendo en la bahía de Santander, el 3 de noviembre del año 1893.

El 3 de noviembre de 1893, el Cabo Machichaco, después de haber pasado la cuarentena en el lazareto de Pedrosa, ya que se habian dado varios casos de cólera en Bilbao, estaba atracado en el muelle saliente llamado número 2 de Maliaño, ubicado justo frente de la actual calle de Calderón de la Barca. Entre otras mercancías que habia en el barco, como harina y material siderúrgico, también transportaba varios garrafones de ácido sulfúrico en cubierta y algo más de 51 toneladas de dinamita, cuya existencia no se habia dado parte, o bien fue omitido por las autoridades portuarias.[3]

La dinamita era procedente de Galdácano, y su destino eran los puertos del Sur, excepto 20 cajas que eran para la ciudad de Santander. De acuerdo con el Reglamento del puerto de Santander cualquier buque que transportase dinamita debía efectuar sus operaciones de carga o descarga en el fondeadero de la Magdalena o al final de los muelles de Maliaño, localidad del actual municipio de Camargo.

Hacia la una y media de la tarde las autoridades locales recibieron la información de que se había declarado a bordo un incendio, que se intentó apagar con los pocos medios disponibles del barco, los de los bomberos que al parecer también eran algo escasos, y los del gánguil[4]​ de la Junta del Puerto. Ante la situación, la mayoría de las autoridades locales y técnicos se involucraron en el incendio para tratar de sofocarlo. El incendio, que empezó en la cubierta y después se propagó por las bodegas de proa, surgió como consecuencia de la explosión de una bombona de vídrio con ácido sulfúrico.

Cabe destacar que también acudieron a prestar su ayuda las tripulaciones de los barcos que se hallaban fondeados o atracados, como el vapor correo Alfonso XIII que había llegado el día anterior a Santander tras su primer viaje a Cuba. Tanto su capitán, Francisco Jaureguizar y Cagigal, como el capitán subinspector Francisco Cimiano, dispusieron que el vapor Auxiliar nº5, propiedad de la compañía Trasatlántica, colaborase en la extinción del incendio. De esta forma embarcaron en el mismo, junto con numerosos tripulantes del vapor Alfonso XIII. También acudieron para colaborar en la extinción del incendio las tripulaciones de los demás buques que estaban en Santander, entre ellos el mercante inglés Eden, el francés Galindo y el trasatlántico español Catalina, de la naviera Pinillos, un tripulante de este buque, Pachín González, sería el protagonista de la novela del mismo nombre del escritor José María de Pereda.

El vapor Alfonso XIII, construido en 1889. Parte de su embarcación participó en la extinción del incendio en el Machichaco aquel 3 de noviembre. Debido a la explosión fallecieron 32 tripulantes de aquel barco, incluido su capitán Francisco Jaureguizar y Cagigal.

El fuego atrajo multitud de curiosos que ajenos a lo que había en la bodega contemplaban el fuego. A las cuatro de la tarde, con el incendio todavía presente, se supo el contenido de la embarcación, a pesar de ello, el público no fue retirado de la zona por las autoridades.[3]

Una hora después estallaron las dos bodegas. Algunos edificios cercanos se derrumbaron, la onda expansiva se propagó por toda la bahía, cientos de fragmentos de hierro salieron disparados a varios kilómetros de distancia. La explosión produjo además una tromba de agua de millares de toneladas, que arrastró a muchas personas al mar. Todos los que subieron al barco, incluidos 32 tripulantes del Alfonso XIII y el capitán del mismo, Francisco Jaureguizar, dejaron su vida en la explosión que se produjo.

El resultado de la explosión fue de 590 muertos y 525 heridos, aunque otros citan unos 2.000 heridos. Cabe destacar que en aquel momento habia 50.000 censados en la ciudad de Santander. Fallecieron la mayor parte de las autoridades civiles y militares de Santander, incluido el gobernador civil, además de bomberos, trabajadores y curiosos que se habían acercado a observar como ardía el barco.

Curiosidades

  • La magnitud de la explosión fue tal, que un calabrote[5]​ llegó hasta la localidad de Peñacastillo, a 8 kilómetros de distancia, y mató a una persona.[6]
  • Un guardia halló dos piernas sobre el tejado de un almacén de maderas a una distancia de unos 2 kilómetros.
  • En la playa de San Martín, a miles de metros de recorrido, apareció el bastón del gobernador civil, un tal Somoza, que con las demás autoridades de la ciudad se hallaba a bordo, y fallecieron en la explosión.

Opiniones

El historiador santanderino, Rafael González Echegaray (1923-1985) defendió abiertamente en sus obras la actuación del capitán del Cabo Machichaco, Facundo Léniz Maza. Por otro lado, criticó la actuación de las autoridades portuarias que permitían el continuo incumplimiento de lo establecido en el reglamento. De esta forma Rafael afirmó:

Lo que ocurría sencillamente es que desde aquel mismo instante había quedado patente la infracción de los Reglamentos portuarios cometida por parte del buque, de su consignatario, de la aduana y de las autoridades en general. Todos, absolutamente todos, eran culpables por imprudencia o negligencia (en mayor o menor grado) y además no tenían noción exacta de lo que estaban arriesgando en aquellos momentos.[7]

Secuelas y consecuencias

Además de lo evidente del desastre, que fueron las víctimas mortales y los heridos, las infraestructuras cercanas al lugar de la explosión se vieron dañadas y algunos edificios no resistieron la onda expansiva, la cual destruyó casi todas las casas de la calle Méndez Núñez. El fuego se cebó en numerosas viviendas, alumbrando durante toda la noche la búsqueda de restos humanos.

Durante los meses siguientes al desastre, se intentó rescatar los restos del barco hundido en la bahía, pero de nuevo el barco volvió a ser protagonista de otra tragedia, pues el 21 de marzo de 1894 se produjo una explosión como consecuencia de estas labores y murieron 15 operarios.

En definitiva, Santander tuvo que recuperarse de un desastre sin precedentes, puesto que muchas de las autoridades civiles, militares y bomberos fallecieron en la explosión. Cabe destacar que Santander venia sufriendo una crisis desde 1875, con la prohibición de las exportaciones de trigo y harina al extranjero, agudizada por la quiebra del comercio con las colonias americanas. Sumado a esto el desastre del Machichaco ocurrió en un delicado momento para la ciudad.

A pesar de ello, la recuperación económica y social de Santander fue progresiva puesto que en 1898 surge el Monte de Piedad, que en la actualidad es la entidad financiera Caja Cantabria, y el Banco Mercantil (1907), además de compañías navieras, como es el caso de Navegación Montañesa.

Monumentos y homenajes

Destaca la obra de José María de Pereda, titulada Pachín González (1896), y la litografía con un panteón conmemorativo editada por el poeta Marcos Linazasoro. Además de los siguientes monumentos y homenajes:

  • El primer monumento fue proyectado en el año 1896 por Valentín R. Lavín Casalís (1863-1939), arquitecto municipal de Santander que había jugado un importante papel en el curso de la tragedia, logrando evitar la propagación del fuego provocado por la explosión gracias a varias intervenciones de urgencia. Su diseño consistió en una gruesa cruz de piedra de perfil escalonado sujeta a un pedestal piramidal (presenta grabadas las fechas de las dos explosiones). Completa la cruz la figura de una mujer doliente de bronce que fue realizada por el escultor asturiano Cipriano Folgueras Doiztúa (1863-1911).
  • El monumento de Ciriego, fue realizado por A. García Cabezas. Se compone de un pilar polilobulado truncado y un féretro cubierto por un manto pétreo.
  • Cabe mencionar que el Ayuntamiento de Santander realiza un homenaje cada 3 de noviembre a las víctimas de la catástrofe justo en frente del monumento que está situado entre la Estación Marítima y el Hotel Bahía en la calle Calderón de la Barca de Santander.[8]

Referencias

  1. «Historia de Santander en Cantabria102municipios.com». Consultado el 13 de febrero de 2008. 
  2. Plantilla:Ref-capítulo
  3. a b «Recordando a las víctimas del "Cabo Machichaco", en El Diario Montañés». Consultado el 13 de febrero de 2008. 
  4. Barco destinado a recibir, conducir y verter en alta mar el fango, la arena, la piedra, etc., que extrae la draga (DRAE).
  5. Cabo grueso hecho de nueve cordones colchados de izquierda a derecha, en grupos de a tres y en sentido contrario cuando se reúnen para formar el cabo (DRAE).
  6. «Santander se estremeció ayer con el recuerdo de la tragedia del "Cabo Machichaco", en El País». Consultado el 13 de febrero de 2008. 
  7. González Echegaray, Rafael (1976). «Naufragios en la Costa de Cantabria». Santander (España). ISBN 8424199545. 
  8. «El Ayuntamiento recordó ayer a las víctimas del vapor "Cabo Machichaco", en El Diario Montañés». Consultado el 13 de febrero de 2008. 

Bibliografía

  • Plantilla:Ref-capítulo
  • González Echegaray, Rafael (1976). «Naufragios en la costa de Cantabria». Santander (España). ISBN 8424199545. 
  • de Pereda, José María (1896). «Pachín González». Santander (España).