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Minerva tejió la escena de su victoria sobre [[Neptuno (mitología)|Neptuno]], que inspiró a los ciudadanos de [[Atenas]] a bautizar la ciudad en su honor. Según el relato latino de Ovidio, el tapiz de Aracné representaba veintidós episodios de infidelidades de los dioses, disfrazados de animales: [[Júpiter (mitología)|Júpiter]] siendo infiel con [[Leda]], con [[Europa (mitología)|Europa]], con [[Dánae]], etcétera.
Minerva tejió la escena de su victoria sobre [[Neptuno (mitología)|Neptuno]], que inspiró a los ciudadanos de [[Atenas]] a bautizar la ciudad en su honor. Según el relato latino de Ovidio, el tapiz de Aracné representaba veintidós episodios de infidelidades de los dioses, disfrazados de animales: [[Júpiter (mitología)|Júpiter]] siendo infiel con [[Leda]], con [[Europa (mitología)|Europa]], con [[Dánae]], etcétera.


Incluso Minerva admitió que la obra de Aracne era perfecta, pero se enfadó mucho por la irrespetuosa elección del motivo.<ref>Esto da por hecho una visión posterior moralizante del mito griego.</ref> Perdiendo finalmente los estribos, destruyó el tapiz y el telar de Aracne, golpeándolos con su lanzadera, y también a la joven en la cabeza. Aracne advirtió su insensatez y quedó embargada por la vergüenza. Huyó y conocio a un campesino en la ciudad de al lado y se casaron y tubieron una hija, esta, siguio los pasos de su madre y también desafio a Minerva, y esta, cansada ya de las impertinencias de la madre y la hija las convirtió a las dos en arañas gigantes encargadas de tejer y tejer eternamente.
Incluso Minerva admitió que la obra de Aracne era perfecta, pero se enfadó mucho por la irrespetuosa elección del motivo.<ref>Esto da por hecho una visión posterior moralizante del mito griego.</ref> Perdiendo finalmente los estribos, destruyó el tapiz y el telar de Aracne, golpeándolos con su lanzadera, y también a la joven en la cabeza. Aracne advirtió su insensatez y quedó embargada por la vergüenza. Huyó y se ahorcó.


En el relato de Ovidio, Minerva se apiadó de Aracne. Rociándola con jugo de [[acónito]], aflojó la soga, que se convirtió en una telaraña, transformándose la propia Aracne en una araña. La historia sugiere que el origen del arte de tejer es una imitación de las arañas y que se consideraba que fue perfeccionado primero en [[Asia Menor]].
En el relato de Ovidio, Minerva se apiadó de Aracne. Rociándola con jugo de [[acónito]], aflojó la soga, que se convirtió en una telaraña, transformándose la propia Aracne en una araña. La historia sugiere que el origen del arte de tejer es una imitación de las arañas y que se consideraba que fue perfeccionado primero en [[Asia Menor]].

Revisión del 21:21 19 may 2010

Aracne, por Gustave Doré (ilustración para el Purgatorio de Dante).

En la mitología grecorromana, Aracne (en griego antiguo ἀράχνη, ‘araña’) fue una gran tejedora mortal que alardeó de ser más habilidosa que Minerva, la equivalente romana de Palas Atenea, diosa de la artesanía. La diosa ofendida organizó un concurso entre la dos pero, según Ovidio, no pudo superar a Aracne. Además, el tema elegido por Aracne, los amores de los dioses, fue ofensivo, lo que hizo que Minerva la transformase en una araña.[1]

Fuentes

La fábula de Aracne es una adición tardía a la mitología grecorromana. El mito no aparece en el repertorio de los pintores de vasijas áticas. Se narra en Las metamorfosis de Ovidio[1]​ y es mencionado por Virgilio en las Geórgicas.[2]​ Como estas fuentes son romanas, identifican a la diosa con Minerva.

De acuerdo con Plinio,[3]​ Aracne descubrió el uso del hilo, así como las redes. Plinio cuenta que tenía un hijo llamado Closter, que descubrió el huso para hilar.

Mito

Aracne era la hija de Idmón de Colofón, un tintorero que teñía la lana de púrpura de Tiro. Era famosa en Hipepa (Lidia), donde tenía su taller, por su gran habilidad para el tejido y el bordado.

Las alabanzas que recibía se le terminaron subiendo a la cabeza y terminó tan engreída de su presteza como tejedora que empezó a afirmar que sus habilidades eran superiores a las de Minerva,[4]​ la diosa de la sabiduría y la guerra además de la artesanía. La diosa se enfadó, pero dio a Aracné una oportunidad de redimirse. Adoptando la forma de una anciana, advirtió a Aracne que no ofendiera a los dioses. La joven se burló y deseó un concurso de tejido, donde pudiera demostrar su superioridad. Minerva se quitó el disfraz y el concurso comenzó.

Minerva tejió la escena de su victoria sobre Neptuno, que inspiró a los ciudadanos de Atenas a bautizar la ciudad en su honor. Según el relato latino de Ovidio, el tapiz de Aracné representaba veintidós episodios de infidelidades de los dioses, disfrazados de animales: Júpiter siendo infiel con Leda, con Europa, con Dánae, etcétera.

Incluso Minerva admitió que la obra de Aracne era perfecta, pero se enfadó mucho por la irrespetuosa elección del motivo.[5]​ Perdiendo finalmente los estribos, destruyó el tapiz y el telar de Aracne, golpeándolos con su lanzadera, y también a la joven en la cabeza. Aracne advirtió su insensatez y quedó embargada por la vergüenza. Huyó y se ahorcó.

En el relato de Ovidio, Minerva se apiadó de Aracne. Rociándola con jugo de acónito, aflojó la soga, que se convirtió en una telaraña, transformándose la propia Aracne en una araña. La historia sugiere que el origen del arte de tejer es una imitación de las arañas y que se consideraba que fue perfeccionado primero en Asia Menor.

Influencia

La fábula de Aracne, representación del mito por Velázquez (1644–8).

El relato de Ovidio de la metamorfosis de Aracné proveyó material para un episodio de la sátira heroica de Edmund Spenser Muiopotmos.[6]​ La adaptación de Spenser, que «reinterpreta la historia ovidiana en términos del mundo isabelino»,[7]​ está diseñada para proporcionar una explicación racional al odio del descendiente de Aracne Aragnoll hacia el héroe-mariposa Clarion.

La historia de Aracne inspiró uno de los cuadros más interesantes de Velázquez: La fábula de Aracné, popularmente conocido como Las hilanderas, en las que el pintor representa dos de los momentos importantes del mito. Al frente, el concurso de Aracne y la diosa (las tejedoras joven y vieja), y al fondo un Rapto de Europa que es un copia de la versión de Tiziano (o quizá de la copia de ésta hecha por Rubens). Frente a éste aparece Atenea en el momento en que castiga a Aracné. Se transforma el mito en una reflexión sobre la creación y la imitación, el dios y el hombre, el maestro y el pupilo (y así sobre la naturaleza del arte).

Notas

  1. a b Ovidio, Las metamorfosis vi.5–54, 129–145.
  2. Virgilio, Geórgicas iv.246.
  3. Plinio, Naturalis Historia vii.196.
  4. La fuente para este mito es Ovidio, que representa a Minerva y no a Atenea.
  5. Esto da por hecho una visión posterior moralizante del mito griego.
  6. Páginas 257–352. Escrita hacia 1590 y publicada en Complaints (1591). La alusión a Aracne de Spenser en The Faery Queen (ii, xii.77) se señala en Smith, Reed (marzo de 1913). «The Metamorphoses in Muiopotmos». Modern Language Notes 28 (3): 82-5. 
  7. Brinkley, Robert A. (invierno de 1981). «Spenser's Muiopotmos and the Politics of Metamorphosis». ELH 48 (4): 670.  Brinkley defiende el episodio de Spenser como alegoría política de la corte de Isabel.

Bibliografía

Enlaces externos