Diferencia entre revisiones de «REC 2»

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Revisión del 23:04 22 abr 2010

[•REC]², o [REC 2], es la segunda entrega de la película española [•REC] del año 2007. Escrita y dirigida por Jaume Balagueró y Paco Plaza, mismos autores de la película anterior. La historia ocurre minutos después de los acontecimientos de la primera película, y Filmax Internacional la describió diciendo que «tendrá el mismo concepto claustrofóbico que [•REC] pero con nuevos medios de transferir el miedo de la pantalla al espectador a través de la lente de grabación». La película sigue el patrón de la primera, ser un falso documental.

Quince minutos desde el final de la primera parte, un grupo de Geos entran en el edificio acompañados por un doctor con tal de conseguir la sangre de los infectados (en especial el de la infectada inicial que habitaba el ático) para encontrar la cura. A su vez, tres adolescentes, un bombero y otro hombre (que vivía en el edificio) entran por el alcantarillado. Lo que ninguno sabe es que van a pasar el peor momento de su vida en cuanto se crucen con los infectados.

Argumento

La película comienza con los últimos minutos de la primera parte: Ángela cae al suelo, se arrastra hacia la cámara y oye aquellos extraños ruidos, siendo finalmente llevada hacia la oscuridad...

La cámara de Rosso se enciende en el vehículo del GEI (Grupo Especial de Intervención), que se dirige al edificio de la primera entrega. EL GEI es Rosso (el camarógrafo principal), Martos, Larra y el jefe. Rosso comprueba las minicámaras de los cascos del GEI mientras preparan sus armas y hablan acerca de la misión que van a tener, de la cual les han dicho que es de inspección y reconocimiento, que el lugar adonde van está sellado y que van a recibir más órdenes cuando lleguen. Mientras tanto, Rosso hace unos últimos arreglos a la cámara y los demás hablan de fútbol y hacen bromas. Finalmente, les informan que han llegado y bajan del vehículo, y se ve una gran multitud amontonada fuera del edificio. Llegan junto a un hombre (se supone que un representante del Gobierno), que les da indicaciones acerca de su misión, consistente en escoltar a un agente de Sanidad para averiguar lo que está pasando dentro del edificio, y les presenta al agente enviado por el Ministerio de Sanidad llamado Owen. Éste les menciona los síntomas de la enfermedad de los infectados del edificio —parecidos a la rabia y mucha agresividad— y también les menciona que perdieron contacto con el primer agente de sanidad que entró. Se colocan las mascarillas que el jefe les dio en el vehículo, cuando aparece un señor con una bolsa en las manos, que quiere hablar con los miembros del GEI; les pide entrar con ellos porque su mujer y su hija están dentro, que esta última tiene fiebre y que él fue a la farmacia a comprar las medicinas, pero la seguridad lo saca del lugar.

Entretanto, el GEI, junto con el agente, entran por el tubo de entrada de plástico al edificio. Una vez dentro encuentran todo oscuro, en silencio, sin la presencia de nadie y mucha sangre. También descubren las esposas con las que fue sujeta Mari Carmen -en la primera película-, rotas. El agente les dice que pueden quitarse las mascarillas porque el virus se transmite por los fluidos corporales, como la sangre, la saliva, etcétera. Después de eso suben las escaleras, mientras que el agente les indica que deben llegar hasta el ático porque se cree que el virus se originó ahí, a la vez que se oyen ruidos extraños de arriba y abajo. El jefe dice al agente que deberían asegurarse, pero éste le responde que no hay tiempo. Siguen subiendo, encontrando grandes manchas de sangre en las escaleras, hasta que finalmente llegan a la puerta del ático. El agente les dice que la abran con el ariete; Martos lo hace y entran al lugar, que está sumido en una completa oscuridad. Larra coloca un pequeño foco para iluminarlo. El agente empieza a revisar los textos que se encuentran en el lugar, y, mientras, Larra va a asegurar la puerta. Martos y el jefe investigan en el ático, a la vez que Rosso graba con la cámara las paredes, todo por orden del agente, al cual le pregunta qué están buscando. Éste le responde que se limite a grabar. Martos cambia la cámara a modo fotográfico y toma varias fotografías a los periódicos que hablan acerca de la niña Medeiros.

En ese instante Martos dice que ha encontrado algo, el resto va adonde éste se encuentra y descubren la buhardilla abierta. Martos quita los seguros y la abren, se sube a una silla y entra al hueco, mientras Rosso conecta la minicámara de Martos para ver lo que hay; sin embargo, al no encontrar nada, Martos desciende.

Posteriormente se oye un grito y bajan a investigarlo, pero el agente les dice que no lo hagan; no obstante, el jefe le dice que puede haber supervivientes y lo desobedece. Cuando bajan, se empieza a oír una canción («Suspiros de España»). Martos baja a investigar, Rosso conecta su minicámara nuevamente y observa lo que él ve. Martos entra al piso, cuya puerta estaba abierta, avanza por el pasillo y encuentra el cuarto de donde viene el sonido de la música; entra y descubre que es un viejo tocadiscos funcionando. Martos lo apaga y sale de la habitación, cuando, de pronto, oye pasos y finalmente lo ataca una infectada (la colombiana), la cual llega a morderlo. Martos intenta quitársela de encima, pero la señal de su minicámara se pierde.

Los demás GEI bajan las escaleras para salvar a Martos, a quien encuentran parado y quieto en el pasillo. Éste los ataca, bañado de sangre, y se le cae el casco debido a un golpe. Parece que no pueden tranquilizarlo, cuando el agente saca un crucifijo y empieza a rezar. Martos se queda mirando al crucifijo con odio, pero sin siquiera moverse; sin embargo, Larra lo patea y hace que entre en el cuarto del tocadiscos. Éste intenta abrirlo golpeando la puerta; el jefe lo retiene, pero no aguanta más hasta que el agente clava una daga en la puerta junto con un rosario, con lo que Martos se calma.

Los GEI le piden explicaciones al agente y éste sólo les dice que se limiten a cumplir las órdenes. Sin embargo, el jefe lo obliga a que le diga. El agente le dice que se lo va a explicar, pero que regresen al ático porque ahí no están seguros. Una vez allí, el agente les dice que no es un simple virus, y empieza a hablarles acerca de una niña llamada Tristana Medeiros, la cual había mostrado signos de posesión demoníaca en la pubertad. El Vaticano ordenó que la investigaran —ya que era la oportunidad perfecta para investigar los síntomas fisiológicos de una posesión— y se encargó de ello un cura llamado Albelda. Sin embargo, algo debió de salir mal, y apareció el virus.

Larra al principio no lo cree y se ríe, diciendo «¿dónde nos han metido?», y pregunta al agente que si lo había mandado realmente el Ministerio de Sanidad. Él les dice que no saben quién manda realmente ahí, y revela que es en realidad un cura (se quita parcialmente su chaleco reflectante y muestra su vestidura eclesiástica). Larra se ríe nuevamente, pero el agente les dice que nadie puede enterarse de lo que está pasando realmente, y después de una discusión el cura les dice que deben encontrar una muestra de sangre de la niña Medeiros, que Albelda dijo que tenía escondida en el ático. El jefe dice que lo harán lo más rápido posible para salir de una vez del edificio.

Se adentran en lo más profundo del ático, pero no encuentran la muestra, y llegan a un pasadizo sin salida, donde descubren un fichero con fotos de niños que habrían sido parte de experimentos. Vuelven a discutir, cuando Larra pide silencio y un niño los ataca saliendo de la nada. El niño se pega a la pared del techo y huye. Intentan buscarlo, y encuentran la trampilla de la buhardilla moviéndose, como si alguien la hubiera tocado hace unos segundos. Entonces oyen unos pasos por encima de ellos que repentinamente se detienen. En ese momento los GEI disparan al techo, y cesan los pasos. Se derrumba parte del techo, y se puede ver que hay unos conductos.

Mientras cae un poco de pared, también lo hace un cadáver casi descompuesto. El cura lo revisa y descubre que se trata de Albelda. En ese instante el agente constata que la muestra puede estar ahí, en los conductos, pero inesperadamente son atacados de nuevo por el niño, el cual se detiene y en una extraña posición se queda quieto. El cura ordena que le disparen, pero los GEI le dicen que sólo es un niño. Sin embargo, el cura agarra la escopeta del jefe, dice que no lo es y le vuela la cabeza.

Luego cogen una silla y Larra entra a los conductos, mientras Rosso conecta su minicámara y ve cómo Larra abre una rejilla y sigue gateando. Encuentra un pequeño refrigerador que estaba encendido, lo abre y encuentra un tubo de ensayo que contiene sangre. En dicho tubo hay un letrerito que dice: «Medeiros». Cuando se empieza a marchar, oye algo al fondo de los conductos y ve cómo surgen muchos más niños e intentan atacarlo, pero los detiene con la rejilla, baja de los conductos y entrega la muestra al cura.

El jefe les dice que salgan, pero el cura dice que tienen que asegurarse de que sea la muestra correcta. El cura coloca en un plato un poco de la sangre, y el resto se la da al jefe; el cura saca su crucifijo y, rezando, lo coloca encima de la sangre, que hierve y se incendia al instante; el cura dice que es la sangre que buscaba; sin embargo, la que tiene el jefe también se incendia y la suelta, así que cae al suelo y se pierde la muestra, por lo que el cura se enfada. El jefe dice que deben salir, pero el cura le dice que seguirán buscando. Larra se ríe de manera sarcástica, salen del ático y encuentran a un hombre parado con una bolsa en las manos; los GEI le disparan y lo tiran por el hueco de la escalera, donde miran y ven que hay un grupo de chicos y un bombero con una cámara. El cura ordena que los sigan, pues no debe haber cámaras grabando sin autorización, y entonces los siguen, pero no los encuentran. Larra entra a uno de los pisos, cuando ven al hombre que habían tirado de pie y subiendo por la escalera. Acto seguido, ven a una gran cantidad de infectados (entre los que están la pareja japonesa, la colombiana, el policía menor, Alex y Manu) bajando las escaleras directos hacia ellos, entonces el jefe da la escopeta al cura para que se defienda, mientras el jefe dispara a los infectados a quemarropa, sin éxito alguno; Finalmente, los infectados llegan donde ellos y se crea un gran caos, aunque abren la puerta de uno de los departamentos y entran allí, pero el jefe es agarrado por los infectados; Rosso lo agarra y logra entrar en el piso. Todos quedan asustados y atónitos por lo ocurrido, pero se dan cuenta de que falta Larra; entonces Rosso activa su minicaámara y ve que Larra se encierra en el piso donde estaba mientras los infectados intentan abrir el de enfrente, donde se encuentran los demás; sin embargo, un infectado lo ve; Larra avanza y se encuentra con la Sra. Izquierdo. Larra intenta calmarla, pero ella lo ataca y Larra le dispara a la cabeza y la anciana cae al suelo. Se da la vuelta y ve a un infectado abriendo la puerta, y Larra le dispara en el torso, haciéndolo caer; sin embargo, para su mala suerte, se le acaba la munición del arma y se desespera; pierde toda esperanza cuando ve que los dos infectados se levantan del suelo para volver a atacar, y en eso, Manu entra con más infectados y arremete contra Larra; éste los detiene con la puerta de un cuarto de baño, pero en él hay otro infectado (César), lo agarra, lo lanza a la Sra. Izquierdo y se encierra en el cuarto. Intenta buscar una salida, pero los infectados están destrozando la puerta; entonces el jefe le dice que tiene una pistola con suficiente munición para salir de allí, pero Larra se la coloca en la boca, mirándose al espejo, y, cuando finalmente los infectados entran, se suicida y se pierde su señal. El jefe se enfada y agarra la radio del cura para salir, pero tiene reconocimiento de voz, por lo que no consigue hacer que funcione. El cura dice que todavía no han terminado, y dice al jefe y a Rosso que ahora deben buscar a la misma niña Medeiros para encontrar un antídoto, ya que si el virus saliese del edificio (lo más probable), necesitarían una cura. Ellos le responden que no se sabe si sigue viva, pero el cura insiste. El jefe encuentra, en ese instante, cerca de ellos, el cuerpo de una mujer, con un cohete usado en la boca, cuando Rosso le dice que recibe señal de la minicámara de Martos, y el jefe dice que se la muestre; en las imágenes se ven a los chicos antes vistos en las escaleras y el bombero, pero estos miran algo y después se pierde la señal. El jefe no entiende lo que pasa, cuando son atacados por Jennifer, que es agarrada finalmente por el jefe. El cura agarra su crucifijo, lo pone delante del rostro de Jennifer y le pregunta dónde está Medeiros, el jefe le pregunta asustado que si la conoce; finalmente, el cura dice que Medeiros habla a través de los infectados, y Jennifer se ríe burlándose del cura y habla con una voz extraña, medio diabólica, y el cura pregunta otra vez dónde está, pero Jennifer se niega y se suelta, y vomita una gran cantidad de sangre; la cámara cae al suelo y se ven las sombras de los Geos, Jennifer y el cura, y se oye un balazo, chorrea sangre a la cámara y los gritos de Jennifer se detienen; el cura se enfada y dice que era su última oportunidad. El jefe le dice que aún tienen una: Martos. En ese momento, Rosso dice que la cámara está fallando porque se ha estropeado por los golpes y está dejando de grabar, entonces la imagen se paraliza y, finalmente, la cámara se apaga.

Luego, una grabación de otra cámara se empieza a ver, situada en el ático exterior de un edificio, donde un grupo de adolescentes (antes vistos por el Geo en las escaleras y en la minicámara de Martos) Uri, Mire y Tito, han atado tres cohetes pirotécnicos en una muñeca sexual con intención de hacerla volar, pero no resulta como querían, y en ese momento, se les acerca un grupo de seguridad con armas en mano, los cuales les dicen que están evacuando el edificio; entonces apagan la cámara y obedecen. Luego, la vuelven a encender fuera del edificio en cuarentena y ven al Geo con el agente (cura) a punto de entrar al edificio. En ese momento aparece el tipo con la bolsa en sus manos, pero lo alejan del lugar y el Geo entra al edificio, pero los chicos se alejan del lugar y encuentran al tipo de la bolsa hablando con un bombero y viendo unos planos. El par se marcha y los jóvenes lo siguen, llegando a un agujero de las alcantarillas, y dicen que los tipos que habían visto (el bombero y el hombre de la bolsa) habían entrado por ahí; deciden entrar con intención de hacer algo «guapo», pero Mire se niega y le quita la cámara a Ori, mientras Tito le reclama y Ori intenta convencerla, pero Mire apaga la cámara. La cámara vuelve a ser encendida, ahora en las alcantarillas; los chicos continúan avanzando, a pesar del olor, y en eso ven un grupo de soldados que los habían seguido, y por miedo a que les disparen, los jóvenes entran a una escalera que se encontraba conectada con las alcantarillas. Llegan al taller textil del edificio, en donde Tito encuentra una pistola, la cual accidentalmente se dispara, y esto hace que el bombero que habían visto se acerque y les diga que salgan del edificio porque es muy peligroso, muestra su incomodidad por la cámara y ordena que la apaguen, pero Tito vuelve a disparar accidentalmente, el bombero le pregunta que de dénde ha sacado el arma y se da cuenta de que es una reglamentaria de policía. Mientras tanto, el tipo de la bolsa le pide que busquen a su familia, y el bombero le dice que también quiere buscar a sus compañeros. Tito se pone a discutir con él, pero el bombero le da una cachetada y Tito dice que se van, pero se dan cuenta de que han soldado la entrada, al parecer, los habían visto. El bombero ordena que apaguen la cámara y lo hacen, pero la vuelven a encender en el portal del edificio, donde ven el charco de sangre, y el bombero dice que lo graben (en modo sarcástico), suben al hogar de la familia del hombre de la bolsa (Jennifer y Maricarmen), cuando oyen la canción «Tierra extraña» empezando a sonar. El padre de Jennifer busca por la casa a su familia, hasta que abre la cocina y encuentra a su esposa, y le pregunta dónde está su hija; ella no responde, y se le echa encima, Tito agarra un cohete y se lo mete en la boca, el cual, después de un rato de combustión, explota. El padre de Jennifer dice que le ha mordido y que va a tomar agua para tomar unas pastillas, y se va. Los jóvenes ruegan al bombero que los saque de allí, y éste hace señas en la ventana, pero los del exterior le dicen que se aleje de la ventana y empiezan a disparar, todos se agachan y salen del piso casi gateando.

Cuando el grupo sale del piso, sube las escaleras y oye gritos y disparos de arriba, cuando, de repente, ven al padre de Jennifer caer por el hueco de la escalera; es en ese momento cuando ven a los miembros del GEI, y éstos les preguntan qué hacen ahí y quiénes son, pero ellos corren y se esconden en un piso cercano, mientras oyen a los GEI bajar la escalera. Entonces encuentran el casco de un GEI (Martos) y lo revisan, activando el envío de imágenes, pero oyen la voz lastimosa de una niña en un cuarto diciendo que está asustada y que quiere ver a su padre. Los jóvenes ven que la habitación tiene una daga con un rosario colgando (donde fue encerrado Martos), entonces le dicen al bombero que deben sacarla, abren la puerta y no encuentran nada; sin embargo, el haz de luz ilumina unos pies, suben la vista y contemplan a Martos, quien ataca a Tito; el bombero lo golpea e intenta dispararle con la pistola del policía, que se le cae al suelo en la pelea. Dice a Mire que dispare al infectado, pero Mire, por error, dispara en la cabeza al bombero, matándolo en el acto. Martos la ataca, pero también acaba con él. Mire llora porque ha matado a dos personas, cuando en ese momento aparecen los GEI con el cura, quienes, al ver la puerta donde estaba Martos abierta, les preguntan dónde está y les dicen que lo han matado. El cura dice que era la última oportunidad, en esos momentos, Tito dice que le han mordido, a lo que el cura responda que se haga lo que se debe en esos casos y que necesitan a Tito; entonces el jefe intenta agarrar a Tito, pero le da miedo y sale corriendo, el cura ordena que lo agarren y Mire y Ori son mandados a que entren al cuarto de Martos, la cámara cae al suelo, Tito se acerca a él y se ve cómo se transforma, poniéndose sus ojos rojos, haciendo ruidos extraños, queriendo vomitar, y el cura ordena a Rosso que agarre la cámara de los jóvenes para que lo graben todo; Rosso lo hace, y se ve una sombra a la entrada del pasadizo que se acerca hacia ellos. La luz la ilumina, revelando que es una mujer asustada con una cámara en sus manos, mientras la cámara de los jóvenes muestra el símbolo de batería agotada y, finalmente, enfocando el rostro de la mujer (que es Ángela Vidal), la cámara se apaga.

Se oyen las voces del cura y Rosso, que hablan acerca de la cámara, que la van a encender, y finalmente lo hacen. La cámara se enciende en visión nocturna, pero Rosso lo cambia a visión normal y enfoca a la mujer. El cura le pregunta quién es y ella responde que es una periodista que estaba grabando un programa de televisión. El cura dice que debe de ser la reportera que entró con los bomberos, y ella lo afirma. El jefe revisa si está infectada comprobando sus ojos con una linterna, y se dan cuenta de que no lo está. Entonces ella dice que la vio; el cura dice que debe de ser la niña. Le dice donde está, en el ático, pero no la creen, ya que habían estado allí antes y no había nadie. Entonces se dirigen donde está Tito, que está amarrado a una silla para interrogarlo y controlarlo. El cura le coloca el crucifijo delante de su rostro, y le pregunta dónde está (a Medeiros), pero le responde con insultos hacia su madre y más, pero el cura no se asusta, Tito empieza a decir «en todas partes», «en lo más alto»; el cura toma esto como que él es todos los infectados y está por todos lados, y «en lo más alto» como una blasfemia contra Dios. Se ponen a pensar, y Ángela les dice que está en el ático, pero que la vio a oscuras, el cura le pregunta cómo, ella responde que con la cámara y, con esto, Rosso afirma que la cámara tiene visión nocturna. Entonces el cura, mediante un pasaje bíblico, dice que en donde está la niña Medeiros no se refleja la luz, entonces dice a todos que se dirijan al ático nuevamente (el cura, Rosso, el jefe y Ángela). Mientras suben les parece extraño que los infectados no los ataquen ni aparezcan; en tanto, llegan al ático y el cura dice que sabe por dónde empezar; se dirigen al lugar, donde antes se habían quedado sin salida (los ficheros), entonces Rosso dice que no hay salida, pero el cura dice que apaguen todas las luces y que activen la visión nocturna, Rosso lo hace y se muestra sorprendido, porque cuando había luz, había una pared, pero ahora hay una puerta, vuelve a encender la luz y ve la pared nuevamente. El cura dice que vuelva a la visión nocturna y que le indique dónde está la puerta, Rosso le indica y el cura abre la puerta y entran. Encuentran un extraño lugar, pero parece no haber nadie; el cura dice que vuelvan a apagarlo todo, y vuelven a inspeccionar con la visión nocturna; el jefe encuentra una especie de recipiente grande con líquido, en donde tantea algo e intenta agarrarlo, pero unos brazos salen de él, agarran al jefe y desaparece. Rosso enciende la luz de nuevo y encuentra sólo un lavadero, el cura ordena que es ella y que activen la visión nocturna de nuevo; lo hace, y mientras enfoca a todos lados se ve una mano con un martillo, sube la cámara y ve a la niña Medeiros, quien ataca a Rosso. La cámara cae al suelo mientras Ángela dice que es ella, el cura dice a Rosso que busque la cámara, él lo hace y finalmente la encuentra. El cura pregunta que dónde está (Medeiros), y Ángela dice que no los puede ver, solo oírlos. Entonces se quedan en silencio, y la niña Medeiros se acerca a Rosso, quien enfoca su rostro muy de cerca, pero finalmente hace ademán de irse; sin embargo, la radio del cura suena para pedirle información sobre la situación de lo que pasa dentro, él intenta apagarloa, Ángela se acerca (tiene una escopeta en la mano) para ayudar a encontrar la radio, pero la niña Medeiros aparece en la espalda del cura y lo ataca con su martillo; en un forcejeo entre Medeiros y el cura, Ángela grita a Medeiros y ella agarra por la cabeza a Ángela, quien dispara la escopeta, volando la cabeza de la poseída. Ángela, sonriendo triunfadora a la cámara, dice que ahora van a salir, pero el cura le dice que no han terminado, ni podrán terminar, la misión (deben tener una muestra de la sangre de Medeiros estando viva), pero Ángela insiste en que la misión ha terminado; golpea al cura, Rosso enciende la luz de la cámara nuevamente y ve cómo Ángela golpea despiadadamente al cura con la escopeta, y él dice que tiene una misión y que no ha terminado. Rosso intenta calmarla diciendo que lo necesitan para salir, Ángela no le hace caso, le dispara y lo mata; la cámara cae al suelo, al lado del cura, que está desangrándose. Ángela se le acerca y lo patea, y el cura empieza a rezar en latín, pero Ángela lo calla e intenta obligarlo a que dé la orden, pero el cura se da cuenta de lo que pasa y le pregunta que cómo lo ha hecho, y ella ríe con una risa diabólica, burlándose del cura, quien sigue confiado en que Dios lo protege, pero Ángela le dice, con una imitación perfecta de su voz, que lo más gracioso es que no lo necesita, y le golpea fuertemente la cabeza con la cámara, con lo que Owen muere. Ángela coge la radio del cura e inicia el reconocimiento de voz, lo supera y dice que la misión ha terminado y que solicita evacuación para una sola sobreviviente, una mujer, y que el cura está infectado y se queda; entonces, la operadora le pregunta al supuesto Owen que cómo la mujer ha sobrevivido, pero no responde, solo sonríe malévolamente, mirando a la cámara, mientras se oye el extraño ruido del final de la primera película. Inmediatamente, se repite el final de la primera parte, pero ahora se le agregan los momentos inmediatamente posteriores, cuando Ángela vuelve hacia la cámara, desesperada por sobrevivir, pero la niña Medeiros la agarra y después une su boca con la de Ángela, traspasándole una criatura vermiforme que se introduce en su cuerpo. La niña Medeiros se retira del lugar, Ángela se encuentra desmayada y se oyen voces fuera del ático: las del cura y los Geos que acababan de llegar al ático. Ángela sonríe, mirando a cámara, se levanta, la recoge y la apaga.

Notas

  • En la película hubo seis cámaras en total: la cámara principal de Rosso, las 3 minicámaras de los Geo Martos, Larra y el jefe, la cámara de los jóvenes y la cámara de Pablo.
  • La cámara con la que siguen la grabación después de agotar la de los jóvenes es la cámara de Pablo. Ángela aparece con ella, y lo último que vemos con la de los jóvenes es esta última (enlace expresivo cinematográfico). Además, la de los GEO no funciona porque se ha estropeado por los golpes. Otra detalle es que esa cámara estaba en modo visión nocturna cuando se encendió de nuevo, tal como quedó al final de la primera película.
  • Si se revisa bien el argumento, el virus nació de los experimentos con la niña Medeiros, por lo que si Ángela sale del edificio, no infectaría directamente, ya que ella solo tiene el demonio que originó todo.[cita requerida]
  • Dada la afición de su director al Valencia C. F., hace algunas coletillas en la escena en la que van las fuerzas especiales en el vehículo blindado: hablan de Kempes (el Matador), Albelda, etc. También sale un agente comentando la alineación de los años 80.

Producción

Después del éxito de [•REC], Jaume Balagueró y Paco Plaza decidieron hacer una secuela. La película comenzó el 10 de noviembre de 2008 y se terminó de grabar el 24 de diciembre de 2008. La película reúne a los directores con muchos de los miembros de equipo (los habitantes del edificio) originales de la película anterior. Se rodó durante 6 semanas en Barcelona y se estrenó el 2 de octubre de 2009. Su estreno en DVD fue el 24 de febrero de 2010.

Posible secuela

Se supone que la historia continúa en REC 3, pero Manuela Velasco aseguró que si no es dirigida por Jaume Balagueró y Paco Plaza, no actuará en ella.[cita requerida] Se rumorea que su estreno será en 2011; la página electrónica de la película está en construcción, por lo que es probable que el estreno sea, efectivamente, tal año.

Reparto

Enlaces externos