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* '''Tarapacá'''
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** El [[14 de febrero]] de [[1933]] Vázquez Cobo intimó a los civiles peruanos armados que ocupaban Tarapacá, puerto sobre el [[río Putumayo]], sin embargo ese día, poco después, aparecieron 3 aviones peruanos de ataque que intentaron bombardear al barco colombiano "Córdoba", pero que luego se lanzaron en
** El [[14 de febrero]] de [[1933]] Vázquez Cobo intimó a los civiles peruanos armados que ocupaban Tarapacá, puerto sobre el [[río Putumayo]], sin embargo ese día, poco después, aparecieron 3 aviones peruanos de ataque que intentaron bombardear al barco colombiano "Córdoba", pero que luego se lanzaron en retirada al ser interceptados pos aviones de caza colombianos.
** El [[15 de febrero]] de [[1933]] tropas colombianas atacan a la guarnición peruana de ''Tarapacá'', por medio de un bombardeo aéreo y un posterior asalto anfibio, provocando la retirada total de las fuerzas peruanas de dicha plaza, al parecer los peruanos no tubieron una sola baja en el ataque colombiano. El sábado [[18 de febrero]] de [[1933]], se realiza una manifestación de protesta, por parte de ciudadanos peruanos, delante de la residencia del embajador de [[Colombia]] en el distrito de Barranco; probocando un disturbio y el saqueo de la casa del embajador.
--El [[15 de febrero]] de [[1933]] tropas colombianas atacan a la guarnición peruana de ''Tarapacá'', por medio de un bombardeo aéreo y un posterior asalto anfibio, provocando la retirada total de las fuerzas peruanas de dicha plaza, al parecer los peruanos no tubieron una sola baja en el ataque colombiano. El sábado [[18 de febrero]] de [[1933]], se realiza una manifestación de protesta, por parte de ciudadanos peruanos, delante de la residencia del embajador de [[Colombia]] en el distrito de Barranco; probocando un disturbio y el saqueo de la casa del embajador.


* '''Güepí'''
* '''Güepí'''

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Guerra Colombo-Peruana

Ejército colombiano en maniobras antes de dirigirse a la zona del conflicto
Fecha 1 de septiembre de 1932-25 de mayo de 1933
Lugar Ciudad de Leticia, ubicada en la Comisaria/luego el Departamento colombiano del Amazonas.
Resultado Victoria Colombiana, status quo ante bellum, ratificación del Tratado Salomón-Lozano de 1922.
Beligerantes
Bandera de Colombia
República de Colombia

República del Perú
Comandantes
Enrique Olaya Herrera
Alfredo Vásquez Cobo
Luis Miguel Sánchez Cerro
Fuerzas en combate
Bandera de Colombia Ejército Nacional de Colombia
800-1500
Ejército del Perú
Bajas
entre 150 a 250 entre 200 a 240
Extensión Territorial de Colombia durante su historia, se aprecia la aparición del constante dominio en el sur del país, en especial del actual Departamento del Amazonas
Maniobras realizadas por el Ejército colombiano antes de partir a la zona del conflicto
Retrato del presidente de Colombia Enrique Olaya cuyo gobierno tuvo que afrontar un conflicto armado con Perú

Historia

Origen

La Real Cédula De 1802

Un personaje español, don Felipe de Requena , vino a ser el autor intelectual de un instrumento jurídico que iría a formar parte fundamental de la cuestión limítrofe colombo-peruana. Miembro de la comisión hispanoportuguesa de demarcación de fronteras en los ríos Yavarí y Negro, permaneció más de 14 años en esos territorios, siendo designado a su regreso a España como asesor del Consejo de Indias.

Habiendo conocido de cerca la importante labor cumplida por la Compañía de Jesús con los aborígenes de la región amazónica, y las graves perturbaciones que allí produjo la expulsión de la comunidad jesuita por Carlos III, propuso al Consejo establecer una sede episcopal en Mainas, cuya jurisdicción cubría los territorios de Quijos y Jaén. De allí resultó la promulgación, el 15 de julio de 1802, de la Real Cédula que creó el obispado de Mainas, sufragáneo del Arzobispado de Lima.[1]

El virrey de la Nueva Granada elevó ante el Rey el denominado “Recurso de Súplica”. Lo propio hizo la Real Audiencia de Quito. Al no ser confirmada la Real Cédula, como era de rigor ante dicho recurso para que entrara en vigencia, el obispado no llegó a tomar forma, máxime si se tiene en cuenta que el Ilustrísimo Señor Sánchez Rangel, designado obispo de Mainas, solicitó al Rey suprimir dicho gobierno.

El historiador Francisco Andrade Suescún, al referirse a estos hechos, anota que en 1818, esto es 16 años después de haber sido promulgada la Real Cédula en referencia, se publicó bajo el virreinato del brigadier Juan Sámano la "Guía de Forasteros del Virreinato de la Nueva Granada", que incluyó a Jaén, Mainas y Quijos como provincias del dicho virreinato. Esta información oficial no se habría hecho pública, de no existir la certeza de que dichas provincias pertenecían a la jurisdicción territorial del Virreinato de la Nueva Granada.

La Era Republicana

Pasando a la época contempóranea, el ya citado historiador Andrade Suescún informa que el poeta peruano José Santos Chocano, en un folleto titulado El Escándalo de Leticia, que apareció después del conflicto de 1932, analiza la Cédula Real de 1802 para concluir que ella no estableció segregación territorial del Virreinato de la Nueva Granada ni agregación al del Perú.

Don Fabio Lozano Torrijos, quien como embajador de Colombia ante el gobierno del Perú pactó con don Alberto Salomón, Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, el Tratado que lleva sus nombres, demuestra en un profundo estudio que “La Cédula de 1802 no fue de segregación territorial” y agrega que “Las altas autoridades civiles y militares del Perú, durante la Colonia, no consideraron la Cédula de 1802 como título territorial”, en tanto el gobierno del Perú tan sólo en 1853 adujo que dicho instrumento determinara límites entre los dos virreinatos.

El internacionalista Joaquín Caicedo Castilla, en su afamada Historia Diplomática, se ocupa también de la Real Cédula de 1802 y presenta dos interesantes estudios, uno Examen jurídico, el otro el Proceso Histórico, y demuestra la razón que ha asistido a las autoridades de la Gran Colombia, la Nueva Granada y la Colombia actual, frente a las tesis del Perú y el Brasil.

Colombia y el Uti Possidetis Juris a creación de la República de Colombia por el Libertador en Angostura, refrendada por el Congreso de Cúcuta en 1821, planteó para la nueva nación múltiples cuestiones en medio de la guerra que constituía la más alta prioridad para el Estado naciente. Entre tales materias, el establecimiento de relaciones diplomáticas con las naciones iberoamericanas en proceso de formación, revestía alta importancia dentro del pensamiento geopolítico de Bolívar.

Surgió así la conveniencia de establecer normas jurídicas que, de ser aceptadas por los distintos gobiernos, facilitarían la celebración de acuerdos para arreglar diferendos que pudiesen presentarse entre las partes. Las autoridades colombianas consideraron entonces, como lo habían hecho sus antecesoras en la Primera República, acoger el principio del Uti possidetis juris, por el cual se aceptaban las fronteras fijadas por España entre sus posesiones americanas, y vigentes el año de 1810 cuando la mayoría de las naciones hispanoamericanas iniciaron sus movimientos independentistas.

Gobernaba el Estado deCundinamarca don Jorge Tadeo Lozano , cuando arribó a Santafé en 1811, con carácter de enviado de la Junta Suprema de Caracas, el canónigo José Cortés de Madariaga, natural de Chile y uno de los principales protagonistas del movimiento del 19 de abril de 1810 en Caracas. Con dicho personaje se firmó un tratado por el cual se aceptaba el principio del Uti possidetis juris, que por primera vez convirtió esta teoría en doctrina dentro del continente americano.

Años después el imperio del Brasil, trastrocando la esencia de este principio, adoptó el de Uti possidetis de facto, practicado por Portugal desde los días de don Manuel el Afortunado y don Pedro Álvarez Cabral. Se pasaba así de la posesión jurídica a la ocupación de hecho, lo que convenía a los intereses expansivos del Brasil. El gobierno de Colombia designó embajadores ante el de México a don Miguel Santamaría y ante los de Perú, Chile y la Argentina a don Joaquín Mosquera, quienes adelantaron positiva labor. Al respecto señala el historiador Germán Cavelier: “El genio internacional de Bolívar, Santander y Gual, no reside en haber obtenido el reconocimiento de Colombia por las grandes potencias, sino en haber sido los creadores de alianzas americanas alrededor de Colombia, ejemplo de acción internacional único en la historia de América”. En Lima, don Joaquín Mosquera firmó con don Bernardo Monteaguado, Secretario de Relaciones Exteriores del Perú, un Tratado de Unión Perpetua. La cuestión de límites territoriales se aplazó, pero quedó reconocido el principio del Uti possidetis juris de 1810.

Las provincias de Quijos, Jaén y Mainas

El gobierno del Perú convocó a elecciones en 1822, e incluyó como territorios de su jurisdicción las provincias de Quijos , Jaén y Mainas , que habían formado parte del Virreinato de la Nueva Granada desde su creación. Don Joaquín Mosquera, como representante de Colombia, reclamó y fue escuchado, por lo cual dichas provincias fueron excluidas de los comicios peruanos. Este es un antecedente importante por cuanto, años después, en 1826, se repitió la citación a elecciones en las tres provincias por el gobierno del Perú. Correspondió entonces presentar protesta formal por este hecho a don Cristóbal Armero , ministro de Colombia en el Perú, en medio de serias tensiones provocadas por la rebelión de la Tercera División colombiana en Lima, que había quedado allí después de la victoria de Ayacucho.

El último enfrentamiento reciente entre tropas peruanas y colombianas había tenido ocurrencia en el punto llamado La Pedrera, situado sobre la orilla izquierda del río Caquetá, afluente del Amazonas, a mediados de 1911. La suerte no había favorecido a las armas colombianas, dada la superioridad numérica de los peruanos que, al mando del teniente coronel Oscar Benavides, obligaron a los colombianos, comandados por el general Isaías Gamboa, a emprender la retirada. Con este antecedente, que no pasó a mayores, se abrió carrera entre los peruanos de todos los niveles, la creencia de que de hecho se había creado un título para desalojar a Colombia del Amazonas y extender la frontera peruana a territorios que, por tradición y en virtud de los títulos españoles, siempre han pertenecido y sido reconocidos como parte del territorio colombiano. Mediaba la peculiar circunstancia de que el Brasil jamás había querido acogerse al principio del Uti possidetis juris de 1810 (mantener las divisiones administrativas españolas tal como estaban en ese año), sino que invocaba el principio del Uti possidetis facti (como estaba la ocupación de hecho en el momento de la delimitación), que le resultaba más favorable, gracias a su mayor capacidad de expansión frente a países como Colombia, Perú, Bolivia, Paraguay, etc., que mal podían emular con su gigantesco vecino. La mentalidad que hacía de la ocupación un título al territorio se había generalizado de tal modo en la región amazónica, que el Perú, que por años había sido una potencia militar frente a Colombia, no dejaba de lado sus intenciones de hacerse de estos territorios, desconociendo lo que por años siempre se les había dicho: la propiedad sobre estas tierras siempre ha sido y será tierra COLOMBIANA. [2]​.

Explotación cauchera peruana en territorio colombiano

La explotación del caucho había sido uno de los grandes rubros de exportación a principios del siglo y una firma peruana, la Casa Arana, había establecido sus reales desde Iquitos hasta bien entrados los afluentes del Amazonas en el actual territorio colombiano. A medida que avanzaba la polémica entre los dos gobiernos acerca de la naturaleza del episodio ocurrido en la madrugada del 1 de septiembre de 1932, con la captura de Leticia, se hicieron patentes las dos posiciones encontradas. Para el Gobierno de Colombia se trataba de un caso de policía, de un problema estrictamente doméstico, como era la toma por unos particulares de una población colombiana, mientras que, para el Perú, el golpe de mano, que había sido, en sus inicios, según sus propias palabras, una perturbación provocada por los comunistas [3]​, poco a poco se fue convirtiendo en una cuestión internacional, que el propio dictador calificaba como la expresión de “incontenibles aspiraciones” de la nacionalidad, herida por el Tratado. Era la revisión del instrumento de 1922, con lo cual Sánchez Cerro se proponía recuperar para el Perú el exclusivo dominio sobre el Amazonas en el sector comprendido entre el Ecuador y el Brasil. Es preciso aclarar que en los relatos de la época; que en las conversaciones privadas, durante las largas noches de espera; entre las partes involucradas, y al traducir los cables en clave provenientes de Bogotá, habían observaciones de que la mayor parte de las guerras se iniciaban con un problema doméstico, empezando por la guerra de Troya, y terminaban en un conflicto internacional.

Debido a que en un principio se aducían razones comerciales, luego encontrándose una pléyade de razones (desde el impugnado tratado; hasta razones de problemas domésticos entre cónyuges), estalla en Febrero de 1933 el conflicto entre Colombia y Perú ocurrido durante las administraciones de los presidentes Enrique Olaya Herrera y Luis Miguel Sánchez Cerro respectivamente.

Ante el actuar peruano al no quedar satisfechos los habitantes del cordón fronterizo entre Colombia y Perú por tal tratado, un grupo de habitantes del lado peruano se alzaron en armas y se tomaron de manera violenta la capital del departamento colombiano del Amazonas, infirendose de que en esta parte de territorio se mantienía (y aún hoy día por parte de autoridades brasileñas se asegura éste postulado); de que existe una gran bolsa de petróleo, aparte; los colonizadores peruanos estaban tras de los cultivos del árbol de Látex, de donde se extrae el caucho, muy codiciado por esa entonces por su elevado precio, aparte el resentimiento era constante ante las amenazas y exigencias por parte de los militares peruanos destacados en la zona, y sufrida por parte de los aborígenes y colonos colombianos de la región [4]​.

Aparte de ello, el alegado incumplimiento por parte de Colombia del Artículo 8º del tratado de delimitación Salomón-Lozano de 1922, por la alegada acción sistemática y continuada de las autoridades colombianas, según las autoridades peruanas al dificultar la navegación y el comercio, especialmente en el río Amazonas y en el río Putumayo, afectó segú sus estimaciones, posteriormente desvirtuadas; profundamente la vida económica de esa parte de la región amazónica peruana y aumentó en el elemento peruano la oposición al Tratado Salomón-Lozano de 1922.

Por el Tratado Salomón-Lozano de 1922 se ceden de manera virtual; legítima y ante entes internacionales a Colombia los territorios comprendidos entre los ríos Caquetá y Putumayo sobre los que el Perú siempre había mantenido sus intenciones de saquear las extensas riquezas naturales de la región, mediante una ininterrumpida jurisdicción desde su independencia en 1821, pero sobre los cuales siempre; y en virtud de reales cédulas de la época de la colonia española sobre el territorio del Virreinato de la Nueva Granada, ha hecho sentir su soberanía como lo han hecho desde su creación los gobiernos colombianos.

Aunque aprobado por los congresos de ambos países, el Tratado Salomón-Lozano fue rechazado por la opinión pública peruana, y aprobado por la opinión colombiana al ver siempre ratificada su activa soberanía sobres estos territoros que desde su nacimiento como nación has sido reconocidos como colombianos. El rechazo fue mayor en el amazónico Departamento de Loreto del lado peruano, porque estos creen que siempre fueron los primeros colonos del llamado trapecio amazónico y fundadores de la ciudad de Leticia; olvidando siempre que la colonización de esta sección colombiana por parte de colonos del antiguo Istmo de Panamá porparte de mercaderes que irónicamente junto con bogotanos, antioqueños y colonos de los departamentos del Caquetá, Meta, Boyacá y del Cauca, así como del departamento de Nariño de la República de Colombia se establecieron antes que susodichos colonos, además de los habitantes de Arica y Tarapacá, llamadas así en honor de los territorios del sur peruanos, perdidos tras la guerra con Chile [5]​.

Leticia es una ciudad que se dice en la historia peruana fue fundada por los señores Enrique Vigil y el Capitán Benigno Bustamante el 25 de abril de 1867 y que fue entregada, por el presidente Augusto B. Leguía, a Colombia contra la voluntad de sus 17,000 habitantes que, por la fuerza, fueron obligados a cambiar de nacionalidad por el Tratado Salomón-Lozano de 1922 [6]​.

El 1 de septiembre de 1932 un grupo de 48 ciudadanos peruanos (iquiteños y pucallpinos), al mando del Ingeniero y Músico Oscar Ordóñez de la Haza y del Alférez del Ejército Peruano (R) Juan Francisco La Rosa Guevara, reivindica Leticia a la nacionalidad peruana, capturando a las Autoridades y a la Guarnición colombianas allí destacadas, de más de 200 hombres comandada por el Coronel Luís Acevedo y que tenía como segundo jefe al Mayor Jorge Pinzón, que la custodiaba. Las tropas colombianas son desarmadas y, junto a las autoridades de ese país, conminadas a abandonar Leticia lo cual efectúan siendo ellos expulsados hacia el Brasil.

La reivindicación de Leticia por los peruanos fue consecuencia del incumplimiento por parte de Colombia del Artículo 8º del Tratado Salomón-Lozano de 1922, pues, posesionada de Leticia, Colombia según se aduce en los libros de historia del Perú; se dedicó a hostilizar sistemáticamente el tráfico por el Amazonas, cuando la verdad del asunto es que sin más, ambas comunidades vivían en relativa paz; sólo siendo asuzado el conflicto por meros intereses civiles y económicos de la parte peruana, por parte de los caucheros de la Casa Arana.

Por esa época, varias empresas extranjeras exploraban el territorio peruano aprovechando la inexistencia fictícia de exploradores colombianos, por tal motivo Perú al tener noticias de la existencia de petróleo en ésta región de la Amazonía colombiana, se apresuró a hacerle la guerra a Colombia, exhibiendo como pretexto la reivindicación de la ciudad de Leticia en 1932 hecha según la historia peruana por habitantes oriundos del Departamento de Loreto, y localizada en la historia colombiana como un claro hito de colonización y habitación del territorio nacional, ya que fueron en verdad colonos huilenses, tolimenses, llaneros (del Meta y Arauca), hasta colonos bogotanos y antioqueños sus reales habitantes y fundadores [7][8]​. De este modo, un escuadrón de caballería de unicornios parte desde Bogotá el 17 de septiembre, con el fin de expulsar a los colonos peruanos (por ejemplo, la familia Arana) de ese territorio.

El presidente peruano Luis Miguel Sánchez Cerro fue sorprendido por la noticia pues creyó que se trataba de un complot de sus enemigos y decide respaldar a los peruanos enviando tropas a Leticia y Tarapacá.

Muchos años después llegó al conocimiento de las autoridades el verdadero origen del desafortunado episodio que tantos dolores de cabeza le produjo al gobierno de Olaya, pero que, en último término, le sirvió a Colombia para interesarse en esta frontera sur y construir en pricipio de emergencia; en días recientes de manera definitiva, los caminos que hoy día aún permiten llegar por tierra hasta algunos de los grandes ríos afluentes del Amazonas, y permiten aún sostener la soberanía colombiana en dicha zona del trapecio amazónico.


Inicio de las acciones militares

Primeras Acciones Militares

Afrontar los costos de la guerra en los países involucrados en el conflicto era imperativo. Principalmente para Colombia había limitaciones financieras. Las fuerzas armadas de ambos países, y especialmente de Colombia no contaban con el material de guerra básico y adecuado para hacer una presencia efectiva en los territorios selváticos, dotarlas de esos medios era pues un gran reto para ambos países y por supuesto para sus dirigentes.

A la ausencia de vías terrestres por parte de Colombia se sumaba la virtual inexistencia de una marina de guerra y la gran distancia entre el trapecio y los puertos del Océano Pacífico.

En 90 días Colombia organizó una fuerza militar con escuadrones de la FAC, tripulados por aviadores alemanes, en calidad de mercenarios, comandados por el Coronel Herbert Boy, y aviones comerciales adaptados por pilotos colombianos de la Scadta que improvisaron una "segunda fuerza aérea".

El general colombiano Alfredo Vázquez Cobo, luego de organizar una flotilla de barcos viejos que adquirió Colombia en Europa a raíz de los sucesos de Leticia, arribó con dicha flotilla, a finales de diciembre de 1932, a la desembocadura del Amazonas no obstante que el presidente colombiano Enrique Olaya Herrera no autorizó la reconquista de Leticia empleando la flotilla naval porque en el puerto había más tropas peruanas que en Tarapacá y porque a diferencia del Putumayo, en el Amazonas solamente una ribera era colombiana y la otra, brasileña.

Operaciones Efectivas

  • Tarapacá
    • El 14 de febrero de 1933 Vázquez Cobo intimó a los civiles peruanos armados que ocupaban Tarapacá, puerto sobre el río Putumayo, sin embargo ese día, poco después, aparecieron 3 aviones peruanos de ataque que intentaron bombardear al barco colombiano "Córdoba", pero que luego se lanzaron en retirada al ser interceptados pos aviones de caza colombianos.

--El 15 de febrero de 1933 tropas colombianas atacan a la guarnición peruana de Tarapacá, por medio de un bombardeo aéreo y un posterior asalto anfibio, provocando la retirada total de las fuerzas peruanas de dicha plaza, al parecer los peruanos no tubieron una sola baja en el ataque colombiano. El sábado 18 de febrero de 1933, se realiza una manifestación de protesta, por parte de ciudadanos peruanos, delante de la residencia del embajador de Colombia en el distrito de Barranco; probocando un disturbio y el saqueo de la casa del embajador.

  • Güepí
    • El 26 de marzo de 1933 el ejército de Colombia atacó, durante ocho horas, a la guarnición peruana acantonada en Güepí, empezando con fuego de la artillería de montaña, artillería de los cañoneros ARC Cartagena y ARC Santa Marta de la Fuerza de Expedición Amazonas y bombardeó con la escuadrilla de la fuerza aérea, conformada por once aviones, al destacamento peruano. Luego se realizó un ataque anfibio de infantería desde el norte, el este y el oeste por fuerzas del Destacamento Putumayo. Las fuerzas peruanas resistieron durante las ocho horas, cediendo lentamente terreno, hasta que al verse flanqueadas y casi rodeadas, quedando como única vía de abasteciiendo la estrecha trocha hacia Pantoja, se retiraron desordenadamente por esa misma via, abandonando a sus heridos junto con abundante material bélico y pertrechos; debido a que la guarnición de Güepí estaba bien fortificada con trincheras y bunkers, las bajas peruanas fueron escasas a pesar del intenso bombardeo previo al desembarque colombiano. Rescatándose en ello el arrojo incondicional por parte de los colombianos, que como en la acción del valiente soldado de la infantería; el egregio Juan Solarte Obando, cuando en un acto de heroísmo se abrazó al cañón de una ametralladora enemiga, con el propósito de evitar, con su muerte, la del resto de sus compañeros de escuadra; y en el encuentro armado de Pubenza, fue el soldado Cándido Leguizamo quien después de ser gravemente herido y antes de la intervención quirúrgica manifestó: "quiero morir de pie gritando Viva Colombia!, porque así mueren los vencedores", Gerardo Cándido Leguizamo Bonilla simboliza la heroicidad del soldado colombiano, con justa razón se cambió el nombre de Caucayá por el de Puerto Leguizamo, población que en la actualidad es sede de la Fuerza Naval del Sur, en un hecho que todos los 7 de Agosto de cada año en Colombia se recuerda con gran dolor y orgullo a estos venerables hijos de la patria, y así mismo se recuerda cada 27 y 28 de Julio en la República de Perú que a pesar de que dieron una dura y fiera pelea, lo que históricamente ha sido tierra colombiana, nunca volverá a serle arrebatado a sus hijos, destacando el muy valiente sacrificio de sus muy valientes hijos que dirían en muy sabias palabras Deber antes que Vida. [9]​..
  • Rio Algodón

Fin del conflicto

El 30 de abril de 1933 es asesinado, por un militante del partido aprista, el presidente peruano Luis Miguel Sánchez Cerro, al salir de la revista de los movilizables en el Hipódromo de Santa Beatríz en Lima.

Su sucesor, el general Óscar Benavides, amigo del electo Presidente colombiano Alfonso López Pumarejo, jefe del Partido Liberal colombiano, se reunió con él 15 días después en Lima. Perú acepta entregar Leticia a una comisión de la Sociedad de Naciones, que permaneció un año; estudiando posibles alternativas de solución al conflicto.

Colombia y Perú se reunieron luego en Río de Janeiro para pactar la paz y quedó ratificado el Tratado Salomón-Lozano, aún hoy día vigente y aceptado por ambas partes[10]​.

Bibliografía

  • Conflicto de Leticia: Colombia, Perú, Ecuador, México y Brasil,Autor:Julián López García
Editorial:Librería General de V. Suárez, Año de Edición: 1933,Nº. de páginas: 72 páginas.
  • Historia de la República del Perú 1822 - 1933 Autor:Jorge Basadre Grohmann, Octava Edición corregida y aumentada, Tomo 13, Editada por el Diario "La República" de Lima y la Universidad "Ricardo Palma", Capitulo X, El Conflicto con Colombia y la Campaña del Nor-Oriente, páginas 3315-3343.
  • Conflicto Amazónico 1932 / 1934 de Villegas Editores, Bogotá, Colombia; Autores: Juan Camilo Restrepo, Luis Ignacio Bentancur; Publicado en el año 2001, ISBN:9588160111. Nº. de Páginas: 201.

Referencias

Enlaces externos