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'''El barril de amontillado''' es uno de los relatos de la etapa final en la vida de [[Poe]] ([[1846]]), escrito sólo poco tiempo antes del inicio de su declive definitivo, marcado por la muerte de su mujer, [[Virginia Clemm]], en enero de [[1847]]. Una primera lectura de ''El barril de amontillado'' ya nos revela dos aspectos fundamentales. El primero, su perfección narrativa: el autor en ese momento era dueño de todas las herramientas y resortes de su oficio; el segundo, que había culminado en él un largo proceso de desencanto vital y degradación moral, si bien esto último, evidentemente, no iba en menoscabo de la excelencia artística, sino más bien al contrario.
'''El barril de amontillado''' es uno de los relatos de la etapa final en la vida de [[Poe]] ([[1846]]), escrito sólo poco tiempo antes del inicio de su declive definitivo, marcado por la muerte de su mujer, [[Virginia Clemm]], en enero de [[1847]]. Una primera lectura de ''El barril de amontillado'' ya nos revela dos aspectos fundamentales. El primero, su perfección narrativa: el autor en ese momento era dueño de todas las herramientas y resortes de su oficio; el segundo, que había culminado en él un largo proceso de desencanto vital y degradación moral, si bien esto último, evidentemente, no iba en menoscabo de la excelencia artística, sino más bien al contrario.


Es la historia de una venganza. ¿Qué pudo mover al autor a su composición? Nos encontramos, desde luego, a años del muchacho genial que había escrito vaporosos poemas románticos en los que retrataba un mundo ideal de palacios encantados y bellísimas heroínas ultraterrenas. La maligna inteligencia, el humor negro, la punzante ironía, y hasta el sadismo gratuito en la conducta del vengador Montresor, revelarían en su autor, probable aunque no necesariamente (pero hemos de tener en cuenta, decimos, el momento y las circunstancias en que el relato fue escrito) grandes dosis de dolor y frustración mal asimilados, una aguda conciencia de fracaso, así como, acaso, la voluntad de dejar al porvenir algún terrorífico mensaje, y todo bajo un tratamiento acusadamente alegórico.
Es la historia de una horrible venganza, si es que alguna no lo es. ¿Qué pudo mover al autor a su composición? Nos encontramos, desde luego, a años luz del muchacho genial que había escrito vaporosos poemas románticos en los que retrataba un mundo ideal de palacios encantados y bellísimas heroínas ultraterrenas. La maligna inteligencia, el humor negro, la punzante ironía, y hasta el sadismo gratuito en la conducta del vengador Montresor, revelarían en su autor, probable aunque no necesariamente (pero hemos de tener en cuenta, decimos, el momento y las circunstancias en que el relato fue escrito) grandes dosis de dolor y frustración mal asimilados, una aguda conciencia de fracaso, así como, acaso, la voluntad de dejar al porvenir algún terrorífico mensaje subliminal, y todo bajo un tratamiento acusadamente alegórico.


Por el tema de la venganza, por el personaje del bufón y alguna otra coincidencia, existe otro relato del final de su carrera que es hermano de éste. Se trata de ''[[Hop-Frog]]'', uno de los últimos que escribió, y en el que un Poe ya definitivamente cansado y desairado por la vida y sus penurias, y no poco por sus críticos —aquellos que le criticaban a él y los que él mismo había vilipendiado—, se aparta voluntariamente de sus grandes hazañas artísticas e intelectuales —de la invención del relato policial y de ciencia-ficción, de ''[[El coloquio de Monos y Una]]'' y ''[[El poder de las palabras]]'', con su abrumadora metafísica sensible, del admirable muestrario de horror que representan ''[[El gato negro]]'', ''[[La verdad sobre el caso del señor Valdemar]]'', ''[[El pozo y el péndulo]]'' o ''[[El corazón delator]]''—, para entregarse nuevamente, como en ''El barril de amontillado'', a un lamentable, aunque en modo alguno torpe, simulacro de revancha contra el mundo, la única finalmente en su mano.
Por el tema de la venganza, por el personaje del bufón y alguna otra coincidencia, existe otro relato del final de su carrera que es hermano de éste. Se trata de ''[[Hop-Frog]]'', uno de los últimos que escribió, y en el que un Poe ya definitivamente cansado y desairado por la vida y sus penurias, y no poco por sus críticos —aquellos que le criticaban a él y los que él mismo había vilipendiado de lo lindo—, se aparta voluntariamente de sus grandes hazañas artísticas e intelectuales —de la invención del relato policial y de ciencia-ficción, de ''[[El coloquio de Monos y Una]]'' y ''[[El poder de las palabras]]'', con su apabullante metafísica sensible, del admirable muestrario del horror por el horror que representan ''[[El gato negro]]'', ''[[La verdad sobre el caso del señor Valdemar]]'', ''[[El pozo y el péndulo]]'' o ''[[El corazón delator]]''—, para entregarse nuevamente, como en ''El barril de amontillado'', a un lamentable, aunque en modo alguno torpe, simulacro de revancha contra el mundo, la única finalmente en su mano.


Se conocen muchas y variadas interpretaciones, incluso psicoanalíticas (son sumamente habilidosas las debidas a la tratadista freudiana [[Marie Bonaparte]]), tendentes a interpretar las fechorías del malvado Montresor. De lo menos que ha sido calificado el personaje en sí mismo, así como el autor por inventarlo, es de loco, [[sociópata]] o degenerado. Pero todas esas interpretaciones dejan fuera lo más importante, por tratarse de una obra literaria: las indudables virtudes artísticas, tanto de estilo como de [[estructura]] narrativa (una expresión que seguramente a Poe le hubiese agradado), que atesora el relato.
Se conocen muchas y variadas interpretaciones, incluso psicoanalíticas (son sumamente habilidosas las debidas a la tratadista freudiana [[Marie Bonaparte]]), tendentes a interpretar las fechorías del malvado Montresor. De lo menos que ha sido calificado el personaje en sí mismo, así como el autor por inventarlo, es de loco, [[sociópata]] o degenerado. Pero todas esas interpretaciones dejan fuera lo más importante, por tratarse de una obra literaria: las indudables virtudes artísticas, tanto de estilo como de [[estructura]] narrativa (una expresión que seguramente a Poe le hubiese agradado), que atesora el relato.


''El barril de amontillado'' es un cuento maestro del género de [[suspenso]]. No se puede ser más moderno en [[1846]]. Tampoco puede generarse tanto dramatismo con tan pocos recursos, con elementos tan ligeros. En cuanto a la musicalidad, una faceta de los relatos de Poe que no se ha estudiado suficientemente, debe destacarse la asombrosa habilidad con que delineaba el escritor las curvas de interés dramático, la atenuación, el ''tempo'' llano, el ''crescendo'', hasta la culminación, el clímax; en el caso que nos ocupa, más bien una "vía muerta".
''El barril de amontillado'' es un cuento maestro del género de [[suspense]]. No se puede ser más moderno en [[1846]]. Tampoco puede generarse tanto dramatismo con tan pocos recursos, con elementos tan ligeros. En cuanto a la musicalidad, una faceta de los relatos de Poe que no se ha estudiado suficientemente, debe destacarse la asombrosa habilidad con que delineaba el escritor las curvas de interés dramático, la atenuación, el ''tempo'' llano, el ''crescendo'', hasta la culminación, el clímax; en el caso que nos ocupa, más bien una "vía muerta".


== Anecdotario ==
== Anecdotario ==

Revisión del 19:10 5 mar 2010

El Tonel de Amontillado
de Edgar Allan Poe

Ilustración de El tonel de amontillado por Harry Clarke, 1919.
Género Cuento
Misterio
Subgénero Terror Ver y modificar los datos en Wikidata
Idioma Inglés
Título original The Cask of Amontillado
Texto original The Cask of Amontillado en Wikisource
Publicado en Tales of the Grotesque and Arabesque Ver y modificar los datos en Wikidata
País Estados Unidos
Fecha de publicación 1846 Ver y modificar los datos en Wikidata
Texto en español El barril de amontillado en Wikisource

El tonel de amontillado (título original en inglés: The Cask of Amontillado), también conocido como El barril de amontillado, es un cuento del escritor estadounidense Edgar Allan Poe publicado por primera vez en 1846.

Argumento

En plenos carnavales de alguna ciudad italiana del siglo XIX, Montresor busca a Fortunato con ánimo de vengarse de una pasada humillación. Al hallarlo ebrio, le resulta fácil convencerlo de que lo acompañe a su palazzo con el pretexto de darle a probar un nuevo vino. Lo conduce a las catacumbas de la casa, y allí consuma su venganza.

Análisis

El barril de amontillado es uno de los relatos de la etapa final en la vida de Poe (1846), escrito sólo poco tiempo antes del inicio de su declive definitivo, marcado por la muerte de su mujer, Virginia Clemm, en enero de 1847. Una primera lectura de El barril de amontillado ya nos revela dos aspectos fundamentales. El primero, su perfección narrativa: el autor en ese momento era dueño de todas las herramientas y resortes de su oficio; el segundo, que había culminado en él un largo proceso de desencanto vital y degradación moral, si bien esto último, evidentemente, no iba en menoscabo de la excelencia artística, sino más bien al contrario.

Es la historia de una horrible venganza, si es que alguna no lo es. ¿Qué pudo mover al autor a su composición? Nos encontramos, desde luego, a años luz del muchacho genial que había escrito vaporosos poemas románticos en los que retrataba un mundo ideal de palacios encantados y bellísimas heroínas ultraterrenas. La maligna inteligencia, el humor negro, la punzante ironía, y hasta el sadismo gratuito en la conducta del vengador Montresor, revelarían en su autor, probable aunque no necesariamente (pero hemos de tener en cuenta, decimos, el momento y las circunstancias en que el relato fue escrito) grandes dosis de dolor y frustración mal asimilados, una aguda conciencia de fracaso, así como, acaso, la voluntad de dejar al porvenir algún terrorífico mensaje subliminal, y todo bajo un tratamiento acusadamente alegórico.

Por el tema de la venganza, por el personaje del bufón y alguna otra coincidencia, existe otro relato del final de su carrera que es hermano de éste. Se trata de Hop-Frog, uno de los últimos que escribió, y en el que un Poe ya definitivamente cansado y desairado por la vida y sus penurias, y no poco por sus críticos —aquellos que le criticaban a él y los que él mismo había vilipendiado de lo lindo—, se aparta voluntariamente de sus grandes hazañas artísticas e intelectuales —de la invención del relato policial y de ciencia-ficción, de El coloquio de Monos y Una y El poder de las palabras, con su apabullante metafísica sensible, del admirable muestrario del horror por el horror que representan El gato negro, La verdad sobre el caso del señor Valdemar, El pozo y el péndulo o El corazón delator—, para entregarse nuevamente, como en El barril de amontillado, a un lamentable, aunque en modo alguno torpe, simulacro de revancha contra el mundo, la única finalmente en su mano.

Se conocen muchas y variadas interpretaciones, incluso psicoanalíticas (son sumamente habilidosas las debidas a la tratadista freudiana Marie Bonaparte), tendentes a interpretar las fechorías del malvado Montresor. De lo menos que ha sido calificado el personaje en sí mismo, así como el autor por inventarlo, es de loco, sociópata o degenerado. Pero todas esas interpretaciones dejan fuera lo más importante, por tratarse de una obra literaria: las indudables virtudes artísticas, tanto de estilo como de estructura narrativa (una expresión que seguramente a Poe le hubiese agradado), que atesora el relato.

El barril de amontillado es un cuento maestro del género de suspense. No se puede ser más moderno en 1846. Tampoco puede generarse tanto dramatismo con tan pocos recursos, con elementos tan ligeros. En cuanto a la musicalidad, una faceta de los relatos de Poe que no se ha estudiado suficientemente, debe destacarse la asombrosa habilidad con que delineaba el escritor las curvas de interés dramático, la atenuación, el tempo llano, el crescendo, hasta la culminación, el clímax; en el caso que nos ocupa, más bien una "vía muerta".

Anecdotario

Amontillado

El cuento de El barril de amontillado, entre otros, sirvió de inspiración al músico Alan Parsons para la composición de su disco Tales of Mistery and Imagination.

Además el autor de fantasía Ray Bradbury hace referencia a este cuento en varios de sus escritos, destacando "Pilares de fuego" y "Usher II".

Bibliografía

(Consultar la recogida para La caída de la casa Usher)

Enlaces externos