Diferencia entre revisiones de «Cine mudo»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Diegusjaimes (discusión · contribs.)
m Revertidos los cambios de 186.8.26.113 a la última edición de AVBOT
Línea 102: Línea 102:
[[zh-min-nan:Bô-siaⁿ tiān-iáⁿ]]
[[zh-min-nan:Bô-siaⁿ tiān-iáⁿ]]
[[zh-yue:默片]]
[[zh-yue:默片]]
hola como estas yo bn y bs?????????????????=)

Revisión del 17:38 1 nov 2009

Satán se divierte (1907), de Segundo de Chomón

El cine mudo es aquel que no posee sonido, consistiendo únicamente en imágenes.

La idea de combinar las imágenes con sonido grabado es casi tan vieja como la cinematografía en sí, pero hasta finales de los 20, la mayoría de las películas eran mudas. Este periodo anterior a la introducción del sonido se conoce como la "era muda" o el "período silente". Después del estreno de la película El cantante de jazz, las películas habladas se volvieron más y más triviales, y diez años después el cine mudo prácticamente desapareció. La era del cine mudo a menudo es referida como "La Edad de la Pantalla de Plata"

Historia

Artículo principal: Historia del cine

La primera película muda fue creada por Louis Le Prince en 1888. Era un filme de dos segundos que mostraba a dos personas caminando alrededor del jardín roundhay garden, se tituló El Jardín de Roundhay

El arte de la cinematografía alcanzó su plena madurez antes de la aparición de las películas con sonido, a finales de los años 20. Muchos eruditos sostienen que la calidad estética del cine disminuyó por varios años hasta que directores, agentes y el personal de la producción adaptaron al nuevo "cine hablado". La calidad visual de las películas silenciosas -especialmente las producidas durante los años 20- era a menudo extremadamente alta. Sin embargo, hay una falsa y muy frecuente idea, de que estas películas eran primitivas y apenas visibles comparadas con los estándares modernos. Esta falsa concepción es debido a que tales películas presentaban errores técnicos (tales como películas que son repetidas a la velocidad incorrecta) y debido a la condición deteriorada de muchas películas mudas (muchas grabaciones existen solamente gracias a las copias de la segunda o aún tercera generación que fueron hechas, debido a que el filme original estaba ya dañado y descuidado).

Subtitulos

Artículo principal: Subtítulos

Dado que el cine mudo no podía servirse de audio sincronizado con la imagen para presentar los diálogos, se añadían subtítulos para aclarar la situación a la audiencia o para mostrar conversaciones importantes.

El escritor de títulos se convirtió en un profesional del cine mudo, a tal grado de que a menudo se encontraba junto a quien escribió la historia discutiendo sobre ésta. Los subtitulos (o títulos, como se les llamaba en aquel entonces), se conviertieron en elementos gráficos por si mismos, ya que ofrecían ilustraciones y decoraciones abstractas que hablaban sobre lo que podíamos ver en pantalla.

Música en vivo y sonido

Las proyecciones de películas mudas normalmente no transcurrían en completo silencio: solían estar acompañadas por música en directo, habitualmente improvisada por un pianista u organista. Ya en los comienzos de la industria cinematográfica se reconocía a la música como parte esencial de cualquier película, para ambientar la acción que transcurría en la pantalla. Los cines de ciudades pequeñas normalmente tenían un pianista para acompañar la proyección; los de ciudades grandes podían tener organistas o incluso orquestas completas, que podían añadir efectos de sonido. Algunos órganos de teatro tales como la famosa Rudolph Wurlitzer Company (conocida en ese entonces como la poderosa Wurlitzer); podía simular algunos sonidos de orquesta junto con un gran número de efectos sonoros. También en ocasiones había un narrador que, con voz en off, relataba los intertítulos o describía lo que iba ocurriendo.

Escena de la película El nacimiento de una nación.

Los diálogos para los "actores mudos" a menudo fueron improvisados. Una vez que las los elementos de las películas mudas fueron triviales, la música fue compilada en los que se llamaba Música de Photoplay, y estaba integrada por el pianista, el organista, el conductor de orquesta o el estudio en sí mismo, que enviaban una "partitura" del sonido acompañando la película. Comenzando con composiciones originales, como la de Joseph Carl Breil para la épica película de David W. Griffith El nacimiento de una nación, se volvió relativamente común para las películas llegar a las salas de exhibición con composiciones originales especialmente creadas para la ocasión.

Debido al tamaño de la producción del cine mudo, ésta empresa se convirtió en la principal fuente de empleo para los músicos (al menos en Estados Unidos. Pero la introducción de "películas habladas", la cual sucedió en el mismo momento que la Gran depresión, fue devastadora para los músicos.

Algunos países idearon otras maneras de ofrecer el sonido a las películas mudas. El cine temprano de Brasil ofreció cantatas de fitas: operetas con los cantantes interpretando detrás de la pantalla. En Japón, las películas tenían no sólo la música en vivo, sino también contaban con un benshi, narrador en vivo que proporcionaba las voces del narrador y los personajes. El benshi se convirtió en un elemento central en las películas japonesas, además proveía la traducción para las películas extranjeras (sobre todo norteamericanas). Su popularidad fue una de las razones por la que los filmes mudos persistieron bien entrados los años 30 en Japón.

Pocas composiciones han sobrevivido de éste periodo, los musicólogos a menudo se encuentran con problemas al tratar de hacer una precisa reconstrucción de las composiciones que quedan. Las composiciones se pueden distinguir en cuatro tipos: reconstrucciones completas de composiciones hechas, compuestas para la ocasión, montadas de bibliotecas de música ya existentes, o improvisadas nuevamente.

Un aspecto crítico en el desarrollo de la composiciones "mudas" es el órgano de teatro, diseñado para llenar un espacio entre un solista simple de piano y una orquesta más grande. Los órganos del teatro tenían una amplia gama de efectos especiales.

El interés en las composiciones de las películas mudas disminuyó en los años 60s y 70s. Desde entonces surgió una tendencia en muchos de los programas de cine de las universidades y en los repertorios de los cines en los que la audiencia experimentó con películas que eran solo un medio visual, sin distracciones de música. Esta creencia se incrementó por la mala calidad de las pistas de música encontradas en muchas películas del momento. Más recientemente, ha habido un renacimiento en el interés de la presentación de las películas mudas, ya sea con recomposiciones de las obras originales, o bien, con composiciones originales adecuadas a la obra. Un hito en este aspecto fue la restauración de 1980 realizada por Francis Ford Coppola, de la película de Abel Gance Napoleón, original de 1927, para la cual el padre de este, Carmine Coppola, compuso un banda sonora original interpretada por la American Symphony Orchestra.

Destacan en el arte de arreglo e interpretación en las películas mudas, los especialista Steven Ball (del teatro de Michigan Ann Arbor), Rosa Rio (organista del Broklin Fox durante la era muda y ahora en el Tampa Theater), Ben Model, Neil Brand, Philiph C. Carli, Jon Mirsalis, Dennis James y Donald Sosin. Carl Davis ha creado nuevas composiciones para las películas de la era muda. Robert Israel a escrito nuevas composiociones para las comedias de Buster Keaton y Harold Lloyd. Además de escribir nuevas composiciones, Timothy Brock ha restaurado muchas de las composiciones de Charlie Chaplin. Existen, además, agrupaciones dedicadas especialmente al acompañamiento de películas mudas, como la Silent Orchestra, la Alloy Orchestra y la Mont Alto Motion Picture Orchestra.

Técnicas de actuación

El cine mudo requería un mayor énfasis en el lenguaje corporal y en la expresión facial, para que la audiencia pudiera comprender mejor lo que un actor estaba representando en la pantalla. Vistas retrospectivamente, algunas películas de la era muda pueden resultar extrañas, ya que puede dar la impresión que los actores sobreactúan de manera exagerada. Debido en parte a esto, las comedias mudas tienden a ser más populares actualmente que los dramas, porque la sobreactuación resulta más natural en una comedia. No obstante, en algunas películas mudas las actuaciones son más sutiles, dependiendo del director y de la habilidad de los actores. La sobreactuación era un hábito que los actores frecuentemente arrastraban de la escena teatral, y los directores más familiarizados con el nuevo medio la desalentaban.

Velocidad de proyección

La mayoría de las películas mudas fueron filmadas en Francia a velocidades más lentas que las películas con sonido (normalmente de 16 a 20 fotogramas por segundo frente a 24), así que a menos que se apliquen técnicas especiales para mostrarlas a sus velocidades originales pueden parecer artificialmente rápidas, lo que remarca su aspecto poco natural. No obstante, algunas películas mudas fueron filmadas a menor velocidad de manera intencionada para así acelerar la acción; esta forma de estilización se hizo preferentemente con las comedias.

En los años previos a la introducción del sonido se filmaron literalmente miles de películas mudas, pero un número considerable de ellas (algunos historiadores estiman que entre el 80 y el 90 por ciento) se han perdido para siempre. Las películas de la primera mitad del Siglo XX se grabaron en rollos de película de nitrato, que era inestable, altamente inflamable, y requería de una conservación cuidadosa para evitar que se descompusiera con el tiempo. La mayoría de estas películas no fueron conservadas; con los años, las grabaciones se convirtieron en polvo. Muchas de ellas fueron recicladas, y un número importante fueron destruidas en incendios. Por este motivo la conservación de películas ha sido una prioridad entre los historiadores de películas.

Varios cineastas han prestado homenaje a las comedias de la era muda, incluyendo a Jacques Tati con su Las vacaciones de M. Hulot (1953), Jerry Lewis con El botones (1960), Mel Brooks que protagonizó La Última Locura (1976), Maurizio Nichetti con Ratataplan (1979), Tricicle con Palace (1995), y Eric Bruno Borgman con The Deserter (2004).

Bibliografía