Diferencia entre revisiones de «Marimán»

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'''Marimán''' (en [[mapudungun]], ''mari'', "diez" y ''man'', [[apócope]] de ''mañke'', "[[Vultur gryphus|cóndor]]", es decir, "diez cóndores"), fue un [[lonco]] o cacique [[mapuche]] que a fines del siglo XIX luchó como [[toqui]]<ref>[http://books.google.cl/books?id=TtTB_tGCUnoC&pg=PA119&dq=%22toki+marim%C3%A1n%22&ei=nPfMSofyH4zIMcPamfwH#v=onepage&q=%22toki%20marim%C3%A1n%22&f=false Autonomía o ciudadanía incompleta: el pueblo mapuche en Chile y Argentina], escrito por Isabel Hernández, funcionaria experta de la [http://es.wikipedia.org/wiki/Comisión_Económica_para_América_Latina_y_el_Caribe CEPAL] dependiente de la [http://es.wikipedia.org/wiki/Organización_de_las_Naciones_Unidas ONU], organismo que publica dicho libro el año 2003.</ref> en la [[guerra de Arauco]], durante la [[ocupación de la Araucanía]] por parte del [[Ejército de Chile]].
'''Marimán''' (en [[mapudungun]], ''mari'', "diez" y ''man'', [[apócope]] de ''mañke'', "[[Vultur gryphus|cóndor]]", es decir, "diez cóndores"), fue un [[lonco]] o cacique [[mapuche]] que a fines del siglo XIX luchó en la [[guerra de Arauco]], durante la [[ocupación de la Araucanía]] por parte del [[Ejército de Chile]].


En la [[Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX]],<ref>[[Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX]], un [http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0008879.pdf libro autobiográfico bilingüe] de [[Pascual Coña]] y escrito por [[Ernesto Wilhelm de Moesbach]].</ref> un libro autobiográfico bilingüe relatado en mapudungun por el anciano mapuche [[Pascual Coña]] y transcrito y traducido por el misionero alemán capuchino [[Ernesto Wilhelm de Moesbach]], en el contexto del último [[malón]] general de [[1881]] (último levantamiento general mapuche, entre el 5 y el 17 de noviembre de 1881) durante la [[ocupación de la Araucanía]] en las postrimerías de la [[guerra de Arauco]], y por otro lado transcurría la [[guerra del Pacífico]], mientras [[Domingo Santa María González]] era presidente de la república, Carlos Castellón era Ministro de Guerra, [[Gregorio Urrutia|Gregorio Urrutia Venegas]] era Comandante en Jefe del Ejército de Ocupación de Arauco y [[Cornelio Saavedra Rodríguez]] era Inspector General del Ejército de Chile, se menciona lo siguiente:
En la [[Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX]],<ref>[[Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX]], un [http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0008879.pdf libro autobiográfico bilingüe] de [[Pascual Coña]] y escrito por [[Ernesto Wilhelm de Moesbach]].</ref> un libro autobiográfico bilingüe relatado en mapudungun por el anciano mapuche [[Pascual Coña]] y transcrito y traducido por el misionero alemán capuchino [[Ernesto Wilhelm de Moesbach]], en el contexto del último [[malón]] general de [[1881]] (último levantamiento general mapuche, entre el 5 y el 17 de noviembre de 1881) durante la [[ocupación de la Araucanía]] en las postrimerías de la [[guerra de Arauco]], y por otro lado transcurría la [[guerra del Pacífico]], mientras [[Domingo Santa María González]] era presidente de la república, Carlos Castellón era Ministro de Guerra, [[Gregorio Urrutia|Gregorio Urrutia Venegas]] era Comandante en Jefe del Ejército de Ocupación de Arauco y [[Cornelio Saavedra Rodríguez]] era Inspector General del Ejército de Chile, se menciona lo siguiente:
*''...De esta manera el aviso de guerra se propagó por todas partes; el mensajero de Colihuinca anduvo con sus cordones de nudos (quipus) de un cacique al otro. Recibieron noticia: [[Marimán]] de Cudihue, Lemunao de Imperial, Huichal de Llihuín, Painemal de Troltrol, Calfuqueu de Villa Almagro, Carmona de Collico, Quilempan de Quechucahuín, Huaiquimán de Runguipulli, Calfupán de Colileufu, Painén de Malalhue y muchos otros caciques más. Pascual Painemilla de Rauquenhue y Pascual Paillalef de Alma no fueron avisados. Estaban a favor de los huincas; por eso se deseaba la muerte de ellos. Todos los que habían llegado a conocer el asunto desligaron cada día un nudo. Llegado el último, llamaron a reuniones todos los caciques principales. Cuando ya se efectuaron las juntas – era en tiempo de hambruna, ya había espigado el trigo – el asunto llegó a los oídos de ciertos chilenos. Entonces fueron cinco hombres a aconsejar a los mapuches en contra del malón. Eran Vicente Jaramillo como jefe, además Blas Morales, Domingo Lagos, Domingo Alonso y el indígena Pascual Trintray. Se dirigían al cacique Colihuinca. Al saber de su llegada el cacique [[Marimán]], que llevaba a cabo su junta, mandó unos mozos para que se los trajeran. De noche, mientras dormían donde Colihuinca, fueron acechados. Todos fueron tomados presos y conducidos en medio de los mapuches reunidos. [[Marimán]] y los suyos se alegraban diciendo: ‘Ya hemos capturado los toros (víctimas), hoy celebraremos el nguillatún’. Según se cuenta fueron atacados estos chilenos y vivos se les sacaron los corazones. Con estos corazones hicieron sus rogativas los mapuches y untaron sus lanzas con la sangre de esos hombres. De tal manera encontraron su muerte los chilenos que intentaron impedir el malón...''
*''...De esta manera el aviso de guerra se propagó por todas partes; el mensajero de Colihuinca anduvo con sus cordones de nudos (quipus) de un cacique al otro. Recibieron noticia: Marimán de Cudihue, Lemunao de Imperial, Huichal de Llihuín, Painemal de Troltrol, Calfuqueu de Villa Almagro, Carmona de Collico, Quilempan de Quechucahuín, Huaiquimán de Runguipulli, Calfupán de Colileufu, Painén de Malalhue y muchos otros caciques más. Pascual Painemilla de Rauquenhue y Pascual Paillalef de Alma no fueron avisados. Estaban a favor de los huincas; por eso se deseaba la muerte de ellos. Todos los que habían llegado a conocer el asunto desligaron cada día un nudo. Llegado el último, llamaron a reuniones todos los caciques principales. Cuando ya se efectuaron las juntas – era en tiempo de hambruna, ya había espigado el trigo – el asunto llegó a los oídos de ciertos chilenos. Entonces fueron cinco hombres a aconsejar a los mapuches en contra del malón. Eran Vicente Jaramillo como jefe, además Blas Morales, Domingo Lagos, Domingo Alonso y el indígena Pascual Trintray. Se dirigían al cacique Colihuinca. Al saber de su llegada el cacique Marimán, que llevaba a cabo su junta, mandó unos mozos para que se los trajeran. De noche, mientras dormían donde Colihuinca, fueron acechados. Todos fueron tomados presos y conducidos en medio de los mapuches reunidos. Marimán y los suyos se alegraban diciendo: ‘Ya hemos capturado los toros (víctimas), hoy celebraremos el nguillatún’. Según se cuenta fueron atacados estos chilenos y vivos se les sacaron los corazones. Con estos corazones hicieron sus rogativas los mapuches y untaron sus lanzas con la sangre de esos hombres. De tal manera encontraron su muerte los chilenos que intentaron impedir el malón...''
*''...Los pobres mapuches ya no poseían ni casas siquiera, se les habían reducido a ceniza todas; ellos quedaron en un estado por demás lamentable. Con eso se terminó el malón. Nosotros volvimos a nuestra patria Rauquenhue sin movernos más, quedamos en completa tranquilidad; ninguna novedad ulterior hubo. Eso sí, oímos que los chilenos de otras regiones no se cansaban en maloquear a los mapuches desgraciados. Como se contaba, se dirigían los caciques Huichal, Colihuinca y Juanito Millahuinca al Gobernador a pedir las paces. Traían sus alforjas llenas de objetos de plata, según se dice. Pero el Gobernador se tomó las prendas de plata e hizo encadenar a los caciques. Unos cuantos días después se los sacó de la cárcel, se los lleva a Boca-Budi donde fueron pasados por las armas. Así lo oí contar y habrá sido efectivo, porque esos caciques eran los más culpables, especialmente Colihuinca que había entregado los cinco chilenos a los que les arrancaron vivos los corazones allí al otro lado de Carahue. [[Marimán]], que había muerto a esos varones, no se rindió; huyó y se mantuvo escondido. Cuando salió más tarde la amnistía para los mapuches, [[Marimán]] estaba incluido también en el indulto. Entonces dejó su escondite, hizo viajes de recreo y se gloriaba de sus relaciones amistosas con las autoridades más que antes. También oí decir que en Nehuentúe, al otro lado del río Cautín, había un chileno de nombre Patricio Rojas. Ese monstruo tomó presos a los mapuches, los encerró en una ruca y la atrancó. Luego prendió fuego a la ruca y exterminó a los indígenas en las llamas. Tal era la marcha del malón en la región costanera. Los desgraciados mapuches fueron de mal en peor. Ellos no habían ocupado muchos bienes de los chilenos, mientras que una parte de los últimos se enriquecieron, gracias a los animales saqueados a los mapuches..''
*''...Los pobres mapuches ya no poseían ni casas siquiera, se les habían reducido a ceniza todas; ellos quedaron en un estado por demás lamentable. Con eso se terminó el malón. Nosotros volvimos a nuestra patria Rauquenhue sin movernos más, quedamos en completa tranquilidad; ninguna novedad ulterior hubo. Eso sí, oímos que los chilenos de otras regiones no se cansaban en maloquear a los mapuches desgraciados. Como se contaba, se dirigían los caciques Huichal, Colihuinca y Juanito Millahuinca al Gobernador a pedir las paces. Traían sus alforjas llenas de objetos de plata, según se dice. Pero el Gobernador se tomó las prendas de plata e hizo encadenar a los caciques. Unos cuantos días después se los sacó de la cárcel, se los lleva a Boca-Budi donde fueron pasados por las armas. Así lo oí contar y habrá sido efectivo, porque esos caciques eran los más culpables, especialmente Colihuinca que había entregado los cinco chilenos a los que les arrancaron vivos los corazones allí al otro lado de Carahue. Marimán, que había muerto a esos varones, no se rindió; huyó y se mantuvo escondido. Cuando salió más tarde la amnistía para los mapuches, Marimán estaba incluido también en el indulto. Entonces dejó su escondite, hizo viajes de recreo y se gloriaba de sus relaciones amistosas con las autoridades más que antes. También oí decir que en Nehuentúe, al otro lado del río Cautín, había un chileno de nombre Patricio Rojas. Ese monstruo tomó presos a los mapuches, los encerró en una ruca y la atrancó. Luego prendió fuego a la ruca y exterminó a los indígenas en las llamas. Tal era la marcha del malón en la región costanera. Los desgraciados mapuches fueron de mal en peor. Ellos no habían ocupado muchos bienes de los chilenos, mientras que una parte de los últimos se enriquecieron, gracias a los animales saqueados a los mapuches..''


Por último, considerar, también, que se menciona a un cacique [[Marimán]], en un hecho acaecido en [[1558]], durante el gobierno de [[García Hurtado de Mendoza]], en los primeros años de de la [[guerra de Arauco]], en el libro ''Crónica del reino de Chile'', escrito por el cronista y capitán español [[Pedro Mariño de Lobera]], parte de la ''Colección de historiadores de Chile y de documentos relativos a la historia nacional''. Se puede deducir del texto de más abajo, que el hecho relatado tiene alguna analogía con el rapto de la bella [[Helena]], esposa del rey [[Menelao]] de Esparta, por el príncipe [[Paris]] de Troya, y que gatilla la mítica [[guerra de Troya]], pues en este caso se menciona que el cacique [[Marimán]] rapta a la hermosa Crea, esposa del cacique Aynaval, y que gatilla una batalla campal entre los mapuches de ambos bandos:
Por último, considerar, también, que se menciona a un cacique Marimán, en un hecho acaecido en [[1558]], durante el gobierno de [[García Hurtado de Mendoza]], en los primeros años de de la [[guerra de Arauco]], en el libro ''Crónica del reino de Chile'', escrito por el cronista y capitán español [[Pedro Mariño de Lobera]], parte de la ''Colección de historiadores de Chile y de documentos relativos a la historia nacional''. Se puede deducir del texto de más abajo, que el hecho relatado tiene alguna analogía con el rapto de la bella [[Helena]], esposa del rey [[Menelao]] de Esparta, por el príncipe [[Paris]] de Troya, y que gatilla la mítica [[guerra de Troya]], pues en este caso se menciona que el cacique Marimán rapta a la hermosa Crea, esposa del cacique Aynaval, y que gatilla una batalla campal entre los mapuches de ambos bandos:
*''...En este tiempo era capitán de Cañete de la frontera Gonzalo Hernández buenos años; el cual tuvo noticia de dos grandes escuadrones que venían de diversas comarcas a juntarse en un lugar, y entendiendo que era su intento coadunarse para dar sobre la ciudad como era costumbre, se alborotó en gran manera y salió luego con ochenta hombres a ponerse en defensa de ella. Mas como entre los indios fuese manifiesto el motivo de aquella gente armada, acudieron muchos de ellos a sosegar al capitán informándole de que aquellas escuadras eran de capitanes encontrados entre sí por haber el cacique [[Marimán]] hurtádole su mujer al cacique Aynabal; y a esta causa salía el ofendido con mano armada a vengarse del adúltero, y él defenderse del agresor con toda la gente de su distrito. Y estándole certificando de esto los indios yanaconas, llegaron mensajeros de los dos capitanes desafiados cada uno por diverso rumbo a rogarle que no saliese de su casa, pues era negocio que ha ellos solos incumbía el mirar por su honor y volver por sus personas. A esto respondió Gonzalo Hernández que viniesen luego ante él los capitanes a representarle sus quejas; donde no que iría sobre ellos a destruirlos. Parecióle ésta buena coyuntura al agraviado para alcanzar justicia; y así obedeció acudiendo sin réplica; y lo mismo hizo el cacique [[Marimán]] creyendo que libraría mejor poniendo su negocio en manos de juez que no era parte en el negocio, que el avenirse con quien tan justamente se tenía por injuriado. I viniendo los dos a la presencia del capitán Gonzalo Hernández fueron reprendidos de él ásperamente, por haber intentado averiguar la causa por sus mismas personas, sin hacer caso del juez, a quien competía desagraviar, y hacer justicia desapasionadamente. Y hecha información sobre el caso mandó traer a la india llamada Crea, que era muy blanca y hermosa de las que andan entre holandas; y en presencia de todos la entregó a su marido Aynaval con intento de proceder en la causa contra el robador [[Marimán]]; el cual dio por excusa solamente la flaqueza de la carne inclinada al mal. Y juntamente suplicó al capitán que le adjudicase la india, pues Aynaval tenía tantas mujeres que no le podría ésta hacer falta alguna. Y para esto ofreció gran parte de su hacienda al indio agraviado rogándole que le vendiese a Crea, pues era de tan poco crédito para con él. A lo cual respondió Aynaval; que no lo creyese, ni esperase tal cosa en los días de su vida aunque le diese el oro de todo el reino. Y como el capitán Gonzalo Hernández puso la india en manos de su marido, los ensangrentó él luego en ella cortándole la cabeza en presencia de todos con tal presteza, que cuando acudieron a quitársela, estaba ya la cabeza quitada de los hombros. Y no es nuevo en el mundo haber disensiones y batallas por mujeres; que la prolongada guerra de la famosísima Troya, y la total destrucción de ella no tuvo otro origen sino una mujer que fue Elena, la cual sacó Páris troyano de casa de su marido Menelao...''
*''...En este tiempo era capitán de Cañete de la frontera Gonzalo Hernández buenos años; el cual tuvo noticia de dos grandes escuadrones que venían de diversas comarcas a juntarse en un lugar, y entendiendo que era su intento coadunarse para dar sobre la ciudad como era costumbre, se alborotó en gran manera y salió luego con ochenta hombres a ponerse en defensa de ella. Mas como entre los indios fuese manifiesto el motivo de aquella gente armada, acudieron muchos de ellos a sosegar al capitán informándole de que aquellas escuadras eran de capitanes encontrados entre sí por haber el cacique Marimán hurtádole su mujer al cacique Aynabal; y a esta causa salía el ofendido con mano armada a vengarse del adúltero, y él defenderse del agresor con toda la gente de su distrito. Y estándole certificando de esto los indios yanaconas, llegaron mensajeros de los dos capitanes desafiados cada uno por diverso rumbo a rogarle que no saliese de su casa, pues era negocio que ha ellos solos incumbía el mirar por su honor y volver por sus personas. A esto respondió Gonzalo Hernández que viniesen luego ante él los capitanes a representarle sus quejas; donde no que iría sobre ellos a destruirlos. Parecióle ésta buena coyuntura al agraviado para alcanzar justicia; y así obedeció acudiendo sin réplica; y lo mismo hizo el cacique Marimán creyendo que libraría mejor poniendo su negocio en manos de juez que no era parte en el negocio, que el avenirse con quien tan justamente se tenía por injuriado. I viniendo los dos a la presencia del capitán Gonzalo Hernández fueron reprendidos de él ásperamente, por haber intentado averiguar la causa por sus mismas personas, sin hacer caso del juez, a quien competía desagraviar, y hacer justicia desapasionadamente. Y hecha información sobre el caso mandó traer a la india llamada Crea, que era muy blanca y hermosa de las que andan entre holandas; y en presencia de todos la entregó a su marido Aynaval con intento de proceder en la causa contra el robador Marimán; el cual dio por excusa solamente la flaqueza de la carne inclinada al mal. Y juntamente suplicó al capitán que le adjudicase la india, pues Aynaval tenía tantas mujeres que no le podría ésta hacer falta alguna. Y para esto ofreció gran parte de su hacienda al indio agraviado rogándole que le vendiese a Crea, pues era de tan poco crédito para con él. A lo cual respondió Aynaval; que no lo creyese, ni esperase tal cosa en los días de su vida aunque le diese el oro de todo el reino. Y como el capitán Gonzalo Hernández puso la india en manos de su marido, los ensangrentó él luego en ella cortándole la cabeza en presencia de todos con tal presteza, que cuando acudieron a quitársela, estaba ya la cabeza quitada de los hombros. Y no es nuevo en el mundo haber disensiones y batallas por mujeres; que la prolongada guerra de la famosísima Troya, y la total destrucción de ella no tuvo otro origen sino una mujer que fue Elena, la cual sacó Páris troyano de casa de su marido Menelao...''


A la [[memoria]] del cacique Marimán se deben los siguientes nombres de lugares y organizaciones de la comuna de [http://www.Negrete.tk Negrete]:
A la memoria del cacique Marimán se deben los siguientes nombres de lugares y organizaciones de la comuna de [http://www.Negrete.tk Negrete]:
*Fundo Marimán
*Fundo Marimán
*Cerro Marimán
*Cerro Marimán

Revisión del 16:25 9 oct 2009

Marimán (en mapudungun, mari, "diez" y man, apócope de mañke, "cóndor", es decir, "diez cóndores"), fue un lonco o cacique mapuche que a fines del siglo XIX luchó en la guerra de Arauco, durante la ocupación de la Araucanía por parte del Ejército de Chile.

En la Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX,[1]​ un libro autobiográfico bilingüe relatado en mapudungun por el anciano mapuche Pascual Coña y transcrito y traducido por el misionero alemán capuchino Ernesto Wilhelm de Moesbach, en el contexto del último malón general de 1881 (último levantamiento general mapuche, entre el 5 y el 17 de noviembre de 1881) durante la ocupación de la Araucanía en las postrimerías de la guerra de Arauco, y por otro lado transcurría la guerra del Pacífico, mientras Domingo Santa María González era presidente de la república, Carlos Castellón era Ministro de Guerra, Gregorio Urrutia Venegas era Comandante en Jefe del Ejército de Ocupación de Arauco y Cornelio Saavedra Rodríguez era Inspector General del Ejército de Chile, se menciona lo siguiente:

  • ...De esta manera el aviso de guerra se propagó por todas partes; el mensajero de Colihuinca anduvo con sus cordones de nudos (quipus) de un cacique al otro. Recibieron noticia: Marimán de Cudihue, Lemunao de Imperial, Huichal de Llihuín, Painemal de Troltrol, Calfuqueu de Villa Almagro, Carmona de Collico, Quilempan de Quechucahuín, Huaiquimán de Runguipulli, Calfupán de Colileufu, Painén de Malalhue y muchos otros caciques más. Pascual Painemilla de Rauquenhue y Pascual Paillalef de Alma no fueron avisados. Estaban a favor de los huincas; por eso se deseaba la muerte de ellos. Todos los que habían llegado a conocer el asunto desligaron cada día un nudo. Llegado el último, llamaron a reuniones todos los caciques principales. Cuando ya se efectuaron las juntas – era en tiempo de hambruna, ya había espigado el trigo – el asunto llegó a los oídos de ciertos chilenos. Entonces fueron cinco hombres a aconsejar a los mapuches en contra del malón. Eran Vicente Jaramillo como jefe, además Blas Morales, Domingo Lagos, Domingo Alonso y el indígena Pascual Trintray. Se dirigían al cacique Colihuinca. Al saber de su llegada el cacique Marimán, que llevaba a cabo su junta, mandó unos mozos para que se los trajeran. De noche, mientras dormían donde Colihuinca, fueron acechados. Todos fueron tomados presos y conducidos en medio de los mapuches reunidos. Marimán y los suyos se alegraban diciendo: ‘Ya hemos capturado los toros (víctimas), hoy celebraremos el nguillatún’. Según se cuenta fueron atacados estos chilenos y vivos se les sacaron los corazones. Con estos corazones hicieron sus rogativas los mapuches y untaron sus lanzas con la sangre de esos hombres. De tal manera encontraron su muerte los chilenos que intentaron impedir el malón...
  • ...Los pobres mapuches ya no poseían ni casas siquiera, se les habían reducido a ceniza todas; ellos quedaron en un estado por demás lamentable. Con eso se terminó el malón. Nosotros volvimos a nuestra patria Rauquenhue sin movernos más, quedamos en completa tranquilidad; ninguna novedad ulterior hubo. Eso sí, oímos que los chilenos de otras regiones no se cansaban en maloquear a los mapuches desgraciados. Como se contaba, se dirigían los caciques Huichal, Colihuinca y Juanito Millahuinca al Gobernador a pedir las paces. Traían sus alforjas llenas de objetos de plata, según se dice. Pero el Gobernador se tomó las prendas de plata e hizo encadenar a los caciques. Unos cuantos días después se los sacó de la cárcel, se los lleva a Boca-Budi donde fueron pasados por las armas. Así lo oí contar y habrá sido efectivo, porque esos caciques eran los más culpables, especialmente Colihuinca que había entregado los cinco chilenos a los que les arrancaron vivos los corazones allí al otro lado de Carahue. Marimán, que había muerto a esos varones, no se rindió; huyó y se mantuvo escondido. Cuando salió más tarde la amnistía para los mapuches, Marimán estaba incluido también en el indulto. Entonces dejó su escondite, hizo viajes de recreo y se gloriaba de sus relaciones amistosas con las autoridades más que antes. También oí decir que en Nehuentúe, al otro lado del río Cautín, había un chileno de nombre Patricio Rojas. Ese monstruo tomó presos a los mapuches, los encerró en una ruca y la atrancó. Luego prendió fuego a la ruca y exterminó a los indígenas en las llamas. Tal era la marcha del malón en la región costanera. Los desgraciados mapuches fueron de mal en peor. Ellos no habían ocupado muchos bienes de los chilenos, mientras que una parte de los últimos se enriquecieron, gracias a los animales saqueados a los mapuches..

Por último, considerar, también, que se menciona a un cacique Marimán, en un hecho acaecido en 1558, durante el gobierno de García Hurtado de Mendoza, en los primeros años de de la guerra de Arauco, en el libro Crónica del reino de Chile, escrito por el cronista y capitán español Pedro Mariño de Lobera, parte de la Colección de historiadores de Chile y de documentos relativos a la historia nacional. Se puede deducir del texto de más abajo, que el hecho relatado tiene alguna analogía con el rapto de la bella Helena, esposa del rey Menelao de Esparta, por el príncipe Paris de Troya, y que gatilla la mítica guerra de Troya, pues en este caso se menciona que el cacique Marimán rapta a la hermosa Crea, esposa del cacique Aynaval, y que gatilla una batalla campal entre los mapuches de ambos bandos:

  • ...En este tiempo era capitán de Cañete de la frontera Gonzalo Hernández buenos años; el cual tuvo noticia de dos grandes escuadrones que venían de diversas comarcas a juntarse en un lugar, y entendiendo que era su intento coadunarse para dar sobre la ciudad como era costumbre, se alborotó en gran manera y salió luego con ochenta hombres a ponerse en defensa de ella. Mas como entre los indios fuese manifiesto el motivo de aquella gente armada, acudieron muchos de ellos a sosegar al capitán informándole de que aquellas escuadras eran de capitanes encontrados entre sí por haber el cacique Marimán hurtádole su mujer al cacique Aynabal; y a esta causa salía el ofendido con mano armada a vengarse del adúltero, y él defenderse del agresor con toda la gente de su distrito. Y estándole certificando de esto los indios yanaconas, llegaron mensajeros de los dos capitanes desafiados cada uno por diverso rumbo a rogarle que no saliese de su casa, pues era negocio que ha ellos solos incumbía el mirar por su honor y volver por sus personas. A esto respondió Gonzalo Hernández que viniesen luego ante él los capitanes a representarle sus quejas; donde no que iría sobre ellos a destruirlos. Parecióle ésta buena coyuntura al agraviado para alcanzar justicia; y así obedeció acudiendo sin réplica; y lo mismo hizo el cacique Marimán creyendo que libraría mejor poniendo su negocio en manos de juez que no era parte en el negocio, que el avenirse con quien tan justamente se tenía por injuriado. I viniendo los dos a la presencia del capitán Gonzalo Hernández fueron reprendidos de él ásperamente, por haber intentado averiguar la causa por sus mismas personas, sin hacer caso del juez, a quien competía desagraviar, y hacer justicia desapasionadamente. Y hecha información sobre el caso mandó traer a la india llamada Crea, que era muy blanca y hermosa de las que andan entre holandas; y en presencia de todos la entregó a su marido Aynaval con intento de proceder en la causa contra el robador Marimán; el cual dio por excusa solamente la flaqueza de la carne inclinada al mal. Y juntamente suplicó al capitán que le adjudicase la india, pues Aynaval tenía tantas mujeres que no le podría ésta hacer falta alguna. Y para esto ofreció gran parte de su hacienda al indio agraviado rogándole que le vendiese a Crea, pues era de tan poco crédito para con él. A lo cual respondió Aynaval; que no lo creyese, ni esperase tal cosa en los días de su vida aunque le diese el oro de todo el reino. Y como el capitán Gonzalo Hernández puso la india en manos de su marido, los ensangrentó él luego en ella cortándole la cabeza en presencia de todos con tal presteza, que cuando acudieron a quitársela, estaba ya la cabeza quitada de los hombros. Y no es nuevo en el mundo haber disensiones y batallas por mujeres; que la prolongada guerra de la famosísima Troya, y la total destrucción de ella no tuvo otro origen sino una mujer que fue Elena, la cual sacó Páris troyano de casa de su marido Menelao...

A la memoria del cacique Marimán se deben los siguientes nombres de lugares y organizaciones de la comuna de Negrete:

  • Fundo Marimán
  • Cerro Marimán
  • Radio Marimán
  • Calle Marimán
  • Población Marimán
  • Junta de Vecinos Marimán.

Véase también

Referencias