Diferencia entre revisiones de «Congreso Constituyente del Perú (1822)»

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El '''Congreso Constituyente del Perú''' de [[1822]] fue la primera institución elegida democráticamente en el [[Perú]]. Luego de la proclamación de la [[independencia del Perú]], en la ex capital del [[virreinato del Perú]], [[Lima]], el [[28 de julio]] de [[1821]], el general [[José de San Martín|José de San Martín y Matorras]], asumió el mando político militar de los departamentos libres del [[Perú]], bajo el título de Protector, a decir del decreto del [[3 de agosto]] de [[1821]].
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== Retiro del Perú del general José de San Martín y Matorras ==
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Apenas instalado el Primer Congreso Constituyente del Perú convirtió en decreto una afirmación de [[Francisco Xavier de Luna Pizarro]] que decía: “''la soberanía reside esencialmente en la Nación y su ejercicio en el Congreso que legítimamente la representa''”. Aceptó la dimisión de José de San Martín y lo colmó de honores y recompensas; entre otros título recibió el de “Fundador de la Libertad del Perú” y la de “Generalísimo de las Armas”, cargo que aceptó pero no ejerció.


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“La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga, es temible a los Estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano. Sin embargo, estaré pronto a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más. En cuanto a mi conducta pública mis compatriotas, como en lo general de las cosas, dividirán sus opiniones: los hijos de estos darán el verdadero fallo. Peruanos, os dejo establecida la representación nacional; si depositáis en ella una entera confianza, cantad el triunfo, si no la anarquía os va a devorar. Que el acierto presida a vuestros destinos; y que estos os colmen de felicidad y paz”.|'''Manifiesto de José de San Martín a la nación peruana'''|#GGC11C}}
“La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga, es temible a los Estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano. Sin embargo, estaré pronto a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más. En cuanto a mi conducta pública mis compatriotas, como en lo general de las cosas, dividirán sus opiniones: los hijos de estos darán el verdadero fallo. Peruanos, os dejo establecida la representación nacional; si depositáis en ella una entera confianza, cantad el triunfo, si no la anarquía os va a devorar. Que el acierto presida a vuestros destinos; y que estos os colmen de felicidad y paz”.|'''Manifiesto de José de San Martín a la nación peruana'''|#GGC11C}}

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Archivo:Congreso 1822.jpg
Instalación del Congreso Constituyente de 1822. Cuadro de Francisco González Gamarra.

El Congreso Constituyente del Perú de 1822 fue la primera institución elegida democráticamente en el Perú. Luego de la proclamación de la independencia del Perú, en la ex capital del virreinato del Perú, Lima, el 28 de julio de 1821, el general José de San Martín y Matorras, asumió el mando político militar de los departamentos libres del Perú, bajo el título de Protector, a decir del decreto del 3 de agosto de 1821.

Retiro del Perú del general José de San Martín y Matorras

Apenas instalado el Primer Congreso Constituyente del Perú convirtió en decreto una afirmación de Francisco Xavier de Luna Pizarro que decía: “la soberanía reside esencialmente en la Nación y su ejercicio en el Congreso que legítimamente la representa”. Aceptó la dimisión de José de San Martín y lo colmó de honores y recompensas; entre otros título recibió el de “Fundador de la Libertad del Perú” y la de “Generalísimo de las Armas”, cargo que aceptó pero no ejerció.

Ese día se retiró a la Magdalena dejando una proclama para los peruanos que decía:

“La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga, es temible a los Estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano. Sin embargo, estaré pronto a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más. En cuanto a mi conducta pública mis compatriotas, como en lo general de las cosas, dividirán sus opiniones: los hijos de estos darán el verdadero fallo. Peruanos, os dejo establecida la representación nacional; si depositáis en ella una entera confianza, cantad el triunfo, si no la anarquía os va a devorar. Que el acierto presida a vuestros destinos; y que estos os colmen de felicidad y paz”.
Manifiesto de José de San Martín a la nación peruana#GGC11C

San Martín luego de entregar la proclama, montó a caballo y se retiró a Ancón; ahí se embarcó a las 02H00 del 22 de setiembre en el bergantín “Belgrano” rumbo a Valparaíso.

Mucho se ha escrito sobre este personaje; historiadores peruanos extremos, lo critican porque no estimuló el sentimiento nacional, poniendo a la cabeza del gobierno a un personaje representativo del país. Los historiadores chilenos lo critican más acremente, porque se ocupó, según ellos, de modelar un Estado peruano cuando, lo que debió hacer fue permanecer como generalísimo de mar y tierra sin fomentar un nacionalismo peligroso. Así las cosas, San Martín optó por una fórmula intermedia, que es lo que fue el Protectorado. En el Perú de esos años, difícilmente podría haber encontrado San Martín un personaje peruano que encarnara a la Nación; a lo sumo como dice Jorge Basadre Grohmann, encontraría un jefe de facción.

Que San Martín tuvo errores es innegable pero éstos se minimizan ante la visión de conjunto. Ideológicamente, el debate sobre sus planes monárquicos se registra en la historia como intenciones no maduradas. San Martín aborrecía tanto la anarquía como el despotismo y creyó sinceramente, que la solución estaba en una monarquía constitucional. En el tema de la monarquía, se equivocó. Pero, en contrapeso, el respeto a la voluntad popular, la convocatoria al Primer Congreso Constituyente, la elección libre de los diputados y las garantías que gozaron para reunirse, inclinan la balanza a su favor.

José de San Martín y Matorras dijo en una oportunidad al marino inglés Basil Hall: “No aspiro a la fama de conquistador del Perú. ¿Qué haría yo en Lima si sus habitantes me fuesen contrarios? No quiero dar un paso más allá de donde vaya la opinión pública. La opinión pública es un nuevo resorte introducido en los asuntos de estos países: los españoles, incapaces de dirigirla, la han comprimido. Ha llegado el día en que va a manifestar su fuerza y su importancia”. Mucho se ha escrito sobre lo que hubiera podido hacer, pero lo concreto, es lo que hizo y las repercusiones que tuvo en el destino de América. 1824 es una consecuencia de 1821, sin desmerecer a Simón Bolívar y prueba de ello es que en 1824, todo el cuerpo de oficiales que actuó en las batallas de Junín y Ayacucho, provenían de los tiempos de San Martín en 1821: José de La Mar, Agustín Gamarra, Andrés de Santa Cruz, Felipe Santiago Salaverry, Ramón Castilla y Marquezado, Manuel Ignacio de Vivanco y algunos argentinos como Suárez y Necochea que vivió y murió en Miraflores[cita requerida]. Luego de la retirada de San Martín, vinieron, a decir de Jorge Basadre Grohmann, el abandono, la calumnia, el olvido; y la bajeza debieron amargar a San Martín y eso queda demostrado cuando años después el 11 de setiembre de 1848, escribió al presidente Ramón Castilla y Marquezado manifestándole lo doloroso que fue para él resolverse a abandonar el Perú sin ver definitivamente afianzada la independencia y verse obligado a guardar silencio absoluto sobre las verdaderas causas que le hicieron tomar tal decisión. De ahí que su dimisión esté rodeada de misterio.

Congreso Constituyente del Perú (1822)

El 4 de noviembre, el Congreso acordó gracias a Lord Thomas Cochrane, colombianos, chilenos, nacionales indígenas y naturales de la selva; otorgó amplia amnistía, incluso a españoles. El único exceptuado fue el ex ministro Bernardo de Monteagudo, que fue proscrito, estableciéndose sanciones para las autoridades que le permitiesen vivir libremente en sus distritos. El 22 de noviembre de 1822, el Congreso dio el golpe de gracia a la ilusión monárquica de San Martín: desautorizó la Comisión de Juan García del Río y de Diego Paroissien, que habían sido enviados a Europa para buscar un rey para el Perú y el 22 de diciembre de ese año, el mismo Congreso sentó las “Bases de la Constitución Política”; entre las muchas reformas introducidas, destaca la abolición del comercio de “negros” (sic, Jorge Basadre Grohmann, “Historia de la República del Perú” (1822-1933), Tomo I). La asamblea se dedicó también a la organización del territorio nacional en departamentos, provincias y distritos.

La crisis se ahonda al ser presentada otra solicitud al Congreso por parte de las milicias cívicas acuarteladas en Bellavista y una tercera encabezada por Mariano Tramarría (Motín de Balconcillo). Ante tal presión, el 27 de febrero de 1823, el Congreso acordó cesar a la Junta Gubernativa y encargar interinamente la máxima magistratura al jefe militar de mayor graduación que era José Bernardo de Tagle. El 28 de febrero, el Congreso ordenó poner en libertad al general José de La Mar y citó al general Andrés de Santa Cruz, quien hizo una exposición oral de la posición de los jefes y terminó diciendo que acataban la orden del Congreso pero que si no se nombraba a José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete como Presidente de la República, él y los jefes militares renunciarían y se irían del país. Ante lo expresado por Santa Cruz, el Congreso nombró a José de la Riva Agüero como Presidente de la República por 39 votos a favor de un total de 60; no se le asignó funciones ni plazos. Previamente José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, fue ascendido al grado de Gran Mariscal.

Lo anterior dividió al Congreso, consideraban algunos diputados que se había ejercido una presión sobre él, que era inadmisible y muchos de ellos no volvieron a sesionar. El Presidente del Congreso, Francisco Xavier de Luna Pizarro, se expatrió en señal de protesta. Desde ese momento comenzaron a coexistir dos grandes facciones: la realista o española y la separatista o patriota. La separatista o patriota que estaba dividida inicialmente, en republicanos y monarquistas, al ser desechada esta última, se dividió en liberales parlamentarios y en caudillistas.

En el plano internacional, estaba en curso la lucha por la independencia en la Gran Colombia (actuales territorios de Colombia, Venezuela y parte de Ecuador), a cargo del Libertador del Norte Simón Bolívar y Palacios. Durante la Entrevista de Guayaquil, el general Simón Bolívar ofreció al general José de San Martín, ayuda militar al Perú, la que se concretizó en julio de 1822, al mando de Juan Paz del Castillo cuando aún estaba en funciones la Junta Gubernativa presidida por José de La Mar. En septiembre de ese año, Bolívar vuelve a ofrecer otros 4.000 soldados más, pero la Junta Gubernativa, sólo aceptó la recepción de 4.000 fusiles. Las relaciones con la Gran Colombia, estaban en su punto más crítico debido a la anexión de Guayaquil a la Gran Colombia. Sumado a lo anterior, se encontraban las instrucciones que había recibido Juan Paz del Castillo, de no comprometer a sus fuerzas sólo en caso de que el éxito estuviera garantizado y sólo en el norte del Perú. Pronto entró en conflicto con los intereses del Perú y el colombiano regresó a su país en enero de 1823.

Presidentes

Bibliografía

  • Basadre Grohmann, Jorge (?). Historia de la República del Perú. Lima: Diario La República. Octava edición ISBN 9972-205-62-2. 
  • Arístides Herrera Cuntti (1983, 1984, 2000, 2006). Apuntes históricos de una gran ciudad. Lima; AHC Ediciones Perú (RUC N° 10078391575). ISBN 9972-2908-0-8 (ISBN-13: ISBN 978-9972-2908-0-0) Bookland EAN-13: EAN 9789972290800. Depósito Legal N° 2006-10131. 

Véase también

Enlaces externos