Diferencia entre revisiones de «Eunectes murinus»

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La cabeza es estrecha, y no presenta un cuello marcado. Las [[narina]]s y los [[ojo]]s están en una posición elevada, facilitando así la respiración y la percepción durante los largos períodos que la anaconda pasa sumergida. Los receptores olfativos se encuentran en la [[lengua (anatomía)|lengua]], como en todas las serpientes. El cuerpo es ancho y musculoso, adaptado a la forma de presa de la serpiente, que mata a sus presas por constricción.


En la región caudal, la zona de la [[cloaca (biología)|cloaca]] es la única no cubierta por [[escama]]s de todo el cuerpo. En las inmediaciones de ésta la anaconda presenta espolones, los restos de las extremidades locomotoras atrofiadas.argunos egemplares an llegado a medir 10 metros
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== Hábitat y comportamiento ==
== Hábitat y comportamiento ==

Revisión del 18:32 28 abr 2009

 
Anaconda verde

E. murinus
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Sauropsida
Orden: Squamata
Familia: Boidae
Género: Eunectes
Wagler, 1830
Especie: E. murinus
Linnaeus, 1758
Subespecies
Sinonimia
  • Boa gigas Latreille 1802
  • Boa murina L. 1758
  • Boa scytale L. 1758
  • Eunectes barbouri Dunn 1936[1]

La anaconda verde o común (Eunectes murinus) es una serpiente constrictora de la familia de las boas. Es quizá la mayor serpiente conocida; las hembras, normalmente más grandes que los machos, alcanzan un promedio de entre 5 a 6 metros de largo y un peso de 45 a 80 kg, mientras que los machos alcanzan una longitud de 2 metros y medio, la mayor anaconda que se ha registrado oficialmente medía 9 metros de largo y pesaba 140 kg, este es el máximo tamaño para una anaconda y el límite de los especímenes más grandes, sin embargo se ha mencionado la existencia de hembras de hasta 12 metros de longitud y 250 kg de peso, con una diámetro de hasta 40cm, pero son reportes vagos y que se sugieren tratarse con precaución. Los machos son significativamente menores, en el caso más marcado de dimorfismo sexual entre los Squamata. Este tamaño es más sorprendente en vista de la escasa longevidad del animal, que rara vez supera los 15 años, aunque se documentan casos de hasta 50 años. Está entre los 10 animales más poderosos del mundo según los zoólogos.

No obstante la mayoría de los hallazgos de grandes anacondas no han sido científicamente verificados, por lo que permanece en duda cuánto pueden crecer realmente estas serpientes. En numerosos estudios científicos de campo raramente se han medido ejemplares de más de 5.5 m .


La anaconda verde es endémica de Sudamérica; habita las cuencas del río Amazonas y del Orinoco, además de otros enclaves en Brasil, Bolivia, Colombia, Guyana, Perú, Paraguay, Venezuela y la isla Trinidad.

Características

E. murinus es de color verde oscuro, con marcas ovales de color negro y ocre a los flancos. El vientre es más claro, y en la parte final de la cola muestra diseños en amarillo y negro que son únicos para cada ejemplar. El hocico está cubierto por seis escamas engrosadas, tres a cada lado, que constituyen el rasgo más distintivo que separa a las especies de Eunectes de las estrechamente relacionadas Boa.

La cabeza es estrecha, y no presenta un cuello marcado. Las narinas y los ojos están en una posición elevada, facilitando así la respiración y la percepción durante los largos períodos que la anaconda pasa sumergida. Los receptores olfativos se encuentran en la lengua, como en todas las serpientes. El cuerpo es ancho y musculoso, adaptado a la forma de presa de la serpiente, que mata a sus presas por constricción.

En la región caudal, la zona de la cloaca es la única no cubierta por escamas de todo el cuerpo. En las inmediaciones de ésta la anaconda presenta espolones, los restos de las extremidades locomotoras atrofiadas.

Hábitat y comportamiento

La anaconda se siente a gusto tanto en los árboles como en el agua; prefiere y los estanques de aguas quietas a las corrientes rápidas, por lo que es raro encontrarla a gran altura. Pasa la mayor parte del tiempo sumergida, acechando a su presa; la posición de las narinas le permite sumergir casi todo el cuerpo a modo de cripsis, y su poderosa musculatura la hace una rápida nadadora.

Caza por lo general animales que se acercan a beber, sujetándolos con sus mandíbulas y aferrándose a ellos para enroscarse alrededor de su cuerpo y sofocarlos, ya que atacan extremadamente rápido por lo que en algo más de 10 segundos ya han sometido a su presa. Si encuentra la oportunidad de cazar en tierra, normalmente se descuelga desde una rama para sorprender a su víctima. Contra la creencia habitual, la constricción no mata por lo general directamente a la víctima, sino que le impide respirar, presionando el tórax para imposibilitar la inhalación, y lo logran por la inmenza fuerza de su cuerpo, se enroscan a su presa y formando anillos con su cuerpo ejerciendo una tremenda presión que termina sofocando a su presa. Así lo muestra un estudio con una anaconda de 5.8 m y 40 kg, que empleando un medidor de presión en su alimento (un pato grande) se comprobó que ejercen una presión de 6.5 kg por centímetro cuadrado, casi 4,000 kg en total, opacando las estimaciones que se daban de unos 900 kg, por lo que es la presión más grande que se tiene conocimiento de la cual puede ejercer una animal.

La anaconda no necesita triturar su presa, puesto que su mandíbula —como en todas las serpientes— se desencaja, permitiéndole tragar el alimento entero y utiliza su fila de dientes interior, las serpientes tienen cuatro filas de dientes, una ordinaria y otra en el paladar, para ir avanzando sobre su alimento e irla introduciendo en su garganta. La digestión de una presa grande puede demorar varias semanas, durante las cuales la serpiente se encuentra casi inactiva y dormita en una rama lo suficientemente fuerte para soportar su peso o a la vera del agua.

La anaconda es capaz de consumir presas de gran tamaño; el carpincho es una de sus víctimas predilectas, así como ejemplares jóvenes de tapir, pecarí, ciervo, y aún caimanes en caso de necesidad, e incluso se sabe que han devorado jaguares y cocodrilos. Se alimenta también de huevos, aves, diversos roedores y otros reptiles menores.

Últimamente, se ha visto anacondas caníbales, devorándose a los de su propia especie. La mayoría de las especies que son vistas son hembras devorándose machos pequeños[1], posiblemente, para supervivencia durante la temporada seca, donde es difícil capturar una sustanciosa presa.

Reproducción

El apareamiento de la anaconda se produce entre abril y mayo; las hembras atraen a los machos mediante una señal olfativa, y estos se congregan a lo largo de varias semanas en torno a esta. En la última fase del cortejo, hasta una docena de machos se enrosca en torno a la hembra, luchando por acceder a la cloaca de esta, formando una bola característica; pueden permanecer enroscados de este modo hasta 15 días, muchas veces en aguas poco profundas, hasta que la hembra —más grande y más fuerte— escoge al vencedor.

Durante el coito propiamente dicho, los espolones del macho estimulan la región caudal de la hembra; ambas cloacas entran en contacto, y las colas se enroscan mientras se producen la inseminación.

La anaconda es ovovivípara; la gestación, que dura unos seis meses, se produce en el interior del cuerpo de la hembra. Al cabo de ésta, la hembra pare.

Conservación

La anaconda no tiene particular valor comercial —aunque su piel se usa ocasionalmente en marroquinería; la principal amenaza para su conservación es la destrucción de su hábitat, así como la caza por parte de lugareños que la consideran un riesgo para el ganado doméstico y los niños, sin tener en cuenta el papel que juega en el control de las plagas de roedores.

Referencias

  1. Sinónimos en Catalogue of life

Enlaces externos