Disfonía espasmódica

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Especialidad Neurología
Síntomas Quiebres en la voz que hacen difícil de entender a la persona que está hablando[1]
Complicaciones Depresión, ansiedad[2]
Inicio habitual Entre los 30 y los 50 años[1]
Duración A largo plazo[1]
Tipos Aductor, abductor, mixta[1]
Causas Desconocidas[1]
Diagnóstico Examen por un equipo de salud[1]
Diagnóstico diferencial Tartamudeo, disfonía por tensión muscular[2]
Tratamiento Una inyección de toxina botulínica en los músculos afectados, terapia vocal, consejería, instrumentos de amplificación[1]
Frecuencia 2 por cada 100,000[1]
Sinónimos
Distonía laríngea

La disfonía espasmódica, también conocida como distonía laríngea, es un trastorno en el que los músculos que generan la voz entran en períodos de espasmo.[1][2]​" Esto da como resultado pausas o interrupciones en la voz, a menudo cada pocas oraciones, lo que puede hacer que una persona sea difícil de entender.[1]​ La voz de la persona también puede sonar forzada o incluso es posible que casi no pueda hablar[2]​. El inicio frecuentemente es gradual y la condición dura toda la vida.[1]

Causas y diagnóstico[editar]

Se desconoce la causa.[1]​ Entre los factores de riesgo se puede considerar a los antecedentes familiares.[1]​ Entre los desencadenantes se pueden incluir infecciónes de las vías respiratorias superiores, lesiones en la laringe, uso excesivo de la voz y estrés psicológico.[1]​ Se cree que el mecanismo subyacente involucra al sistema nervioso central, específicamente a los ganglios basales.[1]​ Por lo general, se llega al diagnóstico luego de una serie de exámenes realizados por un grupo de profesionales de la salud de diferentes áreas.[1]​ Se clasifica como uno de los tipos de distonía focal.[3]​ Otra de las causas, suele ser la utilización de psicofármacos del tipo antipsicóticos, como el Haloperidol, la Risperidona, o la Olanzapina, por citar algunos ejemplos. Pero en general, cualquier antipsicótico puede aumentar el riesgo de producir una distonía laríngea.

Tratamiento[editar]

Si bien no existe una cura, el tratamiento puede mejorar los síntomas.[1]​ Uno de los posibles tratamientos implica inyectar toxina botulínica en los músculos afectados de la laringe.[1]​ Este tratamiento por lo general lleva a una mejora que dura varios meses[1]​. Otras medidas incluyen terapia de voz, asesoramiento y dispositivos de amplificación.[1]​ Si ninguno de estos tratamientos resulta efectivo, se puede considerar la cirugía; aunque, la evidencia para apoyar la cirugía es limitada.[1]​ En el caso del paciente que esté realizando un tratamiento con antipsicóticos, el tratamiento será la reducción de su dosis, la suspensión del psicofármaco, o la rotación por alguno otro que tenga menos posibilidades de provocar esta patología, como la Quetiapina o la Clozapina.

Epidemiología y pronóstico[editar]

El trastorno afecta a aproximadamente 2 de cada 100.000 personas.[1]​ Siendo más frecuente en el sexo femenino[1]​. El inicio ocurre típicamente entre las edades de 30 y 50 años.[1]​ La gravedad es variable entre las personas.[2]​ En algunos casos, el trabajo y la vida social se ven afectados.[2]La esperanza de vida, sin embargo, es normal.[4]

Referencias[editar]

  1. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t u v w «Spasmodic Dysphonia». NIDCD (en inglés). 6 de marzo de 2017. Archivado desde el original el 4 de julio de 2017. Consultado el 16 de julio de 2017. 
  2. a b c d e f «Laryngeal Dystonia». NORD (National Organization for Rare Disorders). 2017. Archivado desde el original el 16 de noviembre de 2016. Consultado el 16 de julio de 2017. 
  3. Murry, T (noviembre 2014). «Spasmodic dysphonia: let's look at that again.». Journal of Voice 28 (6): 694-9. PMID 24972536. doi:10.1016/j.jvoice.2014.03.007. 
  4. Albert, Martin L.; Knoefel, Janice E. (1994). Clinical Neurology of Aging (en inglés). Oxford University Press. p. 512. ISBN 9780195071672. Consultado el 14 de septiembre de 2017. 

Enlaces externos[editar]