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Derechos humanos en Irán

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La Unión Europea y varias asociaciones no gubernamentales de defensa de los derechos humanos, como Amnesty International y Human Rights Watch, denuncian una situación catastrófica sobre el respeto de esos derechos en Irán. Muchos hechos atestan el no respeto de los derechos civiles, de la libertad de expresión y del derecho de los trabajadores por parte del gobierno iraní. La prensa relata que siguen produciéndose graves violaciones de los derechos humanos como un elevado número de ejecuciones, lapidaciones, actos de tortura y persecución de las minorías étnicas y religiosas. Según Naciones Unidas más de 600 personas fueron ejecutadas en Irán solamente durante el año 2011 sin un proceso judicial debido en Irán.[1][2][3]

Prácticas de las autoridades del país

Derechos de la mujer

Gran parte de las violaciones a los derechos humanos están relacionadas con la cuestión de Género. La ley iraní da menos derechos a las mujeres que a los hombres, y les asigna menor valor.[4]

  • Según el código penal el valor de la vida de una mujer es la mitad del de la de un hombre ("por ejemplo, si un automóvil atropella a un hombre y a una mujer en la calle, la compensación en dinero a la familia de la mujer será la mitad que la que recibirá la familia del hombre")[5]
  • El testimonio de un testigo hombre equivale al de dos mujeres.[6][4][7]
  • Una mujer necesita el permiso de su esposo para trabajar fuera de la casa o para dejar el país.[4]
  • En la ley de herencia iraní, en varias oportunidades a la mujer le corresponde la mitad de lo que le correspondería si fuese hombre.[8]

Derechos de la diversidad sexual

La sodomía es un crimen por lo que ambos participantes en esa relación pueden ser castigados con la pena de muerte, si las personas castigadas son adultos (mayores de 15), y sanos de mente como para poder consentirlo, el método de ejecución queda en manos del juez de la Shari'a. Un menor de edad (menos de 15 años) que consiente en una relación de sodomía, es sentenciado a 74 latigazos. (Artículos 108 a 113) La sodomía es probada si una persona confiesa cuatro veces haber cometido sodomía o por el testimonio de cuatro hombres heterosexuales. Testimonios de mujeres solteras o acompañadas por un hombre, no prueban sodomía. (Artículos 114 a 119). El "Tafhiz" (roce entre los muslos o nalgas) cometido por dos hombres es castigado con 100 latigazos. En la cuarta ocasión, el castigo es la pena de muerte. (Artículos 121 y 122). Si dos hombres "están juntos y desnudos bajo una manta sin ninguna necesidad", ambos son castigados con más de 99 latigazos; si un hombre "besa con deseo o lujuria a otro" el castigo es 60 latigazos. (Artículos 123 y 124). Si la sodomía o los crímenes mencionados anteriormente son probados por confesión, y esa persona denota arrepentimiento, el juez de la Shari'a debería otorgarle el perdón. Si una persona ha cometido los crímenes menores de sodomía y se arrepiente antes de que testigos declaren contra él, el castigo queda anulado. (Artículos 125 y 126).

De acuerdo a la Fundación Boroumand, ha habido 107 ejecuciones relacionadas con delitos de homosexualidad entre 1979 y 1990 Según Amnistía Internacional, al menos 5 personas convictas por "tendencias homosexuales", tres hombres y dos mujeres, fueron ejecutados en enero de 1990, como resultado de la política del gobierno iraní que llama a denunciar y ejecutar a todos aquellos que practiquen actos de homosexualidad. En abril de 1992, el Dr. Ali Mozafarian, líder musulmán sunní en la provincia de Fars (sur de Irán), fue ejecutado en Shiraz luego de ser convicto con cargos de espionaje, adulterio y sodomía.

Libertad religiosa

Persecución a los bahá'ís

Desde su llegada al poder en 1979, el gobierno de Irán, encabezado por el clero islámico, ha perseguido sistemáticamente a los bahá’ís de Irán valiéndose de ejecuciones, encarcelamientos, tortura y una amplia gama de medidas destinadas a empobrecer y desalojar a la minoría religiosa más amplia del país.

Entre 1978 y 1998, más de 200 bahá’ís fueron ejecutados por el gobierno iraní. Cientos de bahá’ís fueron encarcelados, torturados, y decenas de miles se vieron privados de sus puestos de trabajo, pensiones, negocios y oportunidades educativas.

Ante las intensas presiones internacionales, y en gran parte gracias a una serie de resoluciones en materia de derechos humanos adoptadas por Naciones Unidas, el gobierno iraní detuvo las ejecuciones y redujo en gran medida el número de bahá’ís detenidos en prisión.

Aunque las autoridades iraníes limitaron las formas más visibles de violencia directamente dirigida contra los miembros de la comunidad bahá’í, no obstante ha proseguido con su campaña de persecución, si bien por vías que claramente procuran eludir la vigilancia de los organismos internacionales de derechos humanos.

A comienzos de los años 80, el gobierno prohibió el acceso de los jóvenes bahá’ís a las universidades y facultades universitarias. A comienzos de 2004, sin embargo, en lo que parecía ser una respuesta a la condena internacional por tales medidas, el gobierno prometió públicamente cambiar de política, indicando que en el otoño de ese mismo año permitiría que los estudiantes bahá’ís se matriculasen en la universidad. Con arreglo a ello, cerca de 1.000 jóvenes bahá’ís se presentaron a los exámenes de ingreso a la universidad.

La estrategia a largo plazo del gobierno, consistente en destruir a la comunidad bahá’í sin llamar excesivamente la atención internacional, quedó cruelmente subrayada en un memorándum secreto de 1991 en el que se establecía la política que habría de regir con relación a la "cuestión bahá’í". Redactado por el Consejo Revolucionario Supremo de la Cultura y firmado por el Guía Supremo Alí Jamenei, el documento instaba la aplicación de una serie de trabas al acceso de los bahá’ís a la educación y medios de vida, las cuales constituían nada menos que un plan maestro para la estrangulación de la comunidad bahá’í. De forma significativa, establecía inequívocamente cuál había de ser el objetivo general de las autoridades: asegurar que el "progreso y desarrollo" de la comunidad bahá’í" sea atajado".

La reciente destrucción de los lugares sagrados y la denegación del derecho a la educación de los jóvenes bahá’ís, así como las continuas medidas destinadas a acosar a los bahá’ís y privarles de sus propiedades y medios de vida legítimos, indican que el plan secreto del gobierno todavía sigue en pleno vigor. Evidencias todas ellas que contradicen rotundamente las protestas a menudo reiteradas por el Gobierno en el sentido de que no hay campaña de persecución contra los bahá’ís.

El hecho es que los bahá’ís de Irán continúan viviendo en un estado precario. Se les niega el derecho a practicar su fe libremente, un derecho garantizado bajo los instrumentos internacionales, tales como la Carta Internacional de Derechos Humanos, de la que Irán es signataria. Las instituciones administrativas de su Fe se han visto desmanteladas por decreto. Los bahá’ís viven cada día conscientes de que las autoridades procuran frenar su desarrollo como comunidad, sabedores de que incluso las más nimias infracciones pueden acarrearles la privación de sus medios de vida, la cárcel o incluso peores destinos.

La comunidad bahá’í de Irán no supone ninguna amenaza para las autoridades iraníes. Los principios de la Fe bahá’í exigen que sus seguidores eviten participar en política de partidos, actividades subversivas o cualesquiera formas de violencia. La comunidad ha evitado cuidadosamente alinearse de ningún modo con cualquiera de los gobiernos, ideologías o movimientos de oposición del país.

Al tiempo que defienden su derecho a rendir culto y practicar su religión libremente, tal como contempla el derecho internacional, los bahá’ís sólo aspiran a ser personas pacíficas, cumplidoras de la ley y agentes productivos para el avance de la sociedad iraní.

Referencias

  1. «Informan de violaciones de los derechos humanos en Irán». Naciones Unidas. Consultado el 8 de febrero de 2013. 
  2. http://www.iranrights.org/english/memorial-search.php?do_search=Search&charges=1778515990&pagenum=0
  3. 7. http://www.iranrights.org/english/memorial-case-12694.php
  4. a b c Human Rights in Iran 2007 MEHR.org p.4,5
  5. Ebadi, Shirin, Iran Awakening : A Memoir of Revolution and Hope, por Shirin Ebadi con Azadeh Moaveni, Random House, 2006, p.117
  6. [1] Código Penal Isĺamico de Irán, artículo 300
  7. Women act against repression and intimidation in Iran, 28 February 2008
  8. (en francés) Reporte de enviado especial de la ONU, editado por Human Rights Internet, 2001.

Véase también

Enlaces externos