Casa Grande de San Francisco (Sevilla)

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Grabado realizado por Pedro Tortorello en 1738 que muestra la Casa Consistorial hispalense desde la Plaza San Francisco. Al fondo se observa un remonte que pertenece al antiguo Convento de la Casa Grande de San Francisco, sito en la actual Plaza Nueva y anejo al consistorio. Por el arco situado en la parte izquierda del grabado se accedía a un atrio del convento

El convento Casa Grande de San Francisco de Sevilla era un convento franciscano, derruido parcialmente en el siglo XIX, que ocupaba el entorno de la actual Plaza Nueva de Sevilla.

Historia

El convento Casa Grande de San Francisco de Sevilla se funda muy poco después de que el rey Fernando III El Santo reconquistara en 1248 la ciudad a los musulmanes, probablemente en el año 1268, siendo por tanto uno de los más antiguos de la urbe.

Estaba situado sobre la actual Plaza Nueva, plaza que se creó seis siglos después sobre parte de su superficie, una vez que el convento fue demolido. Pero la superficie del convento era bastante superior a los límites de la Plaza Nueva, ya que abarcaba espacios hoy ocupados por la plaza de San Francisco, calle Albareda, calle Carlos Cañal, calle Zaragoza y calle Joaquín Guichot, como mínimo.

Este enorme convento contaba en su interior con una importante serie de dependencias que los franciscanos habían ido levantando con el paso del tiempo. Se sabe que disponía de una Iglesia de grandes dimensiones, Claustro Grande y Claustro Chico; patios con sus jardines correspondientes, sala capitular, biblioteca, noviciado, cocinas, cuadras, pajares, enfermerías, patio de boticas, huerta donde se cultivaban plantas para la elaboración de medicinas, cementerio, hospedería de indias y el hospital de San José de la Venerable Orden Tercera, así como una serie de capillas de hermandades y asociaciones que se ubicaban alrededor de los claustros y también en la portería.

Sorprendentemente no existe mucha documentación gráfica sobre este convento de tanta importancia en la historia y el urbanismo de la ciudad de Sevilla, pues apenas se cuenta con algunos simples dibujos y una fotografía de mitad del siglo XIX en la cual se ve parte de él en el momento en que era demolido, allá en el año 1840. Por ello es de enorme interés el plano que, con estos y otros datos, la profesora María José del Castillo Utrilla ha confeccionado sobre el convento en su obra El convento de San Francisco, Casa Grande de Sevilla, un documento que sirve para conocer cómo pudo ser este importante espacio conventual.

A lo largo del tiempo el convento fue objeto de distintas calamidades, algunas documentadas correspondientes a los siglos XVI, XVII y XVIII, tales como riadas e incendios. No obstante, la peor parte llegó a lo largo del siglo XIX, pues ya a principios de siglo, en 1810 las tropas francesas entraron en él y lo incendiaron. Años más tarde, en 1835, con la desamortización de Mendizábal el convento fue exclaustrado, siendo finalmente demolido en 1840 pese a la oposición de parte del pueblo de Sevilla que pretendió evitar su derribo. Lamentablemente, gran parte de su patrimonio se perdió, si bien otra se encuentra localizado, aunque repartido.

Obra conservada

En la actualidad varios son los elementos que se conservan de aquél gran convento, que contaba con un amplio atrio o compás de entrada abierto a la actual avenida de la Constitución. Precisamente a este atrio se abría el arco principal de acceso desde la plaza de San Francisco, que el actual arquillo del Ayuntamiento, obra realizada por Diego de Riaño en 1527 que conserva aún los escudos franciscanos tallados en la piedra.

Otro elemento arquitectónico de aquél convento es la actual capilla de San Onofre, a la que también se accedía a través del atrio. Fundada en 1520 por la Hermandad de las Ánimas de San Onofre, tenía como finalidad principal la de celebrar misas por las ánimas del purgatorio.

En cuanto a elementos escultóricos, existen dos piezas de incalculable valor muy cerca de su emplazamiento original, en la iglesia del Sagrario de la catedral. Una de ellas es el magnífico gran relieve de «La Piedad» que en 1666 realizara Pedro Roldán para el retablo de la capilla de los Vizcaínos, que hoy preside su Altar Mayor; y la otra es el púlpito de mármoles de colores con figuras en relieve, obra realizada en la localidad de Estepa en 1630, y que se encuentra próximo a él, junto al muro del Evangelio.

También se conserva en la ciudad la imagen de la Inmaculada conocida con el sobrenombre de “La Sevillana”, que presidía el altar mayor de la iglesia del convento, y que en la actualidad preside el retablo mayor de la Iglesia de San Buenaventura.

Además, obras de algunos de los más importantes artistas sevillanos se contrataron para este convento, como los trece lienzos pintados por Murillo para su Claustro Chico y su célebre Inmaculada La Colosal, obras de Francisco Herrera el Viejo, Juan Martínez Montañés, Francisco de Ocampo, Felipe de Ribas, o Pedro Roldán, entre otros.

Hermandades y cofradías

La iglesia del convento era de una sola nave, con planta de cruz latina, y se ubicaba ocupando su cabecera parte del actual Ayuntamiento. A ambos lados de la nave se levantaban capillas adosadas, y tanto en ellas como en las que se encontraban alrededor de los claustros y la portería, tenían su sede distintas hermandades sevillanas, hoy la mayoría de ellas desaparecidas. Se cree que durante los casi seis siglos de existencia de este convento pasaron por aquí unas 40, entre hermandades y asociaciones religiosas.

Referencias

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